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La voluntad del corazón por Azur

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Notas del capitulo:

¡Hola! Estoy de vuelta y este capítulo está un poco más corto u.u per tengo varias razones:

1-Ayer fue la entrega de titulos de mi hrna, escribí un poco.

-Hoy es la fiesta de graduación de mi hrna, pude completar lo que tenía pensado para este capi :D

Ya me deshicé de los exámenes y estaré libre a partir de mañana :D (¡Qué felicidad!) y obvio, empezaré a escribir y actualizar cada tanto.

 

Gracias a los lectores que dedican su tiempo al leer este fic. /(^o^)/

Los personajes pertenecen a Masami Kurumada, yo solo los utilizo sin fines de lucro n__n

Milo se vistió lo más rápido que pudo y buscó entre los cajones de su ropero algún calmante para el dolor de cabeza que tenía. Encontró unas pastillas que siempre tenía y le funcionaban cuando tenía resaca, tragó una sin tomar agua pues estaba apurado. Apenas salió de la habitación y Mu ya le había pasado una bolsa negra.

-Encárgate de la sala- comentó amable Mu y Milo cogió la bolsa de mala gana pero obedeció.

La casa quedó hecho un desastre, cortinas rotas, latas de cerveza por doquier, etc. El lugar parecía un chiquero y esa era la razón por la cual a Camus le desagradaba las fiestas. Por que al irse los invitados el sitio quedaba como un basurero, como si animales hubiesen estado ahí. El francés suspiró suave y así como Mu, comenzó a ayudar con la limpieza. Aldebarán estaba en la cocina, lavando los trastres y Milo con una bolsa negra en la diestra recogía las latitas del suelo de la sala. Después fue por la habitaciones y en la segunda que fue encontró a Aioria durmiendo con una frazada encima. Al peliazul le dio un tic nervioso por encima de la ceja derecha y de un tirón le quitó la frazada.

-¡Levántate holgazán!- gritó Milo. El león se asustó y se sentó robóticamente.

-¿Ya es de día?- preguntó somnoliento y estiró sus brazos perezosamente

-Vamos que la casa no se limpia sola- exigió el peliazul y se cruzó de brazos esperando que Aioria se levantara. El pelicastaño miró al escorpión con una expresión de ¿Ya enserio, vas a quedarte hasta que me levante, no confías en mi? y Milo le observaba sin moverse de ahí.

-¡Aish Milo! ¡Qué pesado eres!- reclamó Aioria y se levantó de la cama. Aún tenía su pijama puesta.

-Tu limpiarás los baños y yo las habitaciones- ordenó el escorpión

-¡¿Qué?! ¿Los baños? ¿Estás loco? ¡Ni en...- habló exaltado el castaño pero Milo le fulminó con la mirada.

-¡Lo harás! Recuerda que no podemos contratar a más personas. Inclusive nos arriesgamos al hacer la fiesta. No te olvides que esta casa es un escondite- interrumpió prepotente el griego

-Saca a Camus de aquí y mándalo a otro lado o a la policía, ellos sabrán que hacer pero sácalo de aquí. Deja de involucrarte más de la cuenta.- aconsejó.

-Se lo que hago y no me cambies de tema. Quiero todo bien limpio que bien sabes, que ésta casa perteneció a mi hermano- dijo Milo y volteó, caminando y saliendo del cuarto.

-Eres un caso serio Milo- murmuró el león consigo mismo y meneó la cabeza en negativa.

Horas y horas después, todos tenían hambre y ya eran las 16hs de la tarde. Estaban exhaustos, los pocos sirvientes que desde antes trabajaban ahí también lucían cansados. Aldebarán era un excelente cocinero y se las ingenió preparando comida para todos.

Mu, Milo, Camus y Aioria estaban sentados en sillas individuales, alrededor de una mesa cuadrada en la amplia cocina.

-¿En qué momento se fueron todos?- preguntó el castaño

-Apartir de las 6 de la mañana- dijo como si nada Mu y se puso pensativo con la duda

-Si, prácticamente a esa hora- afirmó Mu, prácticamente convencido.

-Quiero comer- habló caprichoso Milo y golpeó suavemente la mesa. Todos pudieron oír que el estómago del peliazul rugía hambriento.

-Ya está la comida, traigan los cubiertos- avisó Aldebarán y Milo se levantó contento. Mu fue por los platos y Milo por los cubiertos.

-Iré por las servilletas- dijo Camus y fue por ellas. La mesa ya tenía un mantel y Aioria solo observaba la escena con seriedad. No dejaba de ver a Camus, lo estaba analizando.

Mu vino primero con los platos servidos, Milo colocó los cubiertos y Camus las servilletas. Trabajaban en equipo y todos se sentaron en sus lugares e hicieron algo de espacio para que entrara Aldebarán. El castaño agradeció por la comida e hizo igual que todos, comenzar a comer. Cuando terminaron, cada uno se levantó. Mu y Aldebarán recogieron los platos.

-Nosotros limpiaremos la cocina- mencionó Mu y Milo bostezó involuntariamente, al darse cuenta se tapó la boca y luego exhaló aire.

-Dormiré un rato- dijo Milo y se subió a su habitación. Camus mantenía su fría expresión e iría a su cuarto pero Aioria le detuvo el paso al agarrarlo del antebrazo izquierdo.

-Quiero hablar contigo- dijo muy serio el castaño y Camus miró como lo estaba agarrando. Enseguida entendió el león que debía soltarlo y así lo hizo. El francés asintió con la cabeza y Aioria adelantó el paso, guiándolo hasta un rincón de la sala asegurándose también que nadie escuchara su conversación.

-¿Haz pensado ya mudarte Camus?- interrogó directo al grano, sin rodeos y lo dijo de frente

-Se que me quieres lejos de Milo ¿Te sigue gustando?- opinó Camus

-Ya no me gusta Milo pero me preocupo por él-

-También yo- mencionó el francés

-¿No sientes nada por él, no es así?- preguntó el castaño

-¿Qué, eres celoso de tus amigos? ¿A qué viene esa pregunta?-

-Solo lo dije por decir, realmente es otra cosa lo que me interesa saber y solo tu me puedes responder- mencionó Aioria e hizo un ademán moviendo la mano como un abanico, restándole importancia a lo anterior que dijo.

-¿Qué relación tienes con Shaka?-

-Es un amigo- habló sereno Camus, escondiendo su sorpresa por la repentina pregunta.

-Sí claro "amigo", te miraba como uno- comentó sarcástico y con sus dedos hizo el gesto entre comillas

-¿Cómo le haces Camus? Dime- añadió Aioria un poco fastidiado y comenzó a caminar alrededor del peliaguamarina.

-¿Hacer qué?- preguntó indiferente el francés.

-Engatusar a hombres atractivos. ¿Será por que eres inteligente, elegante y misterioso?-

Camus enarcó una ceja "¿Y ahora a qué viene todo ese sarcasmo?" meditó.

-¿Shaka no es nada tuyo? Quiero saber si está libre- comentó más serio Aioria ubicándose frente al francés.

-Responderé tu pregunta si me das algo a cambio- propuso más interesado Camus.

-¿Qué? Creí que contestarías con indiferencia como siempre lo haces-

-Cambié de parecer, ¿Aceptas o no?- dijo cortante Camus

-Hecho- habló resignado el león. Aioria no tuvo de otra por que casualmente Camus es el único que conoce a Shaka. Después de todo, el rubio venía de la India y no era fácil entablar una conversación fluída con el hindú. El destino le jugó una trampa y ahora dependía del francés, alguien quien no le agradaba pero todo sea por el amor. Sí, se sentía enamorado del rubio y no se rendiría fácilmente, tratará de llamar su atención.

-Está soltero y ahora dame su número- exigió efusivo Camus

-¿Qué, me estás tomando del pelo? ¿Qué pretendes?- habló sobreexaltado el castaño. ¿Y como no estarlo? Él quiere conquistar al rubio y Camus parece querer lo mismo.

-No. Solo quiero hablar con él, se que puedes contactarlo- comentó el peliaguamarina.

-Mas te vale que no me acuchilles por la espalda, por que te arruinaré ¿Me entendiste?- amenazó con el ceño fruncido Aioria.

-No compliques más las cosas, solo quiero preguntarle algo es todo. Tranquilo, soy un hombre de principios y no hago trampas- habló más sereno, dejando a un lado el tono seco y tratando de no alterar al león.

-Bien, yo también cumplo con mi palabra.- opinó el castaño y buscó con la mirada un papel, encontró uno y luego buscó un bolígrafo. Escribió en el papel el número y se lo dio a Camus. Luego se largó de ahí molesto.

Minutos después Camus cogió el teléfono de la casa y llamó a Shaka. Pero no le contestaba la llamada asi que tuvo que colgar.

-¿A quién llamas Camus?- preguntó Milo que se apareció detrás del francés. Camus se exaltó un poco y giró la cabeza para observar al peliazul.

-A un amigo- respondió y el griego lo miró indiferente.

-¿Dormiste bien? Parece que no pudiste pegar el ojo- comentó Camus y tenía razón. Milo tenía unas notables ojeras y unas bolsas que delataban que no tuvo éxito en tomarse una siesta.

-No, la verdad no- contestó y se rascó la cabeza.

-Por cierto..., ¿Dijiste amigo? ¿Te refieres a...?- mencionó Milo y miraba a Camus para que le completase la oración

-Shaka- dijo

-Sí, él. ¿En dónde lo conociste?- preguntó un poco interesado el heleno.

-En la universidad-

-Camus..lo de la mañana..- habló Milo más inseguro y no podía ver a los ojos al francés

-¿Me quedé muy dormido, solo eso verdad?- añadió el escorpión. El peliaguamarina alzó la ceja izquierda.

-Sí, nada pasó. Tuve que quitarte la camisa, la tenías manchada de cerveza.- argumentó Camus

-¿Y....por qué tu no tenías nada puesto? Aparte del pantalón..claro- el peliazul decía entrecortado y era por los nervios, no lo podía evitar y más frente a alguien como Camus.

-Pues vomitaste por mí, ¿Aún no lo recuerdas?- dijo esto Camus más frío, haciéndole entender lo desagradable que fue cuando ocurrió.

-Ah, perdón, perdón- se disculpó Milo y reía nervioso.

-Francamente- dijo Camus y le dio la espalda al peliazul, marcando el número en el teléfono para hacer una llamada.

-No comprendo por que me lo preguntas. Nada raro iba a ocurrir..- comentó y colocó el teléfono en su oído izquierdo, volteó y miró a Milo.

-por que somos amigos. A veces me da la impresión que piensas que te violé o algo por el estilo- lo dijo como si nada, indiferente y directo. Pero sin embargo el escorpión quedó boquiabierto. Trató de no ser tan obvio con sus preguntas pero ¿Cómo burlar a la inteligencia del francés?

-¡No! ¿Cómo crees? ¿Tú ..., violarme? Para nada- mencionó tratando de sonar simpático, pero igual seguía nervioso. El griego se giró, sudando frío y dandole la espalda al peliaguamarina.

"Lo que me preocupaba era que yo le haya hecho algo fuera de lo normal y terminara haciéndolo con él" pensó en sus adentros. Realmente a eso era lo que temía por que sería el fin de su amistad con el francés.

-No contesta- habló Camus un poco enojado y colgó la llamada.

-Milo, ¿Por qué invitaste a los doctores y a ese policía en la fiesta?- preguntó Camus, cambiando totalmente de tema. Ahora el peliazul enarcó la ceja y giró a ver al peliaguamarina.

-Son mis amigos. ¿No te diste cuenta?- habló Milo y Camus negó con la cabeza. No sabía del tema ni de cuando ni como se volvieron amigos así como dice el escorpión.

-Si te fijaras en tu alrededor te hubieses dado cuenta- dijo Milo duramente cambiando por completo su mirada a una muy seria. El francés lo sintió como un reproche, un veneno que le lanzó el peliazul.

-Sí, supongo..tienes razón- admitió en voz baja pero audible y viró sus ojos a un lado. Conocía a Milo y lo mejor era no convocar a su furia. Nunca lo vio muy enojado, solo un poco y le asustaba en cierta manera aun que de nueva cuenta, él jamás lo confesaría ya que tenía su propio orgullo.

-Varios de ellos tienen pareja ¿Desde cuándo?- preguntó el francés. Milo relajó un poco su mirada y suspiró.

-Desde antes. Dohko y Saga son el dúo policíaco que investigan a Vincent. Dohko es pareja de Shion, el director del hospital donde te internaste y Saga sigue soltero...hasta donde se, pero.. me enteré de por ahí que puede que ya no- dijo lo último con una risita pícara y tocaba su mentón con sus dedos.

-Aiorios volvió con Shura, el doctor que te había atendido en el hospital. Al parecer tenían problemas y se dieron un tiempo pero veo que pudieron solucionar sus diferencias- comentó más alegre Milo.

-Dita siempre estuvo con Ángelo, eso no es novedad al igual que Mu y Aldebarán. Pero Shaka apareció de la nada y ya enamoró a Aioria.- dijo esto y exhaló aire el peliazul con cierta preocupación.

-Solo espero no quiera conquistarlo por capricho, que nada bueno puede resultar de una relación así- añadió el escorpión.

-Shaka no merece a alguien que juegue con él. Considero que no será fácil para Aioria llegar a su corazón- habló en seco Camus.

-No, no, Aioria será un casanova pero no un patán.- defendió Milo. Camus pasó a un lado del peliazul y comenzó a marcharse. Iba a salir de la sala. Pero en cuestión de minutos sonó el teléfono y Milo contestó la llamada.

-¿Diga?- habló y luego colgó.

-¡Camus! Dohko y Saga vendrán en cualquier momento. Tienen noticias-

El francés volteó interesado y con Milo fueron cerca de la puerta. Esperando la visita.
Los policías se tardaron 10 minutos en llegar y fueron recibidos por Milo. El dúo mantenía una expresión seria y todos fueron a un despacho. Para conversar mejor de la situación que según el francés debe ser complicada. Una vez cerrada la puerta, todos se sentaron alrededor del escritorio. Dohko y Saga por un lado y por el otro, Camus y Milo.

-¿Qué novedades traen?- preguntó Milo. Saga traía consigo una mochila y de ella sacó un mapa que plasmaba el continente europeo. Había líneas marcadas en rojo.

-Esto que ven es el trayecto que ha tomado Vincent en sus viajes fuera de Rusia- indicó Saga.

-Al último lugar que fue es a Francia, de ahí partió a América- informó Dohko y señaló con su dedo índice la trayectoria entre Francia y posiblemente Norteamérica.

-Estuvo en Estados Unidos, que parte exactamente no nos dijeron- comentó el pelirrojo.

-Vincent es un mafioso internacional, trafica de todo. Armas, drogas, trata de blancas, órganos, entre otros. Es buscado por todos los países europeos y ahora también en Estados Unidos, gracias al informe que le enviamos- habló Saga

-Entonces es un tipo sistemático. Según el mapa, toma rutas en puntos clave pero..- opinó el griego y arqueó la ceja al ver mejor el mapa.

-Es como si estuviese dando círculos- completó Camus.

-Seguro intenta marear a la policía. ¿Están seguros que fue a Estados Unidos?- preguntó el francés.

-Sí, acaban de informarnos que Vincent intentó pasar a Canadá como inmigrante con un grupo de hombres- informó Dohko.

-¿Lo atraparon?- preguntó Milo.

-Sí, pero muerto. Estaban armados hasta los dientes y la policía estadounidense no tuvo otra alternativa que disparar hasta matarlos a todos- dijo Saga.

-¿Y encontraron su cuerpo? ¿Es él realmente?- interrogó más analítico Camus. Conocía las jugadas de Vicent y no creía que haya muerto con tanta facilidad. No, Vincent no es tonto y capaz tenga en mente algo atroz. También le parecía raro que haya renunciado a intentar matarlo.

-Sí, era él. Los estadounidenses devolverán el cuerpo a la justicia rusa- habló Dohko.

-De todos modos estaremos al pendiente de que el traslado no se vea interceptado por aliados de Vicent- mencionó Saga

-Camus, sabemos que Vincent tiene un hermano. Cuando estuviste en el hospital nuestros medios nos dijeron que estaba aquí, en Grecia pero ya salió. ¿Sabes a dónde pudo a ver ido?- preguntó muy interesado Dohko, quien apoyó sus codos en la mesa y entrelazó sus dedos a la altura de su mentón.

-Tal vez a Francia. Es intocable en ese país- contestó serio pero en su mirada dennotaba cierta conmoción al oír de su hermano. Aquel que tuvo la sangre fría para mandar a matarlo, algo que no entiende ¿Por qué lo hizo?

-Las autoridades de Francia deben varios favores a la familia Smirnov. Están atados de manos y pies. Seguro él anda caminando en esas calles como un hombre libre- añadió el peliaguamarina.

Milo observó de reojo aquella expresión en Camus. No se le escapaba nada y pudo percibir que el francés sentía un poco de angustia por el hermano de Vicent. Entonces tocó suavemente el hombro izquierdo del peliaguamarina y contempló a los policías.

-Hay que atraparlo a como de lugar, pero sean cuidadosos. Sería bueno que lo atrapen vivo- dijo el escorpión y Camus giró a verlo un poco sorprendido por aquellas palabras.

-Sí, esa es la idea.- habló Dohko y cerró los ojos en lo que suspiró. No será nada fácil la tarea pero tampoco es imposible.

-Las pruebas Camus, sería bueno que veas la manera de entregárnoslo.- habló Saga más exigente.

-Arreglaré ese asunto lo más rápido posible y les avisaré la fecha de entrega- mencionó Camus.

Hablaron un rato más de detalles, los posibles movimientos del hermano de Vicent predichas por Camus. Conocía muchas estrategias antes utilizadas por el antiguo líder, el padre de Vicent. El dúo policial anotó todo y se fueron del lugar.

Pronto se hizo de noche y Camus fue a su habitación. Se acostó en su cama y puso sus manos detrás de su nuca, su cabeza descansaba en la almohada. Estaba muy pensativo y no superaba la muerte de Vincent, pero lo que más le preocupaba era su hermano. Está solo el muchacho, nunca demostró soportar mucha presión y por eso nunca fue apto para ser cabecilla de la familia. "No lo soportará. Tengo miedo que...intente quitarse la vida por la desesperación" decía en sus adentros. No deseaba su muerte, jamás ni la de nadie. Giró hacia el lado derecho y suspiró hondamente. Tenía muchas cosas en su cabeza, su vida era complicada desde el inicio de su nacimiento. Cerró los ojos para despejar los recuerdos de su infancia y se quedó dormido.

En eso alguien golpea suavemente la puerta de la habitación del peliaguamarina pero como estaba dormido no respondió y una sirvienta entra despaciosamente al verlo así. Traía unas ropas dobladas, abrió el ropero y colocó cada una donde corresponde. Tuvo cuidado en no hacer mucho ruido. Al terminar se giró sobre su propio eje y contempló al francés. Se le acercó y miró de cerca su rostro.

-Pero si parece un ángel cuando duerme- murmuró y sonrió de medio lado, pero después se puso triste. Se alejó y antes de cerrar la puerta por completo

-Buenas noches- habló a lo bajo y finalmente cerró la puerta. Salió de ahí a completar sus deberes.

Notas finales:

Que les puedo decir.. Lo mejor se viene en el próximo capítulo.

¿Quieren un adelanto de lo que pasará?

¡Todos estarán en peligro! O.o La desesperación, el descontrol y el miedo se apoderarán de los corazones de varios personajes.

 

Nos leemos n__n 


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