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THILBO. por Eli97

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Notas del capitulo:

Hola lectores, he regresado de la muerte. 

Como ya es tradición en este fanfiction, debo pedir disculpas por tardar en actualizar. En este nuevo capitulo se encontraran con mucho diaglogo, sobre todo porque aqui era necesario acalrar barias cosas que se habían estado estancando. 

Espero como siempre, que disfruten este capitulo y que me dejen sus reviwes criticas. Disfruto mucho leer sus consejos y sus observaciones. 

Espero que se queden en este fict, porque no planeo abandonarlo. 

 

23

 

GUARDIAS EN EL BOSQUE

 

 

 

El movimiento de la cabellera roja y un destello de la armadura plateada le hizo despertar de sus pensamientos. Abajo, en el patio de entrenamiento, el guerrero del que tanto le habían hablado, hacia una demostración de su rutina.

—Buen manejo de la espada — Comentó Thráin, su padre, sentado junto a él.

Thorin se fijo en los movimientos de su cuerpo, la forma en que daba los pasos y en que giraba las estocadas. No parecía una rutina de defensa y ataque, parecía una danza del agua, igual de hipnotizante, igual de hermosa.

El príncipe enano tragó un par de veces, aquel guerrero con la armadura de mariposa, le robaba por completo la atención, haciéndole imposible apartarle los ojos de encima. Thorin se inclinó sobre su asiento para contemplar mejor al joven guerrero.

—¿Cómo dice que se llama, sargento? — Preguntó el príncipe al viejo enano sentado junto a su padre.

—Jesterin, mi señor, hijo de Astorin — Respondió el Sargento — No pertenece a ninguna casa noble.

—Jesterin — Repitió Thorin, como saboreando el nombre.

—¿Y ese emblema de mariposa? — Inquirió su padre.

—Dice que es en honor a la técnica de batalla que usa, su alteza, le llama el baile de la mariposa, pero yo jamás había oído hablar de ella.

—Danza de la mariposa — Corrigió Thorin, Thráin y el sargento lo miraron — Es una técnica de pelea ancestral, pero no es enana, es una técnica élfica.

—Interesante — Añadió su padre — Me gustaría saber como este jovencito ha logrado dominar esta técnica, sabiendo que no tuvo educación noble.

—Dice que la aprendió de los libros de la sección élfica que hay en la gran biblioteca — Explicó el sargento.

—¿Aprendió la técnica entera solo de leer unos cuantos tomos? — Preguntó Thráin impresionado, el sargento asintió.

—Impresionante — Dijo Thorin para si mismo.

Los tres quedaron en silencio, mirando como el guerrero de la mariposa terminaba su demostración. Dio un último giro delicado y lanzó una estocada limpia en el aire, para luego terminar por enterrarla en la arena y dejar la rodilla hincada en el suelo.

El rey Thráin II esbozó una sonrisa y se puso de pie para determinar una calificación o critica al guerrero, que permanecía inmóvil en la arena.

—Muéstrame tu rostro, hijo — Ordenó el rey enano. Thorin se inclinó aun más, expectante, y el joven guerrero obedeció. Tomó el casco con ambas manos revelando una larga cabellera, roja como la sangre, un rostro alargado, una barba desaliñada y un par de ojos color miel.     Thorin soltó el aliento <<Jesterin>> Susurró el nombre en su cabeza.

—Dinos tu nombre — Volvió a ordenar el rey.

—Jesterin, su alteza — Respondió el guerrero, con voz de estruendo — Hijo de Astorin, nieto de Bein — Thráin II asintió contento, e inclinó la cabeza en señal de respeto.

—Los hombres como tu — Comenzó el rey— deben estar en las primeras filas de los ejércitos, para demostrarle a nuestros enemigos la clase de guerreros que tenemos, y la fuerza de sus corazones. Te asciendo a guerrero de primera categoría — Declaró el rey—  De ahora en adelante, entrenarás en las Cámaras de Erebor, junto a mis hijos, Frerin y Thorin, y vestirás la insignia de los guerreros de Durin. 

A Thorin le causó placer contemplar el rostro de confusión y sorpresa que había puesto el guerrero Jesterin al escuchar todo eso, hasta el Sargento había proferido un tartamudeo, y por su lado, Thorin, se sentía emocionado, de pensar, en lo interesante que iba a ser, entrenar con aquel joven guerrero. Volvió a asomarse por el balcón para contemplarlo de nuevo, y los ojos de Jesterin se encontraron con los de Thorin, grandes, profundos y dorados, como si los campos del reino vivieran en ellos, Thorin escudo de roble despertó, con la imagen de ese par de ojos ambarinos aún vivos en su mente.

Lo primero que vio, fue una melena risada y castaña que dormitaba entre sus brazos, una naricilla sonrojada y un par de mejillas con pecas, una imagen que a Thorin le despertó ternura. Ambos estaban desnudos bajo las sabanas blancas y entonces el enano recordó lo que había pasado. Lo que habían hecho el día anterior al atardecer. Bilbo se había entregado a él, le había entregado una de las partes más importantes de si, y ahora, estaban unidos para siempre.

Aquella noche, habían firmado un acuerdo de unidad perpetua, sin papeles ni tinta, había sido un acuerdo del piel, sudor y aliento. Se habían dicho Tu eres mío y yo soy tuyo, con cada caricia, beso, cada roce y gemido, se lo habían repetido una y otra vez.  Al pensar en esto, Thorin atrajo el cuerpo de Bilbo hacia el suyo, y sintió el calor que emanaba de él. <<Ahora debo protegerlo más que nunca>> Pensó Thorin <<Ahora nada hará que nos separemos >>.

Acarició con sus dedos la mejilla sonrojada de Bilbo, y este abrió ligeramente los ojos. Sus ojos, eran de un color olivo pálido, y sus pupilas estaban dilatadas. Bilbo sonrió y estrechó la mano de Thorin.

—Buenos días — Dijo Thorin.

—Buenos días — Respondió Bilbo.

El mediano se sentó en la cama y contempló la habitación. Entraba tanta luz en ella que todo parecía color blanco. Bilbo se miró por debajo de las sabanas, y al darse cuenta de que estaba completamente desnudo, se sonrojó. Miró a Thorin con los ojos entornados y este rio.

—Tranquilo, ya vi lo que tenía que ver anoche.

Bilbo lanzó una almohada al enano y este estalló en carcajadas.

—Estaba oscuro tonto, no pudiste haber visto nada — Le lanzó otra almohada, pero Thorin seguía riendo.

—¿No te lo han dicho? Yo tengo poderes y puedo ver en la oscuridad — Bromeó el enano, Bilbo puso los ojos en blanco y comenzó a buscar su ropa con la mirada — También puedo ver a través de las sabanas. No hay nada que no te haya visto.

—Thorin — Reprendió Bilbo al enano, pero éste alcanzó al mediano del brazo y lo atrajo hacia él, despojándolo de la sabana y quedando ambos en completa desnudez.

—¿Me vas a decir que hubo partes de mí que no viste? — Preguntó Thorin cuando tuvo el rostro de Bilbo cerca. Bilbo se sonrojó aún más y trató de liberarse de Thorin, pero no pudo — ¿O me vas a decir que hubo partes que no te gustaron?

—Thorin — Susurró Bilbo. Thorin le dio un beso y tomó al mediano de las caderas, acariciándole los glúteos. Bilbo no pudo resistirse y correspondió el beso, y las caricias.  

De repente la puerta de la habitación se abrió sin que ninguno de los dos se diera cuenta. Kili, había entrado a la habitación y al ver aquella escena:  enano y hobbit, desnudos, uno encima del otro, frotándose, quedó petrificado y con los ojos abiertos como naranjas.

—Ajam — Carraspeó recobrando la conciencia, Bilbo y Thorin voltearon hacia donde estaba Kili, que estaba parado en el marco de la puerta, pálido como una hoja de papel. Ambos se incorporaron rápidamente en la cama y se taparon con la sabana.

—¡Kili! — Gritó Thorin cuando se terminaron de cubrir — ¿Cu-cuánto tiempo llevas ahí? — Kili tartamudeo.

—Eb, ah, acabo de entrar tío — Respondió el enano completamente apenado.

—¿Acaso no sabes lo que es tocar a la puerta? — Thorin estaba completamente sonrojado y Bilbo no sabía ni en donde meter la cabeza. El solo pensar en que Kili los había visto, le ponía los pelos de punta.

—Discúlpeme tío, no creí que…

—¿Qué es lo que quieres? — Lo interrumpió antes de que pudiera decir algo más.

—Oh, ab, eh, los elfos — Titubeó de nuevo el pobre enano — Los elfos han solicitado nuestra presencia en la Sala de Juntas, después del desayuno, ya todos están abajo…

—Iremos en un momento, Kili, vete por favor.

Kili no espero a que se lo dijera una segunda vez, así que, pálido como estaba, se dio media vuelta y salió corriendo de allí, no sin antes darse un golpe en el pie.

Cuando Danief bajó al desayuno con todos los demás, prácticamente se le había olvidado lo que había pasado la noche anterior mientras se bañaba. Hipnotizado por el olor del desayuno, se apresuró a bajar los últimos escalones que daban acceso a la gran mesa en la que habían desayunado días anteriores.

Al bajar, se encontró con que todos, excepto Thorin y Bilbo, ya se encontraban sentados en la mesa, haciendo el habitual alboroto que hacen los enanos al comer. Se sorprendió aún al darse cuenta de que en la mesa estaba sentado Ori, envuelto en vendas, pero riendo y comiendo como si hubiera despertado por primera vez en décadas. Su rostro estaba dividido diagonalmente por una gran herida en proceso de cicatrización. Definitivamente, Ori, había sido el más afectado por el ataque de los ases de luz.

—¡Eh! ¡Danief! — Le llamó Kili desde su lugar en la mesa, estaba sentado junto a Fili y a un lado de él estaba un asiento vacío — ¡Te guardé un lugar! — Le gritó el joven enano.

Danief correspondió el saludo, y sonrió hacia Fili también, pero éste, no pareció reparar en él. Danief frunció el ceño, extrañado y caminó hacia donde estaban los hermanos enanos.

—Buenos días — Saludo Danief amigablemente a Fili y Kili, pero principalmente a Fili, sin embargo, solo obtuvo respuesta de Kili. El cargador decidió ignorar la grosería y se sentó a un lado de Fili.

—¿Ya te diste cuenta? — Le preguntó Kili.

—¿De qué? — Danief pareció confundido.

El joven enano abrió los brazos como presentándole la mesa.

—Por primera vez nos sirven desayuno de verdad.

Sobre la larga mesa, había platillos de todos los tipos, jamones rellenos de quesos y verduras, jabalíes enteros bañados en salsa de almendra, pasteles de limón y fresas que alcanzaban la altura de un enano promedio, ensaladas de frutas puestas en forma de pirámide. Aquel era un desayuno digno de la realeza, comparado con los desayunos que los elfos habían servido anteriormente, para un enano normal, este, debía ser el desayuno que se debía servir todos los días. Danief se mostró sorprendido.

—Es verdad — Exclamó — ¿Será por alguna ocasión especial?

Kili se encogió de hombros y se abalanzó sobre una pierna de jabalí que estaba frente a él.

—No lo sé y no me interesa — Dijo, llevándose la pieza a la boca — Solo se que hay que disfrutarlo a como dé lugar.

Danief rio, tomó un plato de una pila que estaba cerca y comenzó a servirse. Fili que estaba a un lado de él, no decía ni una palabra, solo se limitaba a comer.

—Veo que Ori se esta recuperando — Comentó Danief al enano, esperando su respuesta. Fili, ni siquiera lo miró.

—Así es — Respondió cortante, sin apartar los ojos de su plato.

—Me alegra ver que la medicina élfica funciona igual de rápido que cuando conmigo.

Fili volvió a guardar silencio. Y Danief comenzaba a molestarse. Tal vez la recuperación de Ori no había sido el mejor tema que elegir, y el hobbit recordó lo bien que se la había pasado en el baño. Danief carraspeó y se acomodó en el asiento.

—¿Has probado los baños del castillo? —Preguntó el cargador, los ojos de Fili se abrieron como platos— Ayer me di un baño y la verdad es que nunca había probado algo así, fue increíble.

A Fili las mejillas se le pusieron coloradas, un pedazo de manzana se le atoró y comenzó a toser fuertemente.

—¿Estas bien, Fili? — Danief puso una mano sobre el hombro del enano y este rápidamente se apartó.

—Estoy bien — Fue lo único que dijo, se puso de pie y se marchó tan rápido como pudo. Aquella escena a Danief lo dejó desconcertado, al mismo tiempo que dolido. Nunca se hubiera imaginado que Fili sintiera tanta repulsión hacia él. Echó un vistazo hacia donde se había ido Fili y se preguntó, porqué de repente Fili actuaba así, creía que se habían vuelto amigos. Devolvió la mirada a su plato y trató de buscar consuelo, pero no halló a nadie.

—¿En dónde están Bilbo y Thorin? — Le preguntó a Kili, el enano abrió los ojos y también se puso colorado, como si se hubiera acordado de algo.

—Ab, eh— Tartamudeo — Fui a verlos hace un rato, no deben tardar en bajar — Respondió — Estaban un poco ocupados.

<< ¿Ocupados? >> Pensó Danief, pero él sabía perfectamente a qué se refería Kili con esa palabra. Soltó una pequeña risita y se llevó la primera pieza de jamón a la boca.

—No puedo creer que nos haya visto — Dijo Bilbo una vez Kili se hubo marchado de la habitación — Con qué cara voy a bajar al desayuno ahora.

—Tranquilo, Bilbo — Le dijo Thorin con voz serena — De igual manera, ya todos saben que tú y yo… somos pareja.

Bilbo lo recordó, era cierto, Fili, Kili y todos los demás ya sabían todo. Danief se lo había contado en el bosque, antes de que llegaran las águilas y los atacaran los demonios blancos. Aquel era un tema pendiente que debía discutir con Thorin y que por alguna razón había olvidado.

—Es verdad —Reflexionó Bilbo, y dirigió su mirada a Thorin — Ahora recuerdo, que había estado queriendo hablar de eso contigo, pero pasaron tantas cosas que lo olvidé.

—¿Qué has querido hablar conmigo? — Inquirió el rey enano,

—Jamás se te ocurrió mencionarme que la compañía ya sabía lo que estaba sucediendo entre nosotros, yo no tenía ni idea.

—¿Nunca lo mencioné? — Thorin parecía confundido.

—No — Respondió Bilbo, incorporándose en la cama para quedar de frente con Thorin — No lo mencionaste, y gracias a eso, estuve mortificándome casi todo el camino en el bosque antes de que Gandalf llamara a las águilas, no sabes lo mal que lo pasé.

—Pero ¿Por qué?

—Porque no sabía si la compañía iba a reaccionar bien o mal al vernos caminar de la mano. Fue por eso, por lo que trataba de evitarte mientras atravesábamos el bosque, trataba de evitar que me tomaras de la mano, porque tenía miedo a ser juzgado por los demás.

Aquello pareció herir los sentimientos de Thorin.

—Te daba vergüenza — Logró decir el enano, y Bilbo se dio cuenta de su error.

—No, Thorin, no — Se acercó rápidamente a el y lo tomó de las mejillas — Jamás me daría vergüenza, me daba miedo. Estaba aterrado de pensar en que ellos podrían rechazarnos.

—Ellos jamás harían eso, Bilbo — Thorin esbozó una sonrisa, y acarició la mejilla de Bilbo — Son mis hermanos de guerra, siempre me apoyarán cuando más los necesite. Hablé con ellos una noche, después de que Gandalf había llegado a Erebor…

—Espera, espera — Lo interrumpió Bilbo, más confundido que nunca — ¿Gandalf fue a Erebor? No me has contado nada de eso — Bilbo parecía molesto, de que toda esa información se hubiera mantenido oculta de él tanto tiempo.

—Gandalf, llegó una noche a Erebor, muy exaltado, y demandó verme apenas se le permitió la entrada a la montaña —Comenzó a contar Thorin —  No habló con nadie, hasta que estuvo conmigo. Cuando lo recibí, me mostró una visión, una oscura y cruel visión, tu y yo estábamos en ella. Era una advertencia, Bilbo, un aviso de lo que podría pasar si no te protegía. No lo dude, sabía que tenía que ir a buscarte, que tenía que protegerte a como diera lugar. Una vez que Gandalf se fue, reuní a la compañía, y les pedí su apoyo. Pero para que pudieran entender mi razón principal, de ir a buscarte, tuve que hablarles con la verdad.

—¿Qué les dijiste? — Quiso saber Bilbo.

—Que te amo — Thorin apartó un mechón de cabello que tenía Bilbo en la frente — Que eres la persona con la que quiero pasar el resto de mis días — Thorin tomó las manos de Bilbo y las puso en su pecho — Y ellos lo comprendieron, sin preguntar, supieron que hablaba y sigo hablando con la verdad.

—Thorin — Logró susurrar Bilbo, conmovido por las palabras del enano. Thorin esbozó una sonrisa.

—Es por eso, que no debes hacerlo Bilbo — La expresión del hobbit cambió por completo — No estas obligado a enfrentar a Artoc solo, no tienes que ser el portador de la joya.

—No hablaremos más de eso, Thorin — Bilbo se soltó de las manos de Thorin con un gesto frio, buscó su ropa en el suelo y comenzó a vestirse.

—Bilbo no me ignores así — Exigió el enano, que se quedó en la cama, mirándolo — Tenemos que hablar sobre esto.

—No Thorin, no hay nada de qué hablar — Se volvió hacia Thorin — Te lo dije en la sala de juntas y te lo digo ahora, ya tomé mi decisión, soy el único que puede cumplir esta tarea, y no lograrás hacerme cambiar de opinión.

Bilbo comenzó a abrocharse los botones de la camisa, y de repente sintió un cosquilleo en los dedos, sintió que le hacia falta algo y supo de inmediato lo que era. << ¿En dónde he dejado el anillo? >> Se preguntó a si mismo y comenzó a buscar por toda la habitación.

—Bilbo por favor escúchame, solo escúchame un momento — Rogó Thorin poniéndose de pie, envuelto en la sabana, pero Bilbo seguía dando vueltas por todo el cuarto — Tienes muy pocas posibilidades de salir con vida, Bilbo, yo no sé, no sé lo que haría si algo te llega a pasar.

—¿No me crees capaz de vencerlo? — Inquirió Bilbo, volviéndose hacia él.

—No es eso, Bilbo, es s…

—Claro que es eso — Le interrumpió el hobbit — No me crees lo suficientemente fuerte, o lo bastante capaz.

—Recuerda como te pusiste la primera vez que tuviste un trance — Bilbo guardó silencio — Casi pierdes la cordura ¿Cómo crees que vas a terminar si haces lo que pretendes hacer?

—La joya me protegerá.

—No lo sabemos, nadie tiene la certeza de que esa cosa va a funcionar. Ni siquiera los mismos elfos lo saben ¿Quieres saber por qué? Porque jamás habían hecho algo como esto.

Bilbo lo pensó por un momento, pero el cosquilleo en los dedos se volvió más intenso. Sintió que el anillo lo llamaba, que le necesitaba. Buscó debajo de una almohada y lo encontró, brillante y dorado, hermoso, como siempre lo había visto. Tomó el anillo y lo guardó en el bolsillo de su pantalón.

—Necesitas creer en mí, Thorin — Dijo el mediano que había quedado de espaldas a Thorin— En la reunión del concilio dijeron que Artoc me había elegido para su tormento, que por eso yo había sido el primero en experimentar los trances. Desde que llegamos aquí, mis sueños no han sido claros, siempre siento, que hay algo en ellos que me observa. Necesito saber porqué yo, porque de todas las personas, tengo que ser yo.

Thorin bajo los hombros, desilusionado por no poder convencer a Bilbo.

—Tengo miedo Bilbo, no quiero que te pase nada. No podría soportarlo.

El mediano caminó hacia Thorin, lo tomó de las manos y lo abrazó.

—No estaré solo. Tu estarás conmigo siempre, protegiéndome ante cualquier cosa. Mientras estemos juntos, seremos fuertes— Thorin asintió y envolvió a Bilbo fuertemente entre sus brazos.

—No dejaré que nada te pase, te protegeré con mi vida, te lo prometo.

Bilbo sabía que esa era la verdad. Era su convicción, a pesar de que el anillo, a veces, le susurraba que debía desconfiar, incluso del mismo Thorin.

—No veo guardias en el bosque — Informó la enana.

El anciano se asomó por la rendija oculta y se cercioró de que fuera cierto.  La salida del bosque estaba oculta por un montículo que simulaba una elevación natural de la tierra sobre el cual había un puesto de vigilancia, que en esos momentos se encontraba vacío.

El bosque estaba desértico, no se veía ni un alma. Las hojas se precipitaban hacia el suelo como una lluvia dorada, estaban mudando de hojas, pronto comenzarían a dar frutos. << Los recolectores deberían estar recogiendo las hojas para las compostas >> Pensó Balin, pero el suelo del bosque estaba cubierto por una capa gruesa de hojas secas, lo cual quería decir, que hacía días que nadie salía del castillo. Todas las actividades se habían paralizado. Dáin había cerrado las puertas.

—Vacío — Reflexionó el viejo enano.

—Es una buena noticia ¿No? — Dijo Dis, tratando de tener esperanza.

—Demasiado buena para ser real, Dáin no descuidaría así el bosque, no podría ser tan tonto.

—Tal vez si lo fue, solo esta vez — Dis se encogió de hombros y Balin se rascó la barbilla, analizando la situación.

—No podemos arriesgarnos a descubrirlo.

—Entonces ¿Qué hacemos?

—Estoy pensando.

El silencio se apodero del aire por unos minutos. Dis se acercó a la rendija y aspiró profundamente el aire que el bosque le ofrecía. Era la primera vez desde hacía días que no veía la luz natural y no recibía aire limpio. Era también la primera vez que se veía a ella misma, iluminada toda por luz blanca. Se asustó al descubrir que sus ropas estaban totalmente desgarradas, tenia manchas de polvo negro por todos lados, las uñas, las tenía completamente sucias, y su cabello y barba estaban llenos de telarañas. Habría dado cualquier cosa para obtener una ducha de agua caliente y ropa limpia con olor a lavanda.

Lanzó un suspiro al aire, y al hacerlo, se escucharon pisadas provenientes del bosque. Dis y Balin voltearon al mismo tiempo, aguzaron los oídos, atentos a cualquier sonido.

—¿Escuchaste? — Susurró Dis. Balin asintió con la cabeza.

Las pisadas se escucharon de nuevo, las hojas secas crujían bajo dos pares de zapatos, corrían rápido, desesperados. Dis tenía los pelos de punta ¿Y si los habían descubierto? Se escuchó un sonido más fuerte de hojas, alguien había caído.

—¡Rápido! ¡Levántate! — Se escuchó. Balin y Dis se miraron estupefactos.

—Son civiles — Susurró Balin.

Los pasos se volvieron a escuchar, esta vez más cerca. Dis podía oír los jadeos, eran un par de chicos, lo había deducido por la voz de quien había gritado, que era de un enano joven, y el jadeo de quien se había caído.

—¡Vamos Arin! ¡Estamos cerca! — Volvieron a escuchar.

La pareja de chicos apareció cerca del escondite de Dis y Balin a unos veinticinco metros, eran enanos de no menos de 20 años, tenían las ropas hechas girones, y uno de ellos cojeaba, tenía enterrada en la pierna izquierda una flecha de oro y dejaba a su paso un camino de sangre.

—¿A dónde planean ir? — Preguntó Dis en voz baja — Si siguen en esa dirección los descubrirán.

—Me sorprende que no lo hayan hecho aún— Susurró Balin mirando atento.

El chico herido volvió a desplomarse entre las hojas, se llevó las manos a la cabeza y profirió gemidos de dolor. Su amigo se volvió para ayudarlo, desesperado.

—Arin por favor, levántate, tenemos que seguir — Rogó el chico, hincándose junto al agonizante enano.

—No puedo, Redis, la visiones — Logró decir Arin, apretando los ojos por el dolor — Me duele mucho la pierna. Las visiones Redis, siguen pasando.

Dis miró angustiada a Balin.

—Deberíamos ayudarlos, Balin, el chico herido está muy mal.

Balin no dijo nada, siguió mirando la escena de los enanos.

—Lo sé — respondió Redis — Pero debes ser fuerte, estamos cerca, por favor.

El chico trataba con todas sus fuerzas de levantar a Arin, pero este se había dado por vencido, su cuerpo era muy pesado, y se había puesto en posición fetal. Redis no pudo más, y comenzó a llorar desesperadamente.

—Vete tú, Redis, escapa tú. Yo voy a morir de todas formas. Puedo sentirlo.

—No — Sollozó Redis, abrazando a su amigo —No quiero dejarte.

—Siempre te voy a amar, Redis — Logró decir — Siempre.

El pecho del enano pareció desinflarse, su cuerpo se aflojó, y dejó caer la cabeza hacia un lado. Redis, miró estupefacto el cuerpo de Arin, lo sacudió, en vano, y lanzó un rugido de dolor al aire.

—Balin — Insistió Dis — Debemos ayudarlo, no hay guardias en el bosque. Podemos aprovechar para soltar a Weindis.

—Hay otro túnel — Recordó Balin — Pasa cerca de donde está el chico, pero debemos hacerlo rápido — Dis asintió — Recogemos al chico, lo ponemos a salvo, y liberamos a Weindis.

—Listo, vamos — Dis tomó la jaula del cuervo — Dime por donde esta el otro túnel.

—Sígueme — Ordenó Balin.

Redis contempló el cuerpo tendido de Arin en el suelo, jamás lo había visto tan inmóvil, ni siquiera cuando dormía. Arin fue eternamente inquieto, siempre lo encontraba bailando, saltando o corriendo. Se acercó a su cuerpo, tomó su pulso. Nada. Apartó de su rostro muerto un mechón oscuro de cabello, y tocó su fría mejilla, por ultima vez. Una lagrima recorrió su mejilla y calló en los labios de Arin.

Ya ni siquiera le importaba si los guardias de Dáin lo capturaban, ni siquiera se tomó la molestia de mirar si venía alguien. Arin había muerto, la ultima persona que le quedaba se había ido. Ya nada importaba.

Redis alzó la tela que cubría la pierna de Arin, y lanzó un grito al aire cuando vio la herida que había causado la flecha. La pierna entera se había tornado de un negro azulado, con las venas de alrededor inflamadas e hinchadas, y a pesar de que Arin ya había fallecido, la negritud parecía seguir extendiéndose por el resto del cuerpo.

Estuvo a punto de seguir corriendo cuando escuchó un fuerte chasquido, el enano se puso alerta, miró hacia todos lados, pero no vio a nadie. Dio un paso hacia atrás.

—Pssst — Se escuchó. Redis giró la cabeza a la derecha, en donde había escuchado el chitado, se enjugó las lágrimas y trató de aclarar la vista — Eh, chico.

—¿Quién es? — Gritó Redis a la nada, asustado.

—¿Ves algún guardia? —Volvió a decir la voz, era una mujer, pero no lograba divisarla.

—No — Dijo el joven enano, dubitativo.

A escasos ocho metros de donde estaba parado, un cuadro en el suelo se abrió, como una puerta secreta, Redis dio unos pasos para atrás y se puso en posición por si era necesario pelear. Pero del hueco se asomó una enana, que parecía igual de asustada que él.

—Rápido, entra — Le ordeno la enana. El chico lo dudo un segundo, pero corrió rápidamente hacia la entrada secreta, había unas escaleras de tierra, y las bajó. Dentro, había un enano anciano, que llevaba en la mano una jaula con un cuervo en el interior.

—Es tu turno Balin — Dijo la enana introduciéndose de nuevo en el escondite. El anciano se movió rápido, abrió la puertecilla de la jaula y tomó con delicadeza al cuervo. El ave tenía amarrada en la pata un pergamino considerablemente grande.

—Vamos Weindis, confiamos en ti — Le dijo Balin al cuervo. Redis habría esperado que, al liberarla, el ave saliera volando, pero en lugar de esto, el cuervo sobrevoló el bosque y se escondió entre las copas.

—Esta hecho Balin, metete ya — Le urgió la enana al anciano. Balin obedeció, bajó las escaleras y cerró la entrada oculta. Redis, vio por ultima vez el cuerpo de Arin, desplomado en el suelo, con las hojas de los arboles cayéndole alrededor, analizando las circunstancias, era el mejor lugar en el que podía morir, lo mejor que podía darle en esos momentos. Después, fue oscuridad total y un par de respiraciones.

—Ahora debemos esperar — Escuchó la voz de la enana entre la penumbra — Y guardar esperanza.

—No vi guardias en el bosque — Logró decir Redis en su confusión. Y se preguntó, si era él quien había muerto.

Cuando Bilbo y Thorin bajaron al desayunador, apenas y había quedado comida para ellos, los enanos habían arrasado con casi todo, y cuando llegaron, los encontraron sumidos en una plática de leyendas y cuentos de las montañas azules y las colinas del hierro.

Bilbo se sorprendió al encontrar a Ori, carcajeándose junto a Bofur y devorando una pierna de jabalí. Cuando se sentaron el mediano mencionó lo contento que estaba de que estuviera recuperándose tan rápido. Después de todo, había sido Ori quien más había sufrido el ataque de los entes blancos.

Danief, que estaba sentado junto a Kili, vio con felicidad como Bilbo y Thorin se habían reconciliado, después de la tensión que se había generado en la sala de juntas. Se habría atrevido a decir, si hubiera tenido a quien decírselo, de que algo más había pasado entre esos dos aquella noche. Ambos estaban más juntos y más cariñosos que de costumbre, lo cual, hizo a Danief sonreír y sonrojarse, solo de pensar, en ese algo, que debió haber sucedido.

 Apenas Bilbo y Thorin terminaban de comer, cuando un elfo de servicio entró al desayunador y anunció que Lord Elrond, Lord Cindar y Lady Galadriel, solicitaban la presencia de los enanos, y del futuro portador de la joya de trinitas, en la sala de juntas.

Bilbo y Thorin se miraron, y el mediano supo lo que el rey bajo la montaña estaba pensando.

—Todavía tienes oportunidad, Bilbo — Le dijo en voz baja — Aún puedes negarte a hacerlo.

Bilbo sintió el cosquilleo de los dedos y llevó la mano al bolsillo del pantalón. Acarició el anillo y rodeo su circunferencia con las yemas de los dedos.

—Vamos — Respondió ignorando el comentario de Thorin — No están esperando.

Se puso de pie junto a todos lo demás, y se pusieron en marcha hacia donde los habían solicitado. Bilbo se detuvo y espero a Thorin, que se había quedado atrás.

—Bilbo, por favor — Rogó el enano cuando llegó con Bilbo — Te lo ruego, tomaré tu lugar, yo enfrentaré a Artoc, pero no aceptes ser el portador de la joya.

—Thorin, no…

—Te lo ruego — Tomó las manos del mediano con desesperación — Hazlo por mí.

—Lo hago por ti, Thorin. Para protegerte, como sé que tu lo harías para protegerme a mí.  

El rey bajo la montaña quedó callado, Bilbo se soltó de sus manos y se encaminó hacia la sala de juntas con las manos en los bolsillos. Thorin lo siguió, con los hombros caídos.

Al llegar, se encontraron con Lord Elrond, Cindar, y Galadriel que se encontraban de pie, como tres torres vigilantes, detrás de la mesa de piedra blanca en el centro de la sala, sobre la cual, había un cubo cubierto por una cortina de seda color lila. Un poco más apartados, Radagast y Gandalf también se encontraban presentes en la sala, ambos estaban de pie sosteniendo sus cetros, con expresiones que Thorin no habría sabido descifrar.

Había una sexta figura en la habitación, un elfo, más robusto que los demás y un poco más alto, que se encontraba de espaldas a ellos, mirando por el balcón hacia el valle.

—Gracias por responder a nuestro llamado — Elrond fue el primero en hablar, al ver que todos los solicitados se encontraban presentes.

—¿Para qué nos han solicitado? — Inquirió Thorin, dando un paso al frente.

—Los hemos convocado, lord Thorin, para presentar ante ustedes, la recién forjada joya de trinitas — Anunció Lady Galadriel esbozando una amplia sonrisa, extendiendo las manos alargadas hacia el objeto puesto en la mesa de la sala.

Todos miraron al mismo tiempo hacia el objeto, a simple vista no parecía gran cosa, y Kili no tardó en mofarse de ello.

—Y también, para nombrar oficialmente, a quien será el portador de la joya — Añadió la elfa, dirigiendo la claridad de sus ojos hacia Bilbo.

Thorin apretó los puños de las manos y Bilbo se movió incómodo. El enano dio un paso más adelante y habló.

—Quiero presentar una objeción — Dijo en voz alta, todos lo miraron sorprendidos, su voz hizo eco en las paredes y a Danief le pareció que incluso hasta en el valle.

—T-Thorin — Balbuceó Bilbo, sin dar crédito a lo que estaba viendo. No hubiera creído que fuera a llegar tan lejos. Danief alcanzó a ver como el elfo herrero, se giraba hacia la escena, atraído por la intervención de Thorin.

—Escuchamos — Dijo Galadriel con toda calma.

—¿Cuál es tu objeción? — Preguntó Cindar.

—Me parece que Bilbo, la persona que piensan nombrar portador de la joya, no esta en condiciones para serlo, no tiene la fuerza suficiente como para enfrentar a Artoc. Así que me ofrezco como portador, y así luchar contra Artoc con todas mis fuerzas.

—Thorin — La voz de Gandalf pareció más un reproche.

Lady Galadriel miró fijamente a los ojos del enano, y después a los de Bilbo. Hinchió el pecho de aire y abrió los labios.

—El concilio no acepta su solicitud, lord Thorin.

—¿Porqué? — Cuestionó el enano, apretando lo puños.

—La fuerza requerida para enfrentar al enemigo, no es física, si no psicológica — Respondió Elrond — Fuerza que la joya proporcionará al portador una vez que este la tenga puesta.

—Bilbo Bolsón casi perdió la cordura la primera vez que tuvo un trance provocado por la bestia — Dijo Thorin en su defensa.

—Porque no contaba con la protección de la joya y estaba fuera de la protección de Rivendel — Dijo Lady Galadriel con el rostro impasible.

—Thorin, debes entender — Gandalf interfirió — Que el portador solo puede ser aquel que haya experimentado los trances primero. Nadie más.

—¿Y quien determinó eso, Gandalf? Fueron ellos — Thorin señaló a las tres figuras que estaban paradas, mirándolo desde su altura — Fueron ellos quienes pusieron las reglas de quien debía ser el portador, no veo razón por la cual confiar en eso, yo no lo hago.

Los enanos y Danief se miraron unos a otros, confundidos.

—Yo misma me adentré en uno de esos trances — Lady Galadriel habló, todas las miradas se volvieron hacia ella — Pude echar un vistazo a la naturaleza de esa criatura, y me di cuenta de que la única forma de vencerlo es usando su poder en su contra. Entrando en su mente y descubrir la verdad que hay en él. La única persona que puede hacer eso, es aquella en la que la criatura haya manifestado sus poderes primero, porque es con quien ha establecido una conexión mental lo suficiente fuerte.

La habitación se quedó en silencio, incluso Thorin se quedó en silencio analizando las palabras de la elfa.

—Es por eso, que el portador debe ser Bilbo Bolsón — Continuó lord Elrond — Usando las capacidades de la joya de trinitas, deberá descubrir la forma de entrar en la mente de la bestia, y así hallar su mayor debilidad. Es la única manera, la única oportunidad.

—A menos que al rey de Erebor se le ocurra alguna otra forma de enfrentar esta amenaza — Dijo Cindar — Entonces es nuestro deber presentar la joya de trinitas. El conducto a través del cual nosotros ofrecemos una solución ante el peligro que presenta esta criatura.

Thorin no supo que más decir, se tragó su enojo, miró con rabia hacia Bilbo y dio un paso atrás. Bilbo le sostuvo la mirada y por unos momentos le tuvo miedo, sabía que más tarde, tendrían una discusión, sin embargo, pensar en eso, no era la prioridad en esos momentos.

—Como ustedes ya saben — Comenzó Elrond — Tuvimos que solicitar la ayuda de una fuerza mayor para poder forjar la joya. El ultimo heredero de los Mírdain, fue la mano sabia que nos guio en nuestra ignorancia, y gracias al cual, esta concepción, fue posible.

Lord Elrond giró hacia donde estaba Adenien y lo instó a pasar al frente. Este dio un par de pasos e hizo una ligera inclinación ante todos los presentes.

—Yo soy Adenien — Anunció recorriendo la mirada por la habitación — Discípulo de Celebrimdor, guardián de los conocimientos de los Mírdain. La tarea de forjar la joya de trinitas me fue encomendada por Lady Galadriel, y yo, hasta donde mis talentos me lo permitieron, lo hice.

El elfo herrero tomó la cortina que hasta ese momento cubría el objeto que había en la mesa, y lo descubrió, revelando por fin la joya de trinitas. Estaba encerrada dentro de un cubo de cristal, y constaba de una tiara redonda de plata, que tenia tallada a su alrededor, adornos de plantas y flores perfectamente detalladas, a su alrededor tenía algunas inscripciones en élfico que Bilbo no habría sabido leer. En la parte frontal, la tiara tenía incrustados tres diamantes con forma de rombos, uno de color rojo, otro color azul y el ultimo de color blanco, estaban colocados en forma de triángulo, en cuyo centro, había tallado un ojo grande y rasgado.

Todos se quedaron sorprendidos al admirar la belleza de la pieza, que, a pesar de ser sencilla, pues no tenía ninguna otra ornamentación más que los diamantes, era increíblemente única.

—Esta es la joya de trinitas — Anunció lady Galadriel — La herramienta que ayudará a Bilbo Bolsón a lograr su misión contra Artoc — Bilbo tragó saliva y contempló con los ojos abiertos, la tiara que brillaba frente a él — Pido que el portador de la joya, de un paso adelante, para pronunciar el juramento.

Bilbo tardó en reaccionar, pasó al frente trastabillando y la elfa procedió a retirar el cubo de vidrio. Bilbo sintió el ligero cosquilleo en los dedos, pero algo le dijo que debía aguantarlo, puesto que en esos momentos él era el centro de atención, y no quería que nadie se preguntara qué era lo que tanto tocaba en su bolsillo. Así que resistió la tentación. Miró fijamente hacia los diamantes en la joya y sintió que algo trataban de decirle, pero no lograba descifrar qué era.

El elfo Adenien tomó la tiara con ambas manos y la sostuvo en el aire.

—Bilbo Bolsón — Habló Elrond. Bilbo se volvió hacia él —Antes de ser nombrado el portador de la joya de trinitas, deberás hacer un juramento para con los tres anillos que se prestaron para la creación de esta joya, y para con el pueblo de los elfos. Deberás repetir el juramento tal como lo iré recitando ¿Entendido? — Bilbo asintió — Si acaso alguno de los cuatro elfos presentes, detectamos algún rastro de impureza en tu corazón, te consideraremos indigno de portar la joya, y esta será destruida de inmediato ¿Entendido? — Bilbo asintió de nuevo.

—Bilbo Bolsón de la Comarca — Comenzó Elrond.

—Si — Dijo Bilbo en voz alta.

—Juras con tu corazón y tu alma, proteger la joya de trinitas con tu vida si es necesario y preservar la integridad de las joyas de los elfos.

—Juro con mi corazón y mi alma, proteger la joya de trinitas con mi vida si es necesario, y preservar la integridad de las joyas de los elfos — Repitió Bilbo. Thorin, contemplaba la escena desde su lugar, sintiéndose impotente y enojado.

—Juras por Nenya, Narya y Vilya, utilizar los poderes y capacidades de la joya solamente para los fines por los cuales fue forjada y evitar cualquier mal uso que se le pueda dar a esta misma.

—Juro por Nenya, Narya y Vilya, utilizar los poderes y capacidades de la joya solamente para los fines por los cuales fue forjada y evitar cualquier mal uso que se le pueda dar a esta misma.

Danief vio como el elfo Adenien fue avanzando lentamente con la tiara en manos, hasta donde estaba Bilbo, que seguía recitando el juramento.

—Juras cumplir con la promesa de devolver la joya, una vez esta haya cumplido su propósito, a sus dueños originales.

—Juro devolver la joya, una vez esta haya cumplido su propósito, a sus dueños originales.

—Bien — Fue Lady Galadriel quien habló ahora — Que seas nombrado entonces, Bilbo Bolsón de la Comarca, portador de la joya de trinitas.

Adenien, se puso de frente a Bilbo, dobló una rodilla para estar a la altura del hobbit, y colocó la tiara sobre la cabeza del mediano.

Todos los presentes contemplaron como la tiara se iluminó brevemente de un resplandor blanco, mientras que Bilbo parecía desperezarse.

Adenien retiró la tiara y cando Bilbo abrió los ojos, sintió como si todo fuera nuevo, se sintió con la mente tan clara como nunca lo había estado, y unas cuantas lagrimas brotaron de sus ojos.

Los cuatro elfos se miraron unos a otros, analizando la situación.

—Funciona — Dijo Lady Galadriel en voz alta, y miró hacia Gandalf — Funciona Mithrandir.

 

 

Notas finales:

Si leiste todo el capitulo, debo agradecerte por deducarte el tiempo y dejarme entretenerte por unos minutos. Espera el siguiente capitulo porque habrá mucha acción. 


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