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Luz sin gravedad por Kunay_dlz

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Notas del capitulo:

Aquí el décimo segundo capítulo.

 

Ya inició la cuenta regresiva.

 


 


Luz sin gravedad


XII


Si pudiera ser verdad


 


 


 


Falta poco. El regreso al castillo es hoy, tan solo un viaje en tren, los carruajes, la cena y podré ver a Allen otra vez. Sé que durante las vacaciones nos vimos, hablamos y convivimos, no como profesor y alumno sino como iguales, sí que me costó hacer que su formalismo se disipara, y, en estos breves encuentros, ya no aparecieron. Fueron pláticas  normales, amenas y memorables… aún sigo pensando en esos ‘encuentros’ como citas.


Me pregunto si Allen también lo ve de esa manera. Durante el tercer encuentro estuve a punto de preguntarle directamente, cuando le vi reír y disfrutar del paisaje de ese lugar, me acobardé. No quise arruinar la bella imagen que me brindaba en ese instante. Además, si abría la boca, habría traicionado la confianza de Neah, por más que hubiera querido, no debía hablarle de amor a mi bello ángel, aún no. Me faltaba un objeto… y ya lo tengo conmigo.


Ya tengo todo, ya puedo hablarle de amor a Allen. Ya puedo invitarle a salir, ya puedo intentar ser algo más para él… sólo para él. Pero primero, debo hablar con Neah, debo estregarle lo que me ha pedido; las reliquias de la muerte. Sigo sin entender, en qué le beneficia tenerlas… en fin, lo único importante es Allen. Allen.


Pronto llegaré al castillo, pronto Allen, pronto estaré junto a ti.


 


 


 


Otro año inicia, un año más, uno de los muchos que aún faltan… años que no me afectan. Se supone que es ahora cuando pienso en la inmortalidad… sin embargo, antes de adentrarme en mi tortura personal he notado algo extraño. Lo único que veo cuando intento visualizar mi futuro lleno de soledad, es un par de esmeraldas con brillo único, una sonrisa amable, una mirada llena de ternura y, extrañas sensaciones que en mí provoca, Harry Potter. Harry.


Pienso tanto en él… pienso que tal vez… no me importaría… pasar más tiempo con él, hablar más con él, reír más, mucho más con él… tal vez, algún día hagamos un viaje juntos, sólo los dos. Sin la intervención de Neah ni de Crown Clown. Me agrada ese pensamiento.


Pero ¿Qué digo?... no debo relacionarme así con alguien, no debo hacer lazos con personas mortales, no debo…


--Querido sobrino, ¿Qué sucede? –escuché la voz de mi tío. Me acerqué a una ventana para ver mi reflejo y también el reflejo de él.


--Solo pienso tío. –le dije al hombre que, en el reflejo, estaba tras de mí. Él sonrió de manera triste.


--Mi querido Allen, no me gusta verte así… sufriendo, anhelando la mortalidad. –decía con pesar.


--Lo siento tío. –no supe qué más decir.


--No Allen, yo lo siento. Puse una gran cara sobre tus hombros a pesar de lo mucho que ya habías soportado. Perdiste demasiado, ayudaste al mundo y, a cambio se te dio una maldición. Yo te di una maldición. –dijo mi tío mientras su reflejo me abrazaba.


--Tío… no se puede hacer nada, después de todo, alguien tenía que hacerlo. Además, he conocido tantos lugares, ve visto las maravillas de la vida, he visto crecer a la humanidad, he escuchado la sinfonía del mundo. Esto, también tiene su lado bueno. –dije con una sonrisa a mi tío en el reflejo de la ventana.


--Allen, mi siempre melancólico, amable y lindo sobrino, Allen Walker… he visto ‘algo’ en ese amigo tuyo, Potter. –dijo mi tío, al escuchar el nombre de Harry me sentí más que sorprendido.


--¿Harry? Tío, no le hiciste algo ¿Verdad?... No le habrás mandado a hacer una de tus descabelladas pruebas ¿Verdad? Tío, dime que…


--Calma sobrino. Sabes que jamás daría una prueba si no estuviera completamente seguro de que se pudiera realizar. –dijo mi tío.


Lo pensé por un momento. Las ‘pruebas’ que mi tío encomendaba eran, bueno, algo singulares. Extrañas, difíciles y, cada que prueba, esa persona jamás regresa. Ya no vuelven. No cumplen la prueba, se rinden antes de iniciar o se olvidan de ella en el proceso. Me pregunto si Harry volverá…


--Allen, no te preocupes. El chico Potter volverá. A mitad del año pasado le dije sobre su prueba, y él te ha seguido viendo ¿Cierto? Eso significa que la cumplirá, además se siguieron frecuentando durante el verano ¿Me equivoco? Eso significa que no se ha rendido. –decía con algo parecido al orgullo.


--Tío… –¿Qué pasará si él no viene este año a Hogwarts?


--Allen… quita esa expresión de tu bello rostro. Mientras tú y yo hablábamos… Harry entró al Arca… y, ha completado la prueba.dijo mi tío con una sonrisa de satisfacción.


 


 


 


Jamás había sentido la cena de bienvenida como la más larga e interminable que hubiera existido. Con cada palabra, cada saludo, cada bocado me parecían eternos. Yo sólo quiero ir con Allen ¿Eso es mucho pedir? Apenas terminó el banquete, fui de los primeros en ir a la sala común, entré a mi cuarto y me ‘encerré’ en mi cama; la espera de mis compañeros fue agonizante, el que se quedaran dormidos ya no era una opción, les mandé un hechizo que les hizo dormir al instante. Lo siento amigos, pero esperé este momento desde hace mucho.


Salir de la torre fue algo más tedioso, aún había griffindors en la sala común, tuve que hacer una distracción y salir muy rápido cuando el prefecto entró al recinto. Aún me cuesta creer que Ron es nuestro prefecto.


Ya en los pasillos, no dejaba de revisar el mapa, los profesores seguían apresurando a los alumnos que no querían ir a sus casas hasta ponerse al corriente con sus amigos. Estaba cada vez más desesperado. Allen, Allen, ¿Me estarás esperando? Si tan solo fuera así… si tan solo sintieras lo mismo que yo. Allen. Allen. Mi bello ángel, ya estoy aquí.


Antes de tocar a la extraña puerta del salón, se abre dándome paso libre, entro al salón, no blanco sino obscuro, igual que aquella vez conocí a…


--Neah… –llamé.


--Hola niño… bueno, chico… parece que has crecido un poco. –decía Neah mientras caminaba de un extremo al otro del salón.


>>Vamos chico, dime a qué has venido, recuerdo hacerte dicho que no podías relacionarte con mi querido sobrino más que como un amigo, no hasta que hayas hecho tu tarea. –decía con una serenidad espeluznante.


--He aquí, las reliquias de la muerte. –dije para mostrarle mi capa, un anillo con una piedra negra y una barita –La capa de invisibilidad, la piedra de la resurrección y la barita de sauco.


--Me impresionas chico, ahora dime, ¿Cómo le arrebataste la piedra y la barita al viejo? –preguntó un tanto malicioso.


¡Él siempre supo dónde se encontraban las reliquias! Y aun así no me dio una pista… no sabía si molestarme o sentirme más estúpido de lo que su rostro refleja.


>>Tranquilo chico, déjame decirte que llegaste más allá de mis expectativas. Sin duda lo mereces… –susurró lo último.


Pareció estar inmerso en sus pensamientos, dudé en hablarle, en decirle lo que hice para obtener las otras dos reliquias que no me pertenecían, contarle lo fácil que fueron halladas, lo sencillo que se puede obtenerlas, lo claro que todo resulta cuando no tienes un peso en tus hombros al igual que Neville. Quizá no le diga nada, quizá sólo se las entregue y le pida me deje ver a Allen… que me permita decirle lo que siento. Pero primero…


--¿Para qué necesitas las reliquias? Tengo entendido que ni tú ni Allen morirán. –dije con genuina curiosidad, esta duda que tuve desde que me encargó esta tarea.


--¿Necesitar? ¿Yo? Chico, creí que eras más listo. Las reliquias no son para mí… son para ti. Sólo si aceptas y si ellas te aceptan como amo, también te volverás inmortal. –dijo como si fuera lo más obvio del mundo.


¿Inmortal… yo? Vivir por siempre… vivir sin que me afecte el tiempo ni los cambios en el mundo… ver morir a mis padres, padrinos, tíos, amigos… ver partir a todos los que conozco. Eso es duro. ¿Quién podría soportarlo? ¿Quién podría cargar con ese peso?


>>Tómalo con calma chico, no te estoy diciendo que aceptes ahora. Tú tienes la opción de decidir ser o no ser inmortal. Mi querido sobrino no tuvo ese privilegio. –dijo con seriedad y un matiz de tristeza para luego desaparecer.


Un momento, ¿Opción? ¿Allen? Allen… Allen… Ahora entiendo el objetivo de Neah. Wooow, esto de la inmortalidad es bastante delicado. Parece demasiado duro, demasiado doloroso… eso explica el comportamiento de Allen. No importa cuánta gente conozca, siempre los verá partir, siempre él se quedará atrás, siempre estancado en el tiempo y espacio, prisionero del mundo. Allen… Allen… mi Allen.


No debo hablar de lo que no puedo ofrecer... ¿Cierto Neah?


 


 


 


Abrí los ojos y ahí estaba Harry, parado en medio del salón, con una expresión meditativa. Sus ojos llenos de vida parecen opacos ¿Qué le sucederá? Neah dijo que había pasado la prueba… ¿Estará reconsiderando? ¿Ya es tiempo de decirle adiós?


 


 


 


En el salón de Historia de la Magia, se encontraban un chico moreno con un gran dilema y otro chico peliplateado con un nudo en la garganta. Nadie decía nada. Cada uno se torturaba con sus pensamientos. Cada uno con su problema, uno en una peligrosa encrucijada y el otro con su dolor.


--Allen…  –llamó el moreno.


--¿Si? –trató de contestar Allen con normalidad.


--¿Te gustaría… te gustaría que pueda estar a tu lado? –preguntó el moreno.


--Ya lo estás. –contestó Allen.


--¿Y, si pudiera estar contigo… por siempre? –indagó el ojiesmeralda.


--Si pudieras… –susurró Allen con los ojos cristalinos.


--¿Te gustaría, Allen, que estuviera a tu lado por siempre, como algo más que un amigo? –decía el griffindor mientras caminaba hasta quedar frente al peliplateado.


--Harry… –volvió a susurrar Allen para ser detenido por los labios del moreno sobre los suyos.


 


 


>>Continuará...

Notas finales:

Gracias por leer.


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