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Luz sin gravedad por Kunay_dlz

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Notas del capitulo:

Aquí el quinto capítulo.

 


 


Luz sin gravedad


V


El cansancio de soñar


 


 


 


La noche de navidad se llegó más pronto de lo que Harry desearía admitir. Era la hora en que tendría que tocar frente a sus conocidos, bueno, más bien frete a su familia. Sus padres James y Lili estaban sentados juntos con las manos entrelazadas, Remus, Peter y Sirius estaban sentados alrededor del piano como una audiencia expectante. Allen estaba de pie en la puerta de la sala, por una extraña razón, evitaba todo contacto con Sirius y con él mismo, si no estuviera tan contento de haberlo convencido de venir… hubiera notado ‘esa’ expresión en su angelical rostro.


Abofeteándose mentalmente, Harry se posicionó frente al piano y con el recuerdo de las pasadas lecciones, inició a tocar. Una bonita melodía llenó la sala de la residencia Potter. Inundaba los sentidos, transmitía una sensación de confort, una sensación de plenitud, una melodía que se quedó en los corazones de quienes la escuchaban.


Harry sonreía al ver el rostro de sus padres, parecían no creer lo que acababa de suceder, sonrió un poco más cuando vio la cara de su padrino y sus ‘tíos’, parece que había una apuesta de por medio y los perdedores pagaban el precio. Y pensar que legaría a tocar tan bien en el poco tiempo que compartió con Allen.


Para complacer a su ‘publico’ tocó un poco más, tocó todas las melodías que aprendió con Allen.


 


 


No estuvo mal. El aprendizaje de Harry era increíble, el desarrollo de sus habilidades era extraordinario, simplemente un genio. Observó lo que tenía frente a él. Una familia que le recibieron primero extrañados y luego con amabilidad, sin olvidar las preguntas que le hicieron y que, por fortuna, Harry simplemente les aclaró que él estaba invitado como amigo, no como profesor y que le llamaran por su nombre. Luego de escuchar al más pequeño de la familia, le trataron como ‘el amigo’ de Harry, no más, no títulos, no interrogatorios… sólo Allen.


Allen y la familia Potter.  


Una familia que es conformada por jóvenes que un día fueron sus alumnos, la vida pasa y pasa y, frente a él está una prueba más. Pronto, el turno de Harry llegará, pronto se graduará… y una nueva etapa de su vida iniciará.


Quizá en el futuro también conocerá a los hijos de Harry.


Antes que Allen siguiera en sus tortuosos pensamientos, se vio frente un par de ojos verdes, al parecer, mientras divagaba en su mente, Harry había terminado de tocar y le había pedido que le acompañara con una melodía. Con sorpresa, miró como sus ex alumnos le animaban de igual manera. Con una de sus usuales sonrisas aceptó.


En un instante ya estaba al lado de Harry y con las manos en las teclas del piano, el ojiesmeralda inició a tocar para después ser seguido por él. Acoplaban las notas de una melodía sin duetos, improvisaban las notas complementarias, tocaban por tocar junto al otro… transmitían anhelo, añoranza, melancolía, y, resignación.


Al terminar de tocar, el silencio hizo eco, todos estaban tratando de asimilar lo que acababan de escuchar, una melodía llena de tantos sentimientos, no saben cómo salir del estupor.


 


 


Podrá ser poco creíble, sin embargo, fue el mismo Sirius quien descifró lo que la melodía representaba. Sin duda el 'amor' que le profesaba a Allen no podría compararse. El volver a verlo le confirmó que él era inalcanzable, tan lejano como las estrellas, tan intangible como el aliento, todo fue una ilusión. La ilusión del primer amor.


No sirve de nada vivir de ilusiones… menos de las ilusiones del pasado. Cuando tuvo la oportunidad de habla a solas con Allen, cuando por fin pudo contarle lo que sentía, cuando revivió lo que un día sintió… el mismo peliplateado le pidió que no siguiera conservando esos sentimientos puesto que no podrían ser correspondidos.


Sirius, no es malo enamorarse, no es malo sentir que hay alguien con quien deseas compartir tu vida. Sin embargo, hay que saber diferenciar a esas personas, no digo que puede ser ‘imposible’ porque no lo es. Hay diferencias, tan solo mírame, sigo siendo la misma persona que era cuando tú ibas al colegio, todos esos años, no cambié nada… Sirius, yo ni siquiera soy humano. Sentimientos como los que me ofreces no sabría corresponderlos, no sabría aceptarlos, simplemente son hermosos pensamientos que me alagan. No te estanques conmigo, sigue adelante, y, encuentra a alguien que esté a tu lado y viva al igual que tú.


Sus palabras fueron extrañas, casi como todo lo que él representa, tan típico de Allen.


Y esa mirada, tan ausente y fuera de este mundo, cuando dijo que no era humano… acepto que en mis años en Hogwarts creí que él era un fantasma, pero ahora está aquí, no traviesa objetos, bebe y come, y lo que no había notado, su mirada refleja ciertas emociones. Él mismo se siente incapaz de amar. Esa melodía lo dice todo. Espero que Harry no sufra, no como yo lo hago.


 


 


Las campanadas del reloj que la casa de la familia Potter tenía como pasatiempo muggle anunciaron la media noche. Doce campanadas sacaron a los adultos de su alucinación. Era navidad oficialmente. Mientras Allen y Harry se separaban del piano, Lily sorprendió a todos los presentes cuando se aproximó al invitado de su hijo, le abrazó y susurró:


–Feliz cumpleaños Allen.


Nuevamente todos quedaron congelados, al parecer nadie había previsto lo que la única chica del grupo hizo. Cuando Allen le devolvió el abrazo y agradeció por el detalle, los demás no tardaron en repetir la acción de la pelirroja.


--Allen, no sabía que era tu cumpleaños ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Cómo es que mamá es la única que sabe? –decía Harry con un poco de reproche en su voz.


--Yo… –iniciaba Allen cuando fue interrumpido.


--Yo se lo pregunté la primera vez que lo vi en la primera clase de Historia de la Magia. Para ser sincera, acabo de recordarlo. –dijo Lily con una sonrisa.


--Cierto. –dijo Allen –Y, no te lo dije porque no preguntaste ni lo creí necesario. –explicaba Allen sin darle tanta importancia.


 


 


No era justo. Él debía saber algo tan básico e importante como  la fecha de cumpleaños de la persona amada. El que su mamá haya sido la primera persona quien lo felicitó no era justo. Harry se abofeteó por cuarta o quinta vez por sus pensamientos infantiles, debería estar contento que se acaba de enterar de algo tan importante como lo es… el día de cumpleaños de Allen.


Enlistaba en su cabeza los posibles regalos que le gustarían a Allen. La lista se reducía a nada. ¿Qué podría regalarle? Hasta hace poco que creyó que el bello ángel era de carne y hueso y sus gustos tan poco materiales, la larga vida que ha tenido y las maravillas que ha visto ¿Qué podría hacer sonreír Allen?


Tan sencillo y tan complejo a la vez, tan abierto y misterioso… Allen, Allen, ¿Qué puedo hacer para que sonrías? ¿Qué puedo hacer para que me sonrías sólo a mí?


 


 


Era cierto, fue a una pequeña niña pelirroja con ojos verdes, a quien le dijo la fecha de su cumpleaños. Sonrió ante el recuerdo. Esa pequeña niña ya era una mujer adulta, con una familia, y además era la madre del chico con el que ha pasado más tiempo que con cualquier otra persona por más de… demasiados años.


Volviendo a lo de su cumpleaños, hacia bastante tiempo que no escuchaba esas simples palabras ese ‘feliz cumpleaños’ que alegra el día, no lo creía necesario. Más no negaría que la sorpresa le alegró.


Sonrió ce nueva cuenta. Disfrutaría este momento, tal vez no podría presenciarlo de nuevo si no hasta dentro de otros cientos de años más. Con otras personas. Con otra familia. En otro lugar. Lejos de Harry.  


 


 


>>Continuará...

Notas finales:

Gracias por leer.


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