(( tu!! si a ti te hablo no seas floja/o y lee las notas XD ))
El ojiverde se encontraba arreglando el patio de la casa de su tía Petunia y actual castigo ya que su tía al ver la facha con la que llego solo le grito lo inútil que era al igual que su madre y padre le dejo sin comer durante un tiempo ósea hasta que este desfalleciendo de hambre.
Aunque ya estaba acostumbrado a ese trato sus tíos prácticamente no lo cuidaron durante su infancia lo dejaban con su pañal sucio durante días al igual que al estar sin comer y cuando lo hacían era una comida cuajada y rancia del tiempo que había estado sobre la mesa y cuando lo bañaban era con agua helada y unos guantes para que no tuviese contacto con la piel de ellos ya que si los tocaba sin querer le gritaban y lo dejaban en el agua fría hasta que su delicada piel de bebe empezará a poner de un color azulado al límite de no sentirla.
Al terminar de arreglar los arbustos, árboles y recoger las hojas del suelo el patio, se adentró a la casa sin antes de sacarse las bolsas que utilizaba en sus pies para no ensuciar sus zapatos de lodo y pasto cortado todo eso lo hacía para no ensuciar el limpio y reluciente piso que limpio momentos antes de arreglar el patio, camino por la cocina y miro la nevera la cual estaba con un candado asegurándolo al igual que el agua estaba cortada para que no bebiera nada de esta y el agua que regaba las plantas tenia demasiados químicos como si dijesen “bébela y terminaras muerto engendro”, entro en su pequeña “habitación” bajo las escaleras y ahí se quedó hasta la hora de hacer la comida para los Dursley o alguna otra cosa que ellos necesitaran.
Un día se encontraba revisando el correo que había llegado a la casa como de costumbre viendo su nombre en una carta con un sello en cera aparentemente antiguo, entro a la casa y le entrego las castas respectivamente a su tía Petunia y al tío Vernon, logro hacer que pasara desapercibida entre sus mangas de ropa por una vez en su vida se alegró de que le quedaran grande.
- Uhmp unos cuantos años más y nos podremos deshacer del engendro ese pagarían una buena suma por el aunque dudo que lo hagan a su edad –dijo como si el azabache no estuviese hay.
El ojiverde se quedó sentado a la orilla de la cama que tenía metida en ese frió lugar mientras que de sus ojos corrían lágrimas de tristeza por sus mejillas aun no entendía el comportamiento de sus tíos hacia su persona.
Se retiro las gafas para dejarlas bajo la almohada y se recostó en la cama para abrazarse así mismo quedando en forma fetal y llorando en silencio, no quería recibir algún golpe de su tío mientras era visto por Dudley con su típica risa burlona mientras veía como era agredido, cerro los ojos mientras las lágrimas seguían saliendo de sus ojos hasta quedarse dormido.
Al llegar la hora de la cena sintió como golpeaban la puerta fuertemente para despertarle y comenzar a gritarle fuertemente detrás de esta.
_.Saldré al parque de diversiones con Petunia y Dudley no creo que lleguemos esta entrada la madrugada así que no hagas ningún ruido para que no molestes a los vecinos y que no llames la atención mocoso.
Al cesar los golpes y los gritos detrás de la puerta solo escucho como esta era cerrada con candados y pestillos bloqueando así su única vía de escape hacia la libertad. Solo escucho el último golpe en la puerta para luego sentir como la puerta de entrada era cerrada con brusquedad dejando así la casa en un completo silencio el cual solo se escuchaban los sollozos de un pequeño en la alacena pidiendo ayuda en silencio de que lo sacaran de aquel oscuro lugar.
Alrededor de las 2 am se colocó sus gafas y miro un pequeño reloj que tenía colgado de la pared que había recogido con la cubierta rota y el vidrio trizado al ser lanzado por su primo Dudley, escucho unos sonidos proveniente de la entrada del pasillo de la entrada los cuales sonaban firmes y decisivos, al igual que se escuchaban pasos bajando de las escaleras que eran demasiados suaves y delicados como para que fueran de su tío Vernon o de Dudley y demasiados ligeros como para que fueran de su tía Petunia la cual caminaba rápido hasta para bajar las escaleras, eso le asusto habían entrado a robar a la casa de su tía y el seria el responsable de lo que robasen, solo se acurruco en un rincón cubriéndose con una frazada lleva de hoyos, era lo único que tenia para cubrirse las noches frías de invierno al igual que su ropa.
_. No hay nadie en la parte superior de la casa, lo más probable que se hayan ido del lugar –dijo una voz suave y dulce que provenía de las escaleras al bajarlas- aunque dejaron el suministro de energía prendido cortaron el agua y aseguraron la nevera con candados y cadenas y los más extraño son que las cosas de valor están sin cuidado alguno.
_. No… siento una prresencia en la casa… un olor dulce y tierrno… también sangrre.. perrro no está fresca, más bien es antigua-murmuro con un acento marcado uno de ellos mientras examinaba el lugar con la mirada.
_.Estas seguro de eso? – dijo la que anterior mente estaba en la escalera mientras se acomodaba el cabello, no había tenido tiempo de hacerlo al aterrizar en la casa.
_. Si… estoy muy segurro de ello -inhalo profundamente y soltó un leve gruñido- viene de por aquí… -dijo señalando la puerta de la alacena donde estaba encerrado el pequeño ojiverde- está llena de seguros esta puerrta… -dijo mientras tomaba uno de los gruesos y pesados candados que aseguraban la puerta.
_. Pobre de la criatura que está encerrada aquí… -murmuro mientras se acercaba a la puerta posando su palma en ella, su instinto vela le decía que había algo poderoso dentro de ese lugar. Cerro los ojos unos momentos tratando de verificar si era cierto pero solo escucho un estruendo a su lado y vio que su acompañante estaba sacando los candados de tirones fácilmente -hombre tenía que ser… - pensó la rubia mientras negaba, siempre tratando de parecer rudos.
_. Bien solo uno más y listo… -después de sacar finalmente como unos 7 candados respiro profundo inhalando aún más de aquel existo aroma a pesar de que ese olor dulce era embriagante tenía que permanecer firme.
Abrió la puerta y miro en el interior buscando con la mirada inspeccionando aquel reducido espacio, había una pequeña cama desecha unos cuantos juguetes muggles acomodados en una pequeña repisa a los cuales les faltaban unas piezas pero lo que más le llamaba la atención era aquella figura oculta en una manta roída temblorosa- aquí estas… -dijo suavemente tratando de no espantar aquella figura que quería descubrir mientras alzaba su mano con la intención de retirar aquella manta.
_. Alto –dijo la chica mientras tomaba la mano del búlgaro y le miraba el cual solo mofo y se fue a apoyar en la pared- tranquilízate no te hare nada –trataba de usar su encanto veela para calmar a la persona oculta- me sentare a tu lado de acuerdo? –la manta se movió negando lo cual hizo que la chica le mirara- tienes miedo? –volvió a preguntar con calma.
_. Por… por favor váyanse… -una suave voz como dulces campañitas se escuchó provenir de la manta algo que llamo mucho la atención de los presentes sobre todo al chico que estaba fuera de la alacena.
_. Vamos tranquilízate, bien? –la manta se movió pero esta vez afirmativamente- puedes quitarte la manta para poder verte?
El menor fue retirándose lentamente la manta dando a mostrar una tierna imagen de uno ojos grandes y verdes cristalizados en lágrimas y una larga y azabache cabellera con una piel nívea con un ligero color dorado en esta sus mejillas adornadas por un encantador color rosadito producido por el llanto.
La chica quedo embobada con aquella tierna y dulce imagen de aquella angelical aparición. Acerco una mano lentamente al rostro de este ser el cual Harry solo cerro los ojos esperando algún golpe pero solo sintió una suave caricia que se paseaba por su mejilla secando las lágrimas que había dejado caer cuando estaban abriendo la puerta a la fuerza.
_. Eres… eres la cosa más hermosa que eh visto...-murmuro la chica mientras acomodaba un mechón negro detrás de la oreja del o la menor, con aquella apariencia cualquiera se confundiría eran tan tierna como solo un infante podía serlo.
_. Es… es malo mentir –murmuro mientras se apegaba más a la pared a su espalda no queriendo ensuciar la linda ropa de la chica al igual que sus lindas manos, es como si tocase alguna cosa bonita de la tía petunia sin querer y lo bote ya que dice que está contaminado por haberlo tocado o simplemente lo echa a lavar repetidas veces si era algo de mucho valor y todo eso sumado con unos golpes en su cuerpo y sin comida por una semana, su mente inocente ya sabía que no debía tocar las cosas bonitas de la casa, y la chica era como un hada y estaba en la casa de su tía por eso no podía dejar que le tocara, aunque su vista fuese mala podía distinguir un poco las siluetas de las personas o el color de estas.
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