Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Luz sin gravedad por Kunay_dlz

[Reviews - 18]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Lamento la demora, ya saben, esos 'asuntos' que suelen surgir.

Aqui el séptimo capítulo.

 


 


Luz sin gravedad


VII


No sé si volverás


 


 


 


Valla que el tiempo pasa… esas  miradas, hace mucho que no las veía, que no las reconocía, que, no eran dirigidas a mí. Puede ser recelo, desconfianza, desprecio… temor. Una mezcla de todo eso y más. Había olvidado lo que lastiman. Había olvidado cómo evitar que me duelan. Había olvidado lo que era ser visto como ‘algo’ monstruoso… peligroso. Por instinto, cubro mi mano derecha con mi mano izquierda y… me aseguro que esté cubierta por mi guante.


Debo sonreír. Debo sonreír y fingir que todo está bien. Después de todo, el delatar la existencia de Crown Clown fue un descuido mío… un tonto descuido. Es hora de regresar a la realidad. A mi realidad. Esa donde no hay hogares cálidos ni amorosas familias, donde no hay calidez en el aire ni amor incondicional en los rostros que te miran. En mi realidad… solo estoy yo, mi tío y Crown Clown. En el Arca. Rodeado de una blancura destellante. Preso de una extrema sobreprotección. Estancados en el tiempo.


Lo mejor es irme, les miro a todos y antes de entretenerme a observar esas miradas que hieren, agradezco su hospitalidad, agradezco las atenciones que tuvieron conmigo, agradezco el que me hayan brindado la mejor navidad, sobre todo, el mejor cumpleaños, que he tenido en mucho tiempo y con una reverencia me despido… paso entre ellos con agilidad, llego hasta la puerta de la casa, tomo mi maleta y salgo de la residencia Potter.


‘Vivir’ fue lindo mientras duró.


 


 


--¡Espera! –decía Harry mientras intentaba ir tras Allen.


James lo sujetó de un brazo impidiéndole avanzar. Cuando Harry buscó una explicación en los ojos de su padre, sólo pudo ver confusión. El detenerlo fue un acto reflejo. Un reflejo de protección.


El ojiesmeralda miró a su madre, a su padrino, a sus tíos, y encontró la misma confusión que les impedía reaccionar. ¿Cómo pudieron dudar de Allen? ¡De Allen! El profesor comprensivo de apariencia de estudiante, el profesor amigo que apoyaba a sus alumnos, el profesor paciente que enseñaba más que Historia de la Magia… el profesor que imparte en Hogwarts… el profesor que en estas dos semanas demostró que es igual de humano que todos los  que le creían fantasma.


--Debo tomar un tren. Nos vemos luego. –dijo Harry en despedida.


Los adultos seguían en sus pensamientos y él no quería esperar a que salieran de su letargo, no si perdía a Allen de vista. Su ángel blanco, lucía extraño… parecía triste, parecía dolido. Se apresuró a  tomar sus cosas y salió con la intención de alcanzar a Allen.


Podría decirse que debido a los tiempos difíciles. El que no estaba en guardia podría morir en cualquier instante. El que dudara un segundo podía perder una valiosa oportunidad. Estos pensamientos rondaban a los restantes en la residencia Potter, ahora, cómo explicarlo a su hijo… Harry es un chico algo impulsivo, que detesta las injusticias, es alguien que hace frente a los problemas, es alguien que daría lo que fuera por su familia y… por un buen amigo.


La expresión dolida de Allen no pasó desapercibida pese a haberse presentado en solo segundos. La mirada, casi decepcionada, de Harry tampoco se pudo ignorar. El dolor que trae la guerra no sólo es físico.


Y ellos acababan de herir a la persona más importante, a Harry.  


 


 


Allen, Allen ¿A dónde pudiste haber ido? Este lugar es relativamente pequeño, me niego a creer que te has perdido en tan solo cinco minutos… aunque, conociéndote, no debería cuestionármelo.


No negaré que lo que sucedió hace unos instantes me alteró un poco. No negaré que sentí miedo al pensar que algo malo pudo haberte sucedido. No negaré que me desconcertó que el rastro de la presencia haya terminado justo donde tú estabas. No negaré que me dolió tu expresión al verte en el blanco de miradas poco agradables. Sé que intestaste ocultarlo. También sé que ya has visto esas miradas… Allen, Allen, Allen.


Cada vez me intrigas más, Allen. Siempre que descubro algo nuevo acerca de ti, eso que me alienta a quererte… crece y crece como río desbordado, como calor en verano, como nieve en invierno… nieve, tan blanca y pura como tu esencia. ¿Dónde estás Allen? Tu ausencia me carcome por dentro.


Justo ahora, lo único que quiero es verte, saber dónde te encuentras, saber si estás bien. Sin duda, el pasar estas vacaciones contigo, sólo me hizo más posesivo, espero que no te molestes, espero que llegue el día en que puedas aceptarme.


Cada vez soporto menos el no saber de ti, el no decir lo pienso, el no hacer lo que siento: esas ganas de tomarte de la mano, esas ansias de abrazarte, esos impulsos de acariciarte… esos deseos de besarte.


Amar en  silencio me está aniquilando.


 


 


Estoy perdido. Otra vez. No importa cuánto camine, el sentimiento de desasosiego no se esfuma. ¿Será por lo sucedido hace poco? ¿Será que esperaba que ‘algo’ sucediera? Me detengo frente a un río pequeño, congelado, bordeado de nieve y plantas congeladas. Es cierto, no había notado la nieve que acompaña el invierno.


El frío invierno… congela todo lo vivo… sin embargo, también tiene un final… cuando llega la primavera, cede el frío y espera hasta que sea su turno de aparecer de nueva cuenta. Ojalá yo también tenga un final. Ojalá yo también… conozca a alguien con quien pueda compartir la eternidad, alguien con quien yo deba ceder al tiempo… tener turnos, tal como el invierno, la primavera, el verano y el otoño.


La soledad es… abrumadora.


 


 


Harry se aceraba presuroso al río que separaba Godric Hollow de la ‘vista muggle’, si él no pudo encontrar a Allen en el interior, tal vez, solo tal vez, Allen ya estaba fuera de la barrera mágica. Justo antes de cruzar el río, el ojiesmeralda se volvió hacia su derecha. Ahí, bajo un árbol cubierto de nieve, una blanca figura se camuflaba entre el color invernal. Era una figura menuda, encapuchada por una blanquecina capa que llegaba hasta el suelo.


Antes de avanzar, Harry pudo distinguir una máscara que cubría la mitad de la cara de quien estaba bajo la inmaculada capa. Era una máscara de marfil, o eso parecía, una máscara que, ya había visto en otro lugar… Allen. Al fin la reconoció, esa máscara fue lo que impidió sentir los labios de Allen Walker en el salón de Historia de la Magia poco más de un mes antes de las vacaciones de invierno.


La indignación del recuerdo fue remplazada por algo esencial que le golpeó en ese instante, cuando esa máscara apareció, fue ante Allen… sin temor a equivocarse, el moreno podría jurar que esa figura, extensión del manto invernal, es Allen.


Desplazando las preguntas a un rincón de su cabeza, Harry avanzó hacia la sublime figura. Al estar a medio metro, intentó tocarla. La máscara ‘vio’ al ojiesmeralda. En los cuencos donde supuestamente se vieran los ojos de quien la usa, Harry no vio más que una abismal obscuridad. Harry se detuvo. Su instinto le decía que, si avanzaba aún más o si intentaba tocarlo, se marcharía.


--Allen. –susurró.


La figura no hizo nada.


--Allen. –volvió a intentar.


Sin cambio alguno en la figura enmascarada.


--Allen, escúchame. –pedía Harry –Por favor no me ignores. Allen, siento mucho lo que sucedió en casa, nunca quise verte en una situación semejante. Nunca quise hacer que recordaras tu pasado… en verdad lamento que mi deseo egoísta de estar más tiempo a tu lado nos llevara a esta situación.


>>Allen, dime algo. Lo que sea. Grítame si así lo deseas, cúlpame de lo que sucedió, golpéame de ser necesario para que te sientas mejor… Allen, estoy más que dispuesto a recibir la maldición cruciatus… Allen, haz algo… lo que sea… sólo, vuelve a mí. –rogaba el ojiesmeralda.


 


 


La máscara cedió. En cuestión de segundos la capa, la capucha y la máscara desparecieron en un leve resplandor dejando a la vista a un Allen con los ojos cerrados, su respiración algo agitada y sus mejillas se miraban húmedas.


Sin poder evitarlo esta vez, Harry corrió los pocos centímetros que le separaban de Allen y, le abrazó. Le abrazó como ha querido hacerlo desde hace unos cuantos años. Le abrazó con toda la intención de ahuyentar sus temores. Le abrazó con el fuerte instinto de protección que el peliplateado le provoca.


 


 


Allen abrió sus ojos para verse entre unos fuertes brazos protectores que deseaban eliminar todo lo que le pudiera dañar. Al reconocer a Harry… sintió ternura. Ese chico sí que le provocaba sensaciones que creía haber olvidado con el paso de los años.


--Harry, es hora de regresar a Hogwarts. –decía Allen entre el abrazo del moreno.


--Claro, Hogwarts. –respondía Harry sin querer soltar al peliplateado ente sus brazos. –Creo, que hemos perdido el tren. ¿Cómo llegaremos ahora? –se preguntaba a sí mismo mientras se obligaba a dejar ir a Allen.


Luego de lograr su cometido, Harry trataba de hallar una manera de ir al colegio, Allen sonrió con calidez al ver la pose pensativa del ojiesmeralda. Cuando Harry notó la sonrisa de su ángel se quedó perdido en el tiempo y espacio.


--Compartiré uno de mis secretos contigo. –dijo Allen con un tono de complicidad.


 


 


Sin esperar una reacción de Harry, Allen se acercó al tronco del árbol bajo el que estaban, cerró sus ojos en busca de concentración, tras unos segundos, una enorme puerta, bastante extraña y bastante conocida para Harry, ‘apareció de la nada’. Esa puerta era igual a la que daba paso al salón de Historia de la Magia en Hogwarts. La diferencia, aparte de que ésta estaba en la nada, era el número 7 que se le veía en la parte  superior.


Sin preguntar siquiera, Harry se dedicó a seguir a Allen a través de la extraña puerta. Después de un par de minutos, todo rastro de la puerta y de los dos jóvenes, desapareció por completo.


 


 


>>Continuará...

Notas finales:

Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).