Capitulo Uno.
"Rainy Season"
¿Cuándo es que todo había cambiado?
Esa pregunta rondaba por su cabeza mientras las lágrimas escapaban de sus ojos y rodaban por sus mejillas para detenerse ahí o simplemente seguir su camino.
Recordó cuando se conocieron en el jardín de infantes por una pregunta tan simple como: “¿Me das de tu ramen?” y aquellos niños jamás se imaginaron que terminarían tal como ahora.
Muchas personas – por no decir todas – decían que aquellos dos terminarían juntos, los dos se volteaban a ver para enseñarse la lengua y negar con la cabeza: “Solo somos amigos”
Amigos. ¿Cuándo había cambiado aquello?
Posiblemente desde la muerte de sus padres en aquel incidente, aquel día no había ido a la escuela, se había quedado debajo de todas las cobijas de su cama, llorando en silencio, había escuchado ruido abajo pero lo había dejado pasar. Solo esa vez. Después de aquello escucho como abrían la puerta de su habitación: “Vete Itachi, quiero estar solo”. “Ni siquiera lo pienses” Le había dicho aquella voz que conocía también como la palma de su mano. Se había ocultado aun más, si es que se podía. “Vete Naruto”. Escucho el ruido de la puerta al cerrarse, y por simple curiosidad se había destapado para descubrir unos ojos azules que le miraban. “Que no entiendes lo que significa la palabra: vete”. “Si lo entiendo, pero no lo hare”.
En determinado tiempo ya se encontraba llorando en el pecho del rubio. Solo esa vez, o eso había creído él. Y tal vez desde ese día había dejado una pequeña grieta en su muro de indiferencia, la cual poco a poco el rubio había sabido como abrir para destruir aquella barrera por completo.
Después de aquello ansiaba ver al rubio cada día, verle, abrazarle, besarle... ¡¿Besarle?! Definitivamente se había vuelto loco. “Necesitas tu ración diaria de Naruto”, le decía Itachi. El simplemente gruñía en respuesta.
Ese día, ah, como olvidar ese día. Naruto lo había evitado todo esa semana, con unas excusas tan simples, tan estilo… suyo. Él era Uchiha Sasuke, nadie evitaba a un Uchiha. Así que decidido había ido a la casa del rubio. Kushina le había dicho que se encontraba en su cuarto y lo había dejado pasar. “¡¿Que pasa contigo Dobe?!” Le había gritado al entrar a su recamara al mismo tiempo que azotaba la puerta. Cuantas veces había estado en aquella habitación, muchas, tantas que ya la sentía como si fuera la suya. Naruto que había estado sentado en una silla en la cual se mecía de adelante para atrás, ahora se encontraba en el suelo. “Sa-Sasuke” había dicho para sentarse pero esta vez en el escritorio. Y le había reprochado el porqué le evitaba, porque ya no le esperaba como antes para irse juntos, pero se detuvo al darse cuenta que parecía una novia reprochándole cosas al novio y sintió sus mejillas enrojecer. “Escúchame bien Sasuke, porque esto solo lo diré una vez” Para ese momento Naruto ya lo tenía por el cuello de su camiseta y lo besaba… ¡¿Lo besaba?! Quería quitárselo de encima, apartarlo y propinarle una buena bofetada pero algo se lo impedía… algo. Y cuando se dio cuenta sus brazos ya rodeaban el cuello del rubio, y las manos de aquel se posaban en su cintura y lo atraía a su cuerpo. El aire comenzó a hacer falta, una falta tan necesaria como innecesaria. Se separaron, uno… dos… tres… cuatro… cinco pequeños contactos para terminar con sus frentes unidas y una sonrisa en el rostro. “Yo también” Le había respondido.
Pasaron tantos buenos momentos y solo uno que otro malo.
Cuando se dieron cuenta ya habían pasado seis años de noviazgo, estaba listos, para dar el siguiente paso.
Unos días antes de aquel conocido como todos como “El gran día” Naruto lo había llevado a la tumba donde estabas sus padres. “Sr. Y Sra. Uchiha, estoy aquí antes ustedes para decirles que en unos cuantos días su hijo será Sasuke Uchiha de Namikaze, espero que eso les alegre porque enfrente de ustedes juro que cada día de mi vida estará sola y únicamente reservado para que Sasuke sea feliz, para tener una hermosa y gran familia con este teme, también le protegeré de todo aquel que le quiera hacer daño, porque lo amo, lo amo y lo amare hasta que muera y si hay una vida después de esta, lo amare también entonces”
La boda había sido magnifica, sencillamente magnifica. Entre felicitaciones de sus seres queridos y cariños de Naruto todo había salido perfecto. La noche había caído y era hora de que ellos partieran a su noche de bodas, la cual sería en Italia, cortesía de Itachi.
Y lo habían hecho, se habían entregado el uno al otro.
Sintió como el cuerpo a lado suyo se había movido para quedar espaldas de él, y lloro aun más, pero igual que siempre. En silencio.
Miro el reloj a lado de él, marcaba las 6:30 am. Se levanto, temblando, cogió la bata que tenia al pie de la cama y se la coloco. Entro al baño y abrió la regadera, ya tendría tiempo después de bañarse en la tina, con más tranquilidad. Cuando el agua por fin estuvo a una temperatura intermedia, se retiro la bata y ahogo un grito. Su piel blanca – o la que supusiese fuera blanca – ya no lo era, tenía varios moretones de diferentes tamaños y de colores que iban desde al morado al amarillo. Con el cuidado del mundo se metió a la ducha y dejo que el agua corriera por su cuerpo intentando con ello que se llevara su dolor también. Cuando salió solo había pasado cinco minutos, se colocó su ropa y una sandalias y bajo, directo a la cocina. Preparo el desayuno, huevos con tocino, tostadas, jugo de naranja para él y café para Naruto… Naruto, lo ojos se le llenaron de lagrimas.
Subió a su habitación.
-Naruto-. Susurro-. Naruto, ya es de día.
El rubio estiro su brazo y el azabache cerro lo ojos.
Sintió una mano acariciar su mejilla, al abrir los ojos se dio cuenta de que Naruto estaba de pie enfrente suyo… oh pero no solo eso, estaba igual como su madre lo había traído al mundo, se sonrojo.
-Buenos días-. Le dijo para después depositarle un beso en la frente.
-Buenos días-. Agacho la mirada pero una mano le tomo el mentón para alzárselo y miro aquellos ojos azules que tanto le encantaban, poco a poco la distancia se fue cortando. Disfrutaba de aquel beso, hasta que sintió una mano tratar de colarse por debajo de la playera que se había puesto.
-Na…Nar… Naruto-. Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, otra vez-. Detente, por favor, para.
-Vamos, yo que lo disfrutaste la noche anterior-. Su cuerpo se estremeció, y una oleada de ira le invadió al recordar unas de las palabras que había dicho enfrente de la tumba de sus padres “también le protegeré de todo aquel que le quiera hacer daño”. El se lo había hecho.
Su mano salió disparada hacia la mejilla del rubio. Error. El rubio lo miro con una mirada colerizada y echo a correr para esconderse en la recamara de visitas. Había alcanzado a cerrar la puerta antes de que el rubio pudiera detenerlo.
-Vamos Sasuke, abre la maldita puerta-. Después de aquello, silencio-. Juro que si no estás abajo para cuando yo me haya terminado de bañar la pasaras igual que anoche-. Escucho los pasos que indicaban que ya se había ido, se deslizo por la puerta hasta llegar al suelo, y lloro.
¿Cuándo es que todo había cambiado?