Al día siguiente Aomine no podía apartar sus ojos de Sakurai, pero es que aún no podía creer lo que Wakamatsu le había dicho ayer. Observaba sus movimientos e incluso lo seguía a escondidas, pero el castaño no parecía actuar de forma extraña, hasta que lo siguió al baño. Allí notó un comportamiento diferente, poco común. Ryou se lavaba las manos y cuando levantó la vista donde estaba el espejo se alejó con rapidez, mirando con asco el reflejo. Pero después de eso continuó el camino.
-Flashback-
Después de leer la nota que escribió Kousuke se quedó sin aliento. Le parecía una tontería pensar que Sakurai era peligroso, pero si el rubio le decía eso significaba que era responsable de los asesinatos de Toou. Continuaba leyendo lo escrito con el fin de creérselo y cuando escuchó las palabras <<Aomine, ten cuidado>> lo miró asustado.
-Pero, ¿qué pa…? ¡! –Antes de poder terminar la pregunta Wakamatsu puso una mano en su boca impidiéndole terminar de hablar, para luego hacerle un gesto para que guarde silencio. Volvió a escribir en el papel poniendo:
Está detrás de la puerta, puede matarnos ahora si quiere.
-Fin del flashback-
El día transcurrió normal y cuando llegó la hora de la práctica con el equipo, Aomine decidió irse a reflexionar a lo más alto de la escuela. Cuando estaba por recostarse un fuerte escalofrió azotó su espalda y giró para cerciorarse de que allí no había nadie. Pero ya había tenido esa sensación horripilante antes así que, dejando de lado sus nervios dijo en voz clara y fuerte -¿Necesitas algo, Ryou? –
-A-Aomine-san, lo-lo siento ¿lo asusté? –Preguntó Sakurai saliendo de entre las sombras con su típica expresión.
-No sé cómo no pude darme cuenta de que se trataba de ti todo el tiempo… -Masculló sintiendo como sus piernas temblaban, pero enfrentando cara a cara al castaño. Nunca creyó poder sentir miedo a causa de una persona como él, aunque, algo le decía que esa persona no era realmente Sakurai.
-N-no sé de qué me habla, Aomin…
-¡Mejor deja el teatro, Ryou! –Exclamó interrumpiendo al más bajo, pero lo único que recibió como respuesta fue una escandalosa risa.
-Supuse que Wakamatsu no iba a quedarse de brazos cruzados sin decir nada –Declaró cambiando el tono de su voz totalmente, sonaba arrogante y sonreía con soberbia –Que extraño… aún no empezaste a correr, no como tu amiga Momoi.
-Así que tú fuiste el que… y… Wakamatsu está… -Daiki apretó los puños y miró colérico al castaño.
-¿Qué pasa? ¿Vas a golpearme…? –De repente la adrenalina que corría por el cuerpo del moreno se había esfumado por completo. La sombra de Sakurai pareció crecer detrás de él, como si tuviese vida –Sólo tuve que apuñalar a Wakamatsu para sacarlo de en medio, pero no estaba en mis planes que siguiera con vida.
-Tu… no eres Ryou… -Susurró sin dejar de ver la sombra, era como si formaran diferentes formas, dividiéndose en filosas espadas y que con un solo movimiento del castaño podrían atravesarlo. Aunque al parecer Sakurai disfrutaba ver la cara de espanto de Aomine.
-Sólo tomé su cuerpo –Contestó pasando sus manos por su propio rostro y al mismo tiempo cambiando de color sus ojos marrones a un par de rojos.
-Flashback-
“Sakurai era un mocoso que vivía miserablemente en un departamento de porquería. Lo único que obtenía de su familia que vivía en otra ciudad era un poco de dinero para sobrevivir en esta mierda de mundo. Pero cuando el pequeño conoció a su príncipe azul, es decir, a ti, su perspectiva cambió demasiado. Siempre volvía a casa con una sonrisa, siempre hablaba solo como adolescente enamorada de “Aomine-san esto…, Aomine-san lo otro…”. Pero nunca se atrevía a confesarse, hasta que un día se acercó a su espejo seguro de sí mismo. El tonto ensayaba el cómo expresar sus sentimientos y decidí darle un empujón.
Me bastó un segundo para poder salir de ese estúpido espejo para tomar su cuerpo y pude sentir todo, su forma de vivir, sus sentimientos. Por supuesto que era una idiotez, pero luego de ver cuántas maravillas se podían hacer con este cuerpo me sentí poderoso. Porque, después de todo, ¿quién no podría resistirse a esta carita? Nadie decía “no” cuando mostraba ese par de ojos grandes amarronados. Bueno, nadie, excepto Aomine Daiki.”
-Fin del flashback-
-Es una lástima que ahora salgas con esa rubia chillona –Comentó Sakurai refiriéndose a Kise –Te pierdes de un buen partido, Aomine-san –Agregó burlón pasando sus manos ahora por su pecho y glúteos.
-Estás… Estás lastimando a Ryou… -Murmuró desconcertado mirando al suelo sin saber qué hacer.
-¡Qué tierno! Estás preocupado por mi… -Exclamó caminando hasta llegar a la punta del edificio. Desde allí había una caída de tres pisos de altura hasta el suelo.
-¡Tú no eres él!
-No, pero tengo su cuerpo –Dijo divertido haciendo equilibrio por el borde del edificio, mirando divertido al moreno -¿Qué pasaría si caigo?
-No te atrevas –Masculló impotente mirando los rubí que tenía por ojos Sakurai.
-Upps… -Soltó de repente dejándose caer, pero en el último segundo su sombra lo sostuvo de la cadera. En ese momento sonó la campana y como si no hubiese pasado nada caminó para poder salir de la escuela –Nos vemos mañana, Aomine-san –Dijo, volviendo a usar el timbre de voz de Ryou.
Aomine hizo lo mismo y salió de la escuela hecho una furia. No sabía qué había sido eso, para él se trataba de algo así como un demonio que poseyó el cuerpo de Sakurai. Pero ahora, ¿qué podría hacer él? ¿Cómo podría enfrentarse a algo así? A mitad del camino a casa se cruzó con Imayoshi, quien lo miraba con un gesto que expresaba preocupación.
-Aomine, por casualidad ¿hoy hablaste con Sakurai? –Preguntó el de lentes sorprendiendo a Daiki –Hoy faltó a la práctica y ha estado algo extraño últimamente –Comentó.
-¿Extraño? ¿En qué sentido? –Quiso saber, pues no podía decir “Si, es que está siendo poseído por Lucifer”.
-El otro día fui a su casa y no estaba siendo formal conmigo… ¿Estará en su etapa rebelde? –Se preguntó el capitán del equipo, temiendo en que el castaño fuera como Daiki, pero eso no lo mencionó.
-¿Entraste a su casa? ¿Viste algo raro? –Se atrevió a preguntar.
-Vive en un departamento bastante descuidado –Habló pensativo Imayoshi pensando en ese día –Pero no me dejó pasar.
-¿De casualidad había un espejo?
-¡Ah! Ahora que lo dices, si, pero estaba hecho pedazos en el suelo –Respondió sorprendido ante las preguntas rebuscadas que hacía el moreno.
-Wakamatsu me dio esto –Murmuró Aomine, sabiendo que Ryou podría estar cerca de ellos, entregándole el papel que le había escrito Kousuke en el hospital -Mándales un mensaje a todos para que estén enterados, tenemos que juntarnos para idear algún plan y ayudar a Ryou –Agregó para que luego cada uno tomara un comino diferente.
Ya al día siguiente debían juntar todas las pistas que tenían para averiguar la forma de liberar al verdadero Sakurai Ryou.