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El tiempo a tu lado Temporada II por William Michaelis

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Notas del capitulo:

*SPOILER*

Saquen sus pañuelos, la canción es de P¡nk y se llama Who knew. (¿Quien hubiera sabido?)

Espero lo disfruten.

Y sin mas gracias por leer, creo que no les gustan los flashbacks, pues nada, aquí no puedo complacer a todos a la vez mis amores.

Hasta la proxima.

*se va a su escondite nuclear bajo tierra para que no lo asesinen*

Se sentía como la misma mierda.  Quizá aún peor que eso, su amado niño estaba enojado con él, con justa razón.  Había leído los libros, e incluso las cartas que Vincent le había dedicado con todo su cariño. Apreciaba a aquel viejo amigo más que nunca. Le había dado fuerza en ese momento de debilidad. Miraba a la chimenea.  Veía como las chispas de la madera salían emitiendo sonidos. No podía ni si quiera controlar sus emociones. 

Una tos seca interrumpió sus pensamientos llevándolo a buscar un pañuelo, llevando este a su boca se estremeció al encontrar manchas de sangre en este. Las dudas ya estaban sembradas para entonces en su ser. Morir sin afectar a nadie, eso era perfecto.

Por un momento recordó lo feliz que era junto a Dorian. Su amado Dorian.  Necesitaba ser fuerte, quería ver a ese chico triunfar en lo que se propusiera, un medico en la familia.  Era perfecto.

La inesperada visita que les hizo el peligris en su hacienda, solo para entregarles el libro. Pero verlos ahí tan juntos y felices le removió algo dentro de él.

Flashback

-Dorian...  Sebastian... - El libro que portaba en manos fue brutalmente arrojado a la mesa de centro de caoba, los amantes salieron de su ensueño y miraron al peligris con un terrible semblante. Si bien no podían esconder que se acababan de besar...  mucho menos el porqué Sebastian lo tenía sujetado de la mano.

-Escucha te lo podemos explicar... - La voz de Sebastian sonó insegura, temerosa dirían algunos.  Y como no estarlo cuando tenía a dos de sus queridos amantes consigo... en la misma habitación.

-No hay nada que explicar... - Respondió Ciel. - Tengo bien claro que ustedes son pareja...  y que yo no me puedo entrometer en su relación... Sebastian... solo dime... ¿cuál era el caso de hacerme...? - Ni el mismo controlaba sus palabras salían como sentía que debía decirlas. No pudo reprimir darle una bofetada en la mejilla izquierda. La derecha lucía muy bien marcada aún.

Se sentía fatal por ser el segundo en el corazón del moreno, pero... ¿acaso Sebastian no era su segundo?

-Mira aquí no ha pasado nada, Dorian, yo le amo con intensidad y dulzura, y el También lo hace por mi... - Entonces llego el segundo golpe en su mejilla derecha. Las marcas ya se habían hecho visibles.

-Eres un mentiroso Sebastian Michaelis... - Si bien Dorian lo amaba intensamente no podía reprimir sus celos a la hora. Ahora todo se había volteado para Sebastian.  Miro como Dorian se levantaba de su lado. Estaba perdiendo todo en ese instante. Sebastian mantenía una expresión cansina en su rostro, estaba decepcionado de él mismo.

-¡Lo siento! - Suplico en vano a ambos pero se apartaron al verle de esa forma.

-Al menos lo  pudiste haber dicho... - Le dijo Dorian cansado de todo aquel drama. - Que aún sentías algo  por él... -Le pudo recriminar sin rencor alguno.

-¡Dorian! - Sebastian frunció el ceño y le llevo bastante tiempo asimilar lo que pasaba. -Espera, cariño, yo no...- Un tercer golpe llego a su mejilla, había lastimado a dos personas por su estupidez, y a las dos personas que más quería.

-¡Estoy cansado! ¡De ti, de todo lo que nos rodea...!

-Por favor, yo no quiero hacerte daño, nunca quise hacerte daño, por favor. ¡Dorian perdóname! - Cayo de rodillas sosteniendo de la ropa al chico que apresurado guardaba algo que llevar, aunque era un hijo de papi, ya tenía la edad suficiente para valerse por sí mismo.

-¡No te voy a perdonar Sebastian! - Le grito encarándolo al fin. - Tú me prometiste algo, y yo iluso te creí... No quiero volver a saber de ti... ni de nadie...- El joven se limpió unas lágrimas que amenazaban con salir.

-Por favor, yo te amo más que a nada en el mundo, ¡eres mi hijo maldita sea! - Abrazo sus rodillas, haría lo que fuera por Dorian, lo que fuera.

-¡Si me amas demasiado porque volviste con él! - Poco a poco ambos mataban al otro en una lucha que parecía no tener fin alguno. - Te vas a quedar solo Sebastian, un buen día verás que no habrá nadie para ti... - El aludido solo se limito a asentir con la cabeza.

-Si para ti soy la peor escoria en este mundo que asi sea... por favor... no me dejes Dorian... - Se levanto del suelo y lo abrazo, lo abrazo tan fuerte sin querer soltarlo, dolía, dolía pasar por lo mismo nuevamente.

El chico suspiro y lo abrazo, estaba pensando mal las cosas, el de cualquier  manera no tenía oportunidad con Sebastian, era su padre, y la relación era mal vista en todas las  formas posibles.

En la sala de estar Ciel escuchaba los gritos de ambos, mientras leía los libros que Vincent había escrito para Sebastian y que hasta el momento creía que los había escrito Dorian, sorpresa al ver la dedicatoria en el último libro para Sebastian, su sonrisa se ensancho, Sebastian siempre lo había querido a él, se preguntaba si todavía tenía el anillo que ambos adquirieron.

Se levanto y antes de irse reparo en un pañuelo manchado con sangre al lado de este una carta no sellada. La sangre se veía seca y la carta se mantenía inerte también manchada con pequeñas gotas rojas.

Por curiosidad tomo la carta y comenzó a leerla, una letra que el predeterminaría como cursiva algo garabateada y en un tipo de escritura gótica.

"Doctor, me ahorro los saludos esta vez, pero espero que este bien..." Unas letras tachadas se veían, la tinta de la pluma con la que se escribía se corrió  y mancho el papel. Frunció el ceño y continuo su lectura más abajo. "No me encuentro nada saludable, creó que el estado de degeneración de mi cuerpo a avanzado. Mis jaquecas son más constantes y me siento muy débil. Por favor, se lo sincero que puede ser usted. Le imploro me entregue los exámenes médicos lo más pronto posible. No importa cuál sea el resultado. "De nuevo se veía interrumpido en su lectura por unos  tachones y tinta corrida, llegaba a una parte crucial de la carta. "¿Buena suerte, no? Los exámenes los tengo aquí, gracias por enviarlos." Dejo la carta de lado y busco indicios en el mueble aquel donde estaba todo.

-¿Que buscas aquí? - Lo sorprendió en el intento de buscar información.

-¿Y Dorian? - Le pregunto, mas el otro solo hizo una seña para que se quedará callado, la hacienda estaba vacía a excepción de sus presencias, en las habitaciones de arriba se hallaba Dorian dormido pesé a una extenuante felación bien practicada de parte de Sebastian.

End Flashback

-Henos aquí...- Dijo Sebastian al rozar la mano del otro individuo junto a él. Ciel lo tomo de la mano y suspiro.

-No deberíamos de estar haciendo esto...- Le recrimino. - Aparte... Yo solo quiero que me des una explicación de lo que está pasando contigo... Tu enfermedad...

-Todo se conecto de repente, amor mío... Mis recaídas ahora no son más que futuros indicios de la trágica muerte mía, que espero llegue pronto para acabar con esto... -Suspiro y le entrego unos papeles en la mano.

-Te lo diré... yo te amo... y no quiero verte así. - Leía los papeles con cuidado prestando atención a todo, cardiomegalia, edema pulmonar... Todo eso se derivaba en una violenta tos, y causado por ataques cardiacos.

-¿Ahora entiendes? - Pregunto él sin dudar en beber del licor que yacía en su vaso. -Quiero estar con ustedes el tiempo que pueda, así disfrutar esto al máximo.

-Sebastian, siempre me pregunte de donde tu sacabas la fuerza para seguir, y creo que la mayor parte del tiempo... te he querido y apreciado tanto... como para admitir que eres un ejemplo a seguir en valentía y orgullo. - Trataba de contener su lágrimas, ¿acaso el no había pedido eso? Que Sebastian muriera, a claro, pero en ese entonces ellos dos se odiaban...

-Gracias... - Dijo secamente el mayor. - Déjame disfrutarte al máximo... por favor... mi tiempo aquí se volverá corto... Esta es mi última fase... - Sonrió dolorosamente acariciando las mejillas del menor.

-Sebastian... yo... quería preguntarte si... - Ciel sonrió pero se vio apresado por los labios del moreno

-¿Si? - Respondió el otro en una leve voz, muy ajena a lo que le iba a pasar.

-Se que no tiene nada que ver, pero... ¿aún conservas el anillo que mi padre te dio? - Pregunto sin más, Sebastian suspiro y lamió su cuello como una respuesta hacía su niño.

-Lo tengo, y es algo muy preciado para mi... - Le enseño un collar que llevaba en el cuello, de adorno el anillo con la misma inscripción del cuento. "Hasta que la última rosa muera..."  

-¿Por qué escogiste esta inscripción? - Suspiro observando la escritura del anillo, cuando ellos dos estaban juntos; Sebastian había mandado sus anillos a xerografía, y tenía una inscripción bastante bonita "Nuestra Eternidad", realmente el no recordaba donde estaba su anillo. Lo había perdido por una razón.

-Porque le regale un ramo de rosas con una blanca artificial, sonara cliché, pero... esa rosa está en su lápida. -Sonrió, y recordó que era la rosa que sobrevivía dentro las demás naturales, era una belleza, también la que Vincent usaba en todos sus trajes.

-Oh... - Exclamó el joven y miro a Sebastian extasiado. -¿Vemos una película? - Le  pregunto como si fueran la pareja que antiguamente solían ser.

¿Que mas estaba por venir? Si ambos jóvenes habían aceptado la situación de esa manera, nada podía pasar, se creía arreglado el asunto del Don Casanova  de Sebastian.

La noche llena de diversión para ambos individuos; un maratón de películas y sin más un gran momento para ambos, sintió como Sebastian lo besaba tan de pronto.

- ¿Ciel? - Le pregunto sin dejar de ver la pantalla del televisor. - ¿Porque me escogiste, dentro todas las personas de la mansión? - Pregunto sin más y lo volvió a besar.

-Porque, tú eras el único que siempre estaba conmigo, y por lo que entiendo ahora, lo has estado desde el momento que estuve en tus brazos.

-Es cierto, arriba en mi despacho, hay un par  de cosas para ti... y que espero te sean de ayuda, tanto como fueron las que tu padre me dio a mi...- Sonrió tan pronto sus palabras corto.

-¿Qué son? - Pregunto viendo al moreno algo decaído en su hombro.

-Simples papeles, y... una bonita carta que está dedicada a cada persona que me conoce... - Sebastian sonrió con nostalgia, se sentía tan débil ahora... -Todas tienen un nombre... Si me disculpas debo de ir al baño...- Suspiro y se levanto caminando tambaleante escaleras arriba.

Camino con su vista borrosa al cuarto de Dorian para observarle leer un libro.

-Amor mío...- Dijo con un tono raro en su voz, mas una melancólica sonrisa se cernió en su rostro.

-¿Papá? - Pregunto el aludido que rápidamente detuvo al hombre de una caída severa. - ¿Te encuentras bien?

-Creó que te he dicho esto antes mi niño, pero tú eres la persona que más confianza le tengo en el mundo, en un departamento de Francia hay un libro, junto a él unos papeles. Todo lo que indique ahí... preséntalo en el notariado de Londres el notario se llama Michael Schmidt, no deben de pasar treinta días. Por favor recuerda eso... - Sonrió y empujo a Dorian a la cama. - mi amor... que sepas que tu... siempre tendrás mi apoyo a donde quiera que tu vayas... porque... te amo... y... no quiero que te sientas solo...

-Sebastian...- Suspiro con un sonrojo y sintió los labios de su padre sobre su mejilla.

Tendría un ataque de tos en ese momento pero lo interrumpió aclarándose la garganta, no lo haría enfrente de su adorado niño.

-Para mí siempre serás mi lindo cachorrito...- Sonrió y lo beso apartándose después.

-Yo también te amo... - Dijo Dorian. - Papá...

-Si pudiera tener otro paseo contigo o otra oportunidad el día de hoy... - Notaba como el sudor frió recorría su frente. - Serías al primero que buscaría... - un nudo cerro su garganta. - Yo estaré orgulloso de ti no importa el camino que elijas... concédeme algo mi niño...

- Lo que sea... - Se paro al instante al ver como el mayor lo hacía, y le tendía su mano. Dorian pudo ver la tristeza en aquellos orbes rojizos. Entonces entendió, no era un día cualquiera... Su amado padre se despedía de él... Si sus sentimientos no eran erróneos...

-Utiliza algo... dame algo para bailar contigo... -Sonrió y beso la mano de su niño. Pronto miro como el joven se apresuraba y ponía una pieza de música.

-Papá...- Miro como el hombre trataba de mantenerse en pie solo para estar junto a él.

-No frustres tus sueños por mi... - Sebastian sonrió y tomo su mano. - Quiero que el día en que cumplas tus sueños seas el hombre que mereces ser... - Sebastian sostuvo su mano firme mientras sus palabras eran dirigidas al oído de quien más amaba. Sentía la opresión sobre su pecho pero le daba igual.

-Papá... - Dorian lo beso era un baile acompasado y sentía el peso de Sebastian en su hombro. - Te amo... gracias...

-No me las des mi amor... - Sonrió con nostalgia mientras besaba su cuello.

-Yo... yo quiero que te sientas orgulloso de mí... y...Y... - Dorian comenzó a llorar.

-Oh no... Mi niño... - Sebastian sonrió y alejo sus lágrimas. - Yo siempre estaré contigo, hemos hablado de esto antes cariño. Por favor... cuando encuentres alguien que te ame... solo... solo asegúrate de conocerlo... - Frunció el ceño y tosió un poco.

-Sebastian... cuando vuelva contigo... - Sonrió un poco. - ¿Volverás amarme?

-Si mi niño... por toda una eternidad...- La opresión creció en su pecho. Lo beso con avidez y se aparto. - Lo siento... debo de ir al baño... - Sonrió y beso al chico de nueva cuenta. - Tu siempre estarás en mi corazón mi niño... - Discretamente introdujo su reloj de bolsillo en el bolsillo de Dorian. - Es para ti...

-Quédate conmigo... quiero estar contigo- Sebastian suspiro, y sonrió yendo con él.

Pronto la escena se veía bastante bien, a no ser por el sufrimiento que causaría en ambos al despertar. Sebastian yacía entre las piernas de Dorian y este le observaba desde arriba, se veía tan bien dormido, o... o algo así.

La canción dejo de sonar al mismo tiempo que la vida del individuo más viejo se apago. Dorian acariciaba el tranquilo rostro de Sebastian, pensaría que estaba dormido, si no fuera por la cruda realidad.

Sebastian dejo el acompasado respirar para dejar todo su cuerpo relajado. Finalmente ese momento que había esperado tanto.

 


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