Capítulo 71: “Lluvia”
Caminé hasta el subterráneo de la torre F y abrí la familiar puerta metálica. Encendí la luz sabiendo que el único que estaba en el interior era Grey, porque bueno...la pobre Lucy no contaba en estos momentos. Me acerqué a su cristal y observé a la rubia unos instantes. Anoté mentalmente decirle a Wolfang que le quitara esos aparatos de los ojos.
- Pronto saldrás de aquí, linda- acaricié el vidrio de su recipiente sabiendo que en algún lugar de su inconsciente me estaba escuchando. Nosotros siempre estamos escuchando.
Tomé una silla y la arrastré ruidosamente hasta dejarla frente al contenedor de Grey. Me senté y saqué de mi bolsillo aquel encendedor que le había quitado. Levanté la tapa y lo cerré repetidas veces, sabiendo que en algún momento lo haría despertar.
Sus párpados comenzaron a moverse con notable molestia. Abrió los ojos y por su rostro pude notar que se llevó una gran decepción al darse cuenta de que su plan de escape había fracasado por completo.
Se quedó mirando fijo el encendedor que tenía en la mano.
- ¿Qué haces aquí, Allen?- preguntó y su voz escapó débil y apagada.
- Revisé uno de los primeros exámenes que te hicieron cuando llegaste acá...de no ser por tu enfermedad tus pulmones estarían completamente negros-
- ¿Qué es lo que quieres?- gruñó. Parecía malhumorado - ¿Vienes a reírte de mí? Cuando salga de aquí voy a...- golpeó el recipiente con los puños y sus manos quedaron pegadas a él, bajo el agua.
Guardé el encendedor en mi bolsillo, me puse de pie, caminé hasta él y posé mis manos al otro lado del vidrio, justo en el lugar donde él las tenía y noté lo mucho que se parecían en forma y tamaño. Acerqué mi frente y la apoyé contra el cristal, él hizo lo mismo desde el otro lado.
- Voy a matarte cuando salga de aquí-
- Nunca vas a salir de aquí-
Soltó un grito de frustración y volvió a golpear el cristal, esta vez mucho más fuerte. Sentí como cada partícula del casi indestructible material vibró y se reacomodó para no quebrarse. Sonreí y me quedé ahí.
- ¿¡Cuál es tu maldito problema!?- gritó enfurecido sobre mi rostro, solo la barrera de vidrio nos separaba. Estaba tan cerca...
- ¡Aiden confiaba en ti! ¡Creía que eras su amigo!-
- No malentiendas la situación, mi problema no es con Aiden-
- ¿¡Entonces por qué lo haces!?-
¿Qué clase de pregunta estúpida era esa?
Me hirvió la sangre.
- ¿¡Por qué!?- grité y esta vez fui yo quién golpeó el cristal, haciendo que se sobresaltara y se moviera hacia atrás como un gato asustado, pero no tardó en volver a su posición anterior. Sus ojos negros se clavaron furiosos sobre los míos. Me alejé del recipiente para buscar algo en mi chaqueta, saqué una fotografía y la planté frente al vidrio para que la viera.
Disfruté como su rostro se descolocaba.
- ¿Qué...qué es eso?-
- Eres tú, a punto de entrar al cine, con esa chiquilla...Cassie ¿acaso no la recuerdas?-
- ¡Claro que la recuerdo!- su voz se quebró y sus ojos se aguaron - ¿¡Pero por qué demonios tienes una foto mía junto a ella cuando teníamos catorce años!?-
- ¿¡Acaso no lo ves!?- grité sobre el cristal - ¡Te han estado vigilando todo este tiempo! ¡ELLOS ha seguido todos tus malditos pasos!- su rostro empalideció y sus cejas se elevaron en una mueca de angustia y miedo.
«Si...dame más de esa expresión aterrorizada»
- ¿Qué...qué estás diciendo?-
Me mordí el labio inferior y contuve una sonrisa.
- A veces las cosas pasan y la gente estúpida no se da cuenta de nada ¿no crees?- me alejé del cristal y empecé a caminar dentro de la habitación mientras comenzaba mi monólogo, ese que había estado guardando desde hace tiempo y que moría de ganas por escupírselo en la cara.
Cambié de opinión, volví al cristal y posé mi frente y mis manos contra él, a pesar de que me temblaban. Quería verle a los ojos cuando le contara la verdad.
- Hace mucho tiempo...- comencé – Tres hermanos fueron tomados desde un orfanato para ser cuidados por cierta organización y ser usados como ratas de laboratorio...¿Sabes de quiénes estoy hablando?
- No...No tengo idea- titubeó.
- ¿Quieres saber sus nombres?-
- ¿A dónde quieres llegar con esto, Allen?-
- Eve, Rain y Allen...- solté. Sus ojos se abrieron sorprendidos.
- ¿¡Erais tres!?-
- Trillizos- sonreí y apreté los temblorosos puños con fuerza – Y a pesar de lo feo que suena ser “una rata” nuestra vida trascurrió con mucha tranquilidad y comodidad...incluso puedo decir que los experimentos para los que éramos utilizados nos favorecieron. La mayoría eran vacunas para nuevas enfermedades que siempre logramos asimilar y nos volvimos inmunes a ellas-
- Te felicito- soltó con sarcasmo.
- ¿Sabías que soy inmune al V.I.H también?- respondí su broma con una más pesada – Así que no te preocupes cuando me folle a Aid...-
- ¡Cierra la maldita boca!- estuvo a punto de golpear el cristal pero se detuvo e intentó calmarse. Su pecho se movía con fuerza ante cada respiración agitada.
- ¿Qué...qué pasó entonces?-
« ¿Ah? ¿En serio le interesa escuchar?»
- Cuando cumplimos doce años, nos trasladaron a otro lugar, a otro laboratorio...- le miré fijamente a los ojos y los suyos se estremecieron – En ese lugar se estaban llevando a cabo experimentos que tenían que ver con este virus- carraspeé la garganta cuando la sentir temblar – Al parecer habían reabierto un antiguo caso, de hace veintiséis años atrás, en el que una mujer...Adelie Strauss Levallois sobrevivió a un virus parecido, en una sede en Francia...-
- Dios, Allen...- sus ojos negros me mostraron algo parecido a la compasión.
- ¡No me mires con esa cara!- grité y tuve ganas de sacarlo de ese lugar y estrangularlo ahí mismo - ¿¡Sabías que los exámenes que nos hicieron arrojaron que Rain no era compatible con el virus!? ¡Y aun así decidieron inyectárselo! ¡Dijeron que a Adelie le había sucedido lo mismo, que no era compatible y que aun así ella lo había asimilado mejor que los demás!- la voz se me quebró en ese grito, pero ya no podía contenerme -Rain era torpe, inocente...y sobre todo débil ¡Yo sabía que él no podría soportarlo!-
- Allen...cálmate- intentó decir.
- ¿¡Y sabes qué es lo peor!?- quise atravesar el cristal, tomarle el rostro y obligarle a mirarme a los ojos - ¡Lo peor es que luego de que Rain muriera por culpa de este jodido virus me enteré que a él lo habían ingresado al programa solo porque les hacía falta una persona!-
Me obligué a mí mismo a calmarme. No podía descontrolarme ahora.
- ¿Y sabes cómo se llamaba la persona que debió estar en el lugar de Rain?-
Sentí sus manos temblando a través del cristal.
- ¿C-Cómo?-
- Ethan Faust Grey Strauss- escupí su nombre con despreció – El único de los dos hijos que tuvo esa mujer que heredó la condición que creyeron la salvó del virus...- hice una pausa para tomar el aliento que había perdido.
- Pero al parecer, la astuta madre se había borrado por completo del país y su padre se encargó de protegerlos, el hombre tenía sus contactos para mantenerlos alejados de la organización...pero nadie escapa de ELLOS, Grey. Solo te observaron a la distancia, hasta que llegara el momento-
- A-Allen...yo no...-
- ¡Pero tu momento llegó demasiado tarde! ¡Rain ya había muerto ocupando tú lugar!-
Sus ojos se apartaron y su rostro bajó, sumergiendo la mitad de él en el agua.
«Si...avergüénzate aún más. Quiero que notes la basura que eres»
- Allen...- comenzó a hablar sin mirarme esta vez – E-Entiendo que me odies y que quieras acabar conmigo porque crees que soy culpable, pero...deja a Aiden fuera de esto- sus ojos subieron y me lanzaron una mirada suplicante – Él no tiene nada que ver...-
- No voy a matarte- mascullé y no se me movió un solo músculo de la cara – Voy a robarte todo lo que quieres, todo lo que quisiste alguna vez...- sus facciones duras se contrajeron en una mueca de dolor.
- Cassie ¿Acaso?...-
- Bueno, eso fue un golpe de suerte- sonreí – Le pedí a Jacob que buscara la oportunidad de inculpar a Aiden por algo, casualmente la tonta de tu ex novia decidió lanzarse a protegerte y...bueno, ya sabemos el resto de la historia-
- Hijo de...-
- Sabía que Aiden se sentiría culpable, sabía que estaría débil y accedería a ir conmigo si le decía que me encargaría de mantener a todos ustedes a salvo. Sabía que él se tragaría esa mentira...-
- Porque Aiden es torpe, inocente y débil...- sonrió él esta vez y su mirada se volvió un poco más punzante – Como dijiste que era tu hermano, Rain ¿no?-
- No vuelvas a pronunciar su nombre -
- Y tú no le hagas daño a Aiden...-
«Así que en el único en que puede pensar ahora es en ese chiquillo...»
- Por el momento no le haré nada...- mis dedos quisieron atravesar el cristal - ¿Sabías que Wolfang a pedido del señor Rossvet le inyectó una droga que causa anomalías en la zona donde se encuentra la memoria? El doctor Rossvet quiere que Aiden se convierta en su títere...-
- ¿¡Qué estás diciendo!?-
- Pero eso no es lo más importante.... ¡No te recuerda, Grey!- solté una carcajada - ¡No recuerda absolutamente nada de lo que ha pasado en los últimos meses!- alejé mis manos al sentir unos ruidos fuera y supe que la conversación debía acabar ya.
- Y es mejor que no lo haga...él puede vivir tranquilo desde ahora si no te recuerda. Incluso le dije que ambos teníamos una relación antes y ¿qué crees? Se lo está creyendo-
- Aiden no creería una estupidez como esa-
- Anoche nos besamos, Grey...-
- ¿¡Qué!?-
- Y de hecho, estuvo a punto de pasar a mayores...-
Disfruté... cada cuadro de su rostro empalideciendo por la decepción.
- Fui yo quien se encargó de que tu padre se contagiara, fui yo quien se encargó de que mataran a tu ex novia y ahora haré que Aiden te olvide completamente, me quedaré con él, Grey... Y quiero que vivas para verlo, para ver como toda tu insignificante vida se destruye...-
Ahogó un gemido e intentó tomar aire. La impresión debió haber sido chocante.
Por primera vez en todo el tiempo que le había visto, vi lágrimas cayendo de sus ojos. Sonreí.
- ¿Tu...a mi padre?- intentó contener un sollozo.Las lágrimas le hacían ver patético.
- Exacto...y aún no he pensado que hacer con Eden-
- ¡Eden no tiene nada que ver en esto!- gritó.
- Creo que lo primero que debí haber hecho fue haberle matado. Pero ya me ocuparé de él después...y de Aiden...-
- Allen, por favor...- rogó ¡Eso era lo que quería escuchar! ¡Quería verle suplicándome que no le hiciera más daño!
- Sé que sientes algo por Aiden- comenzó y sus puños solos se dejaron caer cansados sobre el vidrio –...no le hagas nada, por favor-
- Yo no...-
la puerta se abrió estrepitosamente.
- ¡Encuentro número cincuenta y tres, el sujeto se ha desestabilizado!- me aparté completamente del cristal y corrí hasta la puerta para ayudar con la camilla que estaba entrando. Los latidos del sujeto número tres se oían acelerados, al borde de un ataque. Me acerqué a la camilla para verle, tenía los ojos abiertos.
- ¿Qué ha pasado?-
- No lo sé...- uno de los médicos habló – Al parecer sufrió un arrebato de furia y destruyó una habitación entera- los ojos mieles de Ethan me miraron fijamente.
- Ethie...- acaricié su rostro con el dorso de la mano. A pesar de estar con los ojos abiertos, amenazaba con caer inconsciente luego, o volver a descontrolarse – Vas a estar bien ¿sí?- oí como sus latidos comenzaron a bajar su intensidad a medida que escuchaba mi voz – Deja que los médicos te vuelvan a tu contenedor...vas a sentirte mejor ahí dentro-
Hice una seña para que los médicos lo tomaran y lo volvieran a meter dentro de esa cárcel de vidrio que conocía demasiado bien.
- ¡Allen!- la voz de Grey me llamaba intensamente - ¿¡Lo conoces y aún no le dices a Aiden que su hermano está vivo!? ¡Hijo de pu...!-
- ¡Cierra la boca!- Wolfang se me adelantó y corrió hasta el contenedor de Grey y metió algo dentro del tubo de la intravenosa. Le vi retorcerse mientras intentaba quitarla, pero no lo logró esta vez. No tardó en caer dormido.
Volví mi mirada hacia el pobre chico que ya estaba instalado dentro del recipiente de cristal. Yo mismo fui el que se encargó de introducir los sedantes dentro de su intravenosa.
- Duerme bien, Ethan-
«Pronto vas a salir de aquí»
Los latidos de su corazón bajaron hasta volverse casi imperceptibles. Suspiré y Wolfang palmeó mi espalda.
- Siempre consigues calmarlo- dijo.
- Solo le trato como a mí me habría gustado que me trataran en los laboratorios- aparté su mano con brusquedad y al ver al pequeño Ethan completamente dormido me acerqué hasta la puerta para irme lo más rápido de ese lugar. Me detuve antes de abrirla.
- Ah, Wolfang -
- ¿Si?-
- Hazme un favor y quítale esas cosas de los ojos a la pobre Lucy...no va a funcionar-
Él pareció pensarlo unos instantes.
- Lo haré, solo porque lograste contener al sujeto número t...-
- Ethan- interrumpí – Su nombre es Ethan Rossvet-
Cerré la puerta con brusquedad.
Quería alejarme luego de ahí, odiaba ese lugar. Caminé con más rapidez de lo normal hacia la torre N con una sonrisa que hacía doler mis mejillas. Dentro de mí, sentía como mi sangre bullía por la emoción y como volvía a sentirme vivo. Mi venganza se estaba cumpliendo.
Le vería caer, al más profundo de los abismos.
- ¿Allen?- una voz temblando por el frío me saco de mis pensamiento - ¿Estás bien?-
¿En qué momento había llegado hasta el calabozo de Aiden?
Abrí la reja casi inconscientemente. El castaño se acercó a mí con cautela, pero con notable preocupación en el rostro - ¿Estás...? ¿Pasa algo?-
Me tomó por los hombros. Relajé mi sonrisa que supuse era lo que le había perturbado.
- Estás...temblando- dijo. Por unos instantes, pude ver el rostro pálido de mi hermano reflejado en el rostro de Aiden. Su cabello blanco...sus ojos azulados. Me abracé a él.
- ¡Allen, qué estás...!-
- Rain...-
- ¿Q- Qué?-
Lo estreché con más fuerza entre mis brazos. Quizás no podría deshacerme de él.
- Nada- mentí -Solo que la lluvia está muy fuerte allá afuera...-
- Si ¿Y eso qué? ¿Q-Qué ocurre?- intentó apartarse de mí pero no se lo permití – E-Estás extraño...- sus manos lograron escabullirse entre mis brazos y subieron hasta sujetar mi rostro. Me atrajo hasta él y me besó en la frente.
- Si, tienes un poco de fiebre-
- Si me das un beso puede que se me quite- bromeé.
- ¡Déjate de tonterías!- se apartó bruscamente de mí y caminó hasta caer sentado sobre la cama. Le seguí.
- Allen...necesito hablarte de lo que ocurrió ayer...-
No me importaba, no me importaba nada de lo que tenía que decirme.
No, no era fiebre, era emoción. Dejé escapar una sonrisa.
Pronto, pronto le vería caer.
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