En un reino muy alejado del resto habitaba un rey el cual era algo frio e insensible desde la muerte de sus padres, su reino estaba algo mal en economía ya que su ambiente era muy seco y esto no permitia muy bien la siembra, el rey diario recibía visitas de reclamos de los aldeanos y el los solucionaba pero el último mes ya no lo ha hecho ya que el mismo tiene sus propios problemas porque le exigen los superiores que ya se una en matrimonio y eso no estaba en sus planes
-amo debe ya conseguir un buen doncel o una buena esposa
-no me estés molestando con eso y ya deja pasar a los campesinos- dijo enojado en su trono
Estuvo horas escuchando sobre las dificultades de siembra en ciertos puntos en el reino y sobre los bandidos que se llevaban muchas cosas hasta que en un cierto punto se fastidio y se coloco de pie caminando a su oficina
-Amo aun le faltan más campesinos
-no es mi problema- continuo caminando
-¿¡Como que no somos su problema!?
dijo un pequeño joven de cabellos dorados y ojos azules entrando al salón del rey, estaba furioso y deseaba que el rey solucionara su problema, el rey al escucharlo se sorprendió ya que nadie nunca le había gritado así solo su padre así que furioso se giro y quedo sorprendido por tanta belleza del pequeño enojón
-¿qué es lo que quieres?- dijo mientras cruzaba los brazos y lo miraba
-quiero que escuche y resuelva mi problema, sus guardias detuvieron a mi padre por qué no podemos pagar las tierras y eso es injusto, el esta anciano si quiere llevarse a alguien que sea a mi porque confió que él le pagara pronto
Mientras el pequeño hablaba aquel hombre de alta estatura, cabellos negros y ojos verdes se quedo embobado por su belleza y cuando termino la explicación dio un llamado y dos guardias sujetaron al menor uno por cada lado
-liberen al anciano y encierren a este hasta que me paguen todo lo que me deben
Se lo llevaron y el menor camino tranquilo, el rey solo se recargo en su trono y se quedo sentado, ya que tras ver a ese hermosos ser su mente había creado muchas ideas y más que el rubio tenía todas las características de un doncel
-Octavio llama a los ancianos y prepara una reunión
-Claro que si amo- dijo mientras iba a preparar todo
El rey estaba dispuesto a casarse con el pequeño ya que era la primer persona que lo había retado y hacerlo sentir algo por alguien por esa gran belleza que contenía, ya cuando su mayordomo termino su orden solicito que le trajeran al padre del pequeño rubio para hacer un trato, el anciano no deseaba ya que creía que era por el dinero así que los guardias tuvieron que llevarlo a la fuerza y presentarse frente al rey
-¿Qué….es lo que…desea mi rey?- dijo el anciano mientras se colocaba de rodillas frente al trono
-la mano de su hijo en matrimonio
Esta frase hizo que el padre abriera los ojos y mirara al rey sorprendido ya que no se lo creía, el rey le explico sus razones y le hizo un trato al padre del muchacho el cual consistía que si el rubio se casaba con el todas las deudas dejaran de existir, el padre se negó en un inicio pero al notar que su hijo quedaría en buenas manos cuando el muriera entonces accedió
-se lo encargo por favor
-claro estará en muy buenas manos
Cuando el Ancio se fue el rey camino a donde se encontraba su ahora prometido, pidió las llaves y se acerco a la celda para ver un pequeño cuerpo dormir en un rincón, llamo a los guardias y por ordenes del rey lo llevan a un enorme cuarto, el no comprende nada y solo se deja hacer
-te casaras conmigo
-he?
No pudo continuar ya que las sirvientas entraron llevando al menor en una tina, lo acomodaron, lavaron y secaron para después de esto vestirlo con un hermoso vestido de seda azul, decoraron sus cabellos con listones y su rostro con un poco de brillo
-muy bien lo quiero frente a mi
Las sirvientas lo hicieron salir de la habitación, el rey al verlo quedo maravillado ya que el menor se veía hermoso, sujeto su rostro y lo miro a los ojos
-serás una perfecta reina- sonrió al verlo
-claro que no yo tengo a mi novio
El rey abrió los ojos y después de mirarlo un rato lo soltó y salió a paso veloz a donde estaba su mayordomo acomodando unos papeles
-deseo que me investigues todo sobre mi futura reina
-claro pero dígame su nombre y con gusto consigo todo mi rey- dijo volteándolo a ver
-Se llama Adrian Blanch
Dijo el tranquilo el príncipe Maximiliano para después cambiar de tema y al terminar salir a su oficina a continuar sus deberes y planear como domar su futura esposa
-todo lo tendré listo en un mes, bueno y presentarlo ante todos
-si amo es verdad presentar a quien dará los futuros príncipes- dijo sonriendo ya que su amo había decidido a quien desposar
En estos tiempos los donceles eran algo extraños y escasos en nacer así que el rey era un afortunado en tener uno en sus manos y no lo dejaría ir ante nada además que le encantaban esos hermosos ojos que contenía y aquella pequeña y rojiza boquita, antes de realizarse la boda debían ser aprobados por el consejo de ancianos además el menor debía enterarse de lo que pasaba a su alrededor
-iré con el pequeño…deseo explicarle el trato que hice con su padre y lo que le espera en el futuro- dijo tranquilo el rey dejando los papeles que estaba revisando y recargándose tranquilo en su cómodo sofá de su despacho, para después colocarse de pie
Fue a paso lento a la habitación para abrirla y encontrar a un joven muy dormido en aquella enorme cama, camino lentamente hacia aquella y se sentó a su lado viéndolo dormir, unos minutos después el pequeño le causo ternura y con esto el anterior frio rey beso con cariño su rosada mejilla, se dispuso a ponerse de pie y camino lentamente a la puerta
-buenas noches lindura- dijo cerrando la puerta de aquella enorme recamara