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La voluntad del corazón por Azur

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Notas del capitulo:

¡Hola! Disculpen si tardé en actualizar u.u Ayer quería hacerlo pero no quería dejarlo inconcluso.

¡Hay lemmon :D! Pero.... también sorpresas. Ya me imaginaba que algunos de ustedes querían leer el lemmon y... yo también xD jajajaja.

Nota: Las conversaciones en cursiva son recuerdos y la "cursiva" con acentos los pensamientos.

Espero les guste.

 

PD:Los personajes son propiedad de Masami Kurumada.

Flashback

-Hola hermano ¿En dónde estás?- preguntó Milo preocupado, se había tardado mucho en llegar a casa, la de sus padres claro.

-Tranquilo, en media hora llego ¿Vale?- habló animado. Milo podía oír desde el otro lado del celular las risas de varios hombres y el ruido de coches que vocinaban. Todos amigos de su hermano.

Fin del Flashback

 

El griego se daba la vuelta, sudaba y cerraba fuertemente los ojos.

-No- murmuró pero aquel sueño no era más que un tormentoso recuerdo.

 

Flashback

-¿Qué está pasando?- interrogó Milo

-Un tarado que no puede adelantarnos. El tráfico está terrible...¡Ey! Pasa quiero ver la foto...- dijo el hermano que ya ni prestó atención a la conversación con Milo.

-Espera...¡Uyy! ¡Qué guapa!- exclamó una voz masculina

-Conduce....¡Oye!-

Fin del Flashback

 

Fueron las últimas palabras que escuchó Milo de su hermano y luego ocurrió el desastre. En el sueño del griego era como si él estuviese en lugar de su hermano, quien iba de copiloto y se imaginaba como el auto volcó y todo por culpa de otro camión que iba en sentido contrario al correcto.

Milo gritó con todas sus fuerzas y se sentó repentinamente en su cama. Su rostro estaba perlado de sudor, sentía mucho calor y su habitación estaba oscura. Respiraba agitadamente. Estuvo por un momento así, intentando tranquilizarse. Se levantó, tenía sed y mucha, era como si su garganta se secara. A ciegas se dirigía a la puerta, pero tropezaba con otros objetos que no lograba ver. Al salir de su habitación, la casa estaba un poco más iluminaba y todo gracias al resplendor de la luna llena que atravesaba con vigor a través de las cortinas. Se dirigió a la cocina y abrió la heladera. Sacó una botella de agua y la puso en la mesa. Aun en la penumbra podía ver. Luego buscó el vaso y colocó en ella el agua. La tomó y se quedó pensativo mirando un punto muerto en la pared.

Después escuchó un tropezón, eso lo alertó y va directo junto al responsable. Se trataba de una sirvienta, la misma que había entrado a la habitación de Camus.

-Disculpe joven. No sabía que se trataba de usted- argumentó y miraba hacia el suelo.

-Tu.. ¿Eres nueva?- preguntó el peliazul.

-Me contrataron la semana pasada. Pero falté varios días para atender la salud de mi madre- contestó tímida.

-¡Ah! A verlo dicho antes,si ya me acuerdo de ti- dijo más tranquilo el heleno y golpeó suavemente la espalda de la chica. Ella sonrió nerviosa, es que la actitud del peliazul le asustaba, en especial sus cambios de humor.

-¿Cómo sigue tu madre?- preguntó y se puso frente a ella. Relajó su mirada al verla.

-A mejorado. Le agradezco mucho y gracias por haberme dado permiso sin suspender mi sueldo.- habló con voz suave, tímida y con observó al peliazul por segundos, luego miró al suelo.

-Ni lo agradezcas, de nada y...¿Qué hora es Minerva?- preguntó el escorpión y se rascó en la nuca

-Las 3 de la mañana joven- contestó y se retiró a su cuarto.

Milo iba en dirección a su habitación y cuando entró se le antojó prender la luz. Al hacerlo vio a Camus que cerraba un cajón de una mesita, la que estaba en la cabecera de la cama. Como si terminara de husmear algo. La mirada del peliazul se afiló y arrugó la nariz. Camus volteó y se asustó al verlo.

-Puedo explicarlo..- dijo pero Milo se acercó a él furiosamente.

-¿Qué estabas haciendo en mi ausencia? ¿Por qué revisabas mis cosas?- atacó con dos preguntas

-Necesitaba...emm..- murmuró Camus y miraba a un lado hacia  abajo. Milo se acercó al francés y comenzó a revisarle los bolsillos y encontró un papel. Lo que vio no lo podía creer. Camus se apartó despaciosamente de él.

-¿Qué es esto? Mi número de cuenta en el banco y... ¿Mi firma?- decía insólito, estaba sorprendido mientras al escorpión le empezaba a hervir la sangre.

Camus retrocedía silenciosamente, cuando estuvo por salir a través de la puerta. Milo giró y con un rápido movimiento, lo estampó contra la pared.

-Ahora mismo vas a explicarme por que falsificaste mi firma. Te salió igual- dijo con una voz autoritaria y volvió a estrellar la espalda de Camus contra la pared.

-y no me digas que no fuiste tu. En el papel estaba mi firma y el intento de que salga igual a la mía. Hasta que lo conseguiste, la letra es tuya- habló con mucha ira. En los ojos de Milo ardían el fuego de la rabia y el francés trataba de sostenerle la mirada.

-Milo... he estado pensado en..- y miró a sus costados, el francés intentó darle una patada en las bolas pero el peliazul detuvo esa pierna y apretó su cuerpo contra el peliaguamarina.

-Tengo más fuerza que tu. ¿Qué pasa? ¿No puedes liberarte de mí?- preguntó furioso el escorpión.

-Darte....una sorpresa..- habló Camus

-¿Sorpresa? ¡Vaya, lo lograste! ¡Solo que me decepcionaste!- elevó la voz

Camus miró decidido y golpeó con su frente contra la cien de Milo. El griego retrocedió y quedó aturdido. En la cara del francés se corrió un hilo de sangre entre sus cejas. Al escorpión le daba  vueltas su cabeza y fue testigo de la huída de Camus. Se sostuvo de la pared unos minutos y luego fue detrás del peliaguamarina.

"Segurito fue a su habitación" pensó y se dirigió allí. La puerta estaba abierta, miró a sus costados pero nada. Las luces también estaban prendidas. Agarró del cerrojo de la puerta y al cerrarla, detrás de él sintió un golpe en su cabeza con algo muy duro que logró desmayarlo.

Cuando despertó tenía las manos atadas y estaba amordazado. Estaba sentado al extremo de una tina vacía. Miró a su alrededor y estaba en el baño, no era de su habitación pero vio a Camus que vigilaba la puerta, mirando sigilosamente para no ser descubierto. Milo forcejeó y captó la atención del francés, el cual se giró y cerró la puerta. Hizo la seña del silencio con su dedo para que el griego se callara, pero no obedecía.

-Cálmate Milo. Si falsifiqué tu firma fue por una buena causa.- admitió el francés. "¿En serio?" pensó irónico el griego.

-Mira ¿Ves esto? Es tuyo, te lo entrego- habló Camus y le mostró un cheque. Estaba a nombre del francés y le transfería a Milo una gran suma de dinero.

-En ese papel firmaste aceptando el dinero y te lo pago. Por todos los gastos del hospital- explicó. Camus le quitó la tela que tenía en la boca el griego. Cuando Milo sintió libre su boca exhaló aire.

-¿Desde cuándo tienes dinero?- preguntó Milo.

-Desde antes. Cuando atendía casos que no tenían que ver con mi familia me pagaban bien. Los fui juntando y guardando en una cuenta suiza. Se que la policía congeló todos mis bienes pero esta cuenta es secreta, solo yo se de su existencia y fui muy discreto al crearla. ¿Sabías que un abogado tiene sus trucos? Pues yo tengo los míos- y se colocó al costado de Milo para hablarle mejor.

-Ahora me entero. ¿Querías que recibiera tu dinero por la fuerza?-

-Sí, pero como eres testarudo estaba seguro que no lo aceptarías por las buenas.- dijo esto y suspiró hondamente.

-Quería pagarte de alguna forma esos gastos del hospital y por mantenerme aquí. Lo más justo era devolvértelo y eso hago. Te lo ruego acéptalo, así tendré mi conciencia limpia. Odio deberle a alguien- suplicó el francés y Milo lo miró en silencio. No emitió palabra pero miraba fijamente los ojos azules de Camus.

-Por favor perdóname, la idea era darte una sorpresa. A la tarde encontrarías un papel el cual te notificaría el ingreso del dinero en tu cuenta. Pero todo salió mal cuando me olvidé de tu número de cuenta del banco. Pretendía salir por la mañana, firmar por ti y hacer el trámite.-

-¿Olvidaste que buscan matarte?- preguntó secamente Milo

-Se como salir de esta casa y cuidarme las espaldas. He estudiado los mapas de todas las calles de este lugar, sus nombres, sabía exactamente a donde ir y cuanto tiempo tardar.-

-Vaya, lo tenías todo preparado- relajó su voz Milo

-Convencerte es lo más difícil, por eso no quería confrontarte directamente- dijo más desilusionado el francés y bajó la mirada.

-Libérame Camus, no te haré daño pero debiste haber confiado más en mí-

El peliaguamarina liberó al escorpión y éste siguió en su lugar pero miraba con cierta decepción a Camus.

-¿Por qué aún te cuesta confiar en mí? Me sorprendes- preguntó Milo

-No puedo confiar en alguien tan temperamental y explosivo como tu. Lo intento pero..me asustas- contestó sincero el francés. El escorpión abrió grandemente los ojos. "¿Asustarlo pero cómo?" pensó.

-Conozco todo de ti excepto tu pasado.- habló el griego más serio.

-Puedo confiarte todo, te diré lo que tu quieras- dijo un poco desesperado y se aproximó a Milo, sus narices estaban por rozarse

-pero mi pasado no- comentó triste y se alejó hasta tener una distancia prudente.

-Camus, deja de construir muros alrededor de tu corazón. Mejor construye puentes y así te sentirás menos solo y más apoyado. Deja que te ayude- dijo con una voz dulce el peliazul y con la diestra tocó la mejilla del francés. Luego apartó su mano y hubo un silencio. Milo se había calmado un poco. La noche se tornó un poco violenta pero la tormenta estaba retirándose dejando entrar a la duda en el corazón del escorpión.

-Hoy tuve una pesadilla- comentó más tranquilo y el peliaguamarina le miró a los ojos.

-Soñé la muerte de mi hermano.- dijo y Camus juntó sus cejas de la tristeza. Dejó el cheque en las manos de Milo. Éste miró el cheque pero lo ignoró, contemplando al francés con una mirada melancólica.

-Antes de morir, yo le llamé me sentía preocupado por que se estaba tardando en regresar a su casa. Estaba de parranda con sus amigos, él iba en un automóvil y era el copiloto. Al parecer uno de sus amigos quería mostrar la foto de una mujer y el conductor se distrajo, hasta mi hermano y ocurrió el accidente. Pude oír todo y aun no lo olvido.- habló serio pero por sobre todo triste. Camus tocó su hombro derecho con la diestra.

-La ausencia de mi hermano me hizo valorar lo que tenía pero era el pilar de mi vida y se fue-

-¿Y ahora quién es tu pilar?- preguntó curioso pero amable Camus

-Yo mismo. Si todos me abandonan, al menos yo se que no me abandonaré a mí mismo- contestó sabiamente. Sorprendiendo al aguador.

-No te tacharé por lo que fuiste en el pasado. No lo he hecho hasta ahora ¿O sentiste que sí?- añadió el escorpión. Camus suspiró y se levantó, abrió la puerta y le hizo un ademán con la mano para que lo siguiera. Milo agarró el cheque pero lo dejó en el lavabo del baño y siguió al francés.

La habitación no era del peliaguamarina, era una de huéspedes y estaba vacía. Camus se sentó al costado de la cama y Milo también, permaneciendo frente a él.

-Milo no quiero tu lástima. No la necesito y si no te conté mi pasado es para que no sientieras pena de mí- explicó el galo. Pero el peliazul no dijo nada.

-El nombre de mi hermano menor es Isaak. Es muy tímido y siempre buscaba mi protección. Vincent lo maltrataba, nunca lo quiso. Yo no era tratado diferente, Vincent y el resto de la familia eran hipócritas conmigo y cuando intentaban maltratarme, siempre los delataba de manera inteligente. Por eso tal vez fui odiado por varios de ellos pero Vincent se reía.- retomó el aire para continuar

-El padre de Vincent era el único que me estimaba, tenía grandes planes para mí y él mismo me lo decía. Era muy meticuloso, astuto y por sobre todo sabio. Muy paciente y era difícil saber lo que pensaba-

-En ese sentido te le pareces- opinó Milo respecto al no poder predecir lo que piensa Camus

-Yo creo que en eso nos parecemos- añadió Camus. Milo sonrió un poco por el comentario.

-A los 16 años me llevaron para entrenarme con armas. Practicaba tiro al blanco con diferentes armas. La escopeta siempre me costó, si no te posicionas correctamente es capaz de hacerte volar para atrás-

-No lo sabía- mencionó asombrado el griego.

-Un día cualquiera, un traidor iba a escapar y yo estaba en casa. Uno de los guardias me dio una pistola y quise ayudar en atrapar a esa persona. Pero corría velozmente en las calle y no había manera de alcanzarlo hasta que tuve que dispararle-

-¿Lo mataste?- preguntó y Milo se espantó con tal idea

-No. Le di en las dos piernas y cayó, se arrastró pero fue capturado. También fui testigo de como torturaban a las personas para obligarlos a hablar, pero supongo no querrás saberlo-

-¿Lo hacen como en las películas o son peores?- preguntó y bostezó sin querer. Se llevó la mano en la boca y miró a Camus. Quería seguir escuchando pero solo veía que el aguador movía los labios y perdió el hilo de la conversación. Sus ojos se entrecerraban en contra de su voluntad.

-Mejor descansa, ya tienes sueño- dijo y se levantó.

-Camus- habló a lo bajo Milo y por primera vez el aguador entendió. El griego temía volver a repetir la pesadilla pero dormiría mejor al lado del francés y todo por que se sentiría más seguro.

El peliaguamarina se acostó hacia un lado y Milo en el otro. Se tocaban los hombros, la cama era individual pero aun con la incomodidad el heleno cerró los ojos y durmió profundamente. Camus sonrió de medio lado y observó por largos minutos el rostro del escorpión. Luego sus ojos se volvieron pesados y se entregó a los brazos de Morpheo.

 

 

Las horas pasaron y a las 7:00hs de la mañana. Camus abrió los ojos y se encontró con la mirada de Milo hacia él. Entrecerró los ojos y al abrirlos para visualizar con más nitidez, observó varias pistolas apuntando a su rostro, miró de reojo a Milo y lo mismo pasó con él.

-¡Camus, tanto tiempo! ¿Dormiste bien?- habló una voz que el aguador conocía perfectamente. Se le heló la sangre con solo oírla. Milo comenzó a inquietarse pero el hombre empezó a reírse.

-Sigue moviéndote y enterraré una bala en medio de tus ojos- dijo y le apuntó el arma a Milo. El tipo no jugaba y eso lo sabía el francés.

-Vincent- mencionó Camus con el ceño fruncido.

-Sabía que no te olvidarías de mí por más que…haya cambiado de apariencia. Escogiste un buen lugar para esconderte, me tardé un poco en hallarte- comentó indiferente, elegante y jugando con el arma en la mano. Vincent era alto, rubio de ojos verdes oscuros. Tenía un traje formal y una gabardina negra encima.

-¿Qué pasó de Isaak?- preguntó Camus

-¿Pero qué clase de pregunta es esa? Tu vida apeligra, estas en mis manos ¿Y preguntas por él? - dijo Vincent con su típico asento sarcástico.

-Que Milo quede fuera de esto.- añadió el francés. Ya sentía un pesar en su corazón. Si tan solo no lo hubiera involucrado.

-Traíganlo frente a mí- ordenó Vincent a sus guardias y señaló al peliaguamarina. Lo pusieron frente a él y le dio una fuerte bofetada.

-¡Camus!- gritó Milo e intentó ir por él, pero los hombres lo agarraron y lo mantuvieron de pie. Paralizando por completo sus movimientos.

-No me des órdenes ¿Te volviste idiota?- pronunció Vincent con un enojo en su voz y guardó su pistola, con la siniestra agarró de los cabellos a Camus obligándolo a verlo a los ojos.

-Estás en mis manos- argumentó triunfante y lo soltó.

-¿Lo matamos Jefe?- preguntó uno de sus hombres para asesinar al aguador.

-Es cierto que me sirves más muerto que vivo, pero no. Tengo algo especial ideado para tí- comentó Vincent a Camus

-¡Ah! y tu amigo este... ¿Milo? Irá con nosotros- dijo como si nada Vincent

-¡No!- negó desesperado el francés.

-¡Tsk! no tengo tiempo para discusiones, luego te daré una tunda- expresó indiferente el mafioso y se dio la vuelta. Salió de la habitación seguido por sus hombres quienes llevaban a Camus y Milo por la fuerza. Le amordazaron la boca a ambos. Cuando llegaron a la sala, Vincent miró a sus hombres como intentaban abusar de Mu, quien se hallaba en el piso. Estaban encima del pelirosa, manoseándolo y no muy lejos, Aldebarán en el suelo inconsciente.

El galo y el griego estaban sorprendidos, intentando liberarse pero era inútil.

-Pensé que violarían a las sirvientas- opinó calmado Vincent. Uno de los agresores de Mu observó a su jefe.

-Se escaparon y quedaron ellos. Pero hacerlo con un hombre no está mal, solo queremos sexo- contestó el pervertido.

-¡Me salieron todos unos pinches maricones!- gritó Vincent y los agresores pararon. A Mu le habían tapado la boca con una cinta metálica y el pelirosa miró sorprendido al mafioso.

-¡Levántense karajo! Les llevo a su próxima diversión, no hay tiempo que perder ¡Larguémonos! antes que llegue la policía- gritó y señaló a Milo. El escorpión arrugó la nariz y Camus estaba súper desesperado. Ese hombre nunca bromeaba aunque pareciera lo contrario.

-Señor.. ¿Aun así podría llevarlo?- habló otro y miró a Mu con lascivia. Lástima que recibió un balazo entre los ojos y cayó muerto.

-¿Alguien más que contradiga mis órdenes?-  interrogó Vincent quien había apuntado y matado a uno de los suyos. Todos quedaron mudos y se alinearon, dejando a Mu atado de manos. Salieron de la casa y en frente les esperaba tres autos, monteros, negros y estaban en marcha con sus respectivos choferes.

Vincent entró en el segundo auto sentándose al lado del conductor. Guardó su pistola y dos hombres metieron a Camus y Milo atrás, en el medio y acorralados por dos sujetos.

Pasó media hora y Mu seguía luchando con sus ataduras, cuando por fin se liberó fue a despertar a Aldebarán. Cuando el pelirosa comprobó que su novio estaba bien llamó a la policía, especialmente a Dohko y contó lo sucedido cuando éste llegó a la casa. Luego Dohko volvió a su estación.

******************************************************

Mientras tanto a horas de la tarde en el Hospital, Shion se hallaba en su escritorio. Atendiendo varias llamadas a la vez. Su oficina estaba en la planta baja del hospital, tenía dos grandes ventanas que le permitían observar el ambiente de a fuera. Pero ese día estaba muy atareado. El peliverde estaba sentado,  hablando por teléfono y luego ingresó Dita con unos papeles. Se colocó frente a Shion esperando que lo atendiera. Apenas el director colgó la llamada, suspiró y miró a Dita quien le entregó los papeles. Necesitaba de su firma para proceder con algunos tratamientos.

El teléfono vuelve a sonar y Shion contestó de mala gana

-Hola-

-Buenas tardes, siento interrumpirlo pero tendrá que cancelar todas sus llamadas y estar al pendiente de ésta llamada- dijo una voz masculina grave y desconocida

-¿Es una broma?-

-Para que vea que no. Revise el basurero que está a su lado izquierdo-

Shion aun con el teléfono en mano, mironeó con la mano libre dentro del basurero y sus ojos se abrieron enormemente.

 

-Ahora siga mis instrucciones. Mantenga a su hermoso neurocirujano con usted-

 

El peliverde mantuvo la calma. Dita estaba sospechando que algo no andaba bien pero seguía cerca de Shion. Pero el director sacó del bolsillo de su pantalón derecho, disimuladamente hasta tener su celular en mano. Marcó en sus contactos la letra “D” que le marcaba a Dohko.

 

-Si fuera usted no llamaría a la policía. Hágalo y el hospital volará en mil pedazos. No crea que solo en su oficina hay una bomba sino en lugares estratégicos y nadie es consciente del caos, aun. ¿Quiere avisar a todos y que entren en pánico? Será divertido ver eso pero no necesito ver un show como esos- explicó el de la voz desconocida.

 

Shion estaba siendo vigilado y a fuera del hospital, no le cabía la menor duda.

 

Las cosas seguían su rumbo y paralelo a esta situación, Shaka y Aioria estaban sentados juntos esperando consulta. El hindú le dijo que no hacía falta que lo acompañara pero el león insistió mucho y tuvo que aceptar la compañía. El rubio esperaba su turno en el mismo hospital de Shion. Ambos ignorantes del desastre que puede armarse. Y para completar el colmo, ese día se le ocurrió a Aiorios visitar a su novio en su lugar de trabajo. Mu y Aldebarán fueron también a éste hospital para revisarse las heridas que tenían producidas por el secuestro de Camus y Milo.

 

En la estación de policía donde trabajaban Dohko y Saga, les visitó Kanon. A mala hora su visita y casi es echado a patadas por su gemelo mayor. El dúo policíaco seguía investigando y tratando de dar con la ubicación del francés y el escorpión.

 

Saga recibió una llamada en su celular y contestó. Le avisaron que encontraron una pista en el hospital donde estaba Shion. Kanon de colado fue con ellos. Luego Dohko, Saga y Kanon fueron junto a Shion, era el director y seguro él les explicaría que pistas encontraron. Al entrar estaba Dita abrazado con Ángelo, asustado y sentados en un sofá cerca de la pared. Shion con una cara muy seria con el teléfono en la oreja.

 

-Así que también los llamó- comentó el peliverde

 

-¿Quién?- preguntó Kanon

 

Entonces Shion pone en altavoz el teléfono.

 

-Sean bienvenidos, Dohko, Saga y Kanon. El hospital está por volar en mil partes pero no se preocupen, tienen esperanzas de sobrevivir si siguen mis instrucciones- habló la voz del terrorista

 

-¿Pero qué demonios está pasando?- interrogó en voz alta Kanon y le pidieron que se callara.

 

-Shion, manda a llamar a  Shura, Aldebarán y Mu-

 

El peliverde acotó la orden y los paramédicos nombrados aparecieron en la oficina. Entraron y Dohko les explicó la situación.

 

Minutos después vinieron por su propia cuenta Aiorios, Aioria y Shaka. Al ingresar en la oficina solo dicen que ya saben la verdad y que también fueron llamados por celular.

 

-Ustedes, tienen algo en común, ¿Saben cuál es?- preguntó el terrorista

 

Ninguno se atrevió a contestar excepto Aioria, pero fue silenciado por Shaka quien le tapó la boca para que no hablara.

 

-Camus Smirnov- comentó el desconocido

 

-¡Mierda, mi pesadilla se hizo realidad! Temía tanto que esto pasara- gritó enfurecido el león levantando los brazos hacia arriba de la rabia.

 

-Maldito ¿Dónde está Milo?- exigió Aioria quien rápidamente se acercó al teléfono. Se enteró del secuestro por que el mismo terrorista se lo dijo por celular al igual que a Shaka.

 

-Sigue hablándome en ese tono y haré explotar la zona de terapia intensiva del hospital-

 

-Aioria tranquilízate, la vida de muchos pacientes está en juego incluso la nuestra- expresó preocupado Shion.

 

-¿Qué quieres de nosotros?- preguntó Saga en voz alta

 

-Las pruebas contra mí- contestó el terrostista

 

-Vincent- dijeron al unísono Dohko y Saga. Se suponía que estaba muerto.

 

-Los creí más listos Dohko, Saga, ¿En verdad creyeron que ese cuerpo que encontraron era mío? Un doble nunca está de más- confesó el de voz gruesa. Trucada por supuesto.

 

-¿Pero y las pruebas de ADN?- preguntó Dohko

 

-Falsas. Los coimas son útiles cuando hay poder- respondió calmado

 

-¿Por qué respondes a nuestras preguntas?- preguntó interesado Kanon

 

-Porque ustedes responderán a la mía. ¿Dónde están esas pruebas?-

 

Silencio. Se miraban entre ellos, ninguno sabía de esas pruebas y el más ignorante del tema era Kanon.

 

-Tienen 1 hora para decidirse-

 

Todos escucharon un sonido, no muy alto y Shion revisó dentro del basurero. La bomba se activó y lo sabía porque se prendió una lucecita roja que parpadeaba pero sin el contador de tiempo. Dohko se acercó y observó con detenimiento la pequeña bomba.

 

-Y supongo que no podemos salir de esta oficina- sugirió Kanon

 

-¡No!- hablaron todos al mismo tiempo. Kanon suspiró resignado.

 

-Yo solo le hablé una vez al tal Camus ¿De qué me perdí?- preguntó Kanon y Dita le hizo una seña para que se acercara. El peliazul se aproximó y Dita le explicó el principio de todo.

 

Shaka retrocedió y se puso a meditar. Sin cerrar los ojos si no mirando el piso como un perdido. Si entregaba las pruebas, su vida apeligraría por ser cómplice de Camus y además le hizo prometer que nunca se entrometiese con los Smirnov pasara lo que pasara.

 

-Yo solo quiero que liberen a Milo- opinó el león que se puso al lado del rubio. Sorprendiendo al hindú que no sintió su presencia, por estar absorto reflexionando.

 

-Y yo a Camus- mencionó el rubio. Aioria arrugó un poco la nariz pero suspiró.

 

-¿Tienes algo que ver con esas pruebas? Si fuera tu lo confesaría o todos moriremos- opinó a lo bajo el castaño

 

-Se donde estan esas pruebas pero no puedo faltar a la promesa que le hice a Camus hace tiempo- confesó el hindú.

 

-¿Cuál promesa?- preguntó curioso

 

-No darme a conocer ante los Smirnov, asi nunca me involucraría con ellos- respondió el rubio

 

-Pero si Camus no dudó en meterte en esto al entregarte las pruebas- reclamó el león

 

-Lo hizo por que le insistí porque mientras sea un extraño para los Smirnov las pruebas estarían a salvo. Yo le convencí pero a cambio él me pidió mantener distancia con su familia- explicó Shaka con una mirada triste.

 

-Se me ocurre una idea, pero necesitaré de tu colaboración- pidió Aioria y al oído del rubio le comunicó su plan. A Shaka no le agradó para nada y los demás observaban a esos dos sospechando que, ellos sabrían más de la cuenta.

 

-¿Cuál es el secretito que tanto ocultan? ¡Hablen!- exigió áspero Ángelo sin un ápice de paciencia hacia Shaka y a Aioria.

 

Estuvieron discutiendo todos de la situación, sin llegar nada en concreto. Aun que Saga se contactó con el equipo anti-bombas por mensaje de su celular, de manera muy discreta. Shaka guardaba silencio y cuando era atacado, el león lo defendía con fiereza. Pasó la tormentosa una hora y el terrorista volvió a dar señales de vida

 

-¿Y bien, lo han pensado?-

 

-Se lo que buscas.- habló Aioria

 

-Ah, asi que tu.. - murmuró el terrorista. El león rogaba en su interior que no descubriera que él y Camus se llevaban pésimo, no debería saberlo pero por si acaso, y que creyera que el aguador confió en él para encomendarle las pruebas.

 

A Saga le llegó un mensaje en su celular y le notificaron que los anti-bomba pudieron entrar al hospital sin levantar sospechas, desactivando varios explosivos. El peliazul no pudo leer el mensaje mientras el terrorista siguiera en línea.

 

-Bien- dijo el terrorista

 

-Él o los que desactivaron las bombas lo han hecho bien. Pero..- y se escuchó una tremenda explosión. El sub-suelo del estacionamiento del hospital se envolvió en llamas, la gente comenzó a gritar y la desesperación se dio a lugar.

 

-No pudieron con todas y seguiré-

 

-¿Qué más quieres?- interrumpió desesperado Dita. Entonces de la nada apareció frente al hospital, un auto negro, elegante y lujoso.

 

-Al joven Aioria, súbete al auto y salvarás la vida de todos-

 

-No te vayas- dijo preocupado Shaka y sujetó del brazo al castaño cuando le dio la espalda. Pues Aioria no dudó en cumplir el mandato. Miró al rubio por encima de sus hombros.

 

-Cumpliste con tu promesa.- y le sonrió amable. En eso se liberó del agarre y salió de la oficina. Subió al auto y partió del lugar.

 

El terrorista confesó las ubicaciones de las bombas restantes y cortó la comunicación.

 

Shion y todos salieron desesperados. Felizmente no hubo muertos y nadie estaba en el estacionamiento. Los heridos fueron los guardias de seguridad que se encontraban cerca pero no dentro del lugar incendiado. La policía llegó y se armó el desastre.

********************************************************

El peliverde llegó a la media noche al departamento. Estaba de pésimo humor y Dohko ya se encontraba adentro, en la cocina, meditando la situación. La pareja compartía el departamento y Shion buscó al pelirrojo hasta hallarlo, al encontrarlo gritó

-El maldito a quien persigues casi nos mata. ¿Éste es el precio de ser policía?-

-Shion se que estás molesto. Dúchate y deja de gritarme. Nada solucionarás en ese estado- habló sereno el pelirrojo que permanecía sentado con la diestra reposando el mentón.

-Por eso odio que seas policía-

-Si no te gusta puedes irte- habló calmado Dohko. Algo que solo enfureció más al peliverde.

-No sé como puedes estar tan tranquilo. Pero claro...a ti no te despedirán ni te dejarán en la calle- reclamó Shion

 

-Me demandarán... ¡Achsdh! Pierdo el tiempo contigo- añadió y fue a la habitación, quitó su pijama del ropero para ponersela pero primero fue a la ducha. Mientras se bañaba, le entró la duda cuando recordó las palabras del terrorista "él o los que desactivaron las bombas..". Apenas terminó de ducharse, se vistió con la pijama y fue junto a Dohko.

Lo encontró en la misma posición, sentado y pensativo. Cogió otra silla y se sentó a su lado. El pelirrojo miró a Shion y ya veía venir las palabras del Aries

 

-¿Fuiste tu quien llamó a un experto en bombas?- atacó

 

-Ni aun que hubiese sido yo, no te lo diría- contestó Dohko muy serio

 

-Fue Saga verdad...¡Lo mataré!- habló enojado, se levantó y tiró de la silla furioso a un costado. Iba a salir de ahí, hasta que Dohko lo detuvo del brazo y le dobló detrás de la espalda.

 

-No cometerás una locura- amenazó el pelirrojo y lo estampó contra la pared.

 

-¡Suéltame o no respondo!- advirtió Shion

 

-Calma...- dijo Dohko y con la siniestra sacó unas esposas que tenía siempre a la cintura de su pantalón. Con gran maestría esposó las manos de Shion y la cara del peliverde seguía contra la pared. Dohko detrás de él, lo estaba apretando pero le habló al oído.

 

-Shion....hace tiempo que no te olía tan de cerca-

 

-No estoy de humor y además ya no quiero convivir con un policía. Solo me perjudicas- dijo cruelmente el peliverde. Eso provocó que Dohko frunciera el ceño. Le dio la vuelta y con la fuerza que tenía lo mantuvo pegado por la pared.

 

-Hoy te daré una despedida que nunca olvidarás. Esta noche estarás preso en mis brazos- dijo todo picarón y lo miró con lujuria. Shion forcejeó pero el pelirrojo trabajaba con criminales y sabía muy bien como someter a uno. Lo llevó a la fuerza  y lo arrojó a la cama. Antes que se le escapara se puso encima de él, dificultándole al peliverde el escape. Colocó su rodilla entre las piernas del Aries.

 

-Desgraciado...te odio- mencionó Shion enojado pero Dohko sabía que lo dijo de boca para afuera. Con la siniestra puso los brazos de Shion hacia la cabeza y lo inmovilizó con vigor.

 

-También te amo Shion- habló sonriente el pelirrojo y con la diestra empezó a manosear el miembro del peliverde por encima de la ropa. Por supuesto tal acción estremeció al Aries pero grande era su orgullo y no emitió ni un solo jadeo.

 

-A ver cuanto soportas- comentó Dohko y se acercó al oído izquierdo de su pareja. Mordió el lóbulo y Shion se resistió a gemir. No le daría el gusto. El pelirrojo aumentó las caricias en la hombría del Aries y éste solo movía bruscamente su cabeza.

 

Dohko comenzó a lamer cerca del lóbulo y de la oreja. Suspiraba traviesamente para conmover al Aries con su aliento erótico. El cual funcionaba bastante bien, el cuerpo de Shion respondía a todas las caricias del libra solo que el peliverde se estaba bloqueando mentalmente para no flaquear.

 

El libra sentía como la piel de Shion se erizaba cuando lo tocaba. También pensaba desesperarlo de placer y que admitiera que extraña hacer el amor con él. Hace tiempo que no lo hacían porque el trabajo del Aries lo traía exhausto y malhumorado. Hubiera querido tener sexo por las buenas pero Shion llegó a la cúspide de su paciencia y porque verlo molesto, lo volvía más sexy. Lo convencerá por medio de la lujuria a que lo atienda sexualmente. 

 

La mano que masturbaba a Shion se metió debajo del pantalón, apretando el miembro, subiendo y bajando. En cuestión de segundos se puso duro y sonrió de oreja a oreja. Se apoderó de los labios del Aries y quería meter su lengua pero Shion se negaba. Apretó bruscamente la hombría y debido al dolor, abrió la boca y Dohko aprovechó en besarlo con la lengua apasionadamente, tomando el control.

 

Shion no pudo aguantar más y sus jadeos era acallados en la boca del pelirrojo. Eso solo lo atormentaba más. Cuando ambos perdieron el aliento, Dohko se separó de los labios que devoró  recuperando el aire  y el Aries soltó un fuerte gemido eyaculando en la mano del pelirrojo.

 

-Eres....un...- dijo el Aries pero respiraba rápido, apenas y tenía aire en sus pulmones. Dohko le sonrió y llevó la mano manchada de semen para lamerlo frente a Shion cínicamente.

 

Lo que no esperó es que Shion lo besara. Las manos esposadas del peliverde se liberaron del agarre debido a la sorpresa pero rodearon el cuello del libra. Dohko correspondió al beso y se puso duro. Cuando Shion terminó de besarlo le restregó con su cuerpo para que Dohko se excitara más. El libra le quitó los pantalones y boxers al Aries. Shion le ayudó con los suyos dejándolo desnudo. El pijama de arriba se desabotonó pero el peliverde no podía sacárselo

 

-Quítame las esposas- dijo todo seductor Shion

 

-Sí- contestó sarcástico

 

-¿Para luego golpearme?- preguntó irónico libra.

El Aries frunció el ceño. No le funcionó la jugada y olvidó un solo detalle que Dohko lo conocía muy bien, demasiado y esta vez leyó sus intenciones con solo mirarlo.

 

Antes que Shion aprovechara en golpearlo realmente, el pelirrojo dirigió su traviesa mano hacia la entrada del Aries y de una le metió tres dedos que ya estaban lubricados por la semilla del ariano.

El peliverde gimió fuerte y para no darle tiempo de alejarlo, Dohko empezó a mordisquear y relamer uno de sus pezones. Enseguida encontró el punto débil de Shion y éste arqueó la espalda de gozo. Jadeó más fuerte y su cuerpo cedió ante el placer.

 

Esa noche Dohko no sería amable con su pareja, lo fue por mucho tiempo y el Aries abusó de su suerte. Ya hacía tiempo que Shion le colmaba la paciencia y esquivaba intimar con él, lo buscaba para discutir. Literal, descargaba sus frustaciones en él. Y eso, finalmente cansó al libra.

Agarró una de las piernas de Shion y la puso en el hombro, luego de una sola estocada metió su hombría. En lo que el peliverde pegó el grito al cielo de dolor. Pero que con las suaves embestidas de Dohko se convirtieron en placer. El pelirrojo disfrutaba penetrarlo lentamente y disfrutaba como  la entrada de Shion devoraba a su miembro. Siguió así hasta que vio como el Aries se desesperaba aumentando con sus caderas los movimientos, autopenetrándose más rápido.

 

Dohko sonrió y lo embistió más fuerte, no con toda su brutalidad. Tampoco quería sobrepasarse. Shion gritaba de placer y le arañó la espalda.

 

Ya cuando el Aries estaba por venirse primero. Dohko se lo impidó con la mano, algo que le enojó pero entendió que su pareja quería que llegaran juntos al clímax. El cual después de segundos se vinieron al mismo tiempo. El semen de Shion manchó el vientre de ambos y Dohko le llenó de su semilla en su interior.

 

Respiraban rápidamente, los dos perlados de sudor y Dohko salió cuidadosamente colocándose al lado de Shion. Se esperaba un golpe o regaño por parte de su pareja, pero al ver por que no llegaba tal agresión lo vio dormido. El pelirrojo ladeó la cabeza y entrecerró los ojos. Se levantó y con una sábana se cubrieron para así recibir a la mañana sin pasar frío. Durmiendo él también cuando apenas se acostó de nuevo, al lado de su amante.

Notas finales:

Yo quería leer lemmon de esta pareja º^º , buscaba y no encontraba, hay muuy pocos u__u . Asi que me dije "Si yo quiero lemmon mejor lo hago y ya" y .. lo hice xD

 

Gracias por leer el fic :D

 

Nos leemos.


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