Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El tiempo a tu lado Temporada II por William Michaelis

[Reviews - 33]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero les guste y como siempre, espero contar con su opinión.

Lunes (martes) (jueves)Viernes subo el capitulo, espero les guste esta vez, y pues nada, que no me odien.

“Cuando la hipocresía empieza a ser de muy mala calidad, es hora de empezar a decir la verdad.”

Bertolt Brecht 10 de febrero de 1898 - 14 de agosto de 1956.

 

Ambos se miraron algo aterrorizados, ¿en verdad lo habían hecho?

En verdad…

-S-Sebastian… - Su mente aún no procesaba muy bien que rayos había pasado.

-Y-Yo… Lo siento… Me deje llevar…. – Sus rostros estaban angustiados.

-N-No… Discúlpame por arrastrarte a esto… -Suspiro cansinamente y miro a Sebastian que trataba de asimilar la situación.

-Ciel… se mi amante como alguna vez lo fuiste… - Cerro la soga de su cuello, en verdad lo hizo. La apretó a tal punto que solo necesitaba dejarse caer una vez para desaparecer.

-Yo… Sebastian… No sé qué decir…

-Vive conmigo eso que viviste cuando estabas con el otro… Dime que si como lo hiciste con él… - Sus manos se vieron entrelazadas, ambos estaban nerviosos, ¿Qué más podían perder?

-Atrápame en tu pecado Sebastian, deja que tu fuego selle esta alma… - Sus palabras sonaban sinceras. Sebastian sonrió contra los labios de su contrario, más feliz no podía estar. Sus frentes se juntaron.

-Entonces… ¿somos amantes?

-Algo así… ¿crees soportar los celos?

-¿Qué sería de mi si no pudiera soportar a la pareja de mi amado Phantomhive? – Sebastian lo beso delicadamente. Seguían estando tan enamorados como la primera vez.

Ciel lo miro con cierta felicidad, tal vez esa siempre fue la mejor manera de estar juntos.

-Vístete… Toma tu mejor capa y mascara para cubrir esto… -Sebastian se refería a como tendrían que actuar a ahora, sus rostros reflejaron el mismo fastidio con el que se miraban antes, ¿así había sido por catorce años, no?

Sus miradas se oscurecieron al instante, ahora Ciel sabía, sabía que buen actor podía ser Sebastian, quizá ese siempre fue su lado malo, el esconder todo lo que “afectara” a su persona, sus sonrisas no se hicieron esperar, pero quizá él no podía ser tan buen actor como este.

Las horas pasaron y el nuevo día bañaba con la luz del sol la mansión.  Alejando un poco la bruma que se había formado en los cimientos.  La noche no la habían pasado tan bien como otras veces, la culpa los carcomía y en verdad no sentían correcto... abandonar a sus parejas de esa forma. El hombre mayor estaba llevando las cenizas de su difunto compañero en frente suya mientras miles de pensamientos impuros le golpeaban la mente.  ¿Acaso se sentía tan...? Para follarse a lo que hubiera en su camino incluso si era su ex.

Se detuvo al pie de la chimenea del hogar, entonces las dejo ahí. “En Memoria de Vincent Phantomhive…” Decía la urna consecuente de su fecha de nacimiento y su fecha de deceso. Miraba detrás de él, al viudo de su compañero y entonces poso una mano en su hombro. En eso se debatía su existencia.

Se fue a empacar las maletas, su visita era algo más larga de lo que pensaban. Era extraño como una simple fiesta “navideña” se podía ver desecha por el deceso de un ser querido. Fuera su tiempo o no, ellos no habían dejado al viejo hombre morir solo ni descuidado, de eso tenían consciencia.

Sebastian miraba indefinido al suelo, ya era consciente de lo que había pasado en la mansión; su mejor amigo, novio alguna vez…. Había pasado a un mejor mundo, era impresionante como él se hallaba más entero y había vivido más años que el propio Phantomhive, miro sus manos y comenzó a jugar con ellas, era un simple juego, y uno de sus alfiles había sido derrotado.

Miro a su lado como el joven Dorian estaba dormido, con tantas… ¿Vincent había dejado un testamento?

No sabía porque ahora le inquietaba eso, pero estaba seguro que no era nada bueno, si el hombre había dejado un testamento algo malo significaría. En su vida o en otra cercana.

Pensaba que todo lo tendría su esposo y su hijo con este, ¿así era siempre no?

Se le vino a la mente un caso de homicidio pero… Conocía demasiado a ambos hombres y el amor que se procuraban, así mismo con su hijo.

Era una historia barata de su mente y de mala calidad a decir verdad.

Se distrajo un poco y casi se estampa contra un carro ajeno. Sus palabras no se vieron ni si quiera medidas, en un francés vulgar insulto al otro conductor. Ambos se fueron por su propio camino. Sebastian pensó en que tan altas eran las probabilidades de que un accidente pasara, en realidad sus pensamientos divagaban a la hora de conducir, aparco en el lote de su hacienda y bajo de ahí sintiéndose un poco cansado.

-Dorian… Ya llegamos… - lo despertó algo brusco.

-Vale…- Sin embargo el camino era largo, para su habitación y pensaba cómo hacer que su padre hiciera algo por él. – Papá… ¿me ayudas? – El joven sonrió y se fue contra los brazos de Sebastian.

-No caeré de nuevo jovencito… - Sonrió ampliamente y de manera cálida. Se bastaba sabiendo que aquel joven de su mismo porte le quería y el también, era estúpido para rechazar esa manera de amor.

Mientras tanto en un hogar pasaba la misma situación; Ciel miraba a su trabajo algo perdido en sus pensamientos, ¿en verdad eran amantes? ¿Cómo cuando él y Sebastian…?

-¿Papá? – La voz de su hija lo hizo reaccionar.

-Últimamente estas muy pensativo cuando estoy contigo, ¿es aquello de Dorian y papá? – La niña por poco da en el clavo, Ciel solo hizo un ademán para negar eso, y continúo trabajando.

Caroline disfrutaba el silencio y la compañía de su padre al leer, en sus manos sostenía un libro que no tenía ni portada ni introductoria. Lo había tomado de la biblioteca de su padre, lo miro a él y seguido a la letra en cursiva del libro.

-¿Qué lees? – Pregunto Ciel sin quitar la vista de sus papeles y sin dejar de llenar cada forma que se indicaba ahí.

-Está escrito a mano, ¿papá Cuantos idiomas sabe… Dorian?

-Los mismos que tu padre le habrá enseñado supongo yo, si no me equivoco el francés, rumano, ruso, italiano… alemán y latín.

-¡¿Papá sabe latín?! –Caroline puso el libro en el escritorio de su padre,  estaba cerciorándose de que pasaba realmente, el libro era una cubierta en falso, dentro de este un hueco donde se ocultaban unas cartas, tenía unas pocas hojas el libro, nada sospechosas donde contaba un cuento. Por lo que Ciel pudo entender en aquella escritura que nada mala era y se notaba de que mano provenía; hablaba de dos nobles del siglo IXX, que original de parte de un niño de dieciséis años.

Uno era triste y solitario. Decía que su padre y su madre lo habían excluido del mundo pese a sus problemas, destacaba en una fuerte negrita cursiva que el noble padecía de una enfermedad algo rara y que era una anomalía en su cuerpo. Él quería ser como los demás. En ese tramo del libro el joven noble tenía trece años de edad.

Relataba como veía cada día desde su mansión, le extraño ver algunos aspectos que ocurrían en la vida del joven, no sabía realmente en quien estaba enfocada la historia.

Decía que el protagonista tenía recaídas cada que tenía una emoción muy fuerte.

Padre e hija leían el cuento el silencio, quizá saber de quién era estaba demás ahora.

En el libro decía que cuando el joven noble se le permitió salir al campo de la residencia encontró a un hombre, que parecía tener una naturaleza extraña, sus ojos eran cafés y su pelo un poco largo y negro como la misma noche. Eso atrajo al joven noble que ahora en el cuento daba a conocer como era; sus facciones decía que eran algo femeninas, sus ojos eran azules y su cabello era como el del hombre. Quizá a Dorian le había parecido gracioso añadir que este tenía un lunar en el pómulo izquierdo.

El joven noble para entonces de veinte años, decía que al ver al otro sintió un enorme cosquilleo, ambos caminaron para encontrarse, decía que los ojos ajenos revelaban amor y miedo.

Que los días pasaron tan rápido y no se dieron cuenta de como habían llegado a un punto donde su relación era escondida del mundo que los rodeaba, había un tramo que decía que el joven noble lo citaban sus padres en el salón de la familia para presentarle a una chica y que era la hija de alguien conocido de su familia.

El ahora noble se tuvo que distanciar de aquel que le hacía feliz, que sus padres le habían  comprometido a la fuerza.

Entonces el relato estaba ahí sin terminar y se notaba que la tinta se había corrido hacía un lado.

-Papá… Esta historia es de…- Ciel le mando a callar con otro ademán, esa historia era de Sebastian y de Vincent, ¿pero qué hacía Dorian escribiendo tales cosas? ¿Sebastian le había dicho? - ¿Ya viste que tiene una fecha? – Dorian había puesto como fecha el cumpleaños de Sebastian y una dedicatoria, quizá esa no fuera la historia de Sebastian y de Vincent.

-Me preocupa que ese en verdad haya sido la historia de ambos… Pero… Mi padre y Sebastian no se conocieron hasta que yo tuve cuatro años… o al menos eso me hizo creer. ¿Crees poder quedarte con Rick por el día de mañana?

-Claro, ya no tengo seis años papá…- La sonrisa del mayor se hizo ver, hablaría con ambos al día siguiente.

 

Realmente quería saber la verdad sobre lo que había pasado, e incluso si las fechas no coincidían con la actualidad estaba seguro que el pasado de ambos era ese, aunque tal vez debería esperar, si ese era un Regalo de Dorian para con su padre, debería de esperar a que al menos pasara su cumpleaños.

Espero los seis meses de manera impaciente, en verdad quería saber de qué o de quien era esa historia, se había visto con Sebastian en esos meses, volver a estar juntos lo era todo... la hipocresía... El estar con su actual pareja era una gran mentira, pero actuar de manera despectiva con el otro mientras se hallaran presentes, calaba que no pudieran ser firmes con la verdad.

El cumpleaños de Sebastian llego al fin. El festejado y su hijo salían a algún restaurante de la ciudad, Sebastian lucía demasiado feliz a decir verdad, había tenido una excelente noche de lujuria anteriormente con su ex, y hoy sería recompensado con su queridísimo hijo. ¿Qué podía salir mal?

Entre el tumulto de personas se veía a ambos cenar en silencio.

-Espera…- Sebastian frunció el ceño y miro a Dorian que por el momento se encontraba bastante cariñoso por debajo de la mesa. El mayor se podía observar sonrojado y el otro bastante satisfecho con su trabajo.

-Ya casi tengo diecisiete… ¿No es bueno eso? – Sebastian suspiro y miro al joven tomando su mano y admirándola por tiempo indefinido.

-Me dijiste que tú me fabricaste un regalo con tus manos… ¿podré verlo?

-¿Eh? Si... Si claro, pero… no sé si esto sea un total gusto para ti, tu sabes, solo han sido seis meses… espero que tú no tomes esto a mal… son seis libros… con cartas y varios bosquejos del mismo libro… Como yo imagine las escenas…

-Espero en verdad me sorprenda… - Dorian tomo una de las cajas de regalos que tenía, era mediana, pero aun así contenía los libros y un especial mensaje. Sebastian en verdad estaba sorprendido, pese al gran esfuerzo que había hecho el joven en  hacer aquel regalo.

-¿Te gusta? ¿Quieres leerlo en casa? – Sebastian asintió y justo antes de sacar su cartera pago el chico, esta vez sí que estaba impresionado, Dorian le llevo de nuevo a su residencia; el muchacho sonreía al ver a su padre tan feliz, al llegar a la casa rápidamente ambos fueron a la estancia, Sebastian abrió su regalo, o regalos y miro su contenido, cinco libros…

-¿Dorian, no dijiste que eran seis libros amor? – Sebastian lo miro algo confuso.

-Son los seis… - Dorian hizo un chequeo al contenido de la caja y frunció el ceño.

-Sebastian. Dorian… -La voz provenía del otro lado de la habitación ambos amantes dejaron de estar abrazados y miraron al hombre que yacía en el marco de la puerta.

¿Qué carajo hacía él allí?

 

Notas finales:

Review para moar y les presentare un cierto tramo de ese libro en el fanfic, ¡gracias por leer son un amor!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).