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Mi razón por jenharuto

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Notas del fanfic:

Todos los personajes le pertenecen a ChinoMiko.

Este fanfic, està hecho solo para entretener.

Perdòn por las faltas de ''HORTOGRAFÌA'' mi teclado esta podrido.

Era una mañana tranquila y un poco calurosa, mientras me encaminaba al instituto Sweet Amoris.

 

No tenía muchas ganas de ir, en verdad no existía una buena razón para desperdiciar mi tiempo con personas que siquiera me importaban mucho, a excepción de mi mejor amigo Lysandro y la tabla de planchar; aquellos eran los únicos que lograban de algún modo soportar mi defectuosa personalidad, aun no entiendo como lo hacen, si yo estuviera en sus zapatos me habría mandado al carajo.

 

Llegué al instituto, entré y en los pasillos me encontré una sorpresa un poco desagradable, era la directora cuyo nombre no conoce nadie en este lugar, tenía una expresión molesta ¿se le habrá perdido de nuevo ese bicho al que llamaba perro? Pensé.

 

Ella se acercó a mí y gritando dijo:

 

-Señor Castiel ¿cuántas veces se lo tengo que decir? ¡Asista a las clases!

 

No hice más que suspirar y le respondí:

 

-¡tsk! Eso era lo que iba a hacer, ahora si me disculpa.

 

Sin demora ella respondió:

 

-Usted no va a entrar a clases, hasta que firme los justificantes de asistencia, ahora valla donde el señor delegado ¡¿Entendido?!

 

Dio media vuelta sin que yo pudiera hacer algún reclamo.

 

-Ash....- ver a ese estúpido era lo último que quería, pero que mas daba eran órdenes de la vieja. Entré a la sala y ahí estaba él, ¿de todas formas donde más iba a estar? La tabla siempre se quejaba de no encontrarlo.  Caminé directo hacia donde estaba y llamé su atención colocando mi mano en su hombro a lo que él se dio vuelta. 

 

-Oye, delegaducho de mierda, estoy aquí para firmar mis justificables- le dije.

 

-¡Toca antes de entrar!- me regañó un poco fastidiado- los  papeles están en aquella mesa- señaló con el dedo- date prisa para que te largues de aquí.

 

Ignorando por completo lo último que dijo, me dirigí a los documentos, terminando de  firmarlos, pensé en molestar un poco al delegado.

 

-Nathaniel, quiero ver mi expediente, préstame tu llave-le ordené.

 

-¡Ja! Como si fuera a dejarte hacer algo como eso, mejor vete ¿O quieres que te eche a patadas?-preguntó irónicamente mirándome desafiante.

 

-Idiota...no seas así, será rápido, ¡ándale!-hice pucheros creyendo que así lo convencería.

 

-No seas molesto. Mejor vete a clases- dijo colocando su mano en la frente en señal de enojo.

 

Fruncí el ceño y enojado le reclamé:

 

-A mí no me das órdenes delegaducho- agarré su corbata y lo acerqué peligrosamente - entonces tendré que quitártelas- manifesté y con una maniobra torcí su brazo poniéndolo de espaldas a mí.

 

Metí mi mano en los bolsillos delanteros, rosando mi entrepierna con su trasero.

 

-¿Q-Qué haces?- me preguntó nervioso, mientras que un pequeño rubor se pintaba en sus mejillas.

 

-Solo buscó tus llaves, no te emociones- su expresión cambió a una de fastidio.

-Bastardo, entonces no hagas cosas innecesarias- comentó el rubio enojado.

 

Al final no las encontré pero no me marcharía, ya que por culpa del delegado estúpido me había puesto duro.

 

Lo volví a poner de frente sin soltarlo.

 

-Oye delegalucho.....divirtámonos un rato... ¿sí?...-le propuse con voz sutil acortando la distancia.

 

-¿Q-Qué mierda me estás diciendo?- preguntó tan rojo como mi cabello.

 

-Que juguemos ¿Acaso estás sordo?- lo empujé, acorralándolo en el escritorio, y me posicioné sobre él.

 

-O-Oye....déjame.....- su voz de quebraba.

 

Me acerqué  a su oreja y mordí el lóbulo de está, provocándole un quejido. Una gran extensión de piel desnuda llamo mi atención...su cuello...; lo besé ahí ferozmente dejando chupetones muy visibles gracias a su piel blanca. Desabroche su camisa...lentamente... Sus ojos seguían cada movimiento de mis manos.

 

-pff- bufé, logrando que el rubio frunciera el ceño- al final el que se 'resistía'- comenté con una sonrisa triunfante.

 

-¡Cállate...!- me gritó, sonrojándose mucho más... Su torso estaba completamente descubierto... Mordí sus rosados botones, provocándole más suspiros...

 

-Mgh...- gimió el rubio.

 

Alcé la cabeza dejando de morder sus tetillas y observé como tapaba su boca con su mano, tratando de acallarse.

 

-¡Ya....basta!- trató de alejarme, jalando un poco mi cabello- , d-deja de jugar conmigo...-cubrió sus ojos-. S-Si tanto necesitas esto.....busca a alguien más...- replico él.

 

-¿! Crees que haría esto contigo solo por necesidad!?-lo miré enojado-¡Lo hago porque eres tú!

 

Se quedó en shock.

 

No entendía porque lo había dicho...tenía razón....solo estaba jugando con él....o eso era lo que quería creer....

 

-¿L-Lo dices enserio?-Cuestionó, aún con cara de sorpresa.

 

-B-Bueno...tal vez lo digo enserio....-Tragué saliva, no podía creer las cosas que le estaba diciendo a mi Némesis.

 

-Pero ambos somos hombres...-opinó el chico.

 

-Hay que experimentar cosas nuevas- añadí, dibujando una sonrisa en mi rostro.

 

-¡Pues vete a experimentarlas a otro lado!- chilló otra vez molesto.

 

Me empujó lo suficientemente fuerte como para poderse liberarse de mí, yo retrocedí, y él aprovechó para levantarse- sin quitarme la mira de encima- se dirigió a la puerta- obviamente todavía semidesnudo.

 

-Largo de aquí- dijo cortante y abrió la puerta de la sala.

 

-¡tsk!- traté de no perder la poca paciencia que me quedaba, caminé hacia él, lo cogí de la mano y lo tiré al piso, entonces, cerré nuevamente la puerta de un portazo-. Pues tendré que forzarte- decidí y me lancé encima de él.

 

Lo besé y agarré sus manos para que no escapase, a causa de, que éste se resistía, sin embargo, al final se rindió.

 

Mordí su labio interior, forzándolo a abrir su boca, la abrió y apresuré a meter mi lengua buscando desesperada la suya, cuando la encontré la enredé con la mía, profundizando más el beso.

 

Lamentablemente tuve que separarme, dado que, a ambos nos faltaba el oxigeno.

 

-E-Eres un bruto-  dijo agitado, respirando pesadamente mientras que un hijo de saliva salía de su boca.

 

Esa imagen del delegado, me excitó, ya deseaba tomarlo, pero debía hacerlo con calma no quería asustar al rubio.

 

Pegué más su cuerpo contra el mío.

 

-Mgh….ghh...mm...-. Gemía con una expresión encantadora, esos jodidos ojos miel me traían loco.

 

-No tienes idea de lo caliente que me estas poniendo, rubia- declaré.

 

-Cállate…pelirrojo apestoso- bramó.

 

Volví a besarlo pero esta vez de forma más tranquila, mis manos dibujaban su cadera, dejé de besarlo para lamer sus labios y luego su torso, sentía como agarraba mis rojos cabellos y se estremecía por cada caricia que le daba.

 

Rompí sus pantalones, mandando a volar el botón.

 

-¡AH! ¡Idiota!- me gritó-, ¡ten un poco de autocontrol!

 

-Venga rubia, no te enojes- le sonreí.

 

Toqué su miembro por encima de la ropa, él gemía con más fuerza, estaba demasiado excitado y su rostro me pedía que ya entrase dentro, lo volví a besar para acallarlo, no quería que nadie más escuchase su sexy voz, además nos meteríamos en problemas si alguien nos oyese. 

 

 -mghmm…Castiel…hazlo ya…mmgh- suplicó el delegado.

 

-¿Qué dijiste rubiecito?- pregunté aunque le había escuchado claramente.

 

-¡Que entres ya! ¡Mierda!- gruñó desesperado.

 

 Contuve la carcajada y le enseñé tres dedos

 

-lámelos…- ordené.

 

Él no lo pensó dos veces y lamió mis dedos, los cuales lleve hacia su estrada-sin antes haber bajado sus bóxers-  dejó escapar un quejido de dolor mas lo callé con otro beso fugaz. Comencé a mover el digito en  círculos y esperé que se acostumbrara para insertar el segundo y finalmente un tercero.

 

Cuando estuvo lubricado, saqué mis dedos, desabroché mi pantalón y me baje la ropa interior dejando a la vista mi ya que erguida y dolorosa erección, el rubio bajo su mirada a mi entrepierna y abrió los ojos como platos.

 

-Esto estará dentro de ti- le dije lujurioso y él simplemente asintió.

 

Me relamí los labios y acerqué mi miembro a su entrada.

 

De repente se escucharon unos golpes en la puerta, ambos nos asustamos deteniéndonos en seco, Nathaniel se levantó y vistió rápidamente.

 

-No te quedes como estatua- reprendió el rubio-, abróchate el pantalón.

 

Yo seguía sin reaccionar, no obstante, el delegado me cogió de la mano y lanzó al baño de la sala cerrando la puerta. Al fin reaccioné y refunfuñé molesto….maldición…tenían que jodernos el momento…

 

-Pa-Pase- dijo el rubio, nervioso.

 

-Hola Nath… ¿has visto al estúpido pelirrojo? Lo he estado buscando toda la mañana y no lo encuentro, ya se parece a ti- habló una chica de cabellos negros, cuyos ojos eran de mismo color que los del delegado.

 

-No- ¡El muy maldito me estaba negando!

 

-Ah…si lo ves me dices, ¿vale?-pidió la pelinegra-, por favor…- y al decir esto se marchó.  

 

Salí furioso del baño, ¡la estúpida tabla de planchar me había quitado las ganas de follarme al delegado!

 

-uff- suspiró el rubio aliviado- será mejor que te vayas Castiel- arregló su cabello y entró al baño sin que yo pudiera decir algo.

 

-¡tsk!- y sin más me fui.

 

Me quede parado en el pasillo mirando la puerta de la sala de delegados, y sonreí.

 

- Parece que encontré una nueva razón para venir al instituto, la próxima vez lo haré mío.

 

 

Notas finales:

Gracias por leer :)


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