Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dos años por AvengerWalker

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

El fic se realizó para el evento "Rompiendo corazones" del foro Saint Seiya Yaoi.

Dos advertencias antes de que lean: 

1. El lemon es muy breve, pero coloqué la advertencia más por las dudas que por otra cosa.

2. Puede que la historia haya transcurrido de manera un poco rápida, y me disculpo por eso </3

 

Ahora sí, disfruten el fic♥. Espero que les guste.

Hacía ya un par de años que la Guerra Santa se había dado por finalizada. Pese a que la victoria había quedado asegurada para la diosa, las consecuencias habían sido implacables. La destrucción del Santuario era visible, y quedaban aún vestigios de la esforzada pelea contra los espectros de Hades. Cada templo estaba dominado por la soledad, cada armadura descansando en su lugar correspondiente. Pero la más inevitable de las consecuencias no había sido la pérdida de la arquitectura del lugar... sino la de los caballeros de oro. La de todos ellos. La muerte de los caballeros entristecían a la diosa; estos dedicaban su existencia a ella, a protegerla, así como también al planeta. Porque la tristeza, el dolor y la miseria podría bien existir por siempre, pero al mismo tiempo la felicidad, la alegría y la paz tenían un lugar. 

Cuando la Guerra Santa terminó, Athena decidió hacer algo por ellos también: darles una segunda oportunidad. El poder vivir de nuevo, experimentar aquellos aspectos de la vida que quizá, por estar a su lado durante tanto tiempo, nunca habían conocido. Conocer a alguien que haga temblar sus corazones, unificarse con la persona deseada... Así, Athena, totalmente convencida de que su deseo era honesto, revivió a los caballeros que habían muerto en batalla. 

El regresar de la muerte podría compararse con un dulce despertar de un muy largo sueño. Las memorias proseguían allí, pero los últimos recuerdos eran confusos. Los caballeros de oro se miraron los unos a los otros, intentando obtener una respuesta a sus dudas. ¿Estaban vivos? ¿Era un sueño? ¿Una trampa? ¿Cómo y por qué? Athena no tardó en envolverlos con sus cosmos y brindarle aquella paz, esperanza y sabiduría que tanto la había caracterizado siempre.

Claro que con aquella oportunidad de una nueva vida, venía otra: quienes desearan continuar a su lado, en el Santuario, podían hacerlo; pero no se opondría a quienes prefiriesen partir lejos y buscar integrarse a la sociedad posmoderna.

Ningún caballero dorado optó por la segunda opción. 

No obstante, varios caballeros de plata si quisieron recuperar la vida que tenían antes de ser santos de Athena. Los caballeros de bronce, al igual que los dorados, aseguraron que se mantendrían del lado de la diosa, mas habitando en Japón. Cuando la situación lo requiriese, retornarían al Santuario.

Así, se iniciaba un nuevo capítulo en la vida de los caballeros...


~ * ~



Dos años. En dos años muchas cosas pueden suceder. Se puede perder la vida, se puede perder a un amigo, una relación amorosa puede destruirse, otra puede surgir. Muchas puertas se abren, otras tantas pueden llegar a cerrarse.

Aioria, al menos, se consideraba un hombre afortunado. En esos dos años no sólo había conseguido afianzar lazos con sus compañeros y reforzarlos, sino que había encontrado a la persona a quien él amaba. Mü y Milo se convirtieron en amigos inseparables. ¿Cómo tres personas con personalidades tan distintas pueden llevarse tan bien? Aioria con su nobleza y orgullo, Milo con su actitud despreocupada y casi infantil, y Mü con su sabiduría y tranquilidad. Los tres conseguían mantenerse en sintonía, nada disfrutaban más que entrenar juntos, que bromear, que pasar el tiempo. Aioria amaba tener amigos, amaba que otras personas necesitasen de su compañía. Amaba los lazos humanos.

Y hablando de lazos, estaba profundamente enamorado de Shaka. Shaka, el complejo caballero de Virgo, cuyos sentimientos parecían siempre estar ocultos. Un hombre que difícilmente se llevaba por la exaltación: todo en él era equilibrado. Todo en él era bello, desde la perspectiva de Aioria. Sentía que se complementaban: la tranquilidad del rubio y la impetuosidad del león; las miradas apacibles del ojiceleste y su actitud tan... vigorosa. 

Su relación había comenzado lentamente, como un niño que descubre el amor e intenta estudiarlo desde distintas perspectivas, y mantenerlo consigo para poder aprovecharlo el mayor tiempo posible.

Ni bien fueron revividos, la escena más emotiva fue el reencuentro entre los hermanos de Sagitario y Leo. Se fundieron en un fuerte abrazo, y lloraron lágrimas que lo significaron todo. Las palabras eran innecesarias: se sentían orgullosos el uno del otro, alegres de poder volver a verse. Fue inevitable que Shaka se emocionara con tal escena: los sentimientos eran tan palpables... tan puros, tan intensos, que llegaron a su curioso corazón, como un pétalo que, por casualidad, es transportado por el viento. Cuando Aioria le vio, descubrió una rara calidez en su pecho, que no había sentido anteriormente. Las húmedas y brillantes mejillas de Shaka eran adorables, así como la sincera y transparente mirada del guardián de Virgo. Y esa calidez se extendió.

En un año, Aioria se dedicó a conquistar el corazón de Shaka con esfuerzo y paciencia. Claro que contó con la ayuda de otro caballero de Athena, un santo conocido por ser un embaucador de dioses, por haber engañado a Poseidón... en fin, el hermano menor de Géminis, Kanon, había sido proclamado la mano derecha de Aioria. Siendo mayor que el felino, tenía más experiencia en el arte de conquistar y seducir a las personas... según Aioria, claro. Lo cierto era que Kanon sí había tenido alguna que otra pareja, pero no las había considerado como tales. Sabía cómo conquistar a una mujer, pero los hombres eran algo distinto... Shaka era algo distinto. Shaka era especial a cualquier hombre, no sólo desde la perspectiva de Aioria, sino desde la de Kanon mismo. ¿Qué podía gustarle a Shaka? Era un hombre que se veía inalcanzable, casi perfecto. No eran cosas que Kanon dijera en voz alta, pero muy en el fondo, tenía al caballero de Virgo en un alto pedestal. 

También Saga de Géminis intentó ayudar al caballero de Leo en su momento, mas no respecto del romance. “No dejes que Kanon te guíe. Es un desastre”. Y si bien Kanon sí había ayudado a Saga con la persona a la que amaba, lo había hecho con tanta torpeza que aún ninguno de los involucrados había comprendido cómo todo salió bien. Por supuesto, ni siquiera Kanon lo sabía.

Pero con Aioria era distinto. Con Aioria, Kanon realmente se esforzó. Le aconsejó paso a paso, milimetro a milimetro. Sincero y acompañado de una amplia sonrisa en su rostro, Kanon se acercó al templo de Leo sin quejarse en ningún momento. Soportó los lloriqueos de Aioria, sus celos, sus gritos, sus enojos... Como un hermano mayor que lleva a su pequeño al primer día de jardín de infantes, Kanon se encargó de acercar a Aioria al corazón de Virgo.

Y lo logró.

Para Shaka, el amor era algo... complicado. No era un negado a la situación, por supuesto. Se sentía curioso: quería saber qué era aquello que sentía hacia el caballero de Leo desde hacía un tiempo. Sus acercamientos, sus interacciones... no había sido así antes. Su relación hasta entonces había sido de amistad, pero cada uno vivía en su propio mundo, seguía su propio camino. Pero desde hacía ya meses el caballero de Leo parecía querer cruzarse. Parecía querer meterse en su sendero, pidiendo permiso antes de ingresar. Shaka no sabía cómo se sentía ante esto. ¿Le gustaba Aioria? ¿Lo quería de esa manera? Quería desnudar aquellos sentimientos, ponerlos sobre la mesa y analizarlos.

Pero no podía. No sabía cómo. Se sentía perdido... y algo ansioso. El era un hombre tranquilo, ¿qué estaba pasando?

Mu pronto llegó a brindarle ayuda a su compañero y amigo de la vida. Gracias a las charlas entre ambos, llegaron a la conclusión de que posiblemente algunos sentimientos más fuertes que la amistad empezaban a florecer en el delicado corazón del rubio. 

Y el responsable, por supuesto, era Aioria.



~ * ~



A Aioria le gustaba recordar. Le gustaba pensar cuándo era que había empezado todo; hacer un recorrido en su mente, traer al presente momentos que había compartido con Shaka y que le habían llevado a lo que era actualmente. Las primeras veces que el rubio le permitió un acercamiento más bien físico (tomarse de las manos), cuando se dieron su primer beso... “Ñoñadas”, según Kanon, pero que Aioria disfrutaba.

Y podía decirse que era feliz. Allí, en esos momentos, bebiendo un té en el templo de Virgo, oyendo a Shaka hablar acerca de lo que había sucedido en el día. El rubio sonreía y Aioria también. Eran felices, se sentían felices... ¿Qué más podían pedir? 

Vaya que habían pasado cosas en dos años.

 

~ * ~ 



En dos años podías encontrar a la persona a la que amabas. Podías perderla, tratar de luchar por ella, podías recuperarla. Podías morir. Podías ganar, podías perder... Podías cambiar tus ideales, incluso podías cambiar de bando... Pero Kanon nunca pensó que se encontraría en esa situación.

Ayudar al caballero de Leo le había permitido ver otras facetas del castaño que no había conocido hasta entonces (y en las cuales no se había interesado). Le había conocido feliz, sabía qué cosas le gustaban, qué odiaba, su comida favorita, la que no soportaba siquiera oler. Había empezado a reconocer cuando algo le preocupaba en lo apagado de sus ojos, en su triste postura, incluso aunque Aioria no dijera nada. Sabía cuando estaba realmente feliz, y distinguía sus sonrisas falsas de las verdaderas, las que alcanzaban sus ojos esmeralda y los hacían brillar con fuerza. El acercar a Aioria a Shaka le había permitido aprender más sobre el leonino de lo que alguna vez hubiese querido... pero se trató de un arma de doble filo. Pese a que se habían hecho amigos... el menor de los geminianos se había enamorado.

Estaba enamorado del Leo. Lo notó a los seis meses de que empezó a brindarle una mano para con el guardián del templo de Virgo. Descubrirlo no le hizo mucha risa, pero supo disimularlo cuando estaba con Aioria. Algo característico de aquellos nacidos bajo el signo de Géminis era su mente, la tormenta que había dentro de la misma: las ideas fluyendo sin parar, llevando de una idea a otra y así sin fin. Y el hecho de que les encantaba charlar. Les fascinaba, sobre todo a Kanon. 

Pero de un día a otro, Saga dejó de oír el parloteo de su hermano. El menor se encontraba cada vez más sumido en sus pensamientos, algo que no sugería nada bueno. No es que desconfiase del mismo, pero se conocían más que cualquiera. Sabía cuando su hermano estaba deprimido, incluso si era la primera vez que le veía en ese estado. A diferencia de Aioria, Kanon sí hablaba de sus problemas. Nunca pedía ayuda, pero le gustaba hablar acerca de lo que le sucedía. Conversar era, para él, una actividad agradable. Saga tenía que admitir que extrañaba el parloteo del menor. Si no decía lo que le ocurría, era porque debía tratarse de algo verdaderamente grave.

Sí, muchas cosas podían pasar en dos años... inclusive el enamorarte de alguien imposible. 


~ * ~ 


- ¿Aioria?

- ¿Eh, sí?

- Estás... distraído -Musitó el rubio, observando al moreno con expresión inmutable. Probablemente no fuese alguien dado a las palabras, ni mucho menos de abrirse tanto con la gente, pero le gustaba hacer un esfuerzo por Aioria. El leonino siempre venía con sus experiencias, alegre y emocionado como un niño... y él era distinto. Cuando tenía algo para contarle, Aioria prestaba atención como si fuese lo más maravilloso del mundo. Y le resultaba adorable... pero ahora, no podía evitar el darse cuenta de que la mente del caballero de Leo estaba en un sitio totalmente distinto. -¿Sucedió algo?


Aioria suspiró. Además de su hermano y Kanon, Shaka le conocía lo suficiente como para darse cuenta cuando las cosas no iban bien. Llevaban un tanto más de un año juntos, y poco a poco iban aprendiendo el uno del otro acerca de gustos, actitudes, etcétera. Le gustaba ir descubriendo todo con lentitud. Pero no quería hablar del tema. Traerlo a colación... le provocaba algo de dolor. 


- Últimamente Kanon ha estado distante -Se limitó a decir.

- Ya veo... -Shaka asintió, acompañado de una pequeña sonrisa amable. Había notado al geminiano menor más apagado que de costumbre, sí... y tenía una sospecha acerca de qué podía tratarse.

- Antes éramos amigos... No como Mu y Milo, pero sí pasabamos tiempo juntos. Hablábamos, compartíamos cosas y eso... Pero desde hace un tiempo siento que me evita. 

- Quizás Kanon tenga algunos problemas que resolver... 

- ¿Y por qué no puede contármelos? Le he confiado mis sentimientos todo este tiempo... Y él ni siquiera se ha abierto conmigo -Protestó el leonino.

- Pero Aioria... ¿Le has dado esa oportunidad? -Shaka observó a su pareja, curioso. Supo que había dado en el caño cuando el moreno se mostró sorprendido y, seguido de ello, una dolida expresión se dibujó en su rostro.


En un año podían pasar muchas cosas, sí. Ganar una pareja, ganar amigos... romper corazones. 


~ * ~ 


Los meses pasaban y mientras la relación entre Shaka y Aioria florecía, la supuesta amistad con Kanon iba marchitándose cada vez más. Ya casi no hablaban, no más de saludos y monosílabos, mayormente cuando Aioria iba hacia Rodorio, teniendo que atravesar los templos ubicados por delante del suyo. Si Kanon debía atravesar Leo, entonces solía aprovechar el momento en el que no se encontraba para cruzar a toda velocidad. Pero la suerte había decidido jugarle una partida a Kanon cuando, no habiendo encontrado a Aioria en el templo de Leo, sí lo hizo en Virgo. 

La expresión del peliazul fue todo un poema. Shaka no lo pasó por alto y Aioria no supo cómo reaccionar. Incluso este modo de actuar de Aioria llamó la atención de Shaka. Parecía como si el Leo hubiese tratado de justificar el por qué de que se encontrase allí. Lo supo cuando oyó sus palabras, algo como “Kanon, qué coincidencia...”, pero Kanon no se quedó mucho tiempo más a oír. Y la expresión de Aioria cuando el dragón marino abandonó el lugar, fue de pura decepción. Quizás Shaka fuese un novato en cuestiones de amor y romance, pero era un muy buen observador.

Con el paso del tiempo, Kanon llegó a la conclusión de que no podía seguir de esa manera, pensando en Aioria, ahogándose con su recuerdo... recordando las conversaciones, las risas, los llantos. Necesitaba olvidarse de Aioria... Y para él, un clavo sacaba a otro clavo. Pese a las negativas de su hermano, Kanon decidió intentar algo con Radamanthys.

Radamanthys, por su parte, estaba viviendo una vida completamente normal en Grecia. Hades, a diferencia de Athena, no había revivido a todos sus espectros, sino aquellos que habían “servido” de algo en la Guerra Santa. Y eso significaba, claro, darle su lugar a Aiakos, Minos y Radamanthys. Pero estos se habían separado, regresando Aiakos y Minos a su lugar natal. El rubio, por otro lado, había decidido no retornar a Inglaterra. Si lo había llegado a considerar en algún momento, se rindió desde el momento en que Kanon ingresó en su departamento.


~ * ~




Habían estado hablando poco a poco desde hacía tiempo. Más como conocidos que se encuentran de casualidad y dejan el rencor a un lado. Radamanthys había pensado a Kanon como alguien interesante y Kanon veía en Radamanthys una excusa para olvidarse de Aioria.

Pero el rubio nunca pensó que lo tendría en su cama, gimiendo bajo su propio cuerpo. Si le hubieran dicho que tendría al peliazul sobre la cama, semidesnudo y recibiendo sus embestidas gustosamente, probablemente se habría reído. Sin embargo allí estaban, acostados sobre la cama, dejando que sus cuerpos chocasen los unos con otros, fusionándose con necesidad. Los besos de Kanon eran desesperados, buscaban robarle el oxígeno a como diera lugar, y Radamanthys no se dejaba hacer. Era una competencia, que finalizó con el dragón marino exigiendo más de aquellos roces, de esos movimientos que deslizaban al rubio en el interior del caballero de Athena.

¿Había reglas sobre eso? ¿Sobre caballeros de Athena y espectros de Hades no pudiendo acostarse? Si la había, la ignoraron.


~ * ~ 



Aioria no era un joven caracterizado por la paciencia. Por eso, aquella noche, antes de dirigirse al templo de Escorpio para reunirse con Mu y el bicho, optó por hablar con Kanon para solucionar sus problemas... si es que los había. En su lugar, encontró a Saga y Mu charlando ávidamente, ambos muy juntos, en una cercanía casi íntima. Se separaron casi apenas Aioria les vio.


- No quería interrumpir... -Empezó a disculparse, mas Mu le interrumpió.

- No interrumpías nada, Aioria -Aseguró el ariano, tan amable como siempre-, estaba a punto de ir donde Milo.

- Ah, sí... Quisiera hablar con Kanon antes.


Saga observó con curiosidad al castaño. Mu hizo lo mismo. Y bajo la mirada del de ojos verdes, compartieron una expresión de preocupación. ¿Había pasado algo con Kanon? Ardía en ansias de preguntarles, pero esperó a que fuera Saga quien despejara su ansiedad y dudas.


- Kanon no se encuentra aquí. Salió -Respondió finalmente.

- Oh, entonces... le esperaré.


Pero Saga negó. Nuevamente observó a Mu por el rabillo del ojo. ¿Qué sucedía ahí?


- No le esperes. Salió con Radamanthys, asi que dudo que regrese.


Y con esas palabras, Aioria sintió que se mareaba. ¿Salió con Radamanthys? ¿Eran amigos? No lo sabía, ¿eran pareja o algo más? ¿Qué se suponía que significaba que no iba a regresar? No tenía conocimiento de que eran tan cercanos como para quedarse a dormir uno en la casa del otro... Al parecer, Kanon era una caja de sorpresas... de sorpresas muy desagradables. El silencio de Aioria pareció preocupar a Mu, que se vio obligado a intervenir en la conversación.


- Bueno, Aioria... ¿Qué dices? ¿Vamos con Milo?


Y el leonino se dejó arrastrar, pues no estaba en estado como para responder. Estaba sorprendido, vaya que sí... pero no en un buen sentido. Se sentía... ¿traicionado? Sí, pero ¿por qué? Pensó que seguramente era el hecho de que Kanon no le había contado nada. Eran amigos, ¿o no? ¿Por qué Kanon no le pidió ayuda? “No se la hubiera dado, de todas formas”... ¿eh? ¿Por qué no? Si Kanon le ayudó para con Shaka, ¿por qué no hacer lo mismo? ¿Por qué le molestaba tanto que el dragon saliera con otra persona? 


- Tienes que tranquilizarte, Aioria -La voz de Mu le sacó de sus pensamientos, obligándole a prestar atención a lo que sucedía a su alrededor.


No sólo ya habían llegado al templo de Escorpio, sino que su mismo estado había pasado desapercibido: sus puños estaban fuertemente apretados, y ahora que prestaba atención, podía sentir sus uñas clavándose en la piel.


- ¿Aioria? -Desvió la mirada hacia Milo, que era ahora quien intentaba llamar su atención.


¿Por qué se sentía tan mal? Sólo era Kanon. Kanon era su amigo, o lo había sido al menos hasta hace un tiempo... Ni siquiera su amistad había sido como la que tenía con Mu o con Milo. Entonces, ¿por qué? Estaba esforzándose por no llorar, lo notó cuando sintió un incómodo dolor en la mandíbula: estaba tensa, posiblemente por el esfuerzo para evitar las lágrimas. 


- Realmente creo que deberías hablar con Kanon, Aioria... Mañana seguro regresa y podrás hacerlo -Animó Milo, pero sus palabras no tuvieron el efecto deseado en el leonino. Todo lo contrario: recordar que el geminiano había salido con el antiguo juez le provocaba náuseas.

- Lo mejor... Será que regrese a mi templo.


Y fue difícil para él pronunciar esas palabras, tener que obligar a su boca a abrirse y a sus cuerdas vocales a ir uniendo los morfemas. ¿Por qué se sentía así? Lo detestaba, esa sensación en su pecho... le hacía sentirse vacío. Derrotado y con los hombros caídos, dirigió sus pasos fuera de allí.


~ * ~  


- ¿Puedo preguntarte de qué se trató todo esto? -Era cómico hacer esa pregunta luego de que todo había pasado ya, pero tampoco había tenido mucho tiempo de reaccionar en oposición al torbellino que Kanon había resultado. Ya que el dragon estaba más tranquilo, Radamanthys quería resolver sus dudas.

- Capricho -Musitó Kanon. Sincerarse significaba admitir lo que le sucedía... ¿en qué cambiaba eso? En nada. No hacía más que engañarse a sí mismo en un círculo vicioso.

- En las novelas, las personas hacen este tipo de cosas para olvidarse de otras. Eso, o realmente estabas necesitado.


Y Kanon no pudo evitar el echarse a reír. ¿Novelas? ¿Era en serio?


- Esto no es una novela, Radamanthys. Quería un revolcón para olvidarme de ciertas cosas. Suena a cliché, pero pensé que si me acostaba contigo, entonces pensaría más en esto que...

- ¿Qué? -Radamanthys se movió bajo las sábanas y buscó mirar al contrario a los ojos, curioso- ¿Qué problema tienes que tuviste que acostarte conmigo para olvidarlo?

- ¿Y a ti qué te importa? -El peliazul gruñó.

- Me importa cuando estás usándome de esta manera. No es que me moleste, pero al menos me gustaría saber.

- Está bien...

No llevó más que unos cuántos minutos poner a Radamanthys al corriente. Pensó que sería incómodo el comentarle esas cosas a alguien a quien no conocía realmente y que, para colmo, había sido su enemigo anteriormente. Abrirse con un extraño le hacía sentirse raro... pero descubrió que lo necesitaba. Necesitaba sacarse de encima todo aquello que había tenido guardado desde hacía tanto tiempo. Necesitaba que le escucharan, que le ayudasen, un consejo o una mano. 

Por suerte, Radamanthys era buen oyente. Prestaba atención a todo lo que decía, no osaba a interrumpirle y, en cuanto Kanon finalizó, se encargó de darle su perspectiva de las cosas. Era un hombre maduro, de ideales firmes, pero extrañamente suave a la hora de sincerarse. No colocaba filtro a lo que decía, no disfrazaba las palabras, mas había una sensibilidad en su forma de comunicarse que hicieron a Kanon sentirse a gusto. 


- … Así que creo que deberías regresar al Santuario y hablar con Aioria. Deberías sincerarte y decirle lo que te sucede... Y antes de que digas algo -Se apresuró a interrumpir el rubio, al ver que Kanon abría la boca-, déjame decirte que deberías hacerlo. Al menos sincerate con él, te contó todos sus problemas, podrías tratar de hacer lo mismo.


Lo más probable era que Radamanthys tuviese razón, pero... ¿cómo decírselo? ¿Cómo explicarlo? Aioria estaba a los pies de Shaka, y ése era un hecho.


~ * ~ 



El templo de Virgo estaba tan silencioso y apacible como siempre, mas el semblante del caballero que habitaba en su interior denotaba preocupación. Había visto a Aioria y a Mu dirigirse al templo de Escorpio. Hasta entonces, no le había resultado nada extraño. Pero no había tardado en notar que Aioria no parecía estar bien. Su lenguaje corporal se lo indicaba, además de que no respondió a sus llamados. Mu tuvo que disculparse por él. Luego, había visto a Aioria de nuevo al poco tiempo, cuando se dirigía a su templo. Volvió a llamarle por su nombre. Sólo a la tercera exclamación, Aioria se dio la vuelta para observarle.

Y ahí se convenció: el leonino no estaba bien. No es como si estuviera llorando ni nada similar, pues Aioria no se permitía ese tipo de gestos a menos que estuviese solo, pero la expresión en su rostro era tensa, sus ojos lucían apagados. Parecía entre enfadado y decepcionado. Y creyó saber por qué.


- ¿Sucede algo, Aioria? ¿Ocurrió algo con Kanon? -Supo, cuando observó al castaño estremecerse, que estaba en lo correcto- ¿Qué será, entonces? ¿Por qué no confías en mi y me lo cuentas?


Aioria suspiró. No quería contarle. De hecho, no tenía muchos ánimos de sentarse a hablar con él. No se sentía para hablar con nadie. 


- ¿Sabes? Si no te conociera... Diría que pareces haber sido rechazado. Pero te conozco... y aún así lo sostengo. Siéntate aquí, Aioria.


Y el león le hizo caso, evitando mirarle en todo momento. Shaka, por otro lado, no hizo esfuerzo alguno por mirar al otro a los ojos. Respetaba su decisión.


- Tengo algo que decirte.


Y muy pocas veces Shaka tenía algo para decir. Por lo general, era un oyente... el mejor de todos.


- Y me gustaría que no me interrumpieses -Aioria asintió. Entonces, Shaka tomó aire y comenzó:- Puede que no te hayas dado cuenta, dada tu distraída forma de ser, pero desde hace un tiempo que tu mente está en otro lado. Aproximadamente desde que tú y Kanon se distanciaron. -Guardó silencio; no era una persona que soltase todo lo que tenía para decir de golpe: se tomaba su tiempo para reflexionar y seleccionar las palabras adecuadas para hacérselas llegar al contrario. -Nuestra relación también cambió desde entonces.  


Aioria le observó de reojo. No era momento para hablar de la relación. Se sentía mal por lo de Kanon (y aún no sabía por qué), no tenía ganas de, encima, empezar a escarbar en los problemas románticos que tenía con Shaka.


- Te noté más... distante, pero sólo porque te he conocido muy bien en todo este tiempo que hemos estado juntos. Algo ha cambiado... y creo saber qué es. Pero tú, ¿lo sabes? Te quiero, Aioria, pero nuestra comunicación no es la misma que la de antes, y estoy perdiendo el interés.


El leonino parpadeó, completamente sorprendido. Sólo entonces, se dignó a mirar a Shaka, quien parecía imperturbable como nunca.


- Nuestra relación fue bonita. Pero creo que se trató de un romance pasajero. Lo he estado pensando todo este tiempo, funcionamos mejor como amigos que como pareja -Así era él. Shaka era el tipo de persona que no se iba con rodeos: meditaba las cosas, las pensaba desde las distintas perspectivas posibles, analizaba y desmenuzaba la situación para poder ver cada perspectiva. Ante el silencio de Aioria (y la expresión desencajada del mismo) decidió continuar. -Creo que no estás dándote cuenta de tus verdaderos sentimientos.


Se sintió enfadado. ¿No darse cuenta de sus verdaderos sentimientos? ¿De qué hablaba? Comenzó a hacer una revisión respecto de la relación con Shaka: al principio, todo había sido bastante intenso de su parte: la etapa del coqueteo, la etapa de comenzar a salir y la etapa de oficializar la relación. En todo momento, Kanon había estado ayudándole, guiándole... Y Aioria había hecho todo eso. Reflexionó. ¿Había siquiera un solo momento en que hubiera ignorado sus consejos? Todo su éxito, entonces, era más que nada gracias a Kanon. Porque había sabido llamar la atención de Shaka. Pero al final, cuando la ayuda del dragón había desaparecido, todo había regresado como en un principio: entre Shaka y Aioria no había más que un sentimiento de amistad. ¿Por qué no se había dado cuenta antes?

- Estabas tan absorto en Kanon que no supiste darte cuenta -Volvió a hablar Shaka, como si respondiera a aquella duda en su cabeza. -Mi deber, Aioria, es abrirte los ojos una vez más.


~ * ~ 



Vaya que Radamanthys era bueno aconsejando. Nunca habría imaginado que alguien del lado de Hades podría ser tan... la palabra no era “inteligente”, si no... ¿”empático”? Sí, quizá. ¿Cómo llegó, entonces, a pelear junto con Hades? Era algo que no llegaba a comprender. El mismo Radamanthys con el que había combatido no era aquel que acababa de esclarecer un poco su mente. Mentalmente, añadió “convincente” a la lista de virtudes del rubio. Había insistido tanto en el hecho de hablar con Aioria que terminó por decidir que lo haría. Aún no sabía en qué momento o dónde; por alguna razón, tenía la necesidad de explicarle las cosas a Shaka también.

Pero primero, quería descansar. Solo y en silencio. No es que Saga fuese ruidoso ni nada, pero agradeció, cuando cruzó el templo de Aries, que su hermano mayor se encontrase allí: verdaderamente necesitaba estar solo. Con un corto saludo, apuró su paso.

Si esperaba que Geminis estuviese tranquilo, en silencio y solitario... entonces atinó, pero sólo en parte. Fue consciente de esto muy tarde, cuando se encontraba ya por completo en el interior. Había un cosmos conocido deambulando allí, demasiado intenso para tratarse de alguien que sólo había pasado. No, había alguien dentro del templo. Y sabía quién era. Pero no pudo esquivarlo, porque cuando se dio la vuelta, oyó su nombre.


- Kanon.


Debía haber una especie de ley que prohibiera que Aioria le llamaba por su nombre. Siendo el geminiano que era, le resultaba curioso cómo la voz del menor se acoplaba: cómo pronunciaba cada letra, la expresión en el tono, el volumen que utilizaba. Pero... ¿por qué demonios se ponía tan nervioso? Sólo se trataba de Aioria. Tenía que suprimir cualquier sentimiento o pensamiento romántico respecto de él. Quizás si imaginaba que quien estaba frente a él era Saga... Ugh, no, eso era desagradable.


- Kanon -Repitió Aioria al ver que el gemelo parecía estar en las nubes. Sólo entonces, el dragón marino clavó la mirada en las claras orbes del leonino. -¿Podemos hablar?

- … ¿Ahora?


Aioria torció la boca. Era impaciente. Le sería tremendamente complicado irse de allí a su templo y aguardar al día siguiente. Además, lo más probable era que Kanon huyera o algo así. 


- Sí, ahora -Al ver que Kanon se mantenía en su lugar, se incorporó y avanzó hasta él. -¿Entonces? ¿Vas a decirme por qué has estado esquivándome todo este tiempo? Y no digas que no es así, porque incluso Shaka se ha dado cuenta. Casi desde que inició mi relación con él, has estado alejado de mi -Pronunció, casi notándose en sus palabras el dolor que le producía el recordarlo.

- Es normal que los amigos se distancien un poco cuando...

- Pero yo no lo he hecho. Pese a estar con Shaka, mis tiempos con mis amigos son divididos equitativamente. ¿Piensas que alguno de ellos se ha quejado?

- ¡Es distinto! -Protestó el geminiano- Mu está con Saga, y Milo... a saber con quién anda Milo. Ellos también dividen su tiempo con otras personas.

- ¿Y acaso tú no? ¿No saliste hoy con alguien, ah? -Avanzó Aioria, claramente molesto a los ojos del dragón de mar. El leonino dejó caer sus manos en los hombros ajenos, como si quisiera asegurarse de que Kanon no escaparía a ningún lado. -No es así. Esto no se trata de una cuestión de tiempo. Tú tienes otro problema conmigo.


Y ahí estaba. Una de las razones por las cuales había terminado enamorándose de Aioria: su seguridad. Que fuese insistente con aquello que quería conseguir, que fuera a por lo que le interesaba.. incluso si en esos momentos su interés era averiguar lo que sucedía con Kanon. Y aunque le molestaba, al mismo tiempo brindaba una conocida calidez a su corazón: estaba preocupado. Si estaba preocupado, significaba que era importante para el Leo.


- Mi problema... es que estoy enamorado de ti -Soltó finalmente, casi como un suspiro. Como habla alguien que ha llevado un peso en su espalda por tanto tiempo que decirlo es más conveniente que guardarlo. Como habla alguien que está a punto de rendirse. - Supongo que fue en algún momento del camino a ganarte el corazón de Shaka. Descubrí que oírte hablar de él ya no me gustaba como antes, era... era molesto. Sólo tenías a Shaka en la cabeza durante todo el tiempo -Susurró, apretando los puños de sólo recordarlo. -”Shaka esto”, “Shaka lo otro”... no pensabas en nada más que en Shaka. Y...


Fue interrumpido. Odiaba que le interrumpieran, sobre todo cuando estaba descargándose. ¡Por fin decía todo lo que tenía guardado, y el idiota de Aioria empezaba a reírse! ¿Acaso quería morir? 


- Lo siento, lo siento... -Aioria sonrió. Se sentía feliz, realmente feliz. Aún no sabía si aquello que sentía por Kanon verdaderamente era amor, pero ahora que le veía ahí, refunfuñando delante de él, se sentía aliviado. Como si todos sus problemas se hubiesen solucionado tan sólo con verle. Cada vez estaba más convencido de que Shaka tenía razón.


- ¡¿De qué estás riéndote?! -Continuó Kanon con sus protestas y griteríos... hasta que sintió que Aioria le envolvía en sus brazos. Era extraño, ¿se habían abrazado antes? No le recordaba. Era diferente al tacto de Radamanthys: era más cálido, le hacía sentirse más... cómodo, a salvo. Y parecía cuidadoso, como si fuese una muñeca o algo similar. No lo era, era fuerte y ambos lo sabían, pero aún así, la manera en la que Aioria le abrazaba era... delicada. - Uh... ¿Aioria?


- No estaba burlándome de ti, es sólo que... -Sonrió, mientras apoyaba el mentón sobre la cabeza de Kanon. -Estuve hablando con Shaka hace un rato, ¿sabes?... Piensa que estoy enamorado de ti y no me he dado cuenta... ¿Crees que tenga razón? -Su sonrisa se amplió en cuanto notó al dragón estremecerse entre sus brazos. Incluso si su relación con Shaka había cambiado, tornándose sin que lo notase más en una amistad que otra cosa, el caballero de Virgo le conocía bien. Las cosas podían cambiar entre ellos, pero no así lo que sabían el uno del otro. Si Shaka pensaba que Aioria estaba enamorado de Kanon, lo más probable era que así fuese. Supo que tenía razón luego de meditarlo por unos minutos: terminar la relación con Shaka significaba para él algo extraño. No doloroso, sino extraño. Estaba acostumbrado a su compañía, a las charlas... por otro lado, la distancia de Kanon sí que era dolorosa e insoportable. -Creo que estoy enamorado de ti. ¿Crees que soy lo suficientemente torpe como para notarlo luego de tanto tiempo?


Kanon, sin embargo, guardó silencio. La posición en la que se encontraban le permitía ocultar el rostro en el hombro del contrario. Si, definitivamente se sentía más seguro allí, oyéndole. Pero... ¿qué decir? No había esperado que Aioria correspondiera a sus sentimientos. De hecho, la última persona a la que imaginaba enamorándose de él era al Leo mismo, pues su mente siempre había sido ocupada por Virgo.


- Me gustas, Kanon. Cuando oí que habías salido con alguien... no lo soporté -En cuanto terminó de pronunciar estas palabras, el geminiano se separó y le observó fijamente a los ojos.

- Traté de distraerme y pensar en otra cosa que no sea en ti... Pero para variar, mi entretenimiento terminó aconsejándome.


Aioria guardó silencio. Conociendo a Kanon, no había que ser muy inteligente como para entender a qué se refería con “distraerse”. El geminiano llevaba las cosas un poco al extremo, así que si no se había acostado con nadie, lo más probable era que hubiese estado al límite. En un arranque de posesividad (una posesividad que no tuvo con Shaka, nunca), le tomó del mentón y le obligó a acercarse. Sus rostros estaban tan cerca para entonces, que Kanon empezó a descubrir los distintos matices de colores en los bonitos ojos del menor.


- Esa persona... ¿dónde te tocó? Me encargaré de borrar su rastro con mi boca.



~ * ~



Un joven carnero caminaba tranquila y silenciosamente hacia el templo de Virgo. Sabía que, siendo el mejor amigo de Shaka, podía salir y entrar cuando quisiera; por ello, se tomó la libertad de avanzar hasta el precioso jardín que el budista mantenía. No fue extraño verlo meditando, tan apacible e imperturbable como siempre.


- Shaka... buenas noches.


- Buenas noches, Mu -Deseó el rubio, dejando de lado sus conexiones con Buda para poder prestar toda su atención al pelilila. -Pero no vienes sólo a saludar.


- Es cierto, no venía sólo a saludarte... Quería conversar. Acerca...


- Acerca de Aioria.


- … Sí. -¿Lo tenía dibujado en el rostro? Se preguntó si estaba siendo demasiado obvio. -Por lo de hace unas horas... Hace unos minutos atrás sentí el cosmos de Aioria en el templo de Géminis, creo que está esperando a Kanon. ¿Estoy equivocado si pienso que le convenciste?


- No estás para nada equivocado, querido amigo -Sus manos dibujaron una majestuosa seña, indicando al ariano que tomara asiento a su lado para poder continuar y prolongar la conversación. -De hecho, Aioria y yo finalizamos nuestra relación amorosa.


El menor de los arianos volteó a mirarle, sorprendido... bastante. Luego de pensárselo unos segundos, decidió que no entendía aquella reacción. Tanto él como Milo habían pensado que la reacción de Aioria a la noticia de Kanon saliendo con alguien más había sido exagerada. Como si estuviera celoso. No del tipo de celos amistosos. Si ellos se habían dado cuenta, ¿por qué Shaka no lo haría? Era, o había sido, su pareja, después de todo.


- ¿Cómo te sientes? -Inquirió, claramente preocupado por su amigo.


- Estoy bien. Me siento un poco culpable. -Ambos guardaron silencio: Shaka organizando lo que diría a continuación y el ariano, esperando a su amigo. -Sabía desde un principio que Aioria estaba enamorado de Kanon.


Esta vez, la sorpresa de Mu si fue inmensa. ¿Desde un principio? ¿Desde un principio de qué? No supo cómo reaccionar. ¿Indignándose por haber engañado a su amigo? No, Shaka no era así.


- ¿A qué te refieres? -Preguntó con cautela. “No hagas preguntas cuya respuesta no quieres saber”, le había dicho Shion en repetidas ocasiones. Pero necesitaba saberlo.


- Desde el principio de nuestra relación, Aioria estuvo enamorado de Kanon. Nunca se dio cuenta. Pensé en decírselo en repetidas ocasiones, pero no me hubiese prestado atención. Lo conozco. Es él quien tiene que darse cuenta de sus sentimientos. Habérselo dicho desde el primer momento le hubiese confundido y la habría pasado mal.


- Espera... -Mu frunció el entrecejo. Iba comprendiendo... pero había algunas cosas que se le escurrían de los dedos, como el aceite- ¿Estás queriendo decir que nunca estuviste enamorado de Aioria?


- No, querido Mu... no estoy queriendo decir eso. Yo sí me enamoré de Aioria. Me enamoré de su forma de ser, de su personalidad... me enamoré de lo distraído que es. Lo suficientemente distraído como para darse cuenta de que estaba enamorado de alguien más. Creo que hacia mi sólo sintió admiración. Puede que haya llegado a estar un poco atraído hacia mi, pero con Kanon es distinto.


Mu guardó silencio. Admiraba profundamente a Shaka, en parte por ese tipo de cosas. Él, de haber experimentado lo mismo con Saga, dudaba poder llegar a reaccionar con tanta calma y seguridad.



~ * ~



Dos años. En dos años muchas cosas pueden suceder. Se puede perder la vida, se puede perder a un amigo, una relación amorosa puede destruirse, otra puede surgir. Muchas puertas se abren, otras tantas pueden llegar a cerrarse.

En estos dos años, he ganado amigos. He perdido la cabeza, también, pensando en una persona en específico. He ayudado a alguien a estar en una relación, y siento que, ahora, también he ayudado a romper la misma relación que ayudé a formar. 

Ya han pasado dos años desde que Aioria y Shaka decidieron terminar su relación; aún miro a Shaka como si sintiera vergüenza de mí mismo. Incluso si me siento tímido de hablar con él, me sonríe y dialoga conmigo como si fuese un amigo más. Realmente creo que es una persona sabia. Aquel que se gane su corazón, debería de cuidarle como si fuese oro, porque lo es. 

Nunca pensé que podría llegar a estar con Aioria, pero así es. Nuestra relación es intensa, como una cálida tormenta en el desierto, pero fresca. Siempre se despierta antes que yo, es vergonzoso encontrarme con su mirada sobre mí, observando cada detalle como si fuera lo más brillante del mundo. Es incómodo, pero me gusta tener su atención. Entra a mi templo haciendo ruido siempre, y juntos, somos los más ruidosos del Santuario. No nos refrenamos. Si peleamos, lo hacemos a los gritos y finalizamos la sesión haciendo el amor como si fuera el último día de nuestras vidas. De hecho, siempre es así. Pero cada vez es distinto. Cada momento que pasa, siento que mi corazón se agranda cada vez más, haciendo espacio para poder desarrollar más y más amor hacia él.




- Oye, ¿qué estás escribiendo, Kanon? -Preguntó Aioria, desde la cama. Era una pregunta medianamente tonta, porque sabía que el geminiano tenía un cuaderno en donde le gustaba escribir sus pensamientos. Entre ambos no había secretos, así que cuando Aioria quería leer, Kanon le permitía echar largos vistazos.


- Ya verás en cuanto termine -La respuesta de Kanon fue un tanto cortante. Aioria sabía bien que no se debía a un estado anímico, sino a la concentración.


- Está bien~ -Kanon dio un respingo en cuanto oyó al menor. Se encontraba, de la nada, muy cerca de sí, hablándole a la oreja. Chasqueó los labios en un intento por disimular su reacción, pero cuando Aioria besó su lóbulo y le habló al oído, no pudo hacer mucho. -Te amo.

Dicen que cuando se cierra una puerta, se abre una ventana. Yo creo que Aioria tenía la puerta abierta, pero decidió entrar por la ventana... sin pedir permiso.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).