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Los cambios son buenos, ¿no? por Jeffy

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Notas del capitulo:

Hi, aquí Jeffy, siento haber tardado tanto en actualizar, aquí tienen, cap nuevo. Y... Pues eso...

---(Mansión Phantomhive, Medianoche)---

En mitad de la noche el joven conde estaba sentado a las orillas de su cama, se dio cuenta bajo la pálida luz del cresendo de Luna que iluminaba parte del lecho, mostrando lo blanca que era su piel realmente al verla asomar bajo su camisón. Ciel suspiró algo cansado de esperar, aunque a su vez temía que el momento llegara, ¿cómo podía su corazón latir tan rápido? Pareciera que se le fuera a salir del pecho, aunque al menos así podría tomarse un respiro...

- ¿Cómo podré mirarle a los ojos mañana cuando me sirva el desayuno?...- se preguntó el joven Phantomhive, aunque poco tardó en rectificar ladeando su cabeza ruborizado- ... ¡¿Pero de dónde salen estos pensamientos tan estúpidos?! Debería ser capaz de cambiarlos por algo turbio...- se llevó las manos a los labios, masajeándolos levemente en busca de un simple patrón de comportamiento a seguir, no quería que le pillara por sorpresa y quedar cómo un pequeño sumiso frente a su sirviente- ... Hmmm, puede que tenga que ser yo el que... Bueno, eso, pero tal posición no me impedirá permanecer activo, no me dejaré amedrentar- concluyó.

- Bellas palabras, joven amo, la cuestión es: ¿podrá mantenerlas?, ya sabe lo que se dice, perro ladrador, poco mordedor- susurró Sebastian en su oído apareciendo en la nada desde la penumbra como una aparición, sorprendiendo a Ciel y casi haciendo que se cayera de la cama por el susto.

- ¡I-idiota, llama antes de entrar!- le gritó molesto alejándose levemente por instinto.

- Pero, Bocchan, ¿no cree que es muy presuntuoso por su parte?... A fin de cuentas, yo seré quien tome el control esta noche- Sebastian sonrió de medio lado y tomó a Ciel en brazos con una delicadeza impecable.

- ¡Suéltame, es una orden!- exigió golpeando levemente al demonio en el pecho, pero las palabras no surgieron efecto.

- Como le dije, yo tomaré el control esta noche- Sebastian posicionó a Ciel sobre la cama boca arriba, y colocándose sobre él, comenzó a besarle lentamente, haciendo que este se ruborizara y dejara llevar, llegando al punto de pedir por más y tratar de dirigir el movimiento, aunque por supuesto, no se lo permitió.

- P-para, Se-e-bastian...- pidió el aristócrata jadeando levemente.

El aludido miró a su amo de arriba a abajo, su cabello estaba revuelto, dándole un aire algo más libre del habitual, su piel de porcelana permanecía teñida por el vivo color de la vergüenza, que llegaba hasta sus orejas, ese hermoso rostro que le procesaba ternura, junto con sus hermosos ojos brillantes, que, aún siendo uno de ellos ocupados por el corrupto contrato del demonio, seguían resplandeciendo como dos joyas preciosas, llevando como una ligera pincelada un ligero brillo de perversión que trataba de ocultar inútilmente, sarcástico viniendo de un joven tan sádico, el camisón con pequeños bordados, delineaba su silueta, que resultaba algo femenina, pero a pesar de todo, Ciel era un hombre.

Sebastian comenzó a desabrocharlo omitiendo las quejas de Ciel, y sus mejillas se encendieron levemente con la vista, que ya le había sido dada al bañarle, pero no de esa forma que en el fondo anhelaba. Su pecho plano al que apenas se le notaban los pectorales, dándole un aspecto aniñado, siendo adornado por un par de pequeños botones rosados, que le daban ganas de morder con fiereza hasta oír un basta. Un abdomen perfecto, sin una sola mancha en su piel impecable, que llevaba hasta la zona de las caderas, estrechas, cómo no, dándole un aspecto delicado, y algo más hacia abajo, el motivo por el que el conde trataba de mirar a otro lado totalmente ruborizado, con tan sólo un par de besos por parte del demonio, ya estaba excitado, lo que hizo a Sebastan subir a su nivel, comenzando a desnudarse ante la mirada furtiva del pequeño, que no sabía si estaba bien observar cómo este se despojaba de sus prendas, pese a haberlo visto en posiciones tan comprometidas que si hubieran sido descubiertos, sería la mofa de toda la alta sociedad.

Sebastian sonrió juguetón al darse cuenta, y, una vez estuvo desnudo, comenzó a acariciar su rostro mientras con gentileza besaba su cuello, mordiendo dulcemente de cuando en cuando. Este gesto tan tierno, en lugar de agradar al conde lo enfureció.

- ¡Sebastian, deja de hacer eso!- le gritó molesto.

- ¿Qué pasa, joven amo? ¿Estoy siendo demasiado brusco?- preguntó apenado.

- ¡Todo lo contrario! ¡¿crees que soy una chica o qué?! ¡Si vas a hacer algo, hazlo bien!- Sebastian sonrió pervertido y satisfecho, no esperaba menos de su amo. Poniendo a Ciel a cuatro patas, lo aprisionó contra la cómoda de la cama, presionando su virilidad contra el trasero del aristócrata sin miramientos, éste gimió por el contacto.

- ¡Vaya, sí que era cierto lo que decía! Y, dígame, ¿desea que siga?- preguntó abrazando el pequeño cuerpo con efusividad y deseos de continuar.

- ¡N-no... Yo...!- intentó explicarse entre jadeos sintiendo cómo Sebastian refregaba su glande contra su entrada, peri sin llegar a entrar en él, creando una pequeña fricción demasiado agradable para el poco contacto que resultaba el realidad, juntándose la humedad de ambos en ún sólo líquido caliente disuelto. El demonio comenzó a morder su cuello desde atrás y masturbarle lentamente con su mano libre, Ciel ya no podía detener sus gemidos.

- Le sonará cliché, señor, pero lo que dice mediante palabras dista mucho de lo que su cuerpo me está pidiendo- Sebastian sonrió como sólo un demonio podría hacerlo, y Ciel se molestó por ello, pero, definitivamente, de esa situación no podría escapar por mucho que se esforzara, de modo que, no iba a molestarse más en pensar algo más que no fuera eso mismo: "más".

- ¡S-sebastian, deja ya de jugar! ¡¿a qué e-estás esperando?!- le preguntó con el ceño fruncido y totalmente sonrojado, realmente se arrepentiría de haber dicho eso.

- Ju, supongo que entenderá lo cómico que me resulta que me ruegue por más cuando apenas puede hablar, ¿cierto?- el demonio mordió su cuello con algo más de fuerza, no iba a ser él quien negase más contacto, ¿o puede que sí?

Cuando el aristócrata dejó salir su voz por el placer, Sebastian paró de golpe y se sentó en la cama, Ciel lo miró extrañado sin entender nada, y, obviamente enojado.

- ¡¿Y ahora por qué paras?!- preguntó sintiendo que a cada palabra se lo tragaba la tierra.

- He pensado que a lo mejor al señor le gustaría más moverse, dado que parece que yo no lo hago bien- Sebastian sonrió burlón, esperando que el niño le pidiera más de nuevo dejando de lado su orgullo, pero no fue así.

- Bien pensado- Ciel imitó su gesto con una mirada perversa y se sentó sobre él, abrazándose a su cuello, y dejando ambas zonas de conexión en una fricción continua, sin llegar a unirlas aún.

Sebastian se sorprendió, no esperaba que el joven fuera a tomar la iniciativa, Ciel comenzó a mover sus caderas mientras emulaba pequeños gemidos, y el demonio terminó con el rostro teñido al igual que su amo, sabiendo que poco más se podría controlar. El pequeño comenzó a morder y besar su cuello, imitando lo que hizo él antes, parándose a delinear los pezones del demonio con la lengua.

- Bocchan, por favor, pare- le pidió Sebastian, extasiado por la vista que se le estaba dando.

- Hmm... ¿Por qué?- le preguntó haciendo una perfecta mirada inocente con el dedo índice sobre sus labios, este fue el detonante. El demonio entró en él de una sola estocada, haciendo que el aristócrata liberara un pequeño alarido por el dolor.

- Por... Eso...- dijo jadeando mientras lo embestía con fuerza, incapaz de controlarse, Ciel gimió fuertemente sujetándose al cuello de Sebastian, intentando esconder su rostro- ... D-de eso nada- el mayordomo comenzó a hablar- ...No se oculte de mí...- le pidió con una sonrisa tierna, el conde sin saber bien cómo encajarla, se dejó llevar, besando con necesidad al demonio, quien lo correspondió con fogosidad mientras las penetraciones seguían en aumento, tal como los gemidos retenidos en el beso.

Agarrando las caderas de su amo a dos manos, Sebastian profundizó al máximo, y el niño dejo escapar su voz de forma casi ronca, teniendo que separar su boca de la del mayordomo, mientras pedía por más, lo que desde luego, no se le negó. Sebastian aumentó el ritmo sintendo la vista nublosa, y como el ambiente se volvía frío de pronto, debido al calor que emanaban sus cuerpos, húmedos por donde quiera se rozase por la excitación y el movimiento.

Ciel comenzó a moverse al tiempo que Sebastian, deseoso por más fricción, mientras dejaba de controlar su voz, sin importarle nada más que ellos dos en ese momento.

- B-bocchan... Voy a...- antes de poder decirlo, el demonio llegó al clímax, llenando a Ciel con el cálido líquido completamente, que tuvo que salir al desbordarse, siendo el acto culminante para que con un gran gemido de placer, el aristócrata llegara al orgasmo al breve, dejando ambos abdómenes listos para un baño de agua caliente muy necesario.

- S-sebastian...- llamó el conde tratando de recuperar el aliento y el aludido preguntó lo obvio- ...Vamos a tener que hacer esto más a menudo...- dijo con una pequeña sonrisa rubirizado, Sebastian rió levemente y besó su cabeza con cariño, para después dejarle descansar entre sus brazos.


----(Sede Shinigami Londinense, 1:30 am)----


- ¡Sutcliff!- siendo ya la hora de salida, Will corrió buscando a Grell, después de lo ocurrido horas atrás, simplemente se vistió y se fue, sin mediar palabra tan siquiera.

- Estoy aquí, no grites, que no son horas- dijo el pelirrojo cruzado de brazos y mirándole con una ceja enarcada.

- ¡¿Pero es que no tienes nada que decir?!- preguntó el pelinegro tomándolo del cuello de la camisa enojado.

- Sí, pero vamos, me parece de tontos que me lo hagas repetir: "no grites, que no son horas"- Grell sonrió divertido al vacilarle así, sabía que era fácil enfadarle, y francamente, era divertido ver cómo perdía los papeles.

- ¡Sabes de sobra a lo que me refiero!- volvió a alzar la voz, zarandeándolo avergonzado y sintiendo que si tuvo algo llamado "dignidad", se le debió quedar ahí tirada en el despacho horas atrás.

- ¿Y qué quieres que te diga a parte de: "fue sólo sexo"?- el pelirrojo sonrió indiferente, esperando una reacción como la otra, queriendo llevarlo al borde de la ira, si no más lejos, pero lo que vio no se parecía nada a lo que anhelaba interiormente. William abrió los ojos, obviamente denotaba decepción en algún nivel, pero más humillación que otra cosa, le soltó y miró al suelo, no quería cruzarse con esa mirada verde-amarillenta que acababa de golpearle de muerte, repitiéndose "los hombres no lloran" hasta autoconvencerse.

- Ya... Veo... Supongo que realmente lo merezco...- suspiró cansado- ...Después de cómo te traté todos estos años, he sido demasiado optimista al pensar que...- paró sus propias palabras sintiendo que no hacían falta ya- ... En fin... Lamento todo por lo que te hice pasar...- con la mirada oscura y la voz ronca, Spears trató de irse a su apartamento, pero Grell lo sujetó del brazo.

- Will... Yo...- algo se estaba rompiendo en el interior del shinigami pelirrojo al verle así.

- ... No digas nada... No quiero oír nada más...- se zafó de su agarre con brusquedad, yéndose envuelto en un aura depresiva.

El pelirrojo volvió a su propio apartamento, pensando que lo mejor sería dejarle tranquilo por el momento.
Notas finales:

Eso fue todo por hoy, ¿cómo creéis que acabarán las cosas? 7v7

En fiin, pues poco me queda que decir, gracias a todos por leer, espero sus comentarios, acepto peticiones de one-shots y este es mi facebook:

@JeffreySutcliff

Bueno, y por si os aburrís mucho, también tengo hecho un instagram donde subo fotos de los cosplays y/o makeup que voy haciendo.

(al mismo nombre, JeffreySutcliff)

Eso es todo por hoy, bye-bii ^^

Estoy encantado de escribir para vosotros.


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