Capítulo 2: Hagámoslo.
-No entiendo, esta tiene que ser una broma de muy mal gusto –Onodera parecía ya no tener color en el rostro, sus manos temblaban sobre los muslos y mordía su labio inferior con los nervios a flor de piel.
-Hijo no queremos presionarte, pero no es una broma, puede ser difícil aceptarlo e incluso de si verdad no quieres hacerlo, puedes continuar tal como has estado hasta este momento y ya –Su madre hablaba con un tono de voz cálido y comprensivo, tenía su mirada endulzada y tierna, como queriendo paliar el golpe y la impresión que le había dado a su hijo.
-¿Cómo hasta ahora? –El castaño tenía sus verdes ojos abiertos y aun no sabía como responder a todo aquello, más bien prefería oír las explicaciones, cosa lógica, no puedes aceptar de un momento a otro una noticia como aquella.
-Con anticonceptivos, te han puesto los implantes desde que eras niño, de esa forma controlamos algunos de los efectos hormonales que podías presentar en la adolescencia… –
-Espera, ¿Qué? –Ritsu freno las explicaciones de su madre con aquella repentina pregunta – ¿Desde hace cuánto que saben esto? –No lo podía creer, realmente sus padres le habían ocultado una información de esas durante tantos años, desde su infancia para ser más explícitos.
-Cuando naciste –La mujer tenía el rostro bajo, había dilatado ese momento durante muchos años y aun así jamás logro prepararse lo suficiente para dar esas explicaciones –Fue algo fortuito. Tu sabes lo complicado que fue tu parto, las cosas no salieron muy bien desde un principio, además de ser prematuro el medico nos dijo que tenías criptordiquia, en tu caso uno de los testículos no había descendido al saco escrotal, el prefirió esperar un tiempo, en muchos casos el testículo problema desciende sin necesidad de un operación, pero en tu caso esperamos varios meses y eso no sucedió. –
-Entonces me operaron –Inquirió Onodera, el sabía algo de eso, se lo habían explicado cuando era niño, porque tenía un pequeña cicatriz a la altura de su pelvis.
-Sí, la operación salió muy bien, pero los exámenes posteriores, para verificar tu avance estaban alterados, una masa bastante grande y maciza se encontrada detrás de tu vejiga, el doctor llego a pensar que era un tumor e insistió en aumentar los estudios, estuviste internado casi dos semanas, sin que nadie supiera de que se trataba, Finalmente con una ecografía descubrieron que aquella masa tenía el tamaño y las caracterizas de cualquier otro útero en edad temprana. –
Masamune había estado atento a la explicación, pero en ese momento desvió su mirada para observar a Ritsu, sus manos habían estado entrelazadas durante varios minutos, sin embargo al nombrar la palabra “útero”, el menor retiro la palma y puso amabas manos sobre la zona de su vientre, mientras observaba impresionado a su madre, luego negó con la cabeza.
-No me hagas estas bromas mamá, esto no puede ser posible –Musito un tanto alterado, volviendo a negar con la cabeza.
-Ritsu… –El pelinegro estuvo atento a cada movimiento del menor, noto claramente como este comenzó a jadear, sus manos temblaban nerviosas y había vuelto a morder su labios inferior con nerviosismo –Ritsu cálmate un poco –Paso sus manos por los hombros del menor y le dio un par de apretones –Escucha a tu madre, no te desesperes aun –Takano usaba un tono bajo y contenido, veía a Ritsu a punto del colapso y sabía que ese no era el momento para saltar de felicidad. –
El menor asintió con pocas ganas y paso la saliva forzosamente por su garganta reseca, Masamune había alzado un poco el cuerpo para darle un beso en la frente, como felicitándole por ser un buen niño.
-No supieron cómo explicarse, de hecho habrías sido comida de la prensa de no ser por tu padre, que amenazó a todos con quitarles el titulo si exponían algo de tu caso al público. –Tomo un momento cerrando sus ojos y cogiendo aire, ella había quedado destrozada después de aquel parto, su recuperación había sido difícil y para ello fue su esposo quien controlo todo y saco a su familia adelante.
-¿Por qué me dicen esto ahora? –Los orbes verdes el menor se clavaron sobre la figura de sus padres, había entendido en parte la historia, pero aún se le había difícil comprender las intenciones de exponer su “fertilidad” en esos momentos.
-En ese tiempo quien se hizo cargo de tu caso fue un médico Ingles, estaba fascinado contigo, puesto que no eras el primer caso que encontraba en su vida, nosotros también estuvimos conformes, después de todo era el único en el mundo que parecía tener experiencia –Quien hablaba ahora era su padre, tenía los ojos vidriosos, pero conservaba su actitud seria y centrada – Lo primero que nos explico fue el cambio hormonal, de bebé te pusieron varias inyecciones, por supuesto eran livianas, para no afectar tú pequeña anatomía. –
Ritsu asintió sin querer interrumpir a su padre, continuaba con la historia, pero no le decía cuál era su intención y para ser sincero, se sentía un poco frustrado por eso.
-El doctor pensaba que durante la infancia te verías afectado por el hecho de poseer una mayor producción de hormonas femeninas, pero no fue así, tu no estabas muy interesado por los juguetes, de pequeño siempre amaste los libros y nosotros vivíamos tranquilos con eso, esperábamos ver cambios significativos en la adolescencia, pero tampoco sucedió… O almenas eso creíamos. –El padre de Ritsu se detuvo un momento.
-¿Cómo? –Inquirió rápidamente el castaño, no podía creer que había más en esa historia.
-Era lógico, por la producción de estrógeno que presentaras una mayor preferencia hacia los hombres, tu madre insistió en ese compromiso con Ann, justamente porque no quería que tú fueras… Ya sabes, homosexual –Esta vez sí que los había sorprendido, no solo fue Ritsu el que abrió sus ojos impresionados, a Takano también se le cayó la mandíbula de tan solo oír esas palabras. –Nosotros creímos que tú estabas bien, de hecho llegamos a pensar que realmente no te afectaba, pero al parecer tú y Masamune… –
-¡Si! No hace falta que lo digan –El rostro de Ritsu se tinto de rojo, el mayor sonrió al ver en aquella reacción a su amado Onodera, que parecía estar mucho más relajado, como si aceptara la idea, aunque eso era prácticamente imposible.
-¿Por qué ahora? –Insistió una vez mas no conforme con todas las explicaciones.
-Porque este año debes hacer cambio de implante Ritsu, por eso, el implante que han utilizado en ti tiene una duración de cuatro años, cuando vivías con nosotros, te sedaban mientras estabas dormido y ponían el implante, desde que te mudaste, tu madre te ha acompañado cada año a tus exámenes rutinarios y en todos ellos ha solicitado el recambio, todo eso lo hicimos sin tu consentimiento, pero esta vez, tú y Masamune deben tomar la decisión. –
-Yo y… –Había vuelto a temblar, en ese momento todo tomo sentido, pero no estaba seguro de que decir, ni cómo actuar, solo conseguía alternar su vista entre sus padres y Masamune, quien también parecía tan sorprendido como él.
-Este año… –Murmuro el mayor, una de sus manos se habían entrelazado y con fuerza le daba varios apretones.
-Sé que es difícil para ustedes, acaban de salir de una situación muy trágica, y todos sufrimos por igual, comprendería perfectamente si quieres permanecer como estas, incluso podrían ser otros cuatro años, tomarse su tiempo para decidir, o continuar con algún otro método que sea efectivo para ti, hijo –Su padre se mostraba tranquilo, pero para Ritsu era obvio que él deseaba nietos, quería ver a un pequeño Onodera correteando por la casa y rompiendo sus jarrones caros, por un segundo la idea se le torno maravillosa y una sonrisa tenue afloro en sus labios, pero fue fugaz, pronto el miedo le invadiría de nuevo.
-Yo… quiero irme a casa –Balbuceo agarrando la mano de su pareja –Necesito pensar en todo esto, no estoy listo ahora. Lo siento –No espero el consentimiento de nadie, se levantó del sofá y salió de la casa rápidamente, Takano se quedó perplejo, tardo varios minutos en levantarse y salir tras de él.
-Gracias por todo, espero que me disculpen, pero tengo que ir por Ritsu –Dijo por pura educación, puesto que todos sus sentidos estaban concentrados en perseguir a su pareja. Apenas vio como los padres del castaño asintieron y comenzó a correr en busca de su amado.
Corrió un buen trecho, pero lo encontró justo en el lugar donde había pensado, su lindo castaño observaba quitecito la puerta del auto, seguro había corrido sin pensar en nada y cuando llego a su destino, debió darse cuenta de que no tenía las llaves para abrir el carro.
-Ritsu- Musito acercándose a él y besando su frente –Cálmate ¿Si? Vamos a tomarnos un tiempo y pensaremos todo esto con la cabeza en frio. –Masamune le frotaba los brazos con ánimo, el castaño apenas levanto un poco la mirada.
-Tengo miedo –Susurro negando con la cabeza –Esto es demasiado. –
-Sube al auto –Pronuncio ignorando sus palabras –Relájate un poco y luego piensas en eso. –Le abrió la puerta del vehículo, Onodera actuó casi por instinto, se montó en el transporte y no dijo absolutamente nada en el resto del trayecto.
Masamune había puesto la radio, para enfrentar el silencio incomodo que se interponía en ese momento. Al llegar a casa ambos dirigieron sus pasos automáticamente hasta su departamento, al ingresar en este un ambiente tenso se cernió sobre ellos. Masamune avanzo por la morada sin decir mucho, apenas dejo abrigo y zapatos en la entrada, luego se preparó un café cargado, simplemente para tener algo por hacer, Ritsu se posó en el sofá, apenas entendía lo que estaban dando en la televisión, su cabeza no dejaba de repetir la misma historia una y otra vez.
-¿Quieres algo? –Consulto Masamune.
-Nada- Respondió al instante y al mayor asintió.
Nuevamente el silencio, que cosa más incómoda, no era capaces de mirarse el uno al otro, apenas soportaban su presencia en aquel mutismo sepulcral.
-Tenemos una habitación extra –Resonó de pronto.
-¡¿Qué?! –Ritsu observo a Masamune impresionado –No lo puedo creer ¡Tú quieres que lo haga! – Exclamo inquieto.
-Ritsu yo… No eres solo tú, yo quiero que lo hagamos, estamos juntos en esto, en formar una familia, ¡Nuestra familia! –Exclamo decidido –Sabes que yo comprendo si no quieres, pero la verdad yo. –
-Hagámoslo. –