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THILBO. por Eli97

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Notas del capitulo:

Queridos lectores, NO ME PEGEN, se que debi haber actualizado lo mas pronto que pude, les ofrezco mil disculpas, he estado bastante ocupado.

Porfa dejenme reviews u opiniones del fict, me gusta mucho leerlos, ;D

 

13

 

EPIFANIA

 

 

 

Gandalf sabía que los habitantes de la tierra media, y por ende sus amigos, no tenían ni un rasguño de idea de los mil y un lugares, cosas, criaturas y fuerzas que había más allá, de todas aquellas criaturas que veía en sus visiones, escurriéndose y arrastrándose por entre pasadizos, túneles de tierra, palacios abandonados y cuevas jamás descubiertas. Pero incluso Gandalf sabía, que un istari como él, también desconocía muchas cosas.

Es por eso, que cuando despertó, exaltado y con gotitas de sudor resbalándole por la frente, el ignorar lo que acaba de ver le resultó completamente abrumador y desesperante.  Recorrió con la mirada el bosque.

Alrededor de lo que quedaba de una fogata improvisada, dormían los cinco enanos y los dos hobbits

    (Gandalf les había dicho que era mejor no entrar a Bree, su instinto de mago le decía que había que dejar a un lado el plan del pueblo, y los enanos y Bilbo sabían que el instinto de un mago era como el juicio de una madre, nunca se equivocaba.

      -Entre más avancemos… es mejor, no podemos entrar – Dijo Gandalf resollando, señalando la entrada del pueblo con los ojos, aun recuperándose de la descompensación que había sufrido por la enorme descarga de energía que había tenido que dar para expulsar de si aquellas dos esferas destructivas.

   -Pero… - Protestó Danief confundido; él ya se había visto descansando en una cómoda cama en alguna de las estancias de Bree – Los targos ya fueron destruidos…gracias a usted… – Añadió presuroso, temiendo que Gandalf fuera a malinterpretar sus palabras – No entiendo porque seguir huyendo si ya no hay nada de que huir.

Gandalf, paciente como siempre, se acercó al cargador y puso su enorme mano huesuda y venosa sobre su hombro, como diciéndole << Pobre de ti, que eres muy inocente >>

   -Querido Danief… – Pronunció con la gentileza de un padre, lo que a Danief le recordó a su propio progenitor y lo entristeció, casi pudo ver la mirada tranquila escondida bajo las tupidas cejas de su padre en los rasgos arrugados de aquel mago –… los targos, eran solo algunas de las muchas criaturas y personas que le sirven a nuestro enemigo… Créeme – Añadió lanzando un suspiro – Vienen cosas mucho más terribles.

Danief quedó perturbado, y de mala gana se echó a andar detrás del resto de la compañía hacia el interior del bosque. Bilbo le había lanzado una mirada amistosa y le había dado una palmadita en la espalda <> Pensó, y vio cómo su amigo se alejaba para acercarse a Thorin, y tomarlo de la mano, por primera vez)

Gandalf buscó con la mirada, girando los ojos como un frenesí en todas direcciones, asustado. Como si de entre la sombras del bosque fuese a aparecer en cualquier momento aquella bestia furiosa. Sus suspiros ahogados debieron ser muy ruidosos pues vio el cuerpecito del hobbit Danief estremecerse entre sus propios sueños antes de abrir los ojos, y descubrir al mago, empapado completamente en sudor, con una mirada de loco bajo los cabellos grises y mojados que cubrían su rostro.

    -¿Está usted bien… señor Gandalf? - Se incorporó aparatando la ligera sabana con la que se cubría. Al ver al mago, pensó en que estaba teniendo alguna clase de infarto tan propios de la edad que aparentaba el personaje; su padre, había tenido un par no hace mucho.

   (-Se siente como como si te estuvieran estrujando el corazón con una mano.

Le había explicado Otor mientras bebía una taza de té que le había preparado su mujer. )

  -Estoy bien, Danief – Dijo Gandalf lanzándole una sonrisa fingida al cargador, y como leyéndole el pensamiento añadió – No es necesario que despiertes a los demás, no es nada grave…

Pero Danief lo miraba con espanto y curiosidad a la vez, esperaba que en cualquier momento el hombre callera al suelo y su cuerpo comenzara a retorcerse salvajemente víctima de una convulsión y eso lo había impulsado a alertar a la compañía, pero Gandalf lo había detenido.

Pobre Danief, tenía que aprender aún muchas cosas acerca de lo que podía y no podía matar a un mago.

    -Ha sido solo una pesadilla, muchacho – Le dijo Gandalf a Danief al ver que no estaba muy convencido de que estuviera bien.

     -¿Qué ha sido? – Le preguntó Danief interesado, acercándosele.

Gandalf suspiró profundo para recuperar el aliento, pero no había funcionado mucho. Danief llegó a donde estaba  y se sentó, sin dejar de mirarlo, como un niño que se sienta sobre regazo de su abuelo a la espera del relato de una magnifica historia.

     -La verdad es que no lo sé… - Confesó el mago – Y es eso lo que me preocupa.

Hubo un minuto de silencio, mientras el mago, mirando hacia la profundidad del bosque, escuchando el sonido de las hojas de los arboles cediendo ante la suave brisa, trataba de pensar en lo que había visto. Era un dragón, pero tenía algo que lo hacía diferente, cuatro patas delanteras y dos traseras que exhalaban luces brillantes azuladas, con la mitad del cuerpo cubierto por escamas esmeralda y la otra mitad por plumas… ¿Qué recuerdos le habría mostrado Terot?

Pero, como si apenas se le acabase de ocurrir, comprendió algo que no le había sido visible hasta ese momento. Aun sudando, miro con los ojos entornados a Danief que lo había estado observando con detenimiento.

    -No ha sido un sueño – Le dijo - …una visión de algo… pero... antiguo.

Danief no comprendió.

     -Claro- Exclamó Gandalf para sí, poniéndose de pie, presa de un momento de lucidez – Lo que vi, ya paso hace mucho tiempo.

Se volvió entre emocionado y preocupado, la expresión de Danief decía que no podía seguirle el hilo de la conversación pues no comprendía nada.  Pero el hobbit se recordó lo que Thorin le había platicado aquella noche a la luz de la luna, a las afueras de la cueva en la que yacía Bilbo, con el pie herido, como Gandalf había llegado a Erebor y le había dicho como en sus sueños se le apareció la visión de Lady Galadriel  diciéndole que fuera a su reino y como había visto en su espejo el futuro. Eso fue lo primero que Danief pudo saber de un mago, que podían ver visiones.

  -¿Una visión, dice?- Quiso Saber Danief – ¿Sobre qué? ¿Del futuro?

Gandalf se volvió hacia el con un aire de misterio, y lo miró con los ojos entornados.

   -No, querido Hobbit – Susurró, Danief apenas pudo oírlo – Del pasado…

-Entonces no debe ser tan malo – Razonó el cargador, pero el mago, tomando su sombrero del suelo y encasquetándoselo en la húmeda melena, negó con la cabeza.

    -Todo lo contrario, fue una visión de algo que no sabemos hace cuanto que paso, es por eso que no es bueno… Nos deja ciegos.

   -¿Por qué?

-Porque nos sabemos si a nuestro enemigo aún le falta camino para venir por nosotros… - Una fuerte brisa de aire gélido interrumpió a Gandalf, el silencio reinó por unos segundos mientras el mago analizaba el origen del viento, y sin dejar de mirar hacia todas direcciones con desconfianza, continuo –…O ya lo tenemos casi de frente…

Un escalofrió recorrió el cuerpecito de Danief; ya no quería saber más de criaturas peligrosas ni de tener que enfrentarse a poner en riesgo su vida, quería regresar a ese espacio vacío en su cama, a la calidez de las mañanas en que preparaba chocolate caliente para su familia.

    -¿Y… quien… quién es?- Pregunto Danief temeroso – Que es lo que nos está persiguiendo…

Gandalf guardó silencio, medito acerca de decirle al pobre hombre la verdad, pero, se sintió comprometido, no estaba ahí por gusto o por decisión. Tenía derecho a saber.

     -En la visión… el elfo oscuro… lo llamó Artoc- Dijo por fin el anciano – Una criatura aún más grande que Smaug, tipo dragón… pero es otra cosa, no es solo un dragón, es algo más, pero no puedo descifrarlo… solo sé que el alma que habitaba en él, ya no existe, o está atrapada.

Danief frunció el ceño.

    -¿A qué se refiere con que ya no existe su alma?

-Artoc fue poseído por Terot, de alguna manera oscureció su esencia, y lo más seguro es que lo convenció de que somos el enemigo, no es seguro, pero sin duda, significa que Erebor y todos nosotros estamos en peligro.

<< ¿No ya lo estábamos? >> Pensó Danief.

   -¿Y qué vamos a hacer?- Preguntó.

Justo en eso pensaba el mago en esos momentos, mirando hacia las copas de los árboles que los cubrían. Luego bajo la mirada hacia donde todos dormían, contemplando sus respiraciones, noto el aliento desesperado de Danief. Necesitaban llegar rápido a Erebor, no tenían tiempo de cruzar todo el camino que habían cruzado la última vez, debían llegar cuanto antes, ahí por lo menos los muros y la dureza de la montaña solitaria les ofrecía protección, un reino sin su rey era vulnerable ¿Pero… cómo lograrían llegar tan rápido a Erebor?

Gandalf giró toscamente hacia Danief, éste supo que algo se le había ocurrido cuando vio sus ojos entornados, brillando como a un niño al que se le regala algo nuevo.

    -Pero claro… - Dijo – Las águilas, las malditas águilas.

Siempre habían estado allí para ayudar, siempre habían terminado por resolver sus problemas más fuertes.  Danief, recordó los relatos de Thorin, acerca de cómo los habían ayudado a acercarse a Erebor y de cómo los habían sacado en la guerra de los cinco ejércitos. Supo que era la solución.

  -¿Dónde está? – Se dijo para si el mago, apresurado.

Danief no supo lo que buscaba hasta que lo vio inclinarse donde había estado durmiendo para recoger del suelo su largo cetro. Lo tomó con ambas manos y una sombra le cubrió el rostro al mirar a Danief.

     -Es preciso que si voy a llamarlas, lo haga de una vez.

-¿Porqué? – Pregunto Danief antes de que comenzara a alejarse hacia el bosque

    -Están muy lejos de aquí, tardaran un rato en llegar, medio día, probablemente- Dio media vuelta y antes de adentrarse por entre los arbustos y los troncos de los árboles miró al hobbit nuevamente que estaba mirándolo partir – Debes descansar joven Danief… hazlo mientras puedas.

Y desapareció entre la maleza, como un fantasma. A veces los comentarios que hacia el gris le transmitían más miedo que tranquilidad, Danief se preguntó si aquella era la personalidad habitual de Gandalf y logró comprender él porque estaba solo. Solo que Danief no sabía que los magos estaban solos por elección. Así que sin querer pensar ya mucho en el asunto, decidió seguir el concejo del anciano y se dispuso a regresar a su bulto de ropa sobre el que  había estado durmiendo. En el camino, logró ver a Thorin y Bilbo, acostados uno junto al otro, Thorin con el brazo de Bilbo rodeándolo; y los envidió, al menos ellos tenían a alguien con quien dormir. Y como casi todas las noches desde que había iniciado el viaje, se sintió solo, pero luego recordó que también se había sentido muy solo desde hacía muchísimo tiempo cuando aún disfrutaba del acogedor calor de su hogar.


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