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Sweet Hot Chocolate por Fearless Sacrifice

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Notas del fanfic:

Hola! Es el primer fanfic que escribo, traté de darle un largo adecuado para no hacerlo agotador. Todo comentario es bien aceptado, solo quiero saber qué opinan de mi escritura, si debo seguir o mejor me tiro de un puente (? Jaja ok, sin más distracciones, a leer!

Había sido un día especialmente agotador para ambos. Entre las órdenes del líder, los berrinches del enano y la cara que se cargaba la iguana, las cosas no habían sido nada fáciles, pero ya estaban llegando a casa, y eso era bueno. El mayor conducía como siempre, sin pausa pero sin prisa, había que tener mucho cuidado con la nieve sobre el pavimento en esta época del año. No hablaron demasiado en el camino, solo reían cansinamente al recordar las muchas veces que habían tenido que sacar al enano de su "pequeño mundo" donde, si no se hacía exactamente lo que él decía, entonces no se hacía nada.

Finalmente llegaron, luego de bajar del auto se encaminaron de la mano al ascensor, donde el más alto apoyo su cabeza en el hombro del mayor con expresión tranquila, se sentía tan bien estar libres al fin, tenerlo cerca y sentir su calor... Tenía las manos frías, así que pensó en meterlas a los bolsillos en lo que entraban al departamento. El pelinegro notó como su acompañante se frotaba las manos antes de llegar a la puerta, así que esperó a estar ya dentro para acercarse por detrás y meter sus manos en los bolsillos del castaño.

- ¿Tienes frío? - preguntó, acercando sus labios al oído del castaño para no tener que levantar la voz.

- U-un poco... ¿Encenderías la calefacción, Yuu? - dijo el más alto, tratando de sobrepasar el escalofrío que le causó la cercanía del otro a su oído. Estaba cansado, es verdad, pero no podía imaginarse nada mejor que llegar a casa con aquel que tanto amaba, preparar el delicioso chocolate caliente que el líder les había obsequiado y les había enseñado a preparar, y luego irse a la cama... Cama, sí. Se preguntaba qué planes tendría el pelinegro, sabía que los dos habían estado trabajando mucho, y no quería presionarlo, pero tampoco quería decepcionarlo... Buscaría alguna señal mientras disfrutaban de la bebida que les ayudaría a combatir el frío que traían desde el exterior.

Se sentaron uno a cada lado de la mesa que había en la cocina, el chocolate estaba delicioso, y los pequeños malvaviscos que flotaban en la superficie lo hacían simplemente sublime.

- Mmm... Es exquisito~ - soltó el castaño de repente

- Es cierto, Kai tiene muy buen gusto para estás cosas, supongo que la gente que cocina bien conoce cosas deliciosas... - hubiera seguido su teoría sobre como Kai conocía esa bebida, pero se detuvo al mirar a su pareja. Sus mejillas estaban rosadas, y una sonrisa se dibujaba en sus labios al acercar la taza a su boca, tomó un pequeño sorbo, y lamió sus carnosos labios al alejar la taza al tiempo que seguía dejando escapar pequeños sonidos que dejaban ver lo mucho que estaba disfrutándolo.

- Oye, sé que está delicioso, pero siento que esa taza te excita más que yo, jeje~

- Eh? - el castaño tardó en entender lo que su pareja le había dicho, sus mejillas se enrojecieron mucho más, y soltó la taza para esconder sus manos entre sus piernas - Pero que cosas dices, Yuu, no seas ridículo, es solo que me agrada entrar en calor, no me gusta mucho el frío y lo sabes

- Está bien, está bien, no tienes que darme tantas explicaciones, no es como si me molestara verte así - dijo mientras le lanzaba una juguetona.

Continuaron bebiendo de sus tazas hasta que las terminaron. Era tarde, así que el pelinegro fue a cepillarse los dientes mientras el castaño lavaba las tazas que habían usado. Cuando estuvo listo, fue él también a cepillarse los dientes, y cuando entró a la habitación, encontró a Yuu sentado en la cama, esperándolo.

- ¿Sabes? Creo que compraremos más de ese chocolate, al parecer te gusta bastante, ¿no?

El castaño dio un pequeño salto de alegría - ¡Sí! ¡Es que es delicioso! La textura es tan suave, y se sentía tan bien que el calor recorriera todo mi cuerpo... Mmm... Realmente muy agradable~

- Ooook... por qué no me cuentas más de ese chocolate mientras te pones cómodo aquí, a mi lado - señaló el lugar a su lado dando unos golpecitos

- ¿Sabes qué sería genial? Que lo hicieran con chocolate blanco también, hmm, Kami, mataría por un poco de eso~

- Jeje... ¿qué más? - el pelinegro comenzaba a aproximarse al castaño sin que este lo notara, hasta que puso una de sus manos sobre el pecho del más alto, que se sobresaltó al salir de sus chocolatosas cavilaciones

- ¿Qué haces, Yuu? Mmh, pensé que ibas a querer dorm- pero un beso interrumpió la frase, un beso cálido, lleno de amor, que se profundizó con el paso de los segundos. Cuando se separaron, sus miradas se cruzaron, podrían jurar que salían chispas por el cruce. Siguieron besándose, mientras el pelinegro comenzaba a recorrer el cuerpo del castaño con sus manos, tocando cada delicado centímetro de esa nívea piel. Los suspiros comenzaron a llenar la habitación, y la ropa empezaba a ser un estorbo.
- Mhm… Yuu, ¿me quitarías la ropa? Me estoy sofocando…
- ¿Es decir que te caliento, patito lindo? – dijo el mayor en tono juguetón
- Es increíble cómo puedes pervertir cada cosa que digo… pero es una de las cosas que amo de ti. Te amo, Yuu – susurró el más alto mientras comenzaba a quitarse la ropa que llevaba y dejaba al descubierto su torso. En un ágil movimiento se sentó sobre las caderas del mayor, quien lo miró sorprendido.
- ¿Pretendes hacerme algo, patito travieso?
- Solo digamos que estoy más cómodo así, ¿o me dirás que no lo disfrutas tú también? – preguntó a la vez que comenzaba a subir y bajar sus caderas para crear un roce con la entrepierna de su amante
- Ngh… Sabes que amo que te portes así, mi patito juguetón. Ámame por siempre…
Se besaron como si no lo hubieran hecho en mucho tiempo, el castaño continuaba con el movimiento que comenzaba a estimular el sexo de su amante. Cuando la temperatura del mayor había subido bastante, tomó al más alto de la cadera y lo movió para poder sentarse. Comenzó a quitarse la ropa con ayuda del castaño, que aprovechó la oportunidad para pasear sus manos por el torso de su pareja, tocando y acariciando toda su extensión para luego tomar los brazos del pelinegro, esos brazos firmes que lo hacían sentirse seguro, en casa. Sus manos se entrelazaron y el pelinegro vio su oportunidad para dejar al castaño bajo él. Después de todo, le gustaba ser él quien mandara.
- Ahora, patito, vas a ser mío~ - canturreó el pelinegro
- Ah, ¿sí? Oh, bien, más te vale que sea bueno, ya que me quitaste mi puesto – dijo el castaño con un puchero

- Tú sabes quien tiene ese puesto aquí, pato rebelde, y te haré ver por qué…

Comenzó a acariciar la ya notoria erección del castaño por sobre la ropa, logrando que este dejara escapar quejidos de placer. Uruha también comenzó a hacer lo suyo, pasando la delicada punta de sus dedos por sobre el miembro rígido que se escondía bajo los pantalones de Aoi. El más alto comenzó a pegar su trasero a la erección del pelinegro, para continuar con el vaivén que llevaba cuando estaba arriba. De vez en cuando, simulaba una estocada más profunda, lo que hacía al pelinegro soltar un gemido ronco. Aoi aprovechaba la posición para besar el pecho de Uruha, subía hasta sus pezones, los mordía, lamía, succionaba, haciendo que este emitiera gemidos bastante sonoros y le pidiera más. Entonces, subía hasta su cuello, donde dibujaba un camino de saliva con la punta de la lengua que llegaba hasta su oreja, luego soplaba para verlo estremecerse por el cambio de temperatura. Mordía el lóbulo de su oreja, lo tiraba con sus colmillos, luego daba paso a palabras de amor que hacían al castaño pegarlo más a su cuerpo y abrazarlo con fuerza. Aoi ya no podía más con las ganas de poseer a su querido patito de labios carnosos, sentía la humedad en su ropa interior y el palpitante miembro de su compañero por debajo de la ropa. Jaló los pantalones y la ropa interior del más alto con algo de brusquedad, se notaba su ansiedad. En otro movimiento rápido se deshizo también de sus pantalones y ropa interior, colocándose de inmediato entre las piernas del castaño.

- Oye… nhm… deberías preguntarme primero… ahhh… ¿no crees…? - preguntaba Uruha en un tono ofendido muy bien fingido

- Shhhh~ Tú y yo sabemos lo que va a pasar, no te engañes. Es más, ¿por qué no lo pides como es debido? – decía el mayor mientras comenzaba a acariciar la entrada del más alto con su miembro, dibujando círculos alrededor de este y empujando un poco como queriendo entrar.

- Mhm… Yuu~ - dijo el castaño, acercándose al oído de su amante – mé-te-me-la… por favooor~

Eso era todo, ese tono, esa súplica, Aoi sabía que era incapaz de resistirse a Uruha cuando se ponía así de sumiso. Tomó las piernas del castaño para acomodar su entrada y lo penetró de una sola vez, aunque despacio. Se sentía tan cálido dentro de su novio, tan estrecho, tan delicioso… Uruha ciertamente era una droga, y él era adicto a ella. En cuanto sintió que se relajaban un poco los músculos de su amado, comenzó a moverse. Con cada embestida apretaba los muslos del más alto, esos muslos por los que era famoso, y que tantos celos le daba que mostrara. Uruha lo ayudaba a sostener una de sus piernas y con la otra mano se cubría la boca, sus gemidos comenzaban a ser demasiado altos, y le daba mucha vergüenza verse en esa situación. Es que tanto placer, tanto amor… Era imposible contenerlo, tenía ganas de gritar con cada vez que el pelinegro hacía las embestidas más profundas y lograba dar con su punto sensible. Ambos estaban desatados en esta pelea de cuerpos, se oía el golpe de sus cuerpos y los gemidos y jadeos de cada uno. El mayor sabía que a este ritmo no duraría mucho, así que paró por un segundo y le pidió al castaño que se volteara, era mucho más fácil y placentero para los dos cuando el más alto se encontraba apoyado en sus cuatro extremidades. Este obedeció sin chistar, y se  volteó para ofrecerle su entrada de nuevo al pelinegro, quien no perdió tiempo en volver a sentirse dentro de ese cálido lugar. Aoi agarró firmemente las caderas de Uruha para poder profundizar más sus movimientos, ahora llegaba en cada uno de ellos a la próstata del castaño, lo que lo hacía gemir sin parar. En medio de ese remolino de excitación, Uruha extendió su mano hacia la de Aoi y la guió hasta su cabello, que estaba algo largo, e hizo que lo tomara con fuerza.

- Yuu… domíname… uhm… por favor… Quiero sentir… ahhh… que te pertenezco – suplicó el castaño, con unos ojos que derretirían a cualquiera

- Aahhh… Uru, por Dios… Me vas a matar

- Yuu… uhm… por favor…

Y cuando te piden las cosas así, no tienes mucho más que hacer… Tomó el cabello de Uru como si se tratara de una cola de caballo, y comenzó a jalarlo despacio. Tenía que admitirlo, se sentía en completo control de la situación, y eso lo excitaba demasiado. Aceleró el ritmo de las embestidas, sabiendo que el clímax se aproximaba en ambos. El castaño se estaba moviendo como nunca, sus caderas seguían el ritmo de Aoi imprimiéndole más fuerza a la penetración, ambos supieron que era el momento de terminar con la espera. Sus cuerpos comenzaron a golpearse violentamente, el más alto gritaba de placer, y el mayor sostenía con fuerza hacia atrás la cabeza de su amante por el cabello, no hicieron falta muchos movimientos más para que el cuerpo de Uruha se arqueara mientras gritaba el nombre de su amante y regara su semilla por debajo de sus cuerpos, sobre las sábanas de la cama que compartían. Al sentir los músculos del castaño contraerse tan violentamente, la vista del pelinegro se nubló por un momento, en el que creyó que había llegado al Cielo, y sintió salir de su cuerpo el líquido blanquecino que ahora llenaba las entrañas de su amante. Las piernas del castaño temblaban debido al clímax recién pasado, hasta que cedieron para dejar caer su cuerpo lentamente hacia un lado, evitando los pequeños charcos de semen que había dejado en la cama. Aoi se le unió a los pocos segundos, abrazándolo por la espalda, ambos tratando de normalizar sus respiraciones.

- ¿Estás bien? – preguntó el pelinegro, dándose cuenta de que su amante se tocaba la garganta

- Sí… es solo que… *cof cof*… Creo que grité demasiado… *cof cof*… Mi garganta se siente seca – respondió mientras hacia una mueca de molestia

- Jajajaja… Wow, adoro que asumas que te hago gritar~

- Déjalo ya, Yuu, me avergüenzas – reclamaba Uruha mientras se cubría la cara con las manos y sus mejillas y orejas volvían a tomar un color rojizo

- Jeje no estabas nada de avergonzado cuando me pediste que tomara tu cabello…

Una almohada voló directo por encima del hombro del castaño y fue a dar a la cara del pelinegro.

- ¡Que lo dejes, Yuu! Si sigues con eso, estarás castigado dos semanas enteras – amenazaba el más alto, dejando notar lo tímido que era mientras no estuviera en situaciones caldeadas.

- Está bien, está bien, no tienes para qué ponerte así… Sabes que te amo, ¿no? Te amo, eres lo mejor que me ha pasado en la vida, espero que me acompañes por siempre, a pesar de tus ataques repentinos de timidez.

El más alto se volteó para ver de frente a su pareja… Esos ojos negros no mostraban mentira alguna, solo amor, el amor que le había demostrado en el tiempo que ya llevaban juntos con cada detalle, cada palabra…

- Yo también te amo, Yuu. Aunque seas un burlón y mala persona.

- ¿Crees que soy mala persona?

- Sí, lo creo. Solo una mala persona se reiría así de su pareja…

- Ah, ¿sí? Y una mala persona haría esto también… - dijo en lo que tomaba la cara del castaño entre sus manos y depositaba un beso en sus labios, un beso dulce, suave, paciente, de esos que son pura miel.

- Mhm… Supongo que no…

- Ya, es hora de dormir, ¿no crees? Patito lindo…

- Sí… Abrázame, Yuu, y jamás me dejes ir…
- Nunca…

Notas finales:

Espero que les haya gustado! Como ya les dije, todo comentario es bien recibido, solo quiero saber su opinión, así que si pueden dejarme un review, l@s amaré con todo mi kokoro (?

Espero poder vernos de nuevo pronto en algún proyecto, quizás más largo y desarrollado, todo depende de lo que me digan.

Felices Fiestas!! (un poco atrasadas >_<)


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