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El misterioso caso de Tōō por samuesselmo

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Notas del capitulo:

 Muy buenas a todos! Primero y principal, gracias a Tetsuhiro, a tsuki y a Mura69 por ser los primeros en comentar! :DD

 Bueno, estuve viendo que a algunos les gustó el fanfic así que continuo la historia. Este capitulo no es muy largo, porque considero que la verdadera "acción" va a empezar en el siguiente capitulo...

 Por otro lado, me agrada la idea de que empiecen a actuar como detectives, eso también me ayuda mucho en escribir, porque, pese a que la historia ya está hecha en mi cabeza, la mayoría de las veces escribo sobre la marcha así que los comentarios son bien aceptados :DD

 Muchas gracias a todos por leer y más gracias si comentan!

 By Selmo 

 Lo único que era seguro es que habían pasado un par de días sin haber asesinatos, pero los rumores de que algo extraño rodeaba la academia continuaba. Pero para Aomine las cosas estaban demasiado tranquilas, ni siquiera había sentido ese horrible escalofrío recorrer su espalda. Ahora estaba pasando un día de semana común y corriente junto con sus compañeros de equipo. Las autoridades de la escuela, para seguridad de los alumnos, habían ordenado que las clases y actividades fuera del horario escolar, terminaran antes del anochecer, tal vez esa era la razón, o simplemente el asesino misterioso se había aburrido. El punto era que Daiki estaba respirando más tranquilo que hace una semana atrás.

 Cuando la jornada escolar había terminado, Aomine no dudó en buscar a Satsuki para acompañarla a casa, recorrió todos los rincones del edificio, y lo único lugar que le faltaba para buscar era el vestidor de mujeres. Después de todo, Momoi había tenido su clase de gimnasia y siempre tomaba un baño allí. Fastidiado de ver cómo salían la mayoría de las chicas para volver a casa, Daiki decidió entrar. El vestidor ya estaba vacío, y tocó molesto la única puerta cerrada.

-Satsuki, apresúrate ¿quieres? –Habló cansado.

-¡Dai-chan! ¡¿Qué haces en el vestidor de mujeres?! –Exclamó escandalizada mientras continuaba lavándose el cabello.

-Ya se fueron todas ¿por qué tardas tanto?

-¡Dai-chan! ¡Soy mujer, no puedes reprocharme nada! –Por supuesto que Momoi no iba a exclamar a los cuatro vientos que estaba indispuesta, así que simplemente le reprochó eso último al moreno, quien chasqueó molesto la lengua –Si tanto re molesta, puedes irte sin mí.

 Suspiró pasando sus manos por la cara para calmar sus nervios -¡De acuerdo! –Respondió mirando el cielo –Pero no te tardes más, casi es de noche ¡Llámame cuando estés en casa! –No dijo nada más y salió de allí para volver a casa.

 La pelirrosa suspiró relajada debajo de la ducha cuando Daiki se fue. Minutos después tomó una toalla y comenzó a vestirse para así volver a casa. Ya había anochecido y eso la puso un poco nerviosa. Caminó a paso lento a través del pasillo principal de la escuela para poder volver a casa. Todo estaba muy oscuro y sólo alumbraban un par de tenues luces de las paredes. Estaba tan cerca de la puerta cuando la sensación de que alguien la observaba la invadió. Se dio media vuelta enseguida, notando enseguida que las luces estaban ahora apagadas y la penumbra se había apoderado del lugar.

 Miró con atención y miedo hacia las sombras, hasta poder apreciar un par de ojos color rubí que parecían poder brillar entre tanta oscuridad. Era lo único apreciable, eso y un líquido espeso rojo, sangre que salía de aquella interminable sombra. Momoi gimió asustada, caminando hacia atrás sin poder apartar sus ojos del suelo, pero apenas vio que aquella sombra parecía tener vida propia corrió.

 Corrió porque sabía que su vida dependía de ello. Estaba tan cerca de la casa de Aomine, sin dejar de correr miró hacia atrás, aquello la seguía muy de cerca, pero apenas empezó a golpear la puerta que tenía enfrente las cosas parecían haberse calmado.

 Daiki abrió preocupado, y al ver el estado de Satsuki la abrazó. La chica temblaba sin poder evitarlo –Satsuki, ¿qué pasó? –Preguntó en voz baja para no alterar más a su amiga. Antes de dejarla pasar miró hacia afuera, pero la noche parecía volver a estar tranquila.

-Algo me estaba persiguiendo –Murmuró sin dejar de temblar la pelirrosa. El moreno le sirvió un poco de té y se sentó frente a ella –Creo que era una persona, pero al mismo tiempo no lo era –Volvió a susurrar tomando un pequeño trago. Parecía ya haberse calmado, respiraba más tranquila.

-¿Cómo era? ¿Sabes quién es? –Preguntó Aomine, pero sin querer volver a asustar a Momoi.

Satsuki negó lentamente –Pude ver sus ojos, eran rojos y brillaban entre las sombras –Respondió, volviendo a tomar su té.

 Aomine había quedado sin palabras. Momoi le había dicho sobre la sangre y sobre las sombras con vida propia. Parecía todo sacado de un cuento de terror, o de alguna de esas películas de las que siempre se burlaba. El punto era que todos se estaban enfrentando a algo desconocido, tal vez sobrenatural. Y cuando al día siguiente se juntaron en el gimnasio no dudaron en decírselo a sus compañeros del equipo. La manager les contó a todos con sumo detalles lo que había visto y eso causó un gran revuelo.

-Es extraño –Habló Imayoshi –Momoi, dijiste que viste sangre pero hoy nadie vio ningún cuerpo en el edificio.

-E-eso es bueno… ¿verdad? –Preguntó sollozante Sakurai con ambas manos sobre el pecho.

-No lo sé –Interrumpió Wakamatsu –Creo que escuché que encontraron a un alumno flotando en el rio, pero nadie estaba seguro.

Todos permanecieron en silencio, hasta que la profunda voz de Daiki los sacó a todos de sus pensamientos –Hoy nos podríamos quedar en la escuela.

-¡¿Q-q-q-q-qué…?! –Ryou tartamudeaba nervioso, mientras que los demás miraban al moreno como si se tratara de un loco.

-¡No seas idiota! –Le gritó Wakamatsu.

-Tal vez si somos muchos podemos atrapar al asesino  -Comentó Imayoshi cruzándose de brazos –Pero no podemos simplemente quedarnos esta noche, hay que estar preparados.

-Entonces que mañana todos traigan una linterna, nos quedaremos mañana por la noche –Confirmó Yoshinori cruzándose de igual forma que el de lentes.

-¡¿De verdad vamos a hacer eso?! –Preguntó exaltado el rubio al ver la determinación de sus senpais.

-¡¿No es peligroso?! –Preguntó asustado Sakurai abrazándose a sí mismo.

-Dejen de lloriquear, gallinas –Resopló Daiki sin hacerse mucho la cabeza.

-¡Lo siento! –Se disculpó Ryou limpiándose las lágrimas que no paraban de salir.

 El día transcurrió como siempre después de eso. A la salida todos fueron por diferentes caminos antes de volver a arreglar el plan del día siguiente. Por otro lado, Aomine caminó hasta la preparatoria Kaijou. Kise no tardó en acercarse a él sonriendo -¡Aominecchi! ¿Cómo está todo?

-No muy bien… -Respondió para empezar a caminar junto al rubio –Parece que el asesino se cruzó con Satsuki.

-¡¿Ella está bien?! –Fue lo primero en exclamar Ryouta parando en seco.

-Sí, no le hizo nada –Eso de alguna forma hacía feliz a Daiki, pero no le había agradado la idea de que la hubiera perseguido, porque eso significaba que quería lastimarla, y para Aomine, Momoi era una amiga muy importante –Pero, temo mucho que el asesino no sea humano.

-¿A qué te refieres?

-Satsuki dijo que los ojos de eso brillaban en la oscuridad, eran rojos.

-Qué miedo… -Susurró Kise, y continuaron su camino.

 -Mañana por la noche vamos a quedarnos en la escuela –Comentó mirando al frente, aunque en ese momento deseaba mucho poder tomar la mano libre del rubio.

-¿Por qué? Eso podría ser peligroso, Aominecchi –Habló con un pechero, provocando un leve sonrojo en el moreno.

-T-tal vez si somos muchos podríamos acorralarlo…

-Ya llegamos –Suspiró Kise, mirando directamente a los ojos azulados de Daiki. No pudo evitar y empezó a reir, la expresión nerviosa delataba al moreno –Aominecchi ¿Cuándo vas a confesarte?

-¡¿Qué?! –Preguntó en un grito, deseando escapar de aquella vergonzosa situación.

-Lo haría yo, pero me gustaría mucho si tú lo hicieras primero.

 Nuevamente estaba ese incómodo silencio, hasta que -¡Otro día! ¡Mañana! –Balbuceó mirando hacia todos lados sobándose la nuca -¡Nos vemos!

 Ryouta simplemente rió ante la situación y volvió a casa –Aominecchi puede ser tímido a veces… -Suspiró con un sonrojo en las mejillas.

 Al otro día el equipo de basket de Toou estaba reunido en el gimnasio. Cada uno tenía una linterna lista para usar esa noche. El capitán del equipo fue quien decidió dividirse en grupos para cubrir más terreno y poder “acorralar” al asesino. Eran grupos de a dos: Aomine y Momoi, Wakamatsu y Sakurai, e Imayoshi y Yoshinori.

-T-tengo mucho miedo –Gimoteó en voz baja Sakurai.

-No va a pasar nada, vamos a estar juntos –Le habló tranquilo Kousuke mientras acariciaba la cabeza del castaño.

-Apenas toque la última campana vengan al gimnasio, allí nos separaremos –Ordenó el de lentes seriamente. Dicho eso el equipo inició con la práctica, aunque se notaba que más de uno estaba nervioso por lo que fuera a pasar.

 Las clases le siguieron tranquilas y cuando tocó la campana cada uno se dirigió al gimnasio -¿Listos? –Preguntó Imayoshi y todos asintieron con lentitud.

 Aomine también asintió, seguro y confiado. Quería que volviera la paz de tranquilidad de Toou.


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