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THILBO. por Eli97

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Notas del capitulo:

¡Hola de nuevo!

Aqui les dejo el decimo noveno capitulo del fanfict THILBO ( el nombre oficial aun esta en trabajo ) espero que les guste, aunque no he recibido comentarios de los capitulos anteriores, haré un escandolo, :P

Los saludo a todos, tengan un feliz dia, tarde, noche o madrugada.

;D

19

EL CONCILIO BLANCO

 

El cargador sintió las punzadas arderle por todo lo largo de la herida, soltó un gemido de dolor y se separó de Bilbo apretando los ojos, tan solo estar más de un minuto en una posición diferente hacia que el aire tocara los latigazos al rojo vivo hendidos en la carne.  Dejo que su amigo lo guiara de nuevo boca abajo. La suave seda de las sabanas besó su piel desnuda y sudorosa, como tratando de aliviarlo de su dolor.

    -Tranquilo, tranquilo – Le decía Bilbo con voz suave, Danief se enjugó las lágrimas con la seda y succionó los mocos con la nariz– Acuéstate, así…tuve que quitarte las vendas, estaban completamente enrojecidas de sangre, por suerte el ungüento que te aplicaron los elfos está ayudando bastante. Dijeron que debía limpiarte  los latigazos con un paño pasadas las tres horas y aplicarte otra vez…

     -¿Ya estamos en Rivendel? – Le interrumpió Danief sorprendido.  Bilbo estaba a punto de volver a pasar el trapo húmedo en la herida de Danief cuando éste trató de incorporarse para mirar el paisaje del reino, pero el dolor lo invadió como un calambre y se obligó a recostarse de nuevo, con dificultad. Bilbo lo ayudo.

  -No, no, no te muevas, te lastimarás más – Advirtió y prosiguió en la tarea – Si, ya hemos llegado.

Danief recordó lo excitado que estaba al saber que irían a Rivendel, siempre había escuchado cuentos de elfos que luchaban en batallas y construían hermosísimos palacios, seres de luz que poseían una gran magia. Recordó la felicidad que le había invadido al atisbar a lo lejos las águilas, batiendo sus larguísimas alas, y recordó la sensación de las suaves plumas cuando se montó sobre una,  pero todo eso se arruinó…

    -¡Oh, cielos! – Se volvió súbitamente de nuevo hacia Bilbo con los ojos abiertos como platos, recordando el ataque de los ases de luz - ¿Qué fue lo que pasó? Los fantasmas… solo recuerdo… ¿cómo nos libramos de ellos?.... La luz que nos perseguía atacó y yo… ¿d-d-donde están todos?

Arrugando la expresión soltó un gemido de dolor, las punzadas eran insoportables, sentía el aire entrar por las heridas abiertas y besarle la carne, era como le estuvieran quemando con carbón hirviente.

         -Si te quedas quieto te lo contaré – Espetó Bilbo a quien se le agotaba la paciencia, una vez más y lanzando maldiciones ayudo a Danief acostarse boca abajo.

   -Bien – Lanzó un suspiro cuando se aseguró de que no habría otra interrupción y apuró nuevamente el paño a la rasgadura en carne viva más profunda que había y que recorría todo lo largo de la espalda de Danief en un limpio y recto corte. Danief lanzó un quejido de ardor ante el contacto áspero del paño pero resistió, Bilbo prosiguió – No pudimos matar a esas malditas cosas, no habríamos sabido cómo y era de vida o muerte, recuerda que Gandalf le dijo a Thorin que aún podía quedar alguna onda blanca de poder en su espada, recuerda que tú le diste la idea de chocarla con otra espada.

Danief lo recordó claro, profirió un gesto de asentimiento.

     -Pero fue entonces cuando esa cosa me atacó… d-d-debería estar muerto, ¿Cómo fue que...?

 -Fue Fili – Le interrumpió el mediano, rozó lo más delicadamente que pudo por todo lo largo de la laceración y Danief lanzó un gruñido.

  -¿Fili?- Logró decir. Las lágrimas le escurrían del dolor.

  -Al ver como caías ensangrentado y probablemente muerto fue en tu búsqueda con su águila, yo estaba petrificado… y entonces… se lanzó del lomo del águila para atraparte en el aire, fue realmente increíble,  luego su águila los interceptó, contigo a salvo…

  -Pero él iba a chocar su espada con Thorin, ¿Cómo fue que…?

  -Yo lo hice, en cuanto se precipitó en tu búsqueda tomé su lugar a pesar de que estaba muy asustado, debo confesar. Una vez nos aseguramos que ya te había capturado activamos la espada… no los matamos, como ya te había dicho, fue como con los targos, que solo los despistamos unas horas para ganar tiempo, en el caso de los fantasmas fueron tan solo 20 minutos…

>> Algo hizo Gandalf para comunicarse con Lady Galadriel porque cuando pudimos ver el castillo de Rivendel a lo lejos, la elfa ya estaba ahí, hizo alguna clase de conjuro… se puso toda verde y la voz se le engrosó, me dio miedo, pero logro que esas cosas se fueran. Cuando estuvimos a salvo el rey Elrond, que también es un elfo y el protector de Rivendel, nos explicó que eran almas en pena oscurecidas, aunque eran blancas, estaban enfurecidas no por voluntad, sino porque algo les había contagiado una maldad terrible…

    -¿Y qué pasó con Ori? ¿Sobrevivió?

 -Sí, esta tan grave como tú, el fantasma que lo atacó lo tocó en el pecho y todas las heridas las tiene ahí, es un poco más peligroso porque alcanzó a lastimarle el estómago, afortunadamente ninguna tocó su corazón, pero su rostro está…

  -¿Y el águila en que yo estaba montado? No se murió, ¿O sí? Debió sufrir las mismas heridas que yo…

    -La tuya está viva pero inconsciente, el águila de Fili la rescató en el aire, y la de Ori… falleció, las águilas están de luto. El haz de luz la golpeó más a ella que a Ori y le destrozó todo el pecho. Gwaihir se la llevó a sus tierras… dejó a la herida aquí para que se cure.

   -¿Entonces Fili me salvó? ¿Me salvó la vida?

 -Así es – Sumergió el paño en un balde con agua tibia que de inmediato se pintó de rojo y prosiguió a limpiar una herida más pequeña. Entre el escozor que Danief estaba sintiendo, le daba vueltas al asunto en su cabeza y  no se lo pudo creer, que Fili se hubiera lanzado en el aire y lo hubiera rescatado, arriesgando su propia vida. No sabía porque le sorprendía a sobre manera, tal vez Fili simplemente se había sentido con la obligación de hacerlo por ser su amigo, pero, de haber sido por eso, incluso Bilbo lo habría podido hacer.

     -¿Dónde está él? Tengo que agradecerle, estoy…estoy en deuda con él – Quiso ponerse de pie pero Bilbo le reprendió con un bufido e impidiéndoselo, Danief fue nuevamente torturado por la punzadas y sin mostrar reproche, decidió no volver a moverse. Ya habría tiempo de ir a agradecerle a Fili.

 -No hasta que termine – Le regaño el mediano – Aún tengo que ponerte el ungüento y vendar después… Fili, él está en la otra habitación, se está recuperando de la herida que sufrió – Al ver los ojos interrogativos de Danief recordó que no había contado como se había lastimado Fili – Cuando se soltó la onda blanca de la espada de Thorin todas las ráfagas se desvanecieron, Fili no se dio cuenta que una de ellas que caía iba directo hacia él, no calló sobre él pero alcanzó a rozarle el hombro… y le hizo una herida como de latigazo como las tuyas, menos grave, pero le duele tremendamente, también a él le aplicaron el ungüento élfico. En cuanto se despierte…

      -¿Esta… está durmiendo?- A Danief la expresión se le congeló, sintió un miedo inmenso que le recorrió en forma de escalofrió y que opacó el dolor en la espalda. Dormir, se había convertido en un peligro que debían evitar <> Pensó, pero ya era muy tarde.

  -Sí, estaba muy cansado, duerme como una roca… - Bilbo se interrumpió, comprendió el miedo de Danief y sus ojos también se abrieron como pelotas – Oh mierda, t-t-todos, todos están durmiendo… y Thorin – Se puso de pie como un resorte aun sosteniendo el paño enrojecido en la mano. Danief olvidando su promesa quiso ponerse de pie pero Bilbo lo detuvo.

     -No…. Quédate aquí, yo iré a….

Un aullido a llegó a sus oídos desde el pasillo. Bilbo se volvió hacia la puerta. Se escuchaban gimoteos y el sonido de cosas siendo lanzadas y rotas y también los gritos  de alguien más.

       -¡Basta! ¡No! – Era Bofur, alguien lo estaba atacando.

Bilbo salió disparado hacia afuera olvidándose por completo de Danief. El cargador, desesperado, trato de ponerse en pie pero las heridas lo atacaron con espasmos y dentelladas, las malditas heridas, le recorrió el cuerpo un terrible escozor, soltó un rugido ahogado y calló de la cama hacia el suelo frio.

 

Cuando Bilbo salió hacia el pasillo escuchó de nuevo el rugido rabioso de alguien y las suplicas de Bofur. Corrió por el pasillo blanco hasta llegar a la habitación de Bofur. Ori tenía la espada blandida en el aire a punto de asestar un golpe mortal hacia Bofur que estaba arrinconado y sin ninguna defensa. Todo en la habitación estaba tirado y roto, el suelo estaba mojado por un charco rojizo que se había caído de un balde.

  -¡Ori! ¡Detente! ¿Qué demonios haces?

Gritó. Pero Ori no dio señales de escucharlo, tenía los ojos cerrados y la mitad de la cara vendada, en sus labios musitaba algo que no lograba escuchar y bajo los parpados sus ojos se movían inquietos. Bofur se volvió hacia el mediano, usaba como único escudo su brazo en el que su amigo ya había hecho una herida profunda.

      -¡Ayúdame! – Le suplicó. Bilbo se llevó la mano a la vaina pero estaba vacía, no tenía a Ardor, la había dejado en la habitación de Danief, <¡Rayos!>, no había tiempo de ir por ella, cuando regresara Bofur ya estaría partido en dos. Examinó fugazmente la habitación y vio en el suelo un perchero de madera. Sin pensarlo se lanzó hacia él, lo tomó mientras que al mismo tiempo se impulsaba hacia Ori, que ya comenzaba a descender la espada contra  Bofur. Bilbo blandió también el perchero y acero y madera se interceptaron con un chasquido, como Bilbo había esperado, el perchero se partió en dos en un corte limpio, pero fue suficiente para refrenar el ataque de Ori, tomó fugazmente al enano de la muñeca, se la torció y este abrió la palma soltando la espada que cayó al suelo mojado. Bilbo entonces abrazó su flaco cuerpo y lo impulsó hacia atrás, cayeron sobre la cama y las patas de madera de ésta cedieron, se escuchó un chasquido y la cama se fue hacia abajo dejando los retazos de las patas regadas por todos lados. Kili llegó con su espada en la mano, en su expresión se dibujó una gran consternación al ver aquella escena.

    -Ayúdenme, maldita sea – Gruñó Bilbo que trataba contener al joven enano pero este se retorcía y lanzaba mordiscos al aire como un animal salvaje, un animal salvaje que dormía.

Bofur se puso de pie y fue a agarrarle las piernas furiosas y Kili lo sostuvo de los brazos.

     -¿Qué… está…pasando? – Gimoteó luchando contra los intentos bruscos de zafarse de Ori.  

Bilbo se puso sobre el salvaje enano y lo contuvo poniendo las rodillas sobre sus  brazos.

 -Está durmiendo – Le lanzó a Kili una mirada severa – Es de lo que Gandalf nos advirtió….

    -Pues despiértalo – Exigió Kili en tono de obviedad.

-No sé cómo… al derribarlo debió hacerlo pero no despierta…. ¡No sé cómo despertarlo! – En un intento le lanzó una fuerte bofetada al enano que luchaba por liberarse, asestó otra, de nuevo otra aún más fuerte, y otras dos más, pero lo único que consiguió fue que la mejilla de Ori se enrojeciera - ¡No se despierta! – Se volvió de nuevo hacia Kili -¿Fili y Thorin siguen durmiendo?

     -SI ellos están… - A Kili la expresión se le congeló, estuvo a punto de ponerse de pie y correr hacia donde estaban pero Bilbo lo detuvo.

         -No, no tiene caso – Gruñó, Ori seguía lanzando mordiscos y rugía salvajemente, mientras Bofur, aun en shock trataba de contener sus fuertes patadas sosteniéndolo de los tobillos– No… no sabemos…mierda… no sabemos cómo despertarlos…. Gandalf – Fue como ver la luz – Llámalos a todos… que vengan…

Pero no fue necesario, el gran mago, y todo su sequito, entraron corriendo a la habitación. Llegó el elfo Elrond, Radagast el Pardo con un par de pajarillos revoloteando en su sombrero, aquel que debía ser Saruman, un elfo que no conocía, y la reina Galadriel en persona que con su blanco semblante y figura parecía iluminar todo el lugar, contemplaba la escena con la expresión consternada.

-¿Pero qué dioses es esto? – Inquirió Saruman en tono ofendido, como si se tratara de cualquier riña entre enanos.

       -¡Esta soñando! – Le gritó Bilbo – Pero no se despierta… es… Aghhhh… es un trance, ¡Gandalf!

Lady Galadriel fue hacia ellos como una flecha haciendo bailar sus mechones claros, Bilbo pudo sentir su gentil aroma a canela y primavera. La blanca mujer se inclinó hacia ellos y llevó una mano de porcelana a la frente de Ori. Apenas lo tocó y la apartó como si se tratara de ácido. Bilbo la miró y vio como sus ojos se abrían como pelotas y su boca formaba una pequeña o, cosa que no se habría esperado. Ori de pronto se calmó, sus movimientos fueron cada vez más bruscos hasta que cesaron por completo y ya no fue necesario contenerlo.

     Lady Galadriel se levantó pero su expresión de horror no se borró. Lu larga cabellera clara caía como una cascada de leche sobre sus hombros y seguía hasta la mitad de su espalda.

  -¿Qué viste? –Preguntó Radagast con vos trémula, aproximando una mano temblorosa hacia ella mientras que con la otra se apoyaba de su cetro fangoso.  La elfa blanca se tambaleo haciendo ondear su vestido y con su mano buscó el apoyo de la del mago pardo. Éste la estrechó y la ayudo a no caer, la elfa se volvió hacia Gandalf que estaba atónito.

         -Tenías razón, Mithrandir – Dijo ésta sin borrar la expresión de su rostro – Esto… esto es algo… es diferente - La elfa se miró la mano como si en ella hubiera quedado grabado lo que había visto.

    -Es peor de lo que creí – Gandalf miraba a Ori sorprendido – No solo controla la mente… puede controlar el cuerpo….

Bilbo, Kili y Bofur habían sentado al Ori durmiente sobre la cama recargado en la pared, sus ojos se movían inquietos bajo los parpados, y movía con espasmos los dedos, un brazo o los pies. Una capa de brillante sudor le cubría la piel.  Bilbo contempló con espanto como sus vendajes comenzaban a tornarse rojos, las heridas se le habían abierto de nuevo, no se había puesto a pensar al derribarlo sobre la cama que tenía heridas muy graves.

     -Tenemos que despertarlo – Recordó Bofur impaciente –Quien sabe que es lo que esa cosa le está haciendo ver… - vio que sus heridas sangraban de nuevo - ¡Sus heridas!

Elrond que hasta ese momento no había dicho nada, sacó la cabeza hacia pasillo y gritó un par de órdenes en élfico. De inmediato un par de elfos vestidos con túnicas de seda color crema entraron y fueron hacia Ori. Un tercer elfo entro arrastrando una camilla, hablaban entre si dándose instrucciones los unos a los otros, los dos que habían entrado primero cargaron a Ori hasta la camilla y se lo llevaron hacia otra habitación.

         -No te preocupes – Elrond se acercó a Bofur y apretó con una inmensa mano el diminuto hombro del asustado enano, como gesto tranquilizador – Está en buenas manos.

Bilbo recordó a Fili y a Thorin, << Thorin >> Su nombre hizo eco en la cueva de su cabeza.

    -¡Fili y Thorin también duermen! – Gritó antes de correr hacia el pasillo, pero Gandalf se lo impidió – Tenemos que despertarlos…Thorin…- Gimoteó tratando de librarse de las manos nudosas del mago que lo aferraban con fuerza de los brazos– La bestia lo está haciendo soñar…

      -Bilbo, Bilbo – Gandalf lo zarandeó ligeramente para hacerlo reaccionar– No sabemos cómo despertarlos, el trance dura hasta que la bestia así lo quiera… debemos concentrarnos…

  -Bilbo – Lady Galadriel con su serenidad ya recuperada interrumpió al mago, rosó con sus dedos la mejilla del mediano y fue como si con ese sencillo contacto le hubiera transmitido toda la paz de la tierra media al corazón. La elfa se hincó junto a él y lo miró con sus ojos claros brillantes y una sonrisa gentil, la brillante cabellera le enmarcaba el rostro ovalado –Él estará bien, igual que Fili… están aquí para que los ayudemos… pero hasta que no descubramos como despertarlos no tiene caso.

Bilbo tragó saliva, hipnotizado por la belleza de aquella mujer. <> Pensó, y por un momento temió que también tuvieran la capacidad de leer pensamientos. Pero el rostro de Galadriel permaneció esbozando una hermosa sonrisa y él asintió. Gandalf lo liberó y Bilbo se sobó ahí donde el mago lo había asido con más fuerza.

       -Danief despertó de su trance – Informó a Gandalf alzando la mirada para verlo a él y luego a Galadriel – Tal vez deberían verlo…

Lady Galadriel asintió haciendo ondular levemente su cabellera. Se puso en pie y sin si quiera hablar les dio entender a los presentes que debían ir hacia donde estaba Danief.

      -Puede que esto sea obra de un brujo negro que solo quiere hacerse fama – Comentó Saruman el blanco mientras recorrían el pasillo – Es bien sabido que…

  -¿Crees que los trucos de un vulgar brujo negro harían a Lady Galadriel alterarse de esa manera? – Le interrumpió Elrond, Saruman no dijo nada pero  Bilbo vio a este  forzar la mandíbula conteniendo la rabia.

Cuando llegaron a la habitación el mediando quedó horrorizado. Danief estaba tirado en el suelo, gimiendo de dolor mientras aferraba con las manos las sabanas tratando de subir a la cama. Como una flecha corrió al auxilio de su amigo, tras el corrieron Kili, Bofur y Gandalf.

      -Danief – Dijo Bilbo poniéndose los brazos del hobbit alrededor del cuello – Oh, Danief, perdóname por favor… te he dejado aquí solo.

  Gandalf con un gesto gentil de la mano le dijo que se apartara, y como si fuera un muñeco de trapo, cargo al cargador y lo puso en la cama de nuevo. Danief soltó un gemido de agradecimiento. Lady Galadriel fue hacia él y se sentó en la orilla de la cama. Bilbo se volvió hacia Elrond.

     -Rey Elrond – Dijo – Seguí las instrucciones que me dieron los maestres médicos pero me temo que yo no soy nada comparado a las manos milagrosas de los elfos…estoy seguro de que si ellos se encargan de él su curación sería más rápida.

El elfo, con su expresión solmene inclinó la cabeza en señal de asentimiento. A punto estuvo de ir hacia el pasillo de nuevo y llamar a los elfos médicos cuando la elfa blanca lo detuvo.

    -No, espera Elrond – Le dijo alzando la mano para que esperara –Necesitamos obtener respuestas ahora – Elrond dio su consentimiento – Danief, ¿Crees que puedas contestar algunas preguntas para mí? Es imprescindible.

Preguntó en tono gentil rosándole ligeramente el hombro desnudo con un dedo blanco y puntiagudo. Danief se acomodó en la cama con la espalda hacia arriba, dejando ver las heridas que partían su cuerpo como un pedazo de carne. 

       -Si – Respondió, miró sobre el hombro a la elfa y Bilbo estuvo seguro que también quedó cautivado por su belleza – Lo intentaré.

  -Bien – Les lanzó una mirada rápida a los demás.

Radagast, el elfo desconocido, Elrond, Gandalf, y Saruman con el rostro duro como la roca se acercaron formando un círculo alrededor de la cama. Bilbo se sintió inquieto al contemplar la figura alargada y flaca de Saruman, el lacio pelo blanco se regaba hasta su espalda y contornaba su delgadísimo rostro del que resaltaban unas pobladas cejas oscuras y un par de ojos verde intenso. Instintivamente Bilbo se llevó la mano al bolsillo del saco y con los dedos índice y pulgar acarició el suave anillo dorado sintiendo en las yemas el frio tacto de esté, un escalofrió lo recorrió cuando divisó  como Saruman clavaba de repente los ojos en él. Bilbo regresó la atención a Danief y se sacó la mano del bolsillo tratando de ignorar la mirada penetrante del mago blanco. Lady Galadriel ya le hacía preguntas al cargador y este débilmente las contestaba, pero Bilbo comenzaba a sentirse cada vez más incómodo sintiendo el pesar de la mirada de Saruman, los músculos se le tensaron cuando percibió como el istari daba un paso dubitativo hacia él pero luego regresaba a su antigua posición. Cuando Bilbo estuvo seguro de que éste ya no lo veía se dio la libertad de examinarlo una vez más. El semblante pareció habérsele alterado, vio como una gotita de sudor le escurría desde la frente y le recorría la arrugada piel del rostro. El mediano vaciló un poco pero se llevó de nuevo la mano al bolsillo y volvió a rozar el oro del anillo entre las yemas, vio como la mandíbula de Saruman se tensaba y como apretaba fuertemente entre las manos el mango de su cetro blanco. <> Pensó Bilbo, metió toda la mano al bolsillo y encerró en el puño el anillo atento a cada movimiento de Saruman, éste parpadeo y entonces giró de nuevo aquellos ojos felinos a Bilbo, quien desvió de nuevo la mirada y para disimular se metió la otra mano al otro bolsillo. Sin atreverse a volver a mirar de nuevo, vio como Saruman se volvía hacia la puerta para salir. El elfo desconocido le musitó.

      -¿A dónde vas, Saruman? Esto es de suma importancia – Le reprendió el elfo.

 -No tardaré.

Contestó tajante y su figura se perdió detrás de la pared. La voz de Galadriel se escuchó.

     -Muy bien… ¿Dices que suicidándote en el sueño fue la única manera en que pudiste despertar?- Danief asintió – Eso es sumamente útil…también sabemos que la bestia…

  -Su nombre es Artoc – Le informó Gandalf.

-Artoc – Corrigió la elfa – sabemos que usa nuestras debilidades para atormentarnos en el trance…

    -¿A ustedes también los hará entrar en trance? – Preguntó Kili sorprendido.

-Es posible – Respondió el elfo desconocido.

   -Cirdan, no lo sabemos – Elrond miró al elfo  - Ninguno de nosotros ha tenido uno.

  -Aún no – Replicó Cirdan, a Bilbo no le era familiar ni el nombre ni el rostro de aquel personaje, pero al menos ya sabía cómo se llamaba – Pero es un hecho de que los está afectando a ellos- Recorrió con la mirada gris a los dos enanos y hobbits.

      -Y-y-y ¿Hay manera de evitarlo? – Radagast parecía ansioso, se estremeció un poco espantando  a los pájaros azules que se posaban sobre su sombrero, que chillaron molestos y luego volvieron al mismo lugar.

   -De evitarlo no – Respondió Galadriel que se había puesto de pie – Necesito ver a los que aún duermen - El corazón de Bilbo se aceleró – Esta criatura de la que hablas, Mithrandir… tiene un poder que no logró comprender.

Dijo ella antes de salir al pasillo hacia las habitaciones donde dormían Fili y Thorin.

Bilbo no supo porque pero algo le dijo que la elfa mentía, que Lady Galadriel en realidad comprendía bastante bien aquel poder, que ya antes se había enfrentado a él pero no le convenía que los demás supieran de ello, ¿Habría sido su alteración al tocar la frente de Ori una grandiosa actuación?   Y aunque por muy especulativo que pareciera aquella teoría, tampoco encontró lógica en ese cosquilleo interior que le decía que aquellas ideas sobre Lady Galadriel, se las estuviera susurrando el anillo.


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