-Epilogo-
Abrió sus orbes pesadamente y aunque su vista se encontraba un tanto borrosa frente a él, donde se suponía se debía encontrar el cielo o tal vez un techo solo había color blanco, nada más, se reincorporo para quedar sentado sobre aquella superficie en la que se encontraba recostado, a cualquier lado que mirara no encontraba nada, solo aquel blanco.
Zero se levantó del suelo, pues no sentía miedo, no sentía dolor, solo sentía paz y tranquilidad, sonrió sin que pudiera evitarlo y aunque no recordara nada de cómo o por que se encontraba en aquel lugar… se sentía inmensamente feliz.
El cazador observo por unos segundos más la nada y en todas sus direcciones para en cuestión de segundos fijar sus orbes en tres personas… no se lo creía, aquella personas eran nada más ni nada menor que sus padres y su hermano Ichiro —este último seguía teniendo la apariencia de un niño de 7 años de edad— los cuales lo observaban con una sonrisa.
Los orbes del peli-plateado no demoraron en humedecerse.
—Al fin nos volvemos a encontrar, mi pequeño Zero —exclamo la madre que al igual que su hijo mayor tenia lágrimas en los ojos.
Y sin perder tiempo se acercó al peli-plateado para abrazarlo con todo el cariño y el amor que solo una madre tiene para brindar.
—Mamá —susurro soltando al fin las lágrimas mientras que correspondía el abrazo.
Ambos se quedaron por unos minutos, abrazados.
—Has crecido bastante, te has vuelto fuerte y realmente estoy orgulloso de ti, Zero —decidio decir esta vez el padre del cazador una vez la señora Kiriyuu había dejado de abrazar al aludido.
—Papá —exclamo ahora sonriendo mientras que este le regalaba un abrazo que Zero no demoro en corresponder.
—Hola, Oni-chan —saludo finalmente Ichiro con aquella voz infantil que el peli-plateado recordaba bien.
—Hola Ichiro —y sin dudarlo, fue Zero el que abrazo a su hermano, lo extrañaba tanto.
—Ne Oni-chan —el gemelo menor se separó del aludido —los tres te hemos extrañado mucho —sonrió cálidamente.
—Y yo a ustedes… —sonrió con sinceridad —no hay momento en que no piense en ustedes… y en lo genial que hubiese sido que nada hubiese ocurrido…
—Pero… —interrumpió la madre —si nada hubiese ocurrido hace 12 años atrás… tu no hubieses conocido a todas las personas que conoces en este momento… —informo y unos cuantos metros de distancia aparecieron varias figuras hechas de humo, todas con la forma de los seres que en ese momento ocupaban el corazón de Zero —por lo tanto —sonrió al ver la sorpresa en el rostro de su hijo —y aunque nosotros no pudimos estar junto a ti… si hubieron personas que te amaron con todo el corazón.
Y una sonrisa amplia y sincera afloro en el rostro del cazador. Aquello era cierto.
—Cierto… —el cazador se levantó del lugar en el que se encontraba acuclillado aun frente a su hermano —estoy realmente feliz de volver a verlos… pero hay una duda que quiero cuestionarles, ¿Qué hacen aquí? O los más importante, ¿Qué es este extraño lugar? —cuestiono… se sentía inmensamente feliz de volver a ver a sus padres y hermano menor pero esas dudas no las podía dejar pasar por mucho tiempo.
Ambos adultos suspiraron.
—Este lugar es la frontera que divide el mundo de los vivos, con el mundo de los muertos —respondió el padre.
—Nosotros estamos aquí, porque vinimos a buscarte —agrego con una cálida sonrisa la madre.
Y el rostro de Zero demostró clara sorpresa.
— ¿Realmente debo irme con ustedes? —cuestiono, ciertamente no recordaba por que se encontraba en aquel lugar pero había algo dentro de él que le decía que no se fuera… que volviera al mundo de los vivos.
—No —Ichiro sonrió al ver la sorpresa en el rostro de su hermano —La decisión es completamente tuya… o regresas junto a las personas que aún están con vida o terminas con tu vida y te vas con nosotros a lo que todos llaman cielo —informo sin dejar su sonrisa.
El cazador observo a sus padres y hermano. Había soñado cientos de veces volver a estar junto a su verdadera familia y ahora que los tenía en frente… ¿Realmente tenía que elegir entre sus padres e Ichiro o regresar junto a… sus otros seres queridos?
—Y…Yo, yo —ciertamente no sabía qué hacer.
—Amor… —la madre del peli-plateado sonrió y se acercó a este para abrazarlo —nosotros estaremos esperándote por siempre, no importa cuánto tardes… vendremos a recibirte… pero…
—En el mundo de los vivos también hay personas que esperan por ti… —agrego el padre.
—Ayato y Cross son un ejemplo de aquello… —sonrió y señalo en dirección a un lugar específico del lugar.
En aquella escena se veía a un chico de aproximadamente 18 años de edad y de cabellos rojizos sentado sobre una silla mientras que dormía con sus brazos cruzando sobre el lecho mientras que también los usaba como almohada.
— ¿Por qué estoy dormido? —cuestiono el cazador confundido mientras observa que su cuerpo se encontraba recostado sobre el lecho— ¿y quién es ese chico? —agrego ahora observando a sus padres.
Nuevamente los adultos suspiraron.
—Él es Ayato, es un vampiro convertido que decidiste adoptar… aunque ahora ya es un adulto de 18 años de edad sabemos muy bien que te ama y que no se ha separado de tu lado durante todo el tiempo que has estado inconsciente —respondió el padre.
— ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Y por qué estoy así? —cuestiono, cada vez las dudas aumentaban, además, ¿Por qué no recordaba nada?
—Cumplirás un mes —respondió ahora la madre.
— ¡por que tanto! —Exclamo ahora exaltado —y los más importante, ¿Qué fue lo que ocurrió para que estuviera tanto tiempo inconsciente? —cuestiono tratando de calmarse, aunque no le resultaba muy bien.
Ichiro esta vez fue el que suspiro.
—Si decides dirigirte al mundo de los vivos, recordaras todo una vez que despiertes… aunque debes saber que lo que ocurrió contigo fue bastante grave y que la acción de cierto pura-sangre logro salvarte… aunque tu cuerpo decidio colocarse en un especia de invernacion para salvarte definitivamente —informo el peli-plateado menor.
— ¿Cierto pura-sangre?, ¿Qué es lo que hiso? —cuestiono ahora curioso, pues al escuchar aquellas dos palabras sintió como su corazón daba un vuelvo de felicidad en el interior de su pecho.
—Lo sentimos, pero aquello no los podemos responder... —agrego Ichiro mientras que los adultos asentían en acuerdo —pues todo lo sabrás de parte de las personas que quisieron salvarte… si es que regresas junto a ellos, claro está —sonrió.
—Y bien amor… ¿Qué es lo que decides? Volver junto al amor de tu vida, tus padres adoptivos e hijo… —sonrió —o ir con nosotros al cielo —cuestiono la madre observando al mayor de sus hijos.
Zero al escuchar aquella pregunta sonrió.
—Siempre y por siempre serán mis seres más amados —observo a los tres frente a el —pero por lo que me han dicho ustedes… estoy consciente que en el mundo de los vivos tengo a una nueva familia y quiero pasar con ellos hasta que la hora de mi muerte llegue de verdad… por lo tanto regresare con las personas que esperan mi regreso.
—Nosotros también te amamos Zero y te esperaremos siempre… —el padre no demoro en abrazar a su hijo mayor.
—Entonces nos veremos en otra ocasión, Oni-chan —Ichiro volvió a lanzarse a los brazos de su hermano.
—Amor… —la madre abrazo a su hijo —nosotros siempre estaremos cuidándote y ayudante por lo tanto… se aún más feliz de lo que ya eres con las personas que te aman… —beso la frente del peli-plateado —por lo tanto ve con ellos.
Y dicho aquello la habitación en la que se encontraban comenzó a brillar haciendo que Zero cerrara con fuerza los ojos.
En cuestión de minutos, el cazador se encontraba abriendo sus parpados nuevamente… esta vez frente a él pudo distinguir un techo de color ocre… y todos los recuerdos volvieron a su mente.
La batalla contra Ryo, sus amigos que habían resultado lastimados, la daga siendo enterrada en su costado, el supuesto veneno que aquella arma tenia… el momento en que cerro sus orbes supuestamente para siempre, el recuentro con sus padres y hermano.
— ¿Por qué estoy vivo? —Cuestiono llevando una de sus manos al costado que Ryo había lastimado, tenía una venda pero no sentía malestar— ¿Qué ocurrió con Ishihara? —observo a su alrededor encontrándose con que la habitación no la conocía y que ciertos orbes purpuras lo observaban con la boca completamente abierta por la sorpresa.
Los orbes purpuras del contrario se humedecieron logrando que se escaparan algunas lágrimas de felicidad.
— ¡Mamá! —Exclamo Ayato completamente feliz de ver que Zero se encontraba despierto y reincorporado en el lecho— ¡Me alegra demasiado que al fin hayas despertado! —y sin demoro abrazo al peli-plateado que se encontraba sorprendido.
— ¿Tu… eres…? —ciertamente no sabía quién era aquel chico de claramente 18 años de edad.
Y la felicidad de Ayato desapareció para enseguida separarse del peli-plateado.
—Tu… —sus orbes se opacaron— ¿realmente no sabes quién soy? —cuestiono y en ese preciso momento la puerta fue abierta dejando ver a Kaname.
—Ayato, creo que es ti… —y su frase no fue terminada dada la grata sorpresa que tenía enfrente —Zero —exclamo completamente feliz al ver que su peli-plateado al fin había despertado.
—Kaname —y una sonrisa llena de amor surco los labios del cazador.
Y el pura-sangre en cuestión de segundos se encontraba abrazando al peli-plateado.
—Me alegra infinitamente volver a tenerte entre mis brazos —confeso el Kuran intensificando un poco su abrazo que fue correspondido.
—Y yo me alegro de volver a verte pues te amo demasiado Kaname… —susurro mientras que hundía su rostro en el pecho del contrario para aspirar aquel aroma.
—Y yo a ti… —respondió el pura-sangre.
—Iré a avisarle al abuelo y a los demás que Zero ya despertó —y el peli-rojizo de orbes purpura se dispuso a salir de la habitación.
— ¿Abuelo? —Cuestiono separándose del Kuran para enseguida reconocer a aquel chico— ¡Ayato! —Lo llamo haciendo que el aludido se detuviera antes de salir de la habitación —realmente ciento no haberte reconocido cuando desperté pero es que… —sus orbes purpura se llenaron de lágrimas —ya eres todo un adulto, estas mucho más alto desde la última vez que te vi… —y el peli-rojizo menor se encontraba nuevamente abrazando al cazador.
—Mamá… —susurro con los orbes llenos de lágrimas —por un momento creí que me habías olvidado… —agrego ocultando su rostro en el pecho de este —por favor no vuelvas a dejarnos solos… no quiero que vuelva a ocurrir esto… —y el peli-plateado acaricio los cabellos del menor.
—No te preocupes Aya-chan… no volveré a dejarlos solos… ni a ti, ni a Kaname, ni a ninguna de las personas que me quieren —sonrió al sentir como el vampiro que se encontraba abrazado a él intensificaba un poco más aquel contacto.
Kaname por su parte sonrió con felicidad. Levanto el mentón del peli-plateado y sin incomodar a Ayato que aun escondía su rostro el pecho de Zero, beso aquello labios que había anhelado tanto volver a besar.
Fue un beso casto, lleno de amor, cariño y ternura.
—Iré a avisarle a Cross y los demás que ya has despertado —decidio decir el Kuran una vez se había separado del beso —todos se alegraran de escuchar la noticia —agrego sonriendo ampliamente.
—Hai —respondió el peli-plateado. Quería ver nuevamente a todos sus amigos y padre.
Kaname al escuchar aquello salió de la habitación mientras que Ayato un se encontraba abrazado al peli-plateado.
Y así, el resto que quedaba de tarde transcurrió con muchos abrazos, todos y cada uno de los vampiros que seguían a Kaname se encontraba felices de ver que Zero al fin despertaba. Hana, Shin y obviamente Haruka se encontraban en las mismas condiciones, pero los más dichosos eran Cross y Yagari, pues para ellos Zero era un hijo.
Pero no todo fue lágrimas de felicidad y abrazos por doquier… Zero también descubrió que varias cosas habían cambiado durante el tiempo que había estado inconsciente…
Pues y el peli-plateado ya lo sospechaba, su pequeño Ayato estaba en una relación con Takuma, Aidou y Kain habían comenzado un noviazgo que solo llevaba un par de semanas, Cross y Toga al fin habían decidido dar a conocer entre su familia su relación y lo que lo sorprendió y mucho al cazador fue que su mejor amigo y la persona que consideraba un hermano, Haruka había comenzado una relación con Shiki, la cual llevaba poco más de dos semanas.
Y la otro que alegro al peli-plateado fue ver que entre sus amigos también estaba Kento, este gracias a dios solo había recibido unas cuantas heridas que no resultaron ser graves.
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La noche al fin caía sobre la nueva mansión de Kaname, pues el peli-rojizo había decidido y como no perdía las esperanzas de que su cazador despertaría, utilizar una nueva mansión en un pueblo pequeño que no quedaba más de 20 minutos del lugar donde Cross tenía su morada para que ambos la utilizaran junto a Ayato. Esa era la razón por la cual Zero no había reconocido la habitación.
— ¿Necesitas algo? —cuestiono el peli-rojizo entrando a la habitación luego de ir a dejar a Ayato a su cuarto completamente dormido.
—No, gracias —el peli-plateado se encontraba recostado sobre el lecho, su cuerpo aún estaba cansado y ese día con tantas emociones lo había dejado aún más exhausto —o ahora que lo pienso… —el cazador se incorporó un poco —tu compañía, Kaname —y en cuestión de minutos tenia al peli-rojizo junto a él en el lecho.
—Realmente te extrañe —susurro el pura-sangre acariciando los cabellos plateado mientras que este se encontraba abrazado a su torso —tuve tanto miedo de perderte…
—Pero aquello no paso —lo interrumpido Zero —estamos juntos nuevamente y ahora nada nos podrá separar pues ya hemos superado las pruebas más difíciles —sonrió y sus labios fueron besados tiernamente.
—Tienes toda la razón, mi amado Zero —el peli-rojizo sonrió ampliamente.
—Y yo te amo a ti, Kaname —ensancho su sonrisa —por cierto, ¿Cómo es que lograste contrarrestar el veneno? —Cuestiono curioso reincorporándose en el lecho para observar los orbes granate— ¿Y qué fue lo que ocurrió con Ryo? —agrego.
Y el pura-sangre no demoro en bajar la vista.
—Realmente lo siento… pero —suspiro —para poder salvarte la vida tuve que… tuve que morderte —y el rostro del peli-plateado no demostraba nada —eres un vampiro ahora y… y yo realmente lo siento, fui egoísta y en un intento de no perderte fue la única solución que cruzo mi mente, sé que odias a los vampiros por lo que hicieron con tus padres y hermano y que no querías ser uno… pero… —y su frase no pudo ser terminada pues sus labios fueron besados tiernamente.
—No tienes por qué disculparte —el cazador sonrió ampliamente —no querías perderme e hiciste lo que creíste correcto por lo tanto no estoy molesto, no podría estarlo luego de que me salvaste la vida —ensancho su sonrisa —me diste una oportunidad de seguir viviendo junto a ti, a Ayato y todas las personas importante para mí, por lo tanto… me alegra tu acto egoísta —y ahora era Kaname el que había besado los labios de Zero.
El beso fue tierno, cariñoso y repleto de amor, ambos se tomaron su tiempo saboreando los labios contrario, para el pura-sangre había sido un largo tiempo el que tenia de haber besado aquello labios adictivos, por lo tanto quería disfrutarlo.
—Te amo, mi Zero —susurro el pura-sangre una vez el aire les había hecho falta y tuvieron que separarse —Te amo —repitió dejando ambas frentes unidas.
—Y yo te amo a ti, mi Kaname —sonrió sin separarse del contrario.
Kaname también sonrió.
—Bueno, con respecto a tu otra pregunta… —el peli-rojizo separo sus frentes y acaricio los cabellos plateados tiernamente —Ryo está muerto —aviso.
— ¿Fuiste tú? —cuestiono un tanto incrédulo, pues ciertamente no recordaba mucho aquello.
—Si… y no me arrepiento, ya había agotado mi paciencia y ver que por culpa de él te perdía me enfureció aún más, por lo tanto ahora Ishihara no volverá a interferir entre nosotros, nunca mas —sonrió y el peli-plateado también.
—Me alegra escuchar aquello —ensancho su sonrisa —por cierto… —el peli-rojizo lo observo curioso —ahora que soy un convertido por ti… ya no es solo el hilo rojo del destino el que nos une, ¿cierto? —cuestiono ahora sonriendo de lado.
Y una sonrisa amplia y sincera afloro en los labios del Kuran.
—No, ahora entre nosotros hay un lazo mucho más profundo, pues no solo el destino nos unió, sino que también las circunstancias y el amor que ambos tenemos por el otro —respondió mientras observaba los orbes purpuras.
— ¿Entonces estoy condenado a vivir por siempre a tu lado? —volvió a cuestionar el cazador.
—Se podría decir que así es… aunque ¿una condena? Yo prefiero decirle, un hermoso sueño a tu lado.
El peli-plateado sonrió ampliamente.
—Yo no podría estar más de acuerdo, mi Kaname —sonrió y sus labios fueron besados.
—Creo que es momento de que descanses —decidio decir el pura-sangre —acabas de despertar y seguramente tu cuerpo debe estar cansado, por lo tanto será mejor que durmamos… yo estaré aquí todo el tiempo —agrego sin dejar su sonrisa sincera.
—Hai —respondió el peli-plateado para enseguida acomodarse entre los brazos de su peli-rojizo para apoyar su cabeza en el pecho de este y así poder cerrar sus orbes purpuras.
Entre ¿Odio o Amor? el cazador había elegido finalmente el amor… pues el odio lo había olvidado y todo gracias a aquel vampiro que acaricia sus cabellos delicadamente, gracias a sus amigos y todas las personas que había conocido durante todo aquel tiempo que había pasado.
Zero sonrió mientras se entregaba al sueño, aquel seria el comienzo de una larga vida junto a todas las personas que amaba y lo amaban.
--- Fin ---