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La voluntad del corazón por Azur

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Notas del capitulo:

Hoy escribí este fic. Me llevó toda la tarde, uff! me gustó como logré desenvolver el asunto. 

Un poco de alegría no daña a nadie. 

Tiene algunos errores ortográficos, no los corregí por floja xD

Existen otros errores que a ver si los corrigo, solo si me doy cuenta xD

Si no están muy espaciados, sepan disculparme pero cuesta editar antes de subirlo (no lo subo como archivo u.u) y me lleva mas tiempo de lo pensado. Es lo unico que no me gusta cuando tengo que subir ToT

Espero les guste y obvio, estos personajes pertenecen a Masami Kurumada.

Los días de Noviembre empezaron y trajo consigo el frío invierno. Aun no nevaba pero el frío helaba hasta los huesos. Camus aún seguía en ese refugio, encerrado y observando a través de la ventana el paisaje que le ofrecía la naturaleza. Segundos después comenzó a nevar, para el Smirnov era tan común e inclusive sentía que hasta su corazón se congeló. En temporada de invierno, Camus es tan resistente como un roble y las enfermedades respiratorias ni lo tocan pero así también su semblante se vuelve más frío. El muro de hielo que él mismo construyó alrededor de su corazón se vuelve más fuerte en invierno.

En cambio para Milo, era la estación que más odiaba. Estaba enfermo y en cama. La gripa no lo dejaba y su garganta estaba muy inflamado, por lo tanto no podía hablar.
Camus dejó de contemplar el paisaje y fue junto a Milo a ver si mejoraba o no. Golpeó la puerta de la habitación del heleno y pidió permiso. Milo solo hizo un ademán con su mano y el peliaguamarina ingresó al no recibir respuesta.

-Hola Milo- saludó serio Camus pero el griego solo le hizo una seña con la mano de "hola" y estornudó.
-¿Quieres que te traiga algo?- preguntó Camus y se se sentó al costado de Milo.
-Una...- dijo Milo pero se quedó sin voz y comenzó a toser
-No te esfuerzes tanto- habló Camus y colocó una mano en el hombro del griego, para cuando dejó de toser el peliazul lo miró a los ojos
-manzana- habló Milo con voz grave, ni parecía ser suya esa voz. Algo que sorprendió a los dos pero Camus le sonrió levemente
-Estás terrible. Traeré lo que pides- dijo amable y se levantó. Fue a la cocina, sacó de una bolsa cuatro manzanas y comenzó a cortarlas. En ese momento se le ocurrió poner en práctica lo que había leído de un libro. Moldeó las cáscaras de la manzanas en forma de orejas de conejos. Puso las manzanas en un plato y se las llevó ante Milo
El peliazul quedó asombrado por la pequeña sorpresa, Camus se sentó a su lado y le ofreció a que escogiese cual comer, mientras sostenía el plato con la diestra.
Milo agarró una y comenzó a comerla. Había un silencio incómodo entre ellos y Camus no sabía ni como romperlo, siempre fue malo para iniciar una conversación. Normalmente decía algo indebido y lo peor es que lo decía con mucha sinceridad, hiriendo los sentimientos de otros. Le había pasado varias veces con su familia adoptiva y le habían pedido que no hablara sino piensa decir algo productivo. Desde esa ocasión, no demostró que le dolieron esas palabras pero obedeció sin mostrar tristeza alguna.
-Milo tienes visita- dijo Aldebarán, que ingresó al cuarto por que la puerta estaba abierta
-Hola Milo ¿Qué..- habló muy animado Aioria hasta que vio a Camus cerca del peliazul, con un plato de manzanas y ese decorado. El pelicastaño cambió su expresión a una seria y fulminó con la mirada a Camus, quién también lo miró a los ojos fríamente
-Los dejo- comentó Camus secamente y dejó el plato en la mesita que estaba al lado de Milo. Salió de la habitación y Aioria se acercó a Milo, regalándole una sonrisa
-Milo, debes recuperarte, tu cumpleaños se acerca y esta vez hay que festejarlo.- habló alegre el pelicastaño y el peliazul le sonrió.
"Tienes razón Aioria, merezco un festejo pero no sé si me recuperaré a tiempo" escribió Milo en un cuaderno que tenía a su alcance. El pelicastaño al leerlo comenzó a reírse más
-Tengo la cura perfecta amigo ¡Para eso estamos los amigos! Traje un remedio que te levantará de esa cama, ¡Ya lo verás!- dijo entusiasta el león y Milo sonrió animado. El aura amistosa y optimista de Aioria dio esperanzas al escorpión.

El cumpleaños se acercaba y ya era el 6 de noviembre, el día siguiente sería el festejo. Milo se dejó convencer por Aioria, festejarían en la casa y traería a unos amigos. En sí todos estaban contentos, hasta Mu y Aldebarán que aceptaron ser partícipe del festejo. Era hora de divertirse un poco. Pero Camus estaba en contra, aun que al ver la alegría en los demás prefirió callar y no dar a conocer su opinión.
Aioria estaba hablando por el teléfono muy animado, llamando a varias personas. Estaba en la sala sentado en un sofá y Camus no dejaba de ver a través de la ventana. Cuando el león colgó la llamada miró al peliaguamarina y se aproximó a él

-¿Qué es lo que tanto observas?- preguntó curioso
-Que no nos maten a todos- contestó muy serio Camus
-¿De qué diablos hablas? ¿No crees que estás exagerando?- interrogó Aioria y alzó la ceja
-La captura de Vincent está tardando demasiado- habló en seco Camus
-Sí, lo sé las investigaciones policiales llevan su tiempo y no se trata de cualquier hombre..- dijo de lo más relajado el león pero fue interrumpido por la fría mirada de Camus que arrugaba la nariz
-Sino de un mafioso, un centenar de sicarios a su servicio. Solo vigilo para que no nos maten a todos- dijo prepotente Camus
-Ey!, no me hables con ese tonito. ¿Qué crees? ¿Qué vendrán y nos dispararán con escopetas y llenaran de balas este lugar? Eso sucede en las películas como en El Padrino- comentó Aioria
-Mira Aioria, son más creativos en el arte de matar- dijo Camus que lo agarró de la ropa a la altura del cuello
-No tienes idea de lo que es convivir y tener que desconfiar hasta de tu sombra. Cualquiera puede matarte mientras duermes o cuando estas distraído. Es mejor ser precavido- dijo duramente Camus
-Suéltame o no respondo- habló en serio Aioria y Camus le soltó.
-Estás paranoico, necesitas terapia. Este lugar está bien vigilado, lejos de la ciudad- habló el pelicastaño y se acomodó su ropa.
-Me voy, no sea que tu locura me afecte- comentó el león y salió de la sala.
"Aquí todos se confían demasiado" pensó Camus y siguió con lo suyo, mirando a través de la ventana.

Milo mejoró de salud, se sentía fuerte y con mucha energía. Se abrigó bien y ayudaba a los demás para los preparativos de la fiesta. La casa era grande, bien podrían entrar como 20 personas y el peliazul hizo muchos amigos, en el hospital cuando estuvo al cuidado de Camus y dos de la policía.

El día siguiente por fin había llegado, el esperado 7 de noviembre y con ello el cumpleaños de Milo. Aioria fue el primero en felicitarlo con un fuerte abrazo que lo elevó un poco, haciendo que el peliazul no toque los pies en el suelo.

-Calma...me estás...asfixiando- habló el griego y golpeaba levemente la espalda de su amigo
-A esto se le llama abrazo de oso- opinó Aioria y lo bajó, sonriéndole. De lejos Camus observó todo desde una esquina y se dio la vuelta, entró a su habitación y se sentía enojado. Algo que ni él mismo entendía el por qué.
-Camus..¿Puedo pasar?- preguntó Mu y tocó la puerta
-Adelante- dijo Camus y le abrió la puerta
-Tu encargo ya llegó y está envuelto- dijo un amable y alegre Mu, entregándole una caja con forro de regalo rojo sin moño.
-Gracias- dijo Camus y agarró el obsequio. Mu se retiró y el Smirnov observó un poco feliz el regalo. "Espero le guste a Milo" , pensó.

Llegó la noche y de a poco la casa se fue llenando de gente. Milo recibía a cada invitado con un apretón de manos y a las mujeres las besaba en la mejilla, como dicta la costumbre.
Camus observaba sentado en un sofá, solitario pero mirando disimuladamente a Milo. No entendía por que lo hacía pero ya qué.
El primero de los amigos más allegados en llegar fue Aiorios, hermano de Aioria y vino con su pareja, Shura.

-Hola, sean bienvenidos pasen- saludó alegre Milo
-Felicidades- dijeron al mismo tiempo Aiorios y Shura. Milo rio por la coincidencia y observó mejor a Shura
-¡Usted, lo conozco!- dijo el griego
-Me resultas conocido, claro.., en el hospital- comentó serio Shura. Hablaron un poco y la pareja entró. Por que ya venían otras personas.

-Hola Milo, ¡Feliz cumpleaños!- saludó un peliverde, bien vestido,era realmente atractivo pero no venía solo y estaba acompañado por otro hombre, un guapo y reservado pelirrojo.
-Hola, Shion, Dohko. Gracias- opinó alegre Milo.
-Es nuestro regalo para ti- comentó sonriente Dohko y le entregó el regalo.
-Su compañía me sobra y basta- agregó el peliazul pero Shion le dirigió una mirada reprobatoria, uno que decía "no acepto un no por respuesta" y cogió el obsequio con una gotita que cayó detrás de su cabeza.
-Pasen- dijo Milo y la pareja ingresó contenta. Entonces cerró la puerta.

El peliazul depositó el regalo en una mesa un poco llena de obsequios, donde se recolectaban sus regalos. "Me siento realmente feliz, la compañía de estas personas me llenan de felicidad" pensó y sonrió el escorpión agradecido. Pero el timbre volvió a sonar

-Milo- le gritó Aldebarán y señaló la puerta con el dedo índice, mientras servía unas galletas a los invitados
-Ya voy, ya voy- exclamó y abrió la puerta.
-¡Hola Milo, felicidades!- saludó sonriente Dita y a su lado izquierdo estaba Ángelo
-Hola, gracias por venir, pasen- comentó Milo y sonrió
-Perdona si no traje un regalo, pero- dijo Dita y le codeó fuerte a su pareja
-el tacaño no quería gastar- regañó Dita a Ángelo
-¡No hacía falta que me lo recuerdes!- exclamó Ángelo un poco avergonzado pero lo disimuló bien
-No importa, sean bienvenidos- añadió Milo y se hizo un lado, la pareja entró y él cerró la puerta pero enseguida volvió a sonar el timbre.

-Hola- saludó Milo sin ver quien es al abrir la puerta

-Hola Milo, veo que el remedio que envié te asentó bien- habló una voz calmada y en sus manos un obsequio. Era un hombre de ropas sencillas
-Eres..- opinó el peliazul un poco apenado, no lo conocía pero en eso se adelantó Aioria
-¡Shaka que gusto que hayas venido! El remedio que me diste lo curó por completo- argumentó alegre el león.
-Adelante- dijo Milo. Cuando Shaka entró se robó muchas miradas, era muy guapo, un rubio de ojos azules con una complexión delgada, ¡Parecía un modelo!

-Y yo que creí que no habría otro que me ganaría en belleza- comentó arrogante Shion para que Dohko le escuchara
-¡Shion!- exclamó Dohko, reprochándole con la mirada
-Jaja, era broma. Además Dita sigue siendo el más hermoso- agregó sonriente Shion, le gustaba gastar alguna que otra broma para llamar la atención de su pelirrojo.

Al lado de Shaka estaba Aioria, embobado por él, parece que al león le conquistó el corazón el rubio. Camus seguía en el mismo lugar, ignorando a todos y concentrado leyendo un libro que trajo consigo. Pero el Smirnov al sentir una mirada clavada en él, observó a los ojos al responsable, Shaka.
Shaka se acercó a Camus y éste se levantó, dejando el libro en el sofá. Camus estaba sorprendido al verlo.

-Camus, tanto tiempo- comentó sereno Shaka
-Shaka- dijo asombrado Camus y era obvio, tenía muy abierto sus ojos, como si no pudiese creer lo que está viendo.
-Interrumpo algo- habló amable Milo que se unió a ellos
-Me sorprende volver a verte Camus- habló Shaka con una mirada muy seria hacia Camus
-Igual yo- mencionó y relajó su mirada
-¿Son amigos?- preguntó Aioria incrédulo
-Sí, por supuesto- dijo amable Shaka sin dejar de ver a los ojos a Camus
-¡Qué bien! Camus- exclamó alegre Milo y golpeó suavemente la espalda del peliaguamarina
-por fin tienes un amigo, ahora ya no estarás solo en la fiesta- dijo Milo, tratando de animar a Camus.
-Podemos hablar un momento, Shaka- habló más serio Camus y el rubio afirmó con la cabeza. Los dos se alejaron del león y del cumpleañero, hacia otra esquina a conversar.

-¿Tu sabías que tenía un amigo? Pensé que nunca lo tendría, aparte de ti- habló Aioria al oído al peliazul.
-¡Oye! más respeto!- reclamó Milo y le golpeó la cabeza al león
-¡Auch! dolió!- exigió Aioria
-Es mi amigo al igual que tu y todos. Aun no entiendo por que no te cae bien. ¿Piensas decírmelo algún día?- dijo Milo con tono neutral pero la pregunta la entonó un poco enojado. Cosa que captó rápido el león, pues era su amigo desde la infancia.
-Lo siento, es solo que...es muy frío, no parece importarle los demás ni cuando le hablan- argumentó Aioria, omitiendo lo que antes fue la verdadera razón de la rivalidad contra Camus.
-Aioria, no me digas que todavía te gusto- dijo muy serio Milo, mirándole directamente a los ojos
-Hee? Milo, saca esa idea de tu cabeza. Antes, pero ahora me interesa otro- reclamó Aioria y le dio un golpe en el antebrazo al escorpión
-Mas te vale- advirtió Milo y el timbre volvió a sonar. Abrió la puerta y se encontró con unos gemelos y tres mujeres.

-Hola- dijo Milo y miró a los gemelos ¡Eran idénticos, igualitos!
-Soy Saga, él es Kanon mi hermano menor- señaló Saga a su hermano
-Ellas vienen conmigo- dijo Kanon amistoso, abrazando a las tres coquetas mujeres
-Adelante, pasen- dijo Milo y recogió los cinco regalos. Por suerte eran cajas pequeñas. Las depositó en el lugar correspondiente y fue a charlar con cada invitado.

Mientras que Camus no podía emitir palabra, sentía un nudo en su garganta.

-Camus, ha pasado tiempo. Te ves bien, no supe nada de ti- conversó Shaka
-Shaka..yo..lo siento- se disculpó el Smirnov y bajó la mirada entristecido
-Fui muy duro contigo, no debí decirte esas cosas- añadió Camus
-Es cierto, pero querías protegerme de tu familia. Tal vez nuestra relación fue en secreto pero te pasaste, rompiste mi corazón en mil pedazos, tus palabras fueron muy crueles- dijo Shaka tranquilo
-¡Lo sé! No quería exponerte, rompí contigo de una manera horrible. ¿Me perdonas?- dijo Camus casi rogando y lo haría, todo por el perdón del hombre que alguna vez fue su pareja
-Te perdono, has cambiado Camus- dijo Shaka y tocó la frente de Camus
-Antes no podías emitir un "disculpa" y ahora lo has dicho sin problemas- agregó Shaka y dejó de tocarle a Camus, creyó que tenía fiebre pero estaba bien.
-Sí, la vida puede cambiarte mucho- habló Camus y miró hacia un lado
-o una persona- comentó Shaka y esto sorprendió a Camus, el cual lo observó a los ojos
-¿Por fin saliste de esa familia?- cambió de tema Shaka. Camus negó con la cabeza
-Me buscan, quieren matarme. ¿Te acuerdas las pruebas que recolecté?- preguntó el Smirnov y Shaka afirmó con la cabeza
-Pues la policía lo necesita, quieren atrapar a Vincent- habló Camus más tranquilo
-Las tengo bien guardadas Camus y están tal como me las entregaste- dijo y sonrió Shaka
-Me alegro y perdón si te involucré en esto- mencionó Camus
-No hay problema. Todo sea por encerrar a Vincent y a sus hombres. Estoy feliz que hayas decidido salir de esa vida perdida- habló Shaka y con la yema de los dedos tocó la mejilla derecha del peliaguamarina. Sorprendió a Camus y le sonrió.

Saga estaba bebiendo una cerveza mirando al grupo de tres mujeres, había una en especial que le traía loco pero no se animaba a hablarle. Hace tiempo que le conocía pero su timidez le impedía entablar una relación normal con ella.

-¿Qué haces mirándola como idiota? ¡Ve y háblale!- codeó Kanon a Saga
-Ya estás borracho- se excusó Saga desviando la mirada
-Si no le hablas, iré yo y fingiré ser tu. Haré el trabajo más fácil, la conquistaré y luego se quedará contigo. Problema resuelto.- habló con tanta tranquilidad Kanon que recibió un golpe en la cabeza por parte de su hermano
-No te atrevas a hacer algo así! Ella no es cualquier chica, Saori es..- pero Saga se quedó sin palabras
-O vas tu o voy yo. Escoge por que Saori no estará esperando toda la vida. Ten más confianza en ti, ¡Vamos! no te acobardes..., no tienes nada que perder- dijo efusivo Kanon y le daba otro sorbo a su cerveza, traía una en la mano.
-¿Pero y si me rechaza?- preguntó con miedo Saga
-¿Y? a todos nos rechazan, a mí me rechazaron cientos de veces y no me quedé a llorar, salí adelante y sigo buscando a la persona adecuada para mí- habló muy sincero Kanon
-Gracias hermano- agradeció Saga y por fin se armó de valor, yendo directo junto a Saori

Hizo un ademán con la mano Kanon y terminó de beber la lata de cerveza, la tiró a un lado y nadie le vio hacerlo. Él era tan suelto como siempre. Contempló de lejos a Camus y ya estaba solo, mirando a través de la ventana. "A ir a conseguir una oportunidad" pensó y fue junto al Smirnov.

Camus vigilaba por si algo sospechoso pudiese pasar. Sentía la necesidad de proteger a todos, no quería que la alegría se acabara. Milo merecía la fiesta, él hizo mucho por una persona como Camus. "Aún le debo, encontraré la manera de pagarle los gastos del hospital" pensó Camus

-Hola ¿Por qué tan solitario?- preguntó Kanon y se colocó al lado derecho de Camus. Para el peliaguamarina fue como haber oído a Vicent decir eso, se asustó y miró a Kanon.
-Tranquilo, solo vine a charlar- dijo Kanon levantando las manos en señal de inocencia
-¿Qué quieres?- preguntó más frío Camus, contemplando la ventana
-¿Cómo te llamas? Nunca te he visto y eso que conozco a la mayoría- habló elegante pero amigable
-Camus y soy extranjero- contestó cortante viendo a Kanon de reojo
-Camus, es un nombre francés, ¿Eres francés?- habló un poco más seductor Kanon, mirándole fijamente
-Emm.. si- respondió un poco sorprendido. Ese tipo era listo.
-¿Qué hay de interesante en la ventana? Me pierdo de algo?- preguntó Kanon
"¡Qué hombre más curioso!" pensó Camus. Ya sentía como le fastidiaba ese hombre
-¿Qué pasa por qué tan silencioso?- interrogó Kanon y Camus retrocedió, Kanon se puso frente a él. Muy cerca de su rostro
-¿No te han dicho que eres hermoso?- preguntó más coqueto
-¿Quién eres?- preguntó Camus, más serio.
-Wow, ¡Qué frío eres! Soy Kanon y tu eres tan bonito como este invierno- elogió Kanon con una sonrisa
Milo estaba conversando tranquilo con Mu y Aldebarán pero vio de reojo a Camus con otra compañía. Se disculpó con los presentes y venía junto a Camus
-Kanon, agradezco tu alago. Pero...- fue interrumpido por el mismo Kanon
-¿Tienes pareja?- preguntó Kanon y de lejos se pudo escuchar un tenedor resonando con una copa. Advirtiendo el comienzo del brindis, fue el mismo cumpleañero que lo hizo. Mientras seguía acercándose con una mirada seria
-No..e..el brindis, no hay que faltar o sino Milo..- primero habló entrecortado, Kanon a estaba a milímetros de su boca y puso nervioso a Camus
-Milo, siempre llevandose los mejores trofeos- dijo fingiendo pena pero miraba a Camus con picardía, pero contempló la mirada de Milo que estaba detrás de Camus, enojado. Él conocía a la perfección esa mirada.

-Camus..¿Tu crees que Milo te ama?- preguntó al oído a Camus y se apartó un poco. Camus se ruborizó un poco, estubo desconcertado con esa pregunta
-Como amigo?- sugirió Camus y alzó la ceja
-Jajaja, no...como pareja- rio un poco Kanon pero habló muy sarcástico
-Hagamos un trato- y Kanon le dijo unas cosas en el oído a Camus. Milo frunció el ceño y sonriente les dijo
-Camus, es hora hay que irnos a cenar- interrumpió pero Kanon se acercó a Camus y a Milo le pareció que estuvo por besarlo. De un tirón agarró del antebrazo a Camus, apartándolo de Kanon.
-¿Qué crees que haces?- preguntó Milo a Camus con el ceño fruncido y luego a Kanon
-Milo- murmuró Camus pero Milo lo estiró y lo llevó forzado.
-Suéltame ¿Qué te pasa?- reclamó Camus y se liberó de él.
-Milo, ya ven, todos te están esperando- habló Dita
-Luego hablaremos- dijo enojado Milo y se apartó, sonriendo como si nada. A la hora del brindis, Milo dijo unas palabras y todos los presentes estaban en sus puestos. Alrededor de una larga mesa. El cumpleañero en la cabecera de la mesa.

-Agradezco mucho la presencia de cada uno. Me complace recibirlos en mi hogar, espero se diviertan y alegren mi día y uno muy especial gracias a todos ustedes- comentó alegre Milo y todos aplaudieron. Las palabras de Milo fueron sinceras y cada invitado pudo sentirlo, hasta el frío de Camus.

Después del brindis, Camus pidió permiso y se retiró hacia su habitación, ingresando en ella. Milo siguió disimuladamente al Smirnov y cuando Camus abrió la puerta de su cuarto para salir, Milo apareció frente a él.

-¡Qué sorpresa!- habló asombrado Camus y escondió sus manos detrás de su espalda
-¿Te hizo algo raro Kanon?- preguntó muy serio Milo. Esa mirada era siniestra, hasta a Camus le asustaba por más que disimulaba no sentirse intimidado.
-No, solo me dijo una cosa sobre ti- contestó Camus y le permitió a Milo ingresar a su cuarto. Milo entró y volteó hacia Camus, quien le daba la espalda pero que escondía sus manos para no ser vistas por el griego.
-¿Qué te dijo?- preguntó el heleno. Camus giró y vio de frente a Milo.
-Quiero saber ¿Por qué estas enojado?-
-Responde a mi pregunta- fue muy autoritario Milo
-Lo haré, pero sigo sin creer lo que me dijo- habló Camus y rio un poco, incrédulo, aun no se la creía pero Milo estaba por matarlo con la mirada y suspiró
-Dijo que si tu veías que él iba a besarme y te enojabas, demostraba que estabas celoso y que en verdad te gusto- dijo Camus con una sencillez que dejó boquiabierto a Milo. El escorpión sudaba frío. Por primera vez en su vida, Milo se sintió completamente acorralado.
"Maldito Kanon, tan astuto como siempre. Me tendiste una trampa" pensó Milo
-y...- murmuró Milo
-Creeré en lo que tu me digas- habló Camus dedicándole una mirada sincera. Milo no se la creía y no contaba con que Camus fuera tan inocente para no percatarse de lo obvio dicho por Kanon ¿O fingía? No, Milo conocía bien a Camus. Ambos eran grandes amigos y Milo se percataba de los gestos de Camus y que significaban. Esta vez, Kanon no contó con que Camus no quisiera ver la realidad.

De hecho, Milo no quería mentirle a Camus ¿Acaso no decía que odiaba las mentiras? Entonces debe ser el primero en no recurrir a ellas. Tal vez..ya era hora, confesarle sus sentimientos algo que ocultó lo mejor que pudo. Quería decírlo una vez que Camus esté fuera de peligro pero el destino como que no le ayudó con la idea.

Camus esperó pero Milo parecía ido y se le ocurrió darle algo. Le extendió la mano

-Feliz cumpleaños Milo- dijo Camus y el escorpión salió de su trance al oír esa voz, miró la mano de Camus y ahí estaba, un caja pequeña con envoltorio rojo.
-Es mi regalo para ti. Espero te guste- habló el peliaguamarina. El corazón de Milo estaba que estallaba, Camus le regaló algo. Agarró el regalo y rompió el envoltorio. Entonces abrió la caja y..

-Una colonia olor a manzanas- mencionó Camus y le sonrió. Milo se enamoró de esa sonrisa, tan sincera y era la primera vez que Camus le dedicaba ese tipo de sonrisa. Siempre eran leves y no profundas, sino fugaces. Ésta quedó enmarcada en el rostro del francés.
-Gracias..Camus, me gustó...- dijo apenado, Milo agachó su mirada, mirando el piso. Estaba rojo como un tomate. Su corazón latía por mil.
-¿Enserio?- preguntó preocupado Camus y enarcó una ceja.
-De verdad. ¡Me encantó!- habló entusiasta Milo con un brillo de felicidad en sus ojos y borrando ese rubor en su cara. Camus quedó sorprendido y sentía un apretón en su pecho. ¿El Smirnov estaba feliz? ¿Por qué está muy...contento? era una interrogante en la mente del francés.
-¡Oigan, oigan! ¿No te escondas Milo que la fiesta no ha terminado?- habló en voz alta Ángelo, rompiendo el aura romántico entre los dos "amigos".
-Si, voy contigo- mencionó Milo y se fue con Ángelo dejando a un Camus pensativo. El francés bajó a la sala a observar en como acababa la fiesta.

Pasaron las horas y a las 2 de la mañana. Las personas ebrias estaban en la sala y otros, en las habitaciones seguramente. Excepto Kanon y Ángelo que se divertían contando chistes.

-¡Alguien que venga a ayudarme!- exclamó Aldebarán quien sostenía a Milo, estaba borracho.
Camus fue corriendo junto a Aldebarán.
-Llévalo a su cuarto, más tarde llevaré café- habló Aldebarán y Camus sostuvo a un pesado griego. Que lo abrazó pero que no tenía fuerzas en las piernas. "¡Por Zeus, Milo, pesas mucho!" pensó Camus y a duras penas, caminó lentamente y Milo balbuceaba cosas incoherentes.
-¿Cam..Camus?- preguntó Milo mientras su cabeza daba vueltas
-Sí, aquí estoy. No vuelvas a beber alcohol- sugirió Camus. Milo rozó con su nariz el cuello de Camus hacia los cabellos celestes del francés.
-Hueles bien- comentó Milo. La acción del escorpión heló la razón de Camus y se le erizó la piel quedándose quieto.
-¿Te pusiste una colonia francesa? Te sienta muy bien- dijo Milo.
-No, nada me puse- contestó Camus, quien reaccionó y al llegar a la puerta la abrió con la mano libre, mientras Milo se aferraba a él con la fuerza de sus brazos.
-Ya sabía que eras francés- mencionó Milo con esa voz chillona, igual que un ebrio.
-Milo, escúchame te dejaré en tu cama. En tus condiciones es mala idea darse un baño- dijo serio Camus y se aproximaba a la cama.
-¡Qué rápido eres! Y yo que....hip- murmuró Milo pero le atacó el hipo.
-Milo.. esfuérzate un poco enserio...- habló Camus pero se sorprendió al sentir algo mojado en su espalda
-¡Ay no! ¿Vomitaste?- dijo cabreado Camus y ya estaba frente a la cama. Solo tenía que colocar a Milo en ella.
-Perdón- dijo Milo y perdió el equilibrio, de la desesperación se sujetó de Camus y ambos cayeron en la cama. Solo que Milo estaba por debajo de Camus. Los labios de ambos estaba a 10 centímetros, ¡Muy cerca!

-Milo, Milo- llamó Camus pero nada, se durmió. El francés notó algo manchado en la camisa de Milo, cerveza seguramente. El escorpión apestaba a alcohol.

Ya cuando amaneció, siendo las 9 de la mañana, Milo despertó y llevó su mano en su cara. "Me duele la cabeza" pensó y miró notó que estaba encima de Camus, de hecho se había dormido en su torso desnudo. "¿Qué significa esto?" Se levantó y él tampoco tenía ropa en el pecho, solo un pantalón.

-Hasta que despiertas- reclamó Camus, serio y un poco enojado.
-Em..Camus ¿Qué pasó? No recuerdo mucho- dijo en su defensa Milo
-Te emborrachaste y cuidé a que te durmieras- comentó el francés y se sentó, luego fue al costado y con una mirada fulminante
-pero no conté con que insistieras en dormir en mi pecho- exigió, enojado en cierto modo pero se levantó.
-Camus, lo siento- se disculpó Milo
-Dale, ya pasó- dijo como si nada Camus y se fue a su habitación.

Notas finales:

Al diablo si se dice "cabecera de la mesa" ni idea si usé bien esa expresión xD jajaja, pero ya le puse. 

Los detalles del lugar y ropa no son mi fuerte Dx . Quizás mejore eso con el tiempo pero de momento usen su imaginación n__n

Hasta el próximo capítulo!


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