TU SANGRE, MI SANGRE
Llegaron al barco y encontraron gente inesperada en el BLUE EYES—¡Bienvenido capitán!—le dijo el pirata con una sonrisa burlona que cambió al ver al otro castaño y al ojos mieles con él. Kaien le había dicho la verdad tras el rubio y supuso que no podría ganar una pelea.
Levemos anclas antes de que nuestros gentiles anfitriones vengan—dijo Kuran.
Será mejor que sueltes a los marinos de Kaiba. Podemos necesitar más manos en nuestro viaje. ¿No es así?—preguntó Hermes ahora él con una sonrisa burlona.
¿Y Cross?—preguntó el ojiamatista con preocupación, percibiendo que ahí no estaba.
Se fue a por ti aunque le previne de no hacerlo—le contestó Yagari recordando como le apuntara al salir del lago para que no fuera al palacio pero el otro solo lo miró decidido y le dio la espalda. “Tu arma está mojada” le recordó antes de partir. Lleno de furia apretó el gatillo aunque sabía que nada saldría pues la pólvora mojada no reacciona y después de un momento se volvió para irse en pos del barco pues sus hombres, a los cuales había liberado junto con él debían esperarle para iniciar el asalto a su buque.
Pero el palacio…--dijo sorprendido el otro y miró hacia la gran columna de humo que se elevaba del incendio.
Estaban partiendo en ese momento y de pronto entre el reino y ellos se recortó una figura que cayó en cubierta pesadamente.
¡Fyuuuuu! Casi me quedo atrás—dijo el guardián sonriendo a su príncipe y luego de un momento llegó hasta él y apartándolo de Kaname lo abrazó protectoramente.
……………………….
¿Puedo preguntar a donde vamos?—preguntó Hermes llegando al lado del castaño que permanecía como capitán gracias a un acuerdo que tenían con Yagari del que el pirata no estaba nada satisfecho.
Es una pequeña aldea entre las montañas de un país un poco alejado—dijo Seto—No sé cómo ni porqué llegaron hasta Asgar—
Yo sé el motivo. El cómo no me importa—le respondió el rubio mirando hacia la proa como él.
¿Puedo preguntar algo?—preguntó Kaiba volviéndose a mirarlo.
El otro sonrió, miró al suelo y le dijo—Excepto por lo que soy todo lo demás era verdad—adivinaba su inquietud—Ahora sabes porque esto no va a continuar—añadió mirándolo.
…………….
Aún lloraba en ese mismo camarote, se apoyaba en el hombro de Kaien, había perdido tanto en tan poco.
Entró Kuran--¿Aún permaneces en ese lamentable estado?—le preguntó.
¿Qué haces aquí? ¡Vete!—le dijo de forma amenazadora el rubio.
¿Crees que puedes echarme?—preguntó Kaname entrecerrando sus ojos.
Temeroso de que algo le pasara a la última persona que le quedaba el pelo plateado tomó la mano de su ex guardián--¡Déjalo! ¡Vete!—le ordenó.
Pero…--dijo sorprendido y preocupado Cross.
¡Vete!—le pidió esta vez asintiendo el ojiamatista y renuente el otro se fue. Una vez estuvieron solos Zero se aflojó el cuello de la camisa y le ofreció su cuello—Termina ya con esto—
De pronto el otro estaba muy cerca pero no acercó sus colmillos a su cuello--¿Tanto deseas morir?—al no recibir respuesta del otro que le miraba algo agresivamente prosiguió—No tengo ninguna necesidad de ti por ahora. La sangre de esa mujer me mantendrá por un tiempo. Sería un insulto si después de ese manjar probara tu sangre mortal—dijo antes de tenderse en la litera de arriba.
Kiryu quedó en shock. Ahora ni siquiera tenía al chupasangre interesado en él. En otro tiempo eso habría sido lo mejor pero ahora… se sentía vacío, inútil. Kaname sintió el portazo que el otro dio al salir del camarote.
………….
Miró las oscuras aguas sin gesto alguno, su rostro era una máscara insensible que no demostraba nada. Entonces algo tiró de su brazo y se vio ante el ojos borgoña.
¡No te equivoques! ¡Que no desee tu sangre ahora no te libera! Cuando la necesite de nuevo la tendré. Tú ya no tienes poder de decisión. ¡Tu sangre es mía! Yo decidiré cuando mueras—le dijo Kuran agarrando su cara por la pera por un momento y luego volteó para ir al interior del barco.
Desde la plataforma sobre la cubierta un ser de dorada y larga cabellera lo vio todo y sintió que tal vez eso ayudaría al príncipe a sobrevivir esa dura prueba aunque era inesperado y despreciable era todo lo que podía mantener en pie a Kiryu.