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Our History por Raes

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Notas del fanfic:

Es una mezcla este fic, es decir, es dramático, angst, romántico, trágico, lemon -cof-.
Mi couple de Beast preferida ~.

Notas del capitulo:

No me odien pls (?)
Las cosas así las escribo rápido o-ó.

  Solo, confundido y devastado, así me sentía, vacío, lejano y sin ánimos. Me encontraba sentado en una de las pocas butacas blancas que el pasillo del hospital poseía, apoyado con los codos en mis rodillas y tomándome la cara con ambas manos, intentando despejar y ahuyentar el sueño que ya comenzaba a atacar mi cansado cuerpo. Y es que hace una semana que no había regresado a casa para dormir en las noches, sólo regresaba para asearme e ir a trabajar como la vida rutinaria de cualquier humano adulto le indicaba. Las personas que aún permanecían en aquél lugar eran familiares de chicos muy jóvenes que tenían miedo de quedarse solos en las noches, casi adolescentes diría. Quizá también podría decirse que la persona por la cual estaba esperando también se tratase de un chico joven.

 

  No puedo olvidar ese olor a sangre impregnándome los brazos, las manos, los dedos, su frío rostro en la palma de mis manos, tendido en el suelo delante del auto volcado y una decena de personas a mí alrededor. Horrible escena, pero una escena que nunca podré olvidar.

 

  Llevé mis manos a la nuca y despeiné aún más mi pelo, mantenía los ojos cerrados como si en un micro sueño pudiese recuperar energías para aguantar una noche más en el silencioso hospital.

 

            – Deberías ir a casa a descansar –escuché a alguien hablar a un lado de mí, una mano se aferró a mi hombro y levanté la cabeza pesadamente– agradezco que hagas esto, realmente, pero… –me levanté de golpe del asiento asustando al extraño hasta ese momento y estiré mi cuerpo.

            – No, puedo y quiero quedarme aquí, sólo iré por un café… –contesté encaminando a un lado pero una mano detuvo mi paso.

            – Kikwang… –susurró– por favor, sé que a DongWoon no le gustaría que pasaras muchas noches sin poder descansar bien –su nombre, escuchar su nombre hizo que un escalofrío recorriese mi cuerpo entero dejándome paralizado por breves segundos– si hay nuevas noticias te llamaré, no lo dudes, sólo… descansa al menos dos días…

            – De acuerdo –contesté soltando una gran bocanada de aire, no podía negarme a él.

 

  DooJoon, el hermano mayor de DongWoon, el único tal vez que sabía sobre la relación que mantenía con quien ahora yacía recostado en una cama con blancas sábanas y cubierto por una colcha del mismo color, conectado a diferentes aparatos que controlaban su estado de vida.

 Pero muerte en vida para mí.

 

  Salí del hospital cubriéndome la cabeza con una gran bufanda que poseía, el viento helado era suficiente como para quemar el rostro o las manos. Llegué a casa y prendí las luces de la sala, arrojé las llaves encima de la mesita central y con ellas mi cuerpo se tendió al mismo tiempo sobre uno de los sillones. Ya habían pasado dos semanas desde que DongWoon había ingresado a ese hospital, inconsciente y ensangrentado, casi pálido, con una expresión neutral en su hermoso rostro.

  Recordaba cada día ese instante en el cuál escuché su voz antes de que sus ojos se cerraran sin saber cuándo los volvería a abrir. La somnolencia comenzaba a invadir mi cuerpo.

  De pronto mi teléfono comenzó a sonar, me sobresalté esperando que no sea nada grave y atendí.

 

            – ¿Hola? –la llamada provenía de un teléfono público.

 

  Hubo varios segundos de espera, sólo escuchaba el sonido lejano de voces. Luego, un murmullo cercano, mezclado con sollozos y una voz femenina entrecortada. Temí lo peor.

 

            – DongWoon… –musitó– él… él…

            – ¿Qué ocurre? ¿qué pasó? –en ese momento no me importó con quién estuviese hablando, presioné las manos con fuerza sobre mi pantalón, controlándome para no gritar y apurarle a que me dijera que ocurría.

            – Lo siento…

            – ¿Qué... pasó? –pregunté más calmado. No quería imaginarme lo peor aunque ya lo estuviese pensando.

            – Él… tienes que venir…

 

  Tiré el celular lejos y agarré  la chaqueta que me había sacado. Salí corriendo, tropezando con cualquier cosa que estuviese en mi camino. No importaba las bajas temperaturas, no importaba el cansancio que sintiera, no importaba nada más que llegar al hospital y saber con exactitud qué había pasado.

 

  Al atravesar la puerta del edificio, un escalofrío recorrió mi espina dorsal, envolvió mi cuerpo entero y me paralizó breves segundos. Como si algo malo hubiese ocurrido… con DongWoon.

 

  Caminé a paso acelerado por los pasillos y subí por las escaleras salteando los escalones. Por extraño que pareciera no me había chocado con nadie, de hecho parecía como si el hospital estuviese vacío. No se escuchaba absolutamente nada más que mis pasos, mi respiración, mi pulso acelerado…

  Una figura femenina apareció frente a la puerta de la habitación donde se encontraba DongWoon. Vestía ropa blanca, bastante grande, holgada y muy limpia. Tenía el cabello largo, lacio y oscuro. Me pregunté cuando la vi si habría sido ella quién me había llamado. Lo extraño fue que no conocía a nadie con esas características.

  Allí no había nadie, más que esa mujer, no estaba DooJoon, ni los enfermeros, tampoco alguna persona familiar de otro paciente. Sólo estábamos los dos.

 

            – ¿Qué pasó? –pregunté acercándome.

            – Él ha fallecido…

 

  Frené mi caminar. Negué con la cabeza repetidas veces tratando de no creer lo que había escuchado, intentando controlar mi cuerpo y las ganas de gritar. No podía ser cierto, no podía ser verdad, era una maldita mentira.

 

            – Lo siento, Kikwang.

 

  La mujer seguía hablando, tranquila y pasiva, serena y muy cauta… más no la escuchaba. Caí de rodillas al suelo, no sentí el impacto en mis piernas, sólo el fuerte latido de mi corazón y como algo se rompía dentro de mí. Un sonido estridente inundó mis oídos, llevé mis manos y las situé a los costados de mi cabeza mientras cerraba los ojos con fuerza deteniendo las lágrimas que ya no podía retener y luchaban por salir al exterior.

 

            – No…

 

  Dije cayendo al suelo, envolviéndome con mis brazos, tratando de consolarme…

  Todo se volvió oscuro, sentí como si el piso debajo de mí me estuviese consumiendo, como si me abrazara y me hundiera en arenas movedizas.

  La oscuridad era plena, el silencio también.

  De pronto, el sonido volvió a escucharse… y aparecí nuevamente en el sillón de la sala de mi casa.

 

            – Fue una pesadilla…

 

  Me dije a mí mismo despertando sudado, agitado y con unas cuantas lágrimas a los costados de mis ojos.

  El celular seguía sonando, dudé unos segundos si contestar o no, pero tras leer de quién se trataba contesté más tranquilo.

 

            – ¿Estás bien? ¿ya estás en casa?  –preguntó DooJoon del otro lado.

            – Sí, ya llegué. Gracias.

            – Vale, adiós.

 

  Estaba acabando con mi vida. No podía seguir en ese estado, pero ¿qué más podía hacer? La única persona capaz de hacerme feliz estaba plácidamente durmiendo sin saber todo lo que los demás estaban sufriendo por él.

  En especial yo…

  Pero aún así seguiría resistiendo…

Notas finales:

¿Se me asustaron? No ;_;
Espero sus reviews, pueden decirme lo que hayan sentido o pensado cuando creyeron que se moría x'D
Gracias por no denunc... por leer ~.


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