Y unos cuantos aplausos no demoraron en escucharse por todo el salón… por lo tanto todos los vampiros ahí presentes no demoraron en voltear sus rostros para encontrarse con que el ventanal se encontraba abierto y cierto vampiro los observaba con una sonrisa divertida.
Nozomi y Seiren no demoraron en colocarse como protección frente a Kaname, Yukki y Zero, mientras que Takuma protegía a Ayato.
—Zero —el castaño ensancho su sonrisa sin importarle lo que Nozomi y Seiren hacían— me ahorraste la molestia de contarle a mi amado Kaname, tu estúpido secreto… —y su sonrisa divertida no demoro en cambiar a una maliciosa.
—Entonces… —Yukki no dudo en observar a Zero que seguía inmóvil en las escaleras.
— Así es —respondió Ryo al leer la mente de Yukki— Zerito-kun es un simple caza vampiros que acepto una misión más para tener la excusa de acabar con algunos vampiros, decidio infiltrase y asarse pasar por un vampiro convertido solo porque en su pasado o para ser exactos a los 7 años…
Y Zero que había estado inmóvil en su lugar, al comenzar a escuchar a Ryo y darse cuenta de lo que este intentaba no demoro en hacerle caso a sus intentos vampíricos —que tenía gracias a la pócima— y se abalanzó contra el castaño tomándolo por el cuello mientras que lo alzaba para que este no tocara el suelo.
— ¡Cállate! —exclamo lleno de ira, Ryo no era nadie para revelar aquello ni mucho menos para seguir repitiendo lo que Kaname ya sabía— ¡Te ordeno que te calles o yo mismo acabare contigo ahora! —agrego mientras que sus orbes se tornaban completamente rojos de rabia.
Y el castaño no demoro en soltar una risa divertida logrando que Zero intensificara el agarre sobre el cuello de este.
—Tú no puedes ganarme, no eres un vampiro verdadero —decidio decir Ryo con algo de dificultad dado el agarre de Zero sobre su cuello.
— ¿Quieres apostar? —Exclamo Zero mientras sus orbes aumentaban de intensidad y sus colmillos se hacían notar— pues yo no soy Kaname para que te deje escapar —aquella frase la soltó sin pensar y motivado por la furia que se comenzaba a formar en su interior.
Odia a Ryo e incluso aquel odio superaba el que una vez había sentido por los vampiros en general.
—S…Soy mucho más fuerte que tu…
— ¿Enserio?, pues no se nota dado que ni siquiera puedes soltarte de mí agarre —exclamo sonriendo el peli-plateado mientras que lograba que el castaño se removiera y tomara sus manos para tratar de soltarse.
Ryo se estaba quedando sin ideas, sabía muy bien que si seguía así Zero le rompería el cuello, además no entendía como aquel peli-plateado ahora era más fuerte que él y fue en ese preciso momento cuando a su mente vino la imagen de cuando el contrario había bebido un poco de la sangre de Kaname.
Nadie en la sala era capaz de entender que era lo que estaba sucediendo con Zero, el peli-plateado emitía un aura demasiado aterradora como para que alguien quisiera acercársele.
—Y…Yo jamás le he mentido a Kaname… —y aquello fue suficiente para que el cazador soltar el agarre que tenía sobre el cuello de Ryo y este callera al suelo mientras recuperaba el aliento— aunque i…incumplí una regla, mi amor siempre fue sincero y real… no como el que tú le tienes, que fue construido a base de mentiras…
Con cada palabra que salía de la boca de Ryo, el aura alrededor de Zero aumentaba aún más, logrando que la ira del peli-plateado se hiciera cada vez más grande y sin dudarlo levanto uno de sus puños para golpear al castaño y de una vez callarlo.
— ¡Cállate de una maldita vez! —exclamo el peli-plateado dispuesto a golpear con todas sus fuerzas al contrario, pero su puño no llego a tocar a Ryo pues Kaname se había cruzado en medio deteniendo al peli-plateado con una de sus manos.
Y nadie en la habitación podía creer lo que estaba sucediendo, ¿Qué era lo que pretendía Kaname defendiendo a Ryo?
Y aquello fue más que suficiente para que de los orbes nuevamente purpura de Zero —el cual al ver a Kaname defendiendo a Ryo, se había calmado— comenzaran a desbordarse todas las lágrimas que había estado aguantándose desde que el peli-rojizo se había enterado de su verdadera identidad.
— ¿A qué has venido Ryo? —cuestiono el Kuran sin siquiera observar a Zero, ni mucho menos al aludido, dejando que su flequillo cubriera sus orbes granate.
El castaño que se había quedado completamente sorprendido al ver la escena frente a él, una vez escucho la voz de Kaname dirigiéndose a su persona, reacciono y no demoro en levantarse.
—Y…Yo —el castaño dudo por unos segundos para enseguida volver a su actitud de costumbre— solo quería darle una advertencia a Nozomi-kun —observo al peli-azul que no demoro en fruncir el ceño y fulminarlo con la mirada— dile a Kento-kun que no se entrometa en lo que no le conviene o tendré que acabar con él al igual como hice con su hermanito —sonrió complacido al ver como el de orbes azules era detenido por Kein.
—Ryo… —Kaname soltó la mano de Zero y volteo para observar al aludido— será mejor que te largues, pues ya no es necesario que quieras alejar a Zero de mi lado… —suspiro para que su voz no se quebrara— pues hoy mismo deja la comunidad… pero tú —observo los orbes marrones con odio— no volverás jamás, ya no siento absolutamente nada por ti, acabaste con la confianza que te teníamos al asesinar a personas inocentes por lo tanto… ya no tienes permitido regresar y si lo haces, esta vez no dudare en acabar contigo…
Zero que había escuchado todo lo dicho por Kaname no pudo evitar que más lágrimas se escaparan de sus orbes, mientras que Ryo retrocedía instintivamente al ver el odio que Kaname le transmitía con aquella mirada.
—Bien… —respondió el castaño, aunque no se daría por vencido, Kaname era suyo y de nadie más.
Y así, Ryo no demoro en salir de la habitación dejando está sumida en un completo silencio que solo era roto por los suaves sollozos de Zero que observaba el suelo ocultando las insistentes lagrimas que caían por sus orbes.
Ayato al ver que el castaño desparecía tras el ventanal de la sala no demoro en correr a los brazos de Zero, el cual aún sollozaba bajito.
—Mamá por favor no llores… —pidió rodeando con sus brazos el torso de Zero mientras que también apoyaba su mejilla en el pecho contrario —Papá solo le estaba mintiendo a aquel vampiro para que se marchara… ¿Cierto? —cuestiono ahora observando al peli-rojizo mayor mientras seguía abrazando al de orbes purpura que comenzaba a calmarse.
Kaname al escuchar aquello apretó sus puños.
—No estoy mintiendo —respondió observando a Ayato— Zero es un cazador, nos mintió a todos fingiendo ser algo que no era y no solo eso, los cazadores son nuestros enemigo por lo tanto no pertenece ni nunca perteneció aquí —finalizo observando al menor molesto.
—Pero…
Zero que al fin había logrado calmar sus lágrimas al sentir el cálido abrazo de su pequeño Ayato, al escuchar lo dicho por Kaname decidio comenzar a hablar, no se quedaría callado.
—No te preocupes Ayato… —le sonrió cálidamente al menor —el Kuran tiene razón —forzó una sonrisa de lado al observar al pura sangre —soy un cazador, un enemigo de los vampiros y como en todas las demás ocasiones estaba cumpliendo una misión pues los odio con todo mi ser y esa fue la motivación para infiltrarme en esta mansión… pues hubiese disfrutado bastante acabar con todos ustedes, los monstruos que tanto odio…
— ¡Zero! —intervino Cross al escuchar todas las palabras que su hijo estaba diciendo.
Y el peli-plateado al escuchar a su padre no demoro en guardar silencio, sabía muy bien que más tarde se arrepentiría de todas las palabras que habían salido de sus labios.
Y la mansión volvió a sumergirse en el silencio tras la palabra de Cross. Nozomi era el único que sabía con certeza que todo lo exclamado por el cazador era una completa mentira.
El peli-azul suspiro.
—Si ese es el caso… —se acercó a Zero para colocar una mano en el hombro de este— podrás darte cuenta que aquí no hay nadie que merezca ser exterminado por ser un peligro para el pueblo Tasogare ya que nuestro alimento consiste en esta pequeña pastillita… —no dudo en sacar una del interior de su bolsillo —así que… ¿esta es prueba suficiente para que el concejo de la organización retire la orden de acabar con todos nosotros? —cuestiono sonriéndole al peli-plateado mientras le entregaba la pastilla.
Zero observo por un momento confundido a Nozomi, luego le sonrió y recibió lo que este le entregaba.
—Gracias… —susurro para que solo el peli-azul lo escuchara —creo que tienes razón —respondió en voz alta para que los demás vampiros lo escucharan —ahora ya no tendrán más problemas con nosotros los cazadores y mi misión ya está cumplida —removió la mano que Nozomi tenía sobre su hombro disculpándose de inmediato con este por medio de su mente y comenzó a caminar en dirección a la puerta.
—Zero… —lo llamo Ayato con sus orbes completamente cristalizados —si yo soy un vampiro… ¿También me odias? —cuestiono haciendo que el corazón de Zero se rompiera aún más de lo que ya estaba.
—No podría odiarte —respondió con completa sinceridad el cazador observando al menor— no tienes la culpa de ser lo que eres —y en ese preciso momento Ayato corrió a los brazos de Zero.
— ¡Si te vas a ir de la mansión! —Comenzó a sollozar— y…yo quiero ir contigo…
—Pero…
—Si Kaname, Yukki, Takuma y los demás dicen que no pertenecen aquí… pues yo tampoco —interrumpió al cazador antes de que este pudiera decir algo.
El peli-plateado suspiro, Ayato y Kaname habían sido las principales razones por las cuales había cambiado su odio hacia los vampiros pero había un pequeño detalle, la sed de Ayato… él no tenía pastillas para controlarla, aunque quisiera no podía aceptar que el pequeño se quisiera ir con él.
Zero se arrodillo para quedar a la altura del menor.
—Realmente lo siento —respondí haciendo que el menor lo abrazara con un poco más —pero este es el único lugar donde puedes alimentarte, yo no tengo pastillas y no podría controlar tu sed —agrego mientras Ayato sollozaba ocultando su rostro en el pequeño del cazador.
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Ayato al fin se había quedó dormido entre los brazos del peli-plateado, pues había llorado bastante ya que sabía muy bien que Zero se marcharía, y él no quería eso.
Por lo tanto una vez que Yukki subió con el menor al segundo piso para acostarlo en su habitación, Zero y Cross decidieron salir de la mansión. La misión del joven cazador había finalizado y de la peor manera.
Una vez la puerta detrás de Cross se cerró, el silencio que se había formado dentro de la mansión fue interrumpido por Aidou.
—Jamás confié por completo en Zero —exclamo con el ceño fruncido y enseguida recibió un golpe en la cabeza por parte de Kein.
—Sera mejor que guardes silencio —le advirtió el peli-anaranjado observando a Kaname que no se había movido ningún centímetro del lugar en el que se encontraba.
—Nozomi —llamo el pura sangre levantando la vista para observar al aludido— ¡porque no dijiste nada acerca de lo que realmente era Zero! —exclamo completamente molesto Kaname.
El peli-azul sonrió de lado.
—Créeme amigo mío… si las intenciones de Zero hubiesen sido las que dijo aquí enfrente de todos, no hubiese dudado en contártelo todo… —el pura sangre lo observo confundido —ahora si me disculpan me dirigiré a mi habitación, no pienso seguir contestando preguntas que nada tiene que ver conmigo y que tampoco me corresponde a mi responder… —y sin decir más el peli-azul comenzó a caminar hacia el segundo piso.
Y los demás vampiros comenzaron a subir las escaleras, la noche había sido realmente larga y con lo ocurrido con Zero se encontraban confundidos.
En cuestión de minutos el único que se encontraba en el primer piso era Kaname, el cual sin siquiera poder evitarlo callo de rodillas al suelo mientras que de sus orbes comenzaban a escurrir todas las lágrimas que se había estado aguantando.
Las palabras de Nozomi lo habían dejado confundido, ¿Zero nunca había jugado con él?, ¿Sus sentimientos eran verdaderos?
Y con aquello en mente y muchas cosas más, Kaname cubrió sus ojos y dejo que sus lágrimas siguieran cayendo, quizás así podría dejar de sentir aquel dolor en su pecho.
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Luego de salir de la mansión, Cross había optado por buscar algún teléfono que les sirviera para comunicarse con Yagari, pues debían salir del pueblo y regresar a la vivienda que compartía con Zero.
—Zero —decidio llamar la atención del peli-plateado que caminaba a su lado sin emitir ningún sonido.
El sol había salido hace varios minutos iluminando el cielo mientras que las calles poco a poco comenzaban a llenarse de gente.
— ¿Q…Que sucede? —cuestiono tratando de que su voz no se quebrara al emitir aquellas palabras.
— ¿Hay algo que me estés ocultando? —cuestiono con cautela, jamás había visto a Zero llorar por otra cosa que no fuera la muerte de sus padres y hermano.
El peli-plateado sintió como un nudo se volvía a formar en su garganta avisándole de que si respondía aquello volvería a romper en llanto.
Suspiro.
—Si… —respondió con un hilo de voz —pero realmente no quiero hablar de eso en este momento…
Cross al escuchar aquello suspiro.
—Esperare hasta cuando quieras decírmelo —respondió el peli-dorado observando a su hijo y luego volvió la vista hasta el frente.
Ambos cazadores siguieron su camino en completo silencio en dirección a la entrada del pueblo, donde seguramente los estaría esperando Yagari en su automóvil.
Cross y Zero no demoraron mucho tiempo en llegar al lugar donde el automóvil de color gris metalizado de Yagari los esperaba con el pelinegro apoyado sobre el capo fumando un cigarrillo.
— ¿Cómo ha resultado todo? —cuestiono con cierta curiosidad el de orbes color celeste al peli-plateado que caminaba unos pasos por delante de Cross.
Zero que llevaba su flequillo cubriendo sus orbes color purpura solo lo ignoro y subió al automóvil en los asientos traseros.
—Pues por la reacción de Zero… —Toga observo al cazador que se había acomodado en el asiento sin levantar la vista y luego observo a su peli-dorado…
—Nada bien —completo Kaien con algo de tristeza —aunque no conozco toda la historia… para Zero aquella comunidad se había vuelto realmente importante.
—Ya veo —suspiro el pelinegro, le dio una última probada a su cigarrillo, lo dejo caer y se dirigió a la puerta del chofer para enseguida subir siendo imitado por Cross el cual tomo el asiento de copiloto.
En cuestión de minutos el coche de color gris se alejaba del pueblo siendo observado por un chico de cabellos negros y orbes de color verde esmeralda.
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En alguna parte cerca del pueblo, en una cabaña rustica pero lo bastante amplia como para ser utilizada de posada, Ishihara Ryo se encontraba recostado sobre el amplio lecho de una de las tantas habitaciones mientras a ambos lados de su cuerpo de encontraban un chico y una chica.
—Ryo-sama, ¿Podemos seguir? —cuestiono Harada Nao una bella chica de cabellos morados y orbes color rosa.
—Yo también quiero hacer sentir bien a Ryo-sama —agrego un apuesto chico de nombre Harada Kei, el cual tenía el mismo color de cabello y ojos que su melliza.
—Últimamente son más atrevidos —decidio decir el castaño para enseguida tomar el mentón de Kei para así besarlo pero sus labios no alcanzaron a rosarse pues la puerta fue tocada suavemente.
—Ryo-sama —llamo el chico del otro lado de la puerta —he traído noticias —agrego.
—Adelante —lo autorizo a pasar soltando el mentón del peli-morado para observar al chico de cabellos negros y orbes de color verde esmeralda que entraba a la habitación— ¿Qué noticias? —cuestiono curioso.
—Kiriyuu Zero a abandonado el pueblo —le informo el muchacho observando al castaño.
— ¿Está completamente seguro de lo que dices? —cuestiono serio el mayor.
—Sí, Ryo-sama —respondió el peli-negro de nombre Ren sin despegar la vista de aludido.
Y una enorme sonrisa afloro en los labios de Ishihara.
—Ahora podre reconquistar a mi amado Kaname —exclamo sin dejar su sonrisa.
Kei y Nao al escuchar aquello realizaron un mohín, no conocían al tal Kaname pero estaban completamente celosos de él.
—Pero Ryo-sama…
—Kaname fue el vampiro que me convirtió… jamás podre dejar de sentir lo que siento por el —les aclaro a los mellizos antes de que terminaran de hablar.
Kei y Nao suspiraron.
—Ren puedes retirarte, has hecho un buen trabajo —felicito al pelinegro y este sin dudarlo salió de la habitación dejando a los mellizos y a Ryo a solas— ¿Ahora quien quiere ser el primero en ser besado? —cuestiono sonriendo malicioso mientras observaba a los mellizos.
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Cross, Yagari y Zero al fin habían llegado a la vivienda del peli-dorado, por lo tanto el pelinegro no demoro en estacionar su vehículo en frente de esta.
—Papá… —Zero que no había emitido palabra en todo el viaje llamo la atención del peli-dorado —aquí está la prueba que debes presentarle al consejo para que cancele la dichosa orden —exclamo entregándole la pastilla de color blanco a Cross.
— ¿Cómo…?
—Solo hay que dejarla caer en un vaso de agua —decidio responderle al pelinegro antes de que este terminara la pregunta —yo por el momento me iré a mi habitación… no sería para nada agradable que los demás cazadores quisieran asesinarme al sentir mi presencia —y sin decir más el peli-plateado descendió del vehículo y entro a la vivienda bajo la atentas miradas del Toga y Cross.
Zero una vez dentro de su hogar inspiro aquel aire acogedor de su morada, realmente había extrañado aquel ambiente acogedor que esta emitía.
Una pequeña sonrisa surco sus labios y se dirigió a su cuarto. Una vez dentro de este se dirigió a su armario, tomo una muda de ropa limpia e ingreso al cuarto de baño para darse una relajante baño de tina… estaba cansado y su pecho dolía como si le hubiesen arrancado algo dentro de él.
—“¿Podre dejar de sentir esto?” —Se cuestionó así mismo y se sumergió por completo dentro del agua —“Espero que la respuesta sea afirmativa” —agrego dejando que las lágrimas se mesclaran con el agua caliente que mojaba todo su cuerpo.
Continuara…