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Luz sin gravedad por Kunay_dlz

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Notas del capitulo:

Aquí el noveno capítulo.

 


 


Luz sin gravedad


IX


La ilusión del encuentro


 


 


 


Cómo pasa el tiempo, sin duda es más lento cuando estas a la espera, Harry no ha venido desde que se encontró con mi tío. Ni siquiera volvió por las explicaciones que le debía. ¿Se habrá asustado? No, Harry no es de las personas que se asustan así de fácil. Bueno, mi tío no es muy normal que digamos.


Las vacaciones de verano vendrán pronto. No sé si quedarme en el Arca o 'salir de viaje'. Si me quedo, la espera será terrible, la soledad será más palpable, el anhelo de volverlo a ver... ya no sé ni lo que digo. Tal vez salga del castillo, tal vez recorra la tierra durante éste tiempo, espero no llegar por accidente a la residencia Potter.


A pesar de la carta que enviaron Sirius, Remus, Peter, James y Lily, siento que la próxima vez que los vea no será lo mismo. Tal vez en unos diez o quince años me atreva a visitarlos, a ese tiempo, he de suponer que las cosas serán diferentes.


Alguien llama a la puerta, espero que sea Harry.


--Adelante.


En efecto, es Harry. Luce cansado, su atuendo está hecho un desastre, su cara y manos tienen raspones y cortes, parece un déjà vú, sin duda viene de una batalla.


--Harry, ven, siéntate aquí. Iré por el botiquín. –quizá debí preguntarle el 'por qué' no fue a la enfermería.


--Allen, -me llamó el Griffindor –lo siento. Siento no haber venido durante este tiempo.


Al volverme hacia él, vi que ocultaba sus ojos con su flequillo, Harry puede aparentar ser maduro y ser todo un hombre, sin embargo, sigue siendo sólo un niño. ¿Cuál será la razón por la que se esmera en crecer tan rápido?


 


 


 


No podía mirarle a la cara, no después de abandonarlo por tanto tiempo. Sin querer dejé en el olvido a alguien que teme al tiempo. No es justo para él, le obligué a dejarme entrar a su vida y, cuando lo consigo, lo dejo a la deriva. Espero que no me odie. Me siento tan patético.


Sumido en mi desprecio, siento un par de brazos envolverme, tan frágiles, tan cálidos, tan reconfortantes. Mi corazón se detiene cuando mi cerebro le manda el mensaje, Allen me está abrazando. ¿Tan patético me veo? ¿Por qué Allen querría abrazarme... ahora de todas esas veces que hemos estado solos?


Aún con estos pensamientos, no pude negarme a pasar mis brazos alrededor de su estrecha cintura, junté nuestros cuerpos, estando sentado y él de pie, mi cara quedó oculta entre su pecho. Él recargó su barbilla en la coronilla de mi cabeza.


Lo sujeté tan fuerte que por un momento temí hacerle daño. Al tensarme, las finas manos enguantadas de Allen acariciaron mi espalda con la intención de relajarme, sí que funcionó. El movimiento de sus manos, el calor que su cuerpo desprende y, esa dulce melodía que proviene de su boca están logrando alejar mis penas, mi reciente dolor, siento mi cuerpo cada vez más pesado. Creo que es la inconsciencia… la que está, tomando poder en mí.


 


 


 


No puedo creerlo. Si estoy soñando, definitivamente no quiero despertar. Este lugar, no puede ser otro que la habitación de Allen, la habitación de Allen… estoy, acostado en su cama. No lo creo, sería demasiado bueno, demasiada buena  suerte, sería más de lo que merezco por el tiempo que le dejé solo. Oh Merlín… Allen está, durmiendo en un sofá apenas de su medida, junto a la cama en la que estoy. Ésta es su cama.


Me recuesto nuevamente, el sobresalto de lo desconocido me hizo enderezarme, ahora veo la habitación con la clara intención de grabar cada detalle en mi memoria. Es algo grande, las paredes son blancas, el techo también, los dos grandes ventanales están abiertos y, a diferencia de la vista que ofrecen las ventanas del salón de clases, éstas muestran un cielo azul despejado y dan paso a la claridad de una mañana de primavera sólo vista en países del sur.


No debo asombrarme, esto es relacionado a Allen.


La cama en la que me encuentro es el triple de grande de las que hay la torre Griffindor, tiene un dosel fino y transparente, las sábanas son de algodón, son suaves y tienen el aroma de mi ángel. La almohada, es suave, casi sin volumen y parece estar forrada de lino. Está por demás decir que todo es blanco, sólo blanco, al igual que la blancura que suele rodear a mi ángel.


Después de embriagarme con el aroma de Allen, lo busco con la mirada. Ahí está, en ese sillón  no tan lejano a mí… la cama es enorme, ¿Por qué no durmió conmigo?


--Harry, ya despertaste. –dijo la voz me estremecía.


--Allen, hola. –dije sonriendo.


--¿Ya estás mejor? ¿Te duele algo? –preguntó con genuino interés.


¿Dolerme algo? ¿Estando con él qué podría aquejarme? Ah, ya recuerdo.


--Estoy bien. –dije la verdad.


--Entonces… ¿Me dirás lo que pasó para que quedaras en ese estado? –inquiría él.


--Sólo si te recuestas a mi lado. –salieron las palabras de mi boca.


Él me miró fijamente, al darme cuenta de lo que dije, iba a retractarme cuando él se paró del sillón en el que estaba sentado, ¿En qué momento se sentó?, caminó hacia la cama y se recostó a mi lado… no tan cerca, no tan lejos. Mantuvo distancia a mi espacio personal pero podía escuchar su respiración.


--Cuéntame. –pidió.


Sonreí, tal parece que las veces que digo las cosas sin pensar… todo sale bien.


 


 


 


Mirando el techo de mi habitación, recostado junto a Harry, escuché lo que había pasado en el colegio. El cambio de director, los decretos educacionales, el castigo a quienes conformaban el club de defensa contra las artes obscuras al que no me uní, el castigo masivo, el control que la mujer de ministerio ejercía sobre los estudiantes, la constante vigilancia, la rebelión de los gemelos Weasley.


¿Cómo es que no me enteré de nada de esto que me contaba?


Los sueños de Longbottom, la trampa en la que cayeron al ir al ministerio de magia por su cuenta, la profecía, la batalla contra mortífagos, el rescate de la Orden del Fénix, la pérdida de Longbottom, la presencia de Voldemort, la llegada de aurores y del mismo Ministro… encarando al innombrable.


Valla, eso explica el estado en que llegó. Parece que las cosas en esta guerra están tomando su lugar. Se aproxima un gran cambio. Las guerras traes pérdidas y sufrimientos pero, también traen grandes cambios, demasiado significativos y necesarios… uno que ha vivido tanto, puede darse cuenta de ellos.


--Allen, ¿Estás bien? –decía Harry, creo que me dejé llevar por mis pensamientos, otra vez.


--Estoy bien, es sólo que, pasaron tantas cosas y, no me di cuenta. Supongo que doy demasiado despistado. O tal vez…


--… tal vez… –me animaba Harry a continuar.


--Tal vez, mi tío se encargó de lidiar con ello. A veces creo que él muy sobreprotector. –dije al fin.


--Sólo se preocupa por ti. –me dijo Harry.


--Se preocupa demasiado. –dije.


--Allen –me volví a mirar a Harry –¿Qué harás este verano? –me preguntó.


 


 


 


Las vacaciones de verano habían iniciado. El tren de Hogwarts partía hacia Londres, un ojiesmeralda veía por la ventana de su vagón la figura del castillo alejarse; en el castillo, en la torre de astronomía, un peliplateado observaba el tren partir.


Allen se preparaba para irse, viajaría este verano.


Harry iba a casa, con la intención de investigar la tarea que Neah le había encomendado. Sin embargo, pactó con Allen el verse de vez en cuando en ciertos puntos establecidos la noche anterior.


Este sería un largo verano.


 


 


>>Continuará...

Notas finales:

Gracias por leer.


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