¿Qué harías si tuvieras que irte de la ciudad y dejar todo lo que tienes?
-No entiendo porqué tienes que irte.-Jinyoung no se atreve ni a sostenerme la mirada, aunque tampoco quisiera que tuviera sus ojos escudriñándome de una manera seria. Trato de acercarme a él pero no puedo mover mis pies, parece que estoy atrapado.
-No es mi decisión, Junior.-trato de relajarnos con esa simple frase, pero su cuerpo se remueve y empieza a temblar. Sé que está llorando.
Su cabello sigue siendo sedoso cuando empiezo a acariciarlo tratando de no derramar lágrimas, él se estremece ante mi tacto sorpresivo y levanta su rostro. Cuando lo miro de cerca, una lágrima no tiene el imposible de bajar rápida por mi mejilla, él la limpia y vuelven a caer una tras otra.
-No te dejaré ir, Mark.
Es lo último que le escucho decir antes de que tome mi muñeca y me lleve a su recámara donde todo acaba en vaivenes lentos y rápidos, y gastamos nuestra voz con el nombre del otro en medio de la garganta.
Sigue siendo de noche cuando abro mis ojos y descubro que debí estar en casa para empacar mis cosas hace más media hora.
-Mierda…-susurro bajo y me levanto de la cama, recojo mis cosas y antes de que salga del cuarto, la voz de Jinyoung me detiene. Cuando me giro para mirarle, descubro que ha empezado a llorar, no sólo por los sollozos si no que lo conozco tan bien y sé cuando sufre.
Y, aunque no quisiera, ahora sufre y es por mí.
No quiero irme, se lo he dicho a él, pero mis padres no están de acuerdo. Dicen que esta relación está terminando con lo que somos y no quieren que ninguno de los dos suframos. Por eso es que hace dos noches me dieron la noticia de que nos iríamos de Corea por el tiempo suficiente como para olvidarnos.
Me acerco a él a paso lento y una vez que estoy a su lado, le abrazo y trato de mimarlo, porque será la última vez.
-Mark, ¿tus padres no me quieren?-pregunta inocente y mi agarre hacia él se vuelve más fuerte.
-Ellos te adoran, Jin.-le susurro y dejo que mis lágrimas caigan silenciosas.
-¿Entonces?-entiendo su pregunta inmediatamente y cuando apenas estoy por responder, mi celular lanza un estruendoso sonido y la pantalla se enciende dejando ver el nombre de mi madre en él.
No contesto y dejo que la llamada siga entrando, no voy a contestar ahora que la única persona que me importa sigue llorando.
Pasan varios minutos y ambos seguimos abrazados bajo la penetrante obscuridad.
-¿Nuestra relación va a seguir?-me pregunta tratando de responderse a sí mismo afirmativamente.
-Jinyoung…-le reprocho y antes de que agregue otra palabra, él cierra mi boca por su voz.
-Una relación a distancia puede funcionar.-se separa de mí y me ve con una sonrisa lastimera. No sólo trata de convencerme, también trata de convencerse. Le sonrío y le acomodo el flequillo para descubrir mejor su mirada.
-¿Y si conoces a alguien más mientras yo no estoy?-él ríe bajo y niega con la cabeza, veo cómo una lágrima viaja por su mejilla y la limpio con mi pulgar.
-¿Cómo puedo estar seguro de que tú no conozcas a alguien más?-me sigue el juego a pesar de que ambos nos estamos derrumbando a pedazos.-Vuelve a teñirte el cabello de rojo.-me ofrece.
Asiento con una sonrisa en el rostro y limpio sus mejillas.
-Jinyoung, te amo.-le digo suave y veo que se sonroja.
-Yo también.-me acerco a él con los ojos cerrados y le beso con paciencia. Ahora es cuando menos tiempo tengo, pero mis padres deberán entender que será difícil dejar a Jinyoung.
Una vez que estamos frente al portal de la puerta de entrada, él me mira y sonríe. Ambos queremos llorar pero ya tuvimos suficiente, al menos por hoy. Tomo sus manos y revuelvo sus cabellos, ríe y trato de que ese sea mi recuerdo favorito de él.
Cuando estoy a punto de irme, él me llama y no puedo evitar centrar mi atención en él.
-Mark, ¿vas a volver?
Yo no estoy seguro de hacerlo, sé que algún día lo haré, pero no podemos asegurar que nuestro futuro sea de la manera en la que queremos.
-Justo antes de que conozcas a alguien más.-él asiente contento y para mí es lo más inocente que he visto en él. Pero sé que no es tonto, sé que él piensa lo mismo que yo, aunque seguimos teniendo una esperanza.
-Te voy a esperar.
-Eso quiero.