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Luz sin gravedad por Kunay_dlz

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Notas del capitulo:

Aquí el octavo capítulo.

 


 


Luz sin gravedad


VIII


Amar y esperar


 


 


 


Las cosas en Hogwarts se complicaron. Nuestras reuniones fueron descubiertas, uno de los nuestros cayó en su trampa… la enviada del Ministerio nos tiene escribiendo líneas que nunca se borrarán, no en nuestra memoria, están escritas con sangre.


Neville parece ‘acostumbrado’ al dolor que estas plumas causan. Los demás miembros parecen desfallecer, algunos están sollozando… me alegra tanto el que no haya podido convencer a Allen de que se uniera. Verlo sufrir me alentaría a deshacerme de esa horrible mujer. Hipócrita y senil, incapaz de enseñar algo, así es Jane Umbridge, la ahora directora del colegio.


El tiempo pasa demasiado rápido, cada que paso por una puerta, siento que es la misma por la que Allen y yo atravesamos ese día que perdimos el tren… para después de un instante, estar en el salón de Historia de la Magia… un par de metros más y ya estaba en los pasillos del castillo. Según Allen, son atajos, según yo, es otra de las maravillas de mi ángel blanco.


Justamente hoy, después de la reunión, iría a su salón, estaríamos solos por primera vez desde que volvimos de las vacaciones… hoy me iba a explicar ‘su secreto’.


Tengo preguntas, necesito respuestas, pero no quiero forzar las cosas. No cuando Allen y yo estamos tan bien, es decir, ya no me trata con formalismos, ríe más seguido, sonríe de verdad… adoro su sonrisa, sus gestos, todo él me vuelve loco. Todo él es un misterio… no olvido esa capa ni esa máscara… la puerta que nos trajo dentro del colegio a pesar de todas las precauciones contra magia no autorizada, en solo un parpadeo, como si nunca hubiéramos salido de Hogwarts. La curiosidad me carcome, el enamoramiento me impide dudar de él. Se supone que hoy tendría la oportunidad de hablar con él, de preguntarle… de ver hasta dónde me dejaría entrar en su vida. 


Estas líneas parecen interminables, no me duele la sensación de la pluma, me atormenta el pensar que Allen podría malinterpretar mi ausencia. 


 


 


 


¿Cómo le explicaré a Harry lo que pasó? ¿Cómo le explicaré la función del Arca? ¿Cómo le explicaré la existencia de Crown Clown? ¿Qué tanto le contaré de mí? Estas preguntas siguen sin abandonar mi cabeza, sigo sin encontrarles respuesta… ¿En verdad dejaré que Harry se involucre en mi ‘vida’ más de lo debido?


Las dudas me atormentan, es por ello que decidí enfrentar a Harry hoy, entre más pronto mejor. Él no llega, la hora pactada se ha pasado. Supongo que, debido al tiempo que estuvimos separados, él se ha olvidado… no, no lo creo. Algo debió pasarle, espero que no algo malo, yo… no sabría manejarlo.


Me gustaría saber si vendrá… espero sentir su llegada, curiosamente, el hábito de dormir se hace cada vez más frecuente. Sólo espero que mi tío permita que Harry entre si yo no me doy cuenta de su llegada.


 


 


 


El aire en mis pulmones es escaso, esa carrera desde el salón de Umbridge hasta el salón de Allen fue casi maratónica. No importa. Lo importante es ver a Allen, sentirlo cerca otra vez. Por favor, por favor, por favor que no esté molesto, que no esté decepcionado, que no esté… triste. Je, me estoy dando demasiada importancia, lo que daría para que yo pueda causar, alguna vez, ese tipo de sentimientos en Allen. ¡Pero qué digo! No, jamás. Allen debería sentir felicidad y seguridad a mi lado, no sentimientos tristes.


Llego al fin, entro sin tocar, ya no puedo esperar más. Es extraño. ¿Este es el salón de Historia de la Magia? ¿A dónde se fue la blancura? ¿Dónde está Allen? Antes de iniciar mi paranoia, un sonido a mi espalda me pone en guardia. No estaba solo. Y ese no era Allen.


--Valla, valla, así que…  tú eres el amigo de Allen. –escuché justo detrás de mi cabeza.


En un rápido movimiento me alejé y me volví para enfrentarlo.  A pesar de las sombras que predominaban en el salón, pude ver a un hombre joven apenas más alto que yo, de piel obscura, cabello desordenado negro con reflejos azul marino, su voz era calma, su sonrisa maliciosa y, sus ojos eran dorados. Su apariencia amable contrastaba con su presencia… le rodeaba un halo de misterio y algo que gritaba peligro en diferentes tonos. Si ese sujeto se atrevió a tocar a Allen…


--Eres ágil, más no lo suficiente. –dijo para mostrarme mi varita en su mano derecha.


--¿Quién eres? –me aventuré a preguntar, si me mostraba vulnerable sin mi varita, estaría perdido.


--Tienes agallas, tu postura muestra seguridad pero tus ojos están extrañamente apacibles… algo planeas. –decía el sujeto evadiendo mi pregunta.


>>Casi he decidido que me agradas. –sentenció.


No moví ni un músculo. Me dediqué a observarle, tengo que encontrar alguna debilidad en él, algo que me de cierta ventaja. Sin mi varita hay pocas posibilidades.


--¿Qué no es aquí donde me asaltas a preguntas? Chico, parece que no eres lo que esperaba. Me pregunto si mi querido Allen hizo bien al confiar en ti. –dijo con burla el hombre.


Me contuve lo mejor que pude. No debo actuar irracionalmente. Por más que me arda la sangre al escuchar el apelativo que usó con el nombre de Allen, mi Allen. Sin embargo, no pude evitar una ola de magia proveniente de mí, mi magia, también advertía a mi contrincante sobre el uso de sus palabras.


--Oh, ¿Qué veo? No me digas, ni siquiera lo pienses, niño. Allen es mío y de nadie más. –dijo con seriedad el hombre frente a mí mientras me apuntaba con mi varita.


En ningún momento le aparté mi mirada, en ningún momento perdí la relativa calma ante su presencia… por más que quisiera gritar que Allen no le pertenecía, por más que moría por romper algunos de sus huesos, aún en desventaja… lo que me detenía, era saber dónde podría estar Allen, qué tan lejos estaba de nosotros, qué tan a salvo estaría si comenzara a pelear en este momento.


--No me decepciones chico, si lo haces, no te permitiré volver a ver a mi querido Allen.


Eso sí que no puedo permitirlo.


 


 


 


Con la última amenaza del hombre misterioso, Harry se abalanzó a él con ágiles movimientos con el fin de no ser alcanzado por algún hechizo. Una batalla se llevó a cabo en el salón de Historia de la Magia. Harry Potter contra el desconocido que proclamaba ser el dueño de Allen Walker. Sin el uso de magia, ambos pelearon toda la noche.


Justo antes del amanecer, ambos pararon. El recinto en el que lucharon estaba irreconocible. Harry se sintió culpable, si ese era el salón de Allen, él lo había destruido.


--Como puedes darte cuenta chico, es casi de mañana. Paremos. Fue entretenido. –dijo el hombre sonriente –Por cierto, mi nombre es Neah Walker. Y, tienes mi permiso para ser amigo de mi querido sobrino, Allen.


>>Si quieres ser algo más que sólo un amigo, junta las reliquias de la muerte y luego hablaremos. Procura no decirle a mi sobrino sobre esto último, no queremos que se haga ilusiones tan pronto y tampoco sabemos si serás capaz de lograrlo. –sentenció Neah.


Harry se quedó paralizado, ¡ese hombre era el tío de Allen! Eso explicaba el porqué estaba en el salón de su ángel… bueno, en realidad sólo incrementaban sus dudas. Y esa advertencia, ¿reliquias de la muerte? No sabía si molestarse por ese cuento o si debía alegrarse por haber obtenido el permiso del tío para estar con Allen y por haberle dado una oportunidad de llegar a ser algo más que amigos con el bello ángel.


Antes de poder aclarar sus ideas, un destello blanco, al que trataba de acostumbrarse, le obligó a cerrar los ojos. Cuando los abrió nuevamente, se vio en el salón blanco de Historia de la Magia, sin ningún daño, sin ningún cambio… y Allen estaba frente a él, ahí donde había estado Neah.


 


 


 


Eso de dormir se alarga cada vez más. Me alegra el poder volver a dormir, me pregunto si Harry vino durante el tiempo que estuve dormido, como no lo sentí, tal vez… no vino.


--¿Allen? –escucho frente a mí, esa era la voz de Harry. Creo que ya alucino.


Al levantar mi mirada, me encuentro con un par de esmeraldas que me miran expectantes. Sí era Harry… Harry, con su ropa gastada, con rastro de golpes en su cara y con polvo en todo su cuerpo, ese polvo que sólo se levanta durante batallas.


--Harry, creo que ya conociste a mi tío. –le digo.


>>Ven, primero debemos curarte esas heridas, después hablaremos. –digo mientras lo dirijo a una de las puertas del Arca que da mis aposentos, después de todo, si Harry sigue aquí, significa que mi tío ha dado su aprobación.


>>Siento mucho que tuvieras que pasar por esto. –digo sin mirarlo a la cara.


--No te preocupes. –es lo único que Harry  me dice.


No escucho reproche en su vos… en cambio, hay mucha curiosidad. Creo que el número de sus preguntas han aumentado considerablemente.


 


 


 


Quiero ser algo más que un amigo para Allen. Lo amo tanto. Haré lo que me dijo Neah, buscaré esas reliquias, no importa el tiempo que me lleve si de recompensa podré tenerlo a él, a mi ángel, a mi blanca luz.


Espérame Allen, cumpliré el encargo de tu tío y luego podré hablarte de amor.


 


 


>>Continuará...

Notas finales:

Gracias por leer.


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