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LA ESPADA DE POSEIDÓN por desire nemesis

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                                                    “BLUE EYES”

 

Miraba hundirse los restos del Kissara con cierta mirada oscura, el velamen había desaparecido rato antes siendo pasto de las llamas y las últimas perecieron cuando el agua lo cubrió todo como un manto como una mano que apaga una vela en la oscuridad.

 

Sus ojos azules se dirigieron entonces a los que parados en cubierta disfrutaban admirando el recién conseguido botín, básicamente la armería de su barco pues en él pocos lujos habrían de hallarse.

 

Sostenían las armas en alto y reían borrachos de gloria y alcohol mientras los derrotados embarcados permanecían sentados y atados a las barandillas del buque. De pronto el revuelo se detuvo y todos prestaron atención a alguien que no había visto en el alboroto pero que a todas luces era su capitán y lucía como un pirata con un parche en su ojo, Seto se preguntó donde estaría su perico.

 

 

 

 

 

 

Yagari Toga  era sin duda uno de los hombres más corpulentos y altos de la tripulación del “BLUE EYES” pero también el más listo y taimado de los siete mares. Yagari miró desafiante a sus tripulantes antes de decir:

 

Por su estupidez hemos perdido un barco que podía habernos servido de mucho—

 

Fue Impalm—dijo un pirata.

 

¡Cállate!—le dijo el otro muerto de miedo al ser señalado, estaba ebrio pero no tan ebrio como para no temerle al capitán.

 

¡Estaba ebrio, capitán! Golpeó uno de los candiles en la bodega y para regarla peor sobre uno de los barriles de aceite—dijo el primero en hablar.

 

¡Con que has sido tú!—dijo con mirada ominosa Yagari.

 

¡Yo capitán…!—trataba de excusarse el otro mientras retrocedía entre sus compañeros que coreaban “Por la borda” como posesos—¡No! Debe escucharme capitán—

 

¿Debo?—preguntó este con un atisbo de fastidio en la voz.

 

¡Yo no quería!—alegó como si fuera excusa el otro.

 

¿Y desde cuando importa lo que quieres, sabandija?—preguntó el malhumorado pelinegro. Una vez lo hubo arrinconado y cuando los capturados lo miraban fascinados pensando que iba a matarlo ahí mismo pues entre piratas es sabido que no hay misericordia posible, el otro los sorprendió--¡Átenlo del palo mayor! Sin comida ni agua hasta que yo diga—después volteó y miró a los rehenes que permanecían cerca por simple curiosidad, la mirada de uno de ellos se cruzó con la de él, el otro estaba visiblemente sorprendido lo que le causó curiosidad.

 

Era un heterogéneo grupo el que se enclavaba en su cubierta.

 

¿Cuál será el destino de nuestros prisioneros, capitán?—preguntó un barbudo peliblanco.

 

Llévenlos a las entrañas del barco—ordenó Toga—A todos menos a este—dijo indicando a uno y haciendo que el corazón de Kaien se detuviera. ¿Estaba señalando al príncipe Zero?—A ese llévenlo a mi camarote—agregó para desazón del guardián.

 

¡No! ¡A él no!—gritó enseguida sorprendiendo a los piratas.

 

Me parece que salió un papi chulo del gupete—dijo el contramaestre añoso que antes hablara.

 

¿Eres el padre del muchacho?—preguntó curioso Yagari.

 

¡Por supuesto que no!—gritó con énfasis el melado ante tal aseveración y después algo avergonzado corrigió—No, no lo soy—

 

¿Entonces por qué te preocupa tanto su suerte?—quiso saber el otro por curiosidad neuronal, nada más.

 

Es que…  el joven es muy importante para mí, es mi estudiante y está bajo mi tutoría—mintió Kaien.

 

¡Pues ahora te libero de tu tutoría! ¡Mira que fácil resulta!—dijo de pronto el otro arrastrando al peligris que había sido desatado en el interludio. Pero no contó con que el otro fuera un pequeño tigre que se atrevió a golpearle para forzar que le soltara y encima de eso intentó desarmarle.

 

Furioso Yagari agarró al muchacho con rapidez y le puso contra si amenazando su garganta con una navaja en un extraño deja vu para el guardián y su protegido.

 

¡Sabandija! Ahora voy  a enseñarte una lección de modales—dijo enojado el ojiazul mientras empuñaba su arma contra el ojo de Kiryu.

 

¡Momento! ¡No puedes hacer eso!—le advirtió el espantado Cross.

 

¿Por qué? Es mi prisionero y puedo hacer con él lo que me dé la gana—indicó el pirata volviendo su atención al peligris.

 

Es que él…--empezó a decir el rubio mientras Seto lo observaba también atento y curioso.

 

¿Él? ¿El qué?—lo apuró el pelinegro.

 

¡El es un príncipe!—se decidió a decir el ojos mieles pelilargo pues sabía que nada más podía hacer cambiar al otro de opinión a querer cegarle, solo esa circunstancia serviría como aliciente para que el joven se mantuviera en buenas condiciones y él lo sabía. Antes el anonimato les servía, ahora lo contrario. A veces ser tratado especialmente no era tan malo ante un peligro tan aguzado.

 

¿Un príncipe, eh?—dijo aflojando su agarre el capitán pirata.

 

Seto estaba francamente sorprendido. Había pensado que el otro era de clase alta pero… ¿Un príncipe? Eso cambiaba las cosas y podía arruinar su carrera para siempre. Era responsable de la captura de un miembro de una familia real. Sería tratado como un incompetente después de que tal cosa se supiera. Hizo un gesto de impotencia y enojo.

 

Si—respondió Kaien—Y si lo dañas su valor se verá menguado por mucho y serás perseguido con más furia por los siete mares—

 

¿Y tú? ¿Qué tienes que ver con este enredo? Y no me vayas a decir que eres su tutor porque…--dijo el ojo azul.

 

Soy su guardián protector—dijo con un poco de desaliento el otro.

 

¡A todas luces eres muy bueno!—se burló el pirata y todos rieron el chiste.

 

Es verdad, he caído en la ignominia pero es mi deber seguir guardando su seguridad aún en este estado—aclaró el protector.

 

Yagari miró al prisionero por un momento antes de soltar al que permanecía cautivo de sus brazos y mientras otro se encargaba del príncipe, él dijo—¡Lleven a su alteza a los aposentos de Higgins! Yo me llevaré a este a mi camarote—añadió halando del pelo a Kaien mientras alguien más cortaba su atadura con la barandilla.

 

Zero miró hacia Kaien mientras era arrastrado por el pelinegro y él mismo era llevado hacia el otro lado de la cubierta.

 

 

 

 

 


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