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La voluntad del corazón por Azur

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Notas del capitulo:

Hola! Tuve que investigar un poco antes de escribir este capítulo.

no soy buena detallando los lugares así que tendrán que recurrir a su imaginación y yo solo describo lo más simple. A la larga mejoraré en ese aspecto, por el momento sigue siendo mi mayor debilidad.

 

Que les puedo decir.. ¡Felices Fiestas! Me encanta esta época, ando todo fantasiosa y viajaré mañana :D .Pasenla bien lectores ;)

 

Los personajes de Saint Seiya pertenecen a Masami Kurumada.

Cuando apenas arrancó el auto  que transportaba a Camus y Milo, los sujetos que estaban a su lado le cubrieron la cabeza con una capucha oscura. Vicent   tatareaba una melodía y los secuestrados se callaron. Camus solo ideaba la manera en que Milo pudiera escapar y le pesaba en la conciencia el haberlo involucrado. “Si tan solo lo hubiese escuchado…tantas veces me dijo que me fuera de la casa. Yo fuí un egoísta, no pude darme cuenta que Aioria si pensaba en el bienestar de Milo” con solo pensarlo le dolía darle la razón al león. Tal vez no le caiga bien pero era buena persona, eso lo reconocía. El aguador temía que pudiera hacer Vincent de ahora en adelante. ¿Qué era eso tan especial que reservó para él? La respuesta probablemente le desagradará cuando se entere.

 

La carretera no parecía tener fin o así lo sentía tanto el escorpión como el aguador. Después de unas horas, le obligaron a salir del auto llevando una tela negra en sus cabezas que les impedía ver y eran arrastrados de un lado a otro. Hasta que ambos tuvieron que llegaron  a un lugar donde podían oír un fuerte ruido, el de un avión. Subieron por una escalera y luego permanecieron sentados dentro del avión. Eran constantemente amenazados, si hablaban les iría peor. Durante el viaje no hubo problemas y ambos tenían una venda en sus ojos.

 

Luego para bajar del avión eran forzados a bajarse por las escaleras, los trataban como animales. Hubo un momento que al estar de pie en suelo extranjero, Milo se cayó al suelo pero no apropósito sino accidental. Lo patearon y de sus cabellos lo arrastraron hasta otro auto. Camus no era tratado diferente. Al subirse al auto estuvieron unos minutos en silencio. ¡Qué cosa más horrenda ser trasladado de un lugar a otro como un mero animal, sin saber hacia dónde y que planean hacer con ellos!

 

Los secuestrados no podían ir al baño, comían migajas y fueron encerrados en cuartos diferentes. Milo y Camus esposados con la diestra a la cabecera de la cama. Estaban agotados y pudieron dormir, al menos eso le permitieron hacer.

 

Al día siguiente por la mañana, recibían golpes para ser despertados y en el caso de Camus, el mismo Vincent se las daba. El francés entreabrió los ojos y solo estaba Vincent.

 

-Puedo reconsiderar no hacer lo que tengo planeado para ti- habló serio pero tranquilo. Entonces se acercó a Camus y lo sujetó de la barbilla del mentón para mirarlo fijamente a los ojos.

 

-Pídeme perdón y humíllate ante mí frente a mis hombres. Implórame piedad y conviértete en mi esclavo-

 

-¿Tu esclavo, y qué gano yo con todo esto?- preguntó Camus

 

-Vivir- respondió Vincent y el aguador rechinó sus dientes.

 

-Sé que eres…hermoso- dijo Vincent pausadamente y recorrió con sus dedos el rostro del peliaguamarina hasta el cuello.

 

-Señor…- interrumpió otro hombre que abrió bruscamente la puerta, observando tal escena. Vicent giró de medio lado y frunció el ceño.

 

-Imbécil, tienes 3 segundos para reconsiderar no matarte-

 

-El griego está muy inquieto, golpeó a sus agresores y tiene una jeringa en su mano.-  informó el hombre. Camus abrió los ojos sorprendido por la noticia, “Maldición Milo, solo tenías que esperar un poco. Te precipitaste” pensó el aguador.

 

Vincent se levantó y amordazó a Camus con una tela. Su mirada era muy seria y salió del cuarto. El hombre también. El peliaguamarina escuchó gritos de Milo pero luego un disparo y silencio. Su corazón aceleró sus latidos. Se movía, estaba solo y hacía de todo para quitar la esposa, pero la muñeca de la diestra le sangraba a causa del forcejeo. Se quitó lo que tenía en su boca y en eso ingresó Vincent, observándolo con parsimonia para nada asombrado. Cerró la puerta detrás de él y la llaveó. Dejando la llave fuera del alcance de Camus. Se acercó a él y con la siniestra agarró un mechón del extenso cabello aguamarina.

 

-¿Qué hiciste con Milo?- habló arrugado la nariz Camus

 

-Sigue vivo- contestó. Saber que Milo seguía vivo le daba fuerzas y esperanzas a que podrá librarlo del nuevo infierno que está viviendo.

 

-No puedo ignorar tu belleza tan femenina-  tal comentario seductor tensó al francés

 

-Claro, no pareces hombre solo sabes vestir como uno. Te abusaría pero…- y el aguador alzó la ceja

 

-prefiero las vaginas que culos- dijo y se apartó de Camus.

 

-Te recordaba más culto- comentó desafiante el aguador

 

-Y yo más frío, pensé que no reaccionarías a mi insinuación pero si lo hiciste. Has cambiado. Es raro…, ¿Quién te cambió, quién lo logró?- 

 

-Vete al infierno- dijo ásperamente Camus muy enojado.

 

-Al menos piensa en mi propuesta. Serás mi esclavo pero no en la cama, además pienso ganar mucho dinero prostituyendo a tu amigo- comentó de lo más natural Vincent. En la mirada del francés se reflejó la desesperación.

 

-Te haría cabecilla de un pequeño grupo para el tráfico de personas y prostitución. Podrás tener bajo a tu mando a tu amigo pero tendrás que prostituirlo con personas que paguen muy caro por su cuerpo.-

 

-Prefiero mil veces tomar su lugar que orillarlo a que él lo haga, además ¿Por qué dijiste que no puedes ignorar mi apariencia, a qué te referías?- preguntó Camus, sabía que Vincent no decía las cosas a la ligera sin un plan en mente.

 

-Jajaja, no sabes lo que dices. Tu hermosura distraerá a los clientes como también los atraerá. Tú, serás un imán que me hará ganar mucho dinero- y el francés negó con la cabeza. No aceptaría, nunca lo haría.

 

-O puedo invertir los papeles, tú te prostituyes y Milo se vuelve el cabecilla- habló Vicent

 

-¡Ja! ¿Crees que aceptará? ¡Jamás!-

 

-Pero es la única manera para que estén juntos- expresó y puso unos ojos de ternura fingida.

 

-¿Qué insinúas?- interrogó el peliaguamarina

 

-Que tu amigo te gusta y mucho. Apenas hablo de él y te brillan los ojos. Nunca te vi emitir esa emoción y eso que te conozco bien- dijo.

 

–Milo es..- pero Vincent lo interrumpió

 

-Un amigo, ¡Qué aburrido!. Te gustan los hombres, por eso terminaste con tu prometida, Lydia. Eres pendejo y bien idiota-

 

-Me enteré que estabas de novio con Shaka cuando rompiste con Lydia. A ver si lo atrapo..- comentó Vincent y llevó su mano a su mentón, pensativo.

 

-Pero seguro la policía lo tiene bien resguardado. Tú lo protegerías de mí a toda costa ¿NO?- entonó lo último con fuerza y acercó su rostro junto al francés, quien frunció el ceño y le escupió la cara. Vincent cerró los ojos y del bolsillo de su pantalón quitó una tela blanca. Se limpió elegantemente y se apartó de Camus.

 

-Así que ésta es tu respuesta. De todos modos, jamás haría cabecilla a Milo, solo bromeaba.-

 

-¿Qué le hiciste?- preguntó preocupado Camus

 

-Clavé la jeringa que tenía en la mano, en su cuello, está dopado y sin probabilidad de moverse. Ahora los hombres que lo custodian lo estarán... humillando físicamente. Antes de salir, lo desnudaron y Richard le metió un dedo en su culo, ese fue lo último que vi- pausó y continuó.

 

-Lo entrenarán y así estará listo para la prostitución-  

 

-¡No Vicent, por favor! ¡Detente, lo que sea menos eso!- gritó desesperado el aguador. Él sabía perfectamente cómo quedaban los que eran prostituidos. Como animales sin conciencia que solo abren las piernas y cuando dejan de ser útiles los matan, si es que no mueren antes a causa de los estupefacientes o de alguna enfermedad venérea.

 

-Voy…a…- dijo entrecortado Camus, quien hizo fuerza y trataba de soltarse de la esposa. Alrededor de su muñeca sangraba y él seguía estirando hacia adelante. Estaba de pie al costado de la cama y lo único que lo detenía era la mano con esposa junto con la madera de la cabecera.

 

Vincent observó el hecho indiferente, entonces alguien toca la puerta y él abre usando la llave. Entran cinco hombres trajeados de negro. No hacen nada, hasta que Vincent les diese una orden. El inútil esfuerzo del francés lo lastimaba.

 

-Ya saben que hacer- dijo Vincent y se marchó. Los hombres se iban acercando a Camus. La esperanza era ínfima, casi nula hasta que la madera se rompió y estuvo libre para golpear con el puño, el pómulo derecho del rostro del primer hombre. Así se inició una pelea desventajosa. El francés recibió golpes en la cara y en el estómago, pero se las ingenió para hacer morder el polvo a todos sus agresores y les dio una tremenda paliza.

 

Salió de la habitación y de la comisura de su labio, escurría un hilo de sangre. Caminaba en un pasillo y había muchas puertas. Entró en una al azar y nada había. Salió y miraba su alrededor. Siguió caminando más rápido. Quería encontrar a una persona pero no sabía dónde estaba y en un instante, una corazonada le dirigió a la habitación correcta.

 

Abrió la puerta de otra habitación y en la cama encontró a Milo con los ojos cerrados y una fina sábana blanca cubriendo su desnudo cuerpo. Camus entró y no había ningún guardia, cerró la puerta pero no tenía la llave. Así que rogaba en su interior encontrar la manera de auxiliar al escorpión.

 

Se aproximó al heleno y retiró con delicadeza algunos cabellos rebeldes que se posaban en los párpados cerrados. Se sentó a su costado y notó que a partir del abdomen hasta abajo había sangre por debajo de la sábana que cubría al griego.

 

-Milo..Despierta, voy a sacarte de aquí- dijo despacio pero no recibió respuesta.

 

-Perdóname por todo el mal que te causé. Me haré responsable- habló y con su diestra tocó el rostro de Milo.

 

-Cam..- murmuró débilmente el escorpión que entreabrió los ojos de manera pesada y observó al aguador. El francés estaba conmovido pero triste a la vez.

 

-¿Sabes Camus? Tendrás el mismo final que tu amigo-  habló autoritario Vincent y le golpeó en la nuca, quien cerró los ojos desplomándose encima del peliazul. El aguador estaba tan pendiente de Milo que no sintió ni escuchó a la puerta abrirse dando paso a Vincent.

 

Luego de cierto tiempo, minutos quizás, el aguador despertó en otra habitación. Atado de manos a la cabecera y sus pies también. Completamente expuesto ante Vincent que lo observaba muy serio. Aún conservaba la ropa pero en eso ingresó una dama refinada, peliazabache, alta de ojos marrones, blanca y con un vestido verde corto. Miró a Camus arrogantemente.

 

“Lydia” pensó. El aguador nunca creyó que Lydia tuviese algo que ver. La mujer se colocó al costado de Vincent.

 

-¡Sufre desgraciado!- gritó Lydia.

 

-Una mujer resentida es la más peligrosa y créeme, ella te arruinó y pudo dar con tu localización exacta-  informó Vincent. Después se acercó un guardia a Lydia y le dio una jeringa cargada con un líquido transparente. La mujer inyectó a Camus en su cuello y él miraba sin creer lo que veía.

 

-Lydia, tan grande es tu odio a mí que te uniste a Vincent para hundirme. Te felicito por tu logro, pero involucrar a un inocente en tu venganza.- habló fríamente Camus mientras sentía otros pinchazos en su cuerpo. Otros hombres ubicados a su alrededor le iban inyectando en diversas partes.

 

-Es lo más ruin que has hecho- dijo en seco, directo e hiriente. Acompañado de una mirada acusadora y determinante. Todo lo demás lo observaba de manera lenta, sus ojos entrecerraban  y Lydia le gritaba, pero  la verdad no le oía en absoluto. Pataleaba y dos hombres la sujetaron para que no golpeara al francés. Luego llegó la oscuridad.

 

“¿Cuántas veces me he envuelto en esta oscuridad? ¿Cuántas veces mi vida corrió peligro?” en sus adentros el tiempo era irrelevante. Hasta que abrió los ojos y miró el techo, “¿Cuántas veces he tenido la desdicha de despertar y no morir de una buena vez?”, “Como si fuese un castigo vivir”

 

 “¿En qué momento creí…librarme de la desgracia?” Sintió que sus manos y pies estaban liberadas pero su cuerpo seguía estático. “¿Por qué creí que todo saldría bien, qué tenía otra oportunidad de cambiar, de dejar este camino de perdición?”  En ese instante sintió mayor control de su cuerpo. Se sentó y quedó mirando la nada, la droga aun afectaba a su cuerpo. Solo tenía control de su cintura para arriba. Repasaba sus recuerdos frente a él. Veía tantas cosas, oportunidades de felicidad que como siempre no las aprovechó. La melancolía invadió su corazón y le empezó a doler.

 

-Milo- dijo a lo bajo. ¿Cómo estará el muchacho? ¿Mal, odiándole a muerte? ¿Ganándose su desprecio y dolor?

 

Pasó media hora y seguía en soledad con su tormentosa conciencia. Aquella vocecita que lo recriminaba de sus errores, de su pesimismo. Llevó su diestra frente a su rostro y vio la venda alrededor de su muñeca. “¿De dónde saqué fuerzas para cometer semejante locura y solo para verlo”, “Creo que…estoy perdiendo la cordura” esa y un millón de insignificantes pero nada alentadoras, tipos de pensamientos rondaban en su cabeza. Luego sintió un dolor en su vientre. Tocó con la siniestra esa zona y en ese momento notó que  tenía sangre entre sus piernas. Tenía un short y otra remera. “Fui….¿Abusado y ni siquiera lo recuerdo?” pensó.

 

-Despertaste..- dijo con fingida preocupación Vincent quien abrió la puerta y detrás de él, dos tipos de traje negro. El jefe hizo un ademán para que levantaran a Camus. Se acercaron y obligaron al francés ponerse de pie, al comienzo le costó le dolía el vientre pero lo arrastraron a otra habitación de cuatro paredes metálicas, con una mesa y  cadenas sujetas en la pared. Le colocaron las cadenas en las manos y pies pero podía pararse y sentarse,  tenían dos metros de longitud las cadenas. Además una pequeña silla por si el aguador quiera sentarse. Uno de sus agresores al ver el redondo y perfecto trasero del peliaguamarina le dio una nalgada. Acción que enfureció a Camus y aún en sus malas condiciones le pisó el pie con brutalidad.

 

-¡Richard!- exclamó el otro hombre y encadenó a Camus. Luego se acercó a Richard.

 

-Maldito hijo de puta- expresó Richard y le dio un fuerte golpe en el estómago del aguador. Camus cayó al suelo y Richard sin piedad pateó la zona que más le dolía. Después lo dejó ahí  y salió junto con el otro, abandonando al francés a su suerte.

 

El peliaguamarina se sentía extraño y se levantó un poco la remera para ver su vientre y ahí notó una herida de corte horizontal. “¿Qué me hicieron?” y entran otros tipos trayendo a un inconsciente Milo con remera gris y vaquero azul. Había otras cadenas y al lado suyo pusieron al escorpión, también encadenado.

 

-Disfruten mientras puedan- advirtió uno y los dejaron solos.

 

Camus se aseguró que Milo se recostara por la pared y pudiese despertar en una mejor posición. Minutos después, el peliazul abrió los ojos y al ver al aguador lo abrazó. El francés quedó sorprendido.

 

-¿Estás bien?- preguntó el escorpión. Camus se separó un poco de él y lo miró insólitamente

 

-Sí pero me odias ¿Verdad?-  contestó

 

-¡Claro que no! No tienes la culpa, ¿Cómo me encontraste en la habitación? Parecías herido- habló el heleno y comenzó a revisarle las heridas al aguador. Obviamente el francés impidió que el otro viese la herida bajo su estómago.

 

-¿Qué pasa?-  preguntó Milo y arqueó la ceja pero Camus tapó sus oídos con ambas manos

 

-No grites- exigió el francés

 

-¡Ey! tranquilo, no pasa nada. Estoy aquí- dijo con voz calmada Milo y tocó el hombro izquierdo del aguador.

 

-Disculpa- comentó a lo bajo Camus

 

Milo alejó la mano que tocaba el hombro del contrario y rodeó sus piernas con sus brazos. Silencio, de nuevo la incomodidad se hacía presente. El francés esperaba que el escorpión iniciara la conversación pero éste parecía que no lo haría. Miraba de un lado a otro y no sabía que decirle ¿Cómo es que antes tenía la necesidad de hablarle de muchas cosas y ahora no puede ni dirigirle la palabra? Era como si le diese miedo o tuviese vergüenza de Milo. “Un momento, ¿Vergüenza, pero por qué?” pensó. Ni él comprendía bien lo que sentía. Era todo muy confuso. Después de cinco minutos que para él fueron los más largos de la historia, se le ocurrió un tema de conversación no muy agradable de oír pero recordó que el escorpión compartió con él su pasado

 

-Recuerdo que un sábado en navidad me encontró el padre de Vincent- dijo. Milo giró sus ojos y captó su atención, por lo que prosiguió con el relato.

 

-Se llamaba Alexander Smirnov-

 

-¿En dónde te encontró?- preguntó Milo

 

-En  la calle muriéndome de frío, no recuerdo bien como llegué  a un rincón recostándome en la pared de una casa. Pero nevaba mucho, eso si no olvido. La imagen de Alexander nunca se borrará de mi mente, me tendió la mano y quise tocarlo pero cerré los ojos. Después ya desperté en una cama cálida y me sorprendí, a mi lado estaba Alexander quien me explicó que no me haría daño.-

 

-Años después le pregunté más detalles del asunto. Me comentó que me encontró abandonado a mi suerte abrazado a mí mismo en un pueblo al norte de Francia. Tenía cinco años cuando eso-

 

-Lo siento- dijo Milo

 

-No necesito tu lástima, por eso no te lo dije antes- habló a la defensiva pero con una mirada melancólica. Camus ya tuvo suficiente con oír un “Lo siento” cuando relataba su pasado. Los únicos que sabían ahora eran Milo e Isaak. Apreciaba al muchacho, muchas veces se ponía a pensar que hizo mal para que deseara su muerte. ¿En qué falló?

 

-¿Pero no recuerdas nada más? ¿No tuviste ningún sueño, nada? ¿Ni un poco de curiosidad del por qué quedaste en la calle?- preguntó sin parar el griego. El aguador lo observó un momento pero miró el piso

 

-Antes sí tuve curiosidad, cuando cumplí 18 años quise saber más y fui a un psicólogo. Alexander me dio el permiso y tuve como dos sesiones. Lo único que me dijo el especialista fue que tenía un recuerdo reprimido. En mi mente existe una fuerte barrera que me impide recordar cómo fue mi vida antes de los cinco años. Ahí comprendí que lo mejor era no insistir, seguro es algo muy doloroso y traumático. A veces es mejor no saber-

 

Milo suspiró hondamente. Bueno no estaba del todo en contra de las palabras de Camus pero tenía la ideología a que uno debe saber la verdad, duela lo que duela. Al menos esa fue la enseñanza que le dio su hermano mayor  antes de morir.

 

-¿Sabes? Antes que me sedaran me visitó alguien- cambió de tema el francés

 

-¿Quién?- preguntó curioso el peliazul. Era raro oír eso, incluso se supone que solo ellos dos fueron secuestrados o no?

 

-Lydia, la prometida que eligió mi padre Alexander para que me casara con ella. Era amable, refinada pero superficial. Esa vanidad no me gustaba de ella pero mi compromiso se arregló todo. Mi padre ganaría más influencia con Lydia formando parte de la familia puesto que era hija de un político ruso poderoso.-

 

-Iba a la universidad y no tenía amigos, la verdad no los necesitaba. No quería involucrar a nadie con mi familia. Hasta que conocí a Shaka, compartimos ciertas asignaturas juntos y nos volvimos compañeros. Se sentó a lado mío y comenzó a hablarme. Con el paso del tiempo admiré a Shaka.-

 

Milo cambió su expresión a una más seria y analizaba al aguador, aunque éste ni cuenta se daba. Tenía el ligero presentimiento que lo próximo que escucharía no le agradaría.

 

-Luego me confesó que me amaba por lo que era. Me parecía atractivo, amable y servicial. Cualidades que siempre admiré. Acepté sus sentimientos hacia mí y salí con él, pero a escondidas.- dijo Camus y observó la incomodidad de Milo en su mirada.

 

Tal como presintió Milo, el tal Shaka era el exnovio de Camus, entonces ¿Por qué al conocerlo le dijo que era un amigo?

 

-Al final Shaka y yo terminamos y quedamos como amigos.- añadió el aguador. “Así que en ese aspecto no me mintió” pensó Milo.

 

-Y Lydia ¿Qué tiene que ver?- preguntó escorpio.

 

-Está detrás del secuestro- informó y eso sorprendió al heleno.

 

-¿Por qué?- preguntó el peliazul.

 

-El día de nuestro compromiso, mi padre murió y fui al hospital. Olvidé por completo el evento. Después al día siguiente la cité para encontrarnos pero ella estaba hecha una fiera, me gritó y le dije que mi padre murió repentinamente y que lo nuestro desde un principio no iba a funcionar. Tenías que ver su cara, iba a darme una bofetada en la cara pero detuve su mano mirándola fríamente. Se retiró y nunca más supe de ella, hasta ahora- confesó

 

-¿Por eso? ¿Por qué la abandonaste? ¡Qué rencorosa!- opinó con cierto enojo en su voz.

 

-Ella se enteró en donde me escondía. Seguramente tenía algún espía dentro de la casa- comentó serio el francés

 

-¿Pero quién? Conozco a cada persona que trabajaba en mi casa.- habló extrañado y sorprendido Milo. ¿Quién fue capaz de delatarlos?

 

-Aioria tenía razón, debí irme de tu casa. Por mi culpa estás involucrado-  admitió triste. La única salida que consistía en una puerta se abre y da paso a Lydia. Estaba lo suficientemente alejada para no ser lastimada.

 

-Mañana partirán, de ahora en adelante trabajarán para Vicent.-

 

-¿Qué dijste?- preguntó exaltado y furioso. Intentó pararse pero Camus le detuvo con una mano y le miró para que se calmara. ¿Qué caso tenía, cómo iban a librarse de esas cadenas?

 

-Son mulas, la operación fue un éxito. Milo tu irás a Roma y cuida del paquete que tienes debajo de tu estómago, no querrás sufrir los efectos de la heroína. Tienes un paquete de 1 kg de esa preciada carga-

 

-En cuanto a ti Camus, te quedarás en Francia, tú tienes otra cosa que será de más utilidad.-

 

“¿Un momento? ¿Estamos en Francia?” pensó el aguador.

 

-Vincent es cruel y tu destino está sellado Camus. Milo capaz viva un poco más que tú.-

 

-Eres una perra- insultó a todo pulmón Milo con el ceño fruncido.

 

-Camus irás a ese pueblo donde naciste y ¡Ah! Me olvidé de comentarte que sigues dopado. Creo que después sufrirás los efectos secundarios. ¡Bye! – dijo sarcástica y burlona la mujer al mirar al aguador y salió de ahí. La puerta volvió a cerrarse.

 

-¿Tú también tienes una herida a nivel de tu estómago?- preguntó Milo que giró a verlo. Camus asintió con la cabeza y le mostró.

 

-Entonces la sangre que encontré entre mis piernas era por esta herida. Uff! Eso me alivia, al menos no me profanaron- comentó aliviado Milo

 

-¿No lo hicieron?- preguntó Camus y le agarró de los hombros, sorprendido.

 

-No, los malditos me manosearon pero tenían prohibido ir más lejos. Eso me dijeron, era una orden de Vincent-  contestó Milo

 

-Yo… creí que sí…, Vincent me mintió, me hizo creer que sí. Jugó con mi mente- habló y soltó al escorpión.

 

“Eso significa que tampoco lo hicieron conmigo, la sangre provenía de mi herida, eso me alivia” pensó el aguador y hubo silencio. Este fue el más extenso, duró como media hora hasta que Camus comenzó a ver todo distorsionado, sentía una sequedad en su boca y sudaba mucho.

 

 

Milo no tardó en notar el cambio en el francés y le tocó la frente.

-Tienes fiebre- dijo preocupado

 

Camus estaba fatal, bruscamente recostó su espalda y abría los ojos desorbitadamente. Sus pupilas estaban dilatadas. Balbuceaba términos inentendibles y miraba el techo con terror.

 

-Está ahí, no deja de verme. Es horrible..- mencionó aterrorizado Camus.

 

-¡Milo!- gritó Camus al verlo.

 

-Isaak está aquí, mira- dijo el francés y señaló una esquina. El escorpión no veía a nadie, de hecho solo estaban ellos. El aguador estaba alucinando y ahora parecía poseído. Hablaba muy rápido.

 

-¿Por qué estamos en ésta casa?- preguntó Camus fuerte y se aferró a los brazos de Milo. Miraba a su alrededor sorprendido pero asustado.

 

-No estamos en ninguna casa- respondió lo más tranquilo que pudo el escorpión pero estaba preocupado por la salud de Camus. Estaba empeorando, ¿Qué le pusieron al francés, qué clase de estupefaciente alucinógeno era?

 

-Milo mi corazón late fuerte- comentó el aguador y acercó su rostro al del griego.

 

-Odio la idea que te toquen, que te hagan daño. Eres tan lindo- dijo Camus y con su diestra tocó la mejilla del griego. Milo estaba asombrado.

 

-Tan alegre, lleno de vitalidad. Eres optimista mereces ser feliz. Quisiera darte todo eso pero- el francés estaba a punto de besarlo y Milo seguía estático. El cambio de expresión en el rostro del aguador fue brutal, rápido y tenebroso. Arrugó la nariz y sus ojos transmitían ira.

 

-El amor es dolor, es muerte.- habló pausado pero con rencor

 

-¡Matan por amor! ¡Debería erradicarse, las personas se vuelven locas por eso!- gritó  enojado el aguador. El loco ahora es Camus ¿Qué cosas dice?

 

-El desgraciado de Vincent destruyó mi tarea. Tengo que hacerla de nuevo, mañana es la entrega- dijo con una voz llorosa y apoyó su cabeza en el pecho de Milo. Se trataba de un recuerdo de su niñez y de las maldades que le hacía Vincent desde antes. Nunca se llevaron bien.

 

-Milo tu corazón late fuerte ¿Es cierto que me amas?-  preguntó Camus y aproximó su rostro al de Milo.

 

-Camu..- y fue interrumpido por un beso casto en sus labios recibidos por el propio francés.

 

-No me ames. El amor es espantoso- habló el aguador. Milo no sabía por dónde mirar ni qué decir, no le dejaba hablar y Camus decía incoherencias, estupideces y más tonterías.

 

-¿Por qué me besaste?- preguntó Milo y el francés con su dedo índice le hizo la seña del “no”

 

-Es un saludo. ¿No eras norteamericano, tu más que nadie debe saberlo?-  respondió tranquilo con una mirada endemoniada, contradictoria a la serenidad en su voz.

 

Camus se sentó entre las piernas de Milo y recostó su espalda en el pecho del escorpión. Agarró los brazos del griego para que lo abrazara.

 

-Hola padre, te presento a Milo. ¿Puedo estar con él?- dijo mirando al frente imaginando que Alexander Smirnov estaba ahí.

 

-Camus ¿No quieres dormir?- preguntó el escorpión al oído del aguador.

 

-¿Tú crees? Las personas no dejan de observarnos. ¿Acaso dos hombres no pueden abrazarse?-  preguntó Camus que rodó sus ojos hacia el peliazul

 

-Deja que hablen, estoy contigo- contestó Milo muy protector y aferró a Camus con fuerzas entre sus brazos. No dejaría que se vaya y menos en ese estado de locura.

 

Camus cerró los ojos y durmió tranquilamente. Los latidos frenéticos de su corazón bajaron el ritmo y sudaba menos. Ya no tenía fiebre.

El griego colocó su barbilla en el hombro derecho del aguador.

Notas finales:

En otro capítulo la trama se desenvolvió en torno a Milo. A este capítulo le toca a Camus. A ver en el siguiente capítulo con respecto a quién transcurren los hechos.

 


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