-Estoy harto. . .- Por sus mejillas recorrían sinceras lágrimas, con el dorso de su mano limpiaba una tras otra, inútilmente, ya que estas no dejaban de salir. El silencio era abrumador, solo se escuchaban los sollozos tratando de ser ahogados por su dueño.
Tomó aire por la boca, había llegado a ese momento del llanto en el que se te corta la respiración, tu nariz se llena de mocos y no puedes respirar.
-R-Rin. . .- Era lo único que había dicho desde que el pelirrojo había comenzado a hablar hacía unos minutos, todo lo que le había reclamado lo había dejado en una especie de shock, quizá porque todo lo que decía era cierto, él lo sabía, se daba cuenta de lo que hacía, pero no había podido detenerse.
-¡¿Es todo lo que vas a decir?! ¡Te lo dije! ¡Te lo dije tantas veces!- Su llanto se hizo más fuerte (si es que eso era posible), y se rindió, dejó de intentar evitar llorar, dejó de limpiar sus lágrimas y solo permaneció de pie ahí, esperando que él se acercara, que le dijera que no lo haría más, que le daría su lugar y que pasarían el tiempo que tenían que pasar juntos. Pero no. Su ahora ex novio no movió ni un musculo, se quedo frente a él, a unos pasos, y fue cuando se dio cuenta de que no había vuelta atrás. Todo había terminado y él, no había hecho nada para impedirlo.
-Me rindo. . .- Respiró hondo, ya estaba más tranquilo, logró decir todo lo que quiso decir, no recibió la respuesta que quería, pero al menos el ya no traía un peso encima que no le correspondía. Caminó hacia al frente y pasó de largo al ojiesmeralda.
-¡Espera!- El más alto se volteó, jalándolo del brazo y atrayéndolo a su cuerpo. Posó sus labios sobre los del chico que tenía entre brazos, los saboreó como si fueran el dulce más delicioso del mundo, lentamente hacía más y más profundo el beso. El pelirrojo se dejó llevar completamente, todo había sido muy rápido como para lograr poner resistencia, aunque, de todas maneras no la habría puesto, él quería ese beso más que el castaño, lo estaba esperando desde que comenzó a hablar. Su beso de despedida.
Se quejó cuando sintió que perdía su respiración, intentó alejar al más alto, pero la diferencia de fuerza era notable, sus piernas temblaban, no podía mantenerse en pie, no tenía ni fuerza para eso. Segundos después el castaño fue el que dio por terminado el beso. Se separaron lentamente el uno del otro, el pelirrojo dio un paso atrás, aun con pequeñas lágrimas en sus ojos, volteó a verlo, de pie frente a él y con una mirada que jamás podría olvidar, mostraba tristeza y arrepentimiento, se parecía a una mascota cuando la regañas y dejas afuera después de romper un jarrón. Más o menos así era, solo que lo que había roto era su corazón.
-. . .Makoto, No hagas esto más difícil de lo que ya es. . .-
-. . .Tienes razón, lo lamento.- Había tenido la cabeza un poco agachada hasta ese momento, la levantó y miró al chico con el que había salido durante tanto tiempo. Lo analizó de arriba hacia abajo, como si quisiera poder recordar cada detalle de él, cada detalle de esa noche. Y para finalizar, le dio una de sus sonrisas, no la que le daba a todo el mundo, no la que le daba a sus amigos, una sonrisa especialmente para él.
El pelirrojo creyó que no podría derramar ni una lágrima más, creyó que se había quedado sin ellas, pero al ver su sonrisa, una de ellas se escapó y eso fue porque la sonrisa de la persona que amaba seguía siendo igual de cálida que siempre.