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My killer. por MemeDrogasLocas

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Notas del fanfic:

Esto lo hise para un concurso :) espero les guste y lo disfruten. <3 Con amor ¡Feliz día de San Valentin!

Notas del capitulo:

:D <3

El mundo jamás deja de girar, es algo que todos aprendemos tarde o temprano. El mundo jamás deja de girar pese a nuestros problemas o inquietudes, siempre es igual, el mundo seguirá y seguirá, jamás se detendrá por más humanos que mueran, amen, peleen, o lloren.  Eso pasa con el mundo exterior, con ese mundo que vemos y sentimos tal cual, así pasa, lo sé. Pero nuestro mundo, el que se limita ante nuestro ojo es un mundo tan diferente, puede tomar tantos colores y formas como nuestra mente deseé.


Ahora mismo, esa clase de pensamientos se mesclan en mi mente, cual veneno, me dejan con un extraño pesar, siento que mi respiración es nula y mis ojos se pierden ante la vista. Mientras permanezco frente a la ventana de mi apartamento, veo la lluvia caer, es una tarde gris, tan melancólica que parece sacada de una película.


Así permanecí largos minutos, mirando por la ventana, observando la lluvia que había dejado todo tan helado. Suspiré, pude ver mi aliento en el vidrio, esa era la señal de que en mi aún quedaba calor, pero ¿Durante cuánto tiempo? Tan helado estaba mi corazón que temía esto se expandiera a mi cuerpo.


No comprendo, como él puede frenar todo mi mundo, quiero que me devuelva mi libertad.


A él lo conocí hace tiempo, siempre fuimos amigos, siempre reímos y compartimos juntos, yo solía pensar que el amor hacia él que yo profesaba era de hermanos, que él era mi familiar y por ello tendría el derecho de amarle cuanto yo deseara. Pero, un día cruzamos la línea, él la cruzó… yo estaba confundido, pero él me aseguró que todo iría para mejor, que todo sería como un cuento. Caí en ese truco barato y antes de darme cuenta estaba a la mereced de él.


Las cosas cada vez se volvieron más difíciles.


Él se alejaba de mí pero al final regresaba para llevarse todo de mí.


Cortó mis alas y me amarró a la tierra.


Mientras el frio me helaba y la lluvia arrullaba mis particulares pensamientos, un sonido me despierta, es el timbre, seguro es él.


Lo sé, lo tengo muy en claro, y aunque mi mente grita que no debo abrir la puerta, no hay escapatoria, mis pies ya han comenzado a moverse, no respondo siquiera al llamado, solo abro la puerta. Al hacerlo, ahí está él, empapado en lluvia, mirándome con calma.


Ahí estas de nuevo…


—Aoba… —él susurra mi nombre, su voz destroza mi ser y me deja sin defensa.


—¿Qué… quieres? —traté de sonar firme, pero era inútil, mis labios titubeaban.


No dijo nada, dio un paso y me abrazó, sentí un calor tan dulce que me quitó fuerza o palabra para rechazarlo. Me dejé caer en sus brazos, así era siempre, cuando yo estaba con él todo mi mundo volvía a caminar.


—Quiero que me calientes… —susurra a mi oído y deposita un beso en mi mejilla.


—No… —me limité a responder—. Koujaku… ya no puedo con esto.


—Aoba, no me hagas esto, te quiero…


Te quiero… te quiero tanto que duele. Por favor, Koujaku no me hagas esto, déjame olvidarte de una buena vez… quiero que mi mundo pueda girar sin ti. Duele.


Ya no digo nada en respuesta, mis ojos cristalinos están por derramar lágrimas, la impotencia y el dolor me orillan a llorar, no hay nada que yo pueda hacer, cuando mi corazón late duele. Me desespera y frustra el hecho de que él… puede deshacerme a su antojo.  


Todo se volvió un desastre. Ya ni siquiera puedo decirme a mí mismo si esto es romance o es enfermedad, si es cariño o es obsesión.


Koujaku me besó suavemente, primero en mi mejilla y luego en mis labios, estaban cálidos a comparación de los míos que no terminaban de temblar. Y así, sin aviso o petición él derribó los débiles muros que había intentado poner, ahora todo mi ser estaba siendo arrastrado por él. Me tomó en brazos y me llevó a mi habitación, la cual ya había sido testigo de nuestro muchos encuentros… aquel lugar era una tortura dulce.


Se despojó de su ropa, escuché como caía al suelo, no quería mirar, sabía que si nuestras miradas se encontraban de nuevo terminaría amándole y perdonándole una vez más, ya no deseaba sufrir, solo deseaba que mi mundo continuara caminando, ya no soportaba vivir en un mundo muerto, necesitaba calor y vida.


Contradictoria, esa es la palabra que podría describir mi situación.


Era tan contradictorio que pese todo el calor que Koujaku arrancaba a besos de mi piel, me sentía más abrigado  y cálido que nunca.


—Aoba… te quiero —suspiró con ternura en mi oído—. Te quiero a ti y a nadie más.


 Tus palabras son mentiras. Koujaku devuélveme la libertad que me has arrebatado con tus mentiras… tus dulces y cálidas mentiras. Koujaku, ¿Hasta cuándo planeas dejarme ir? Lentamente el veneno de tu amor me ha liquidado… lentamente me has ido echando a perder. Ya no puedo soportarlo.


Koujaku se recostó sobre mí, su piel estaba  helada por la lluvia y aun así tan cálida, con tan solo sentirle me sentí bien, una suave sonrisa se dibujó en mis labios, sentirle cerca de mí era lo mejor, deseé que aquel momento no terminara, que aquel momento cuando Koujaku me mirase a mí y solo a mí  jamás  terminara.


De repente él se aparta levemente de mí, sus ojos se fijan en los míos, ya no puedo resistirme, ya no puedo apartarme, esos ojos que parecen adorarme, esa mirada que parece decir ‘te amo’ no es más que otra mentira más, es un dulce cuento del cual no deseo despertar. Sus ojos me encantan, me enloquecen, me hacen débil. ¿Cuándo perdí mi voluntad de tal manera? ¿Cómo una sola mirada suya era capaz de hacerme trisas por dentro? Ya lo he olvidado.


Quiero disfrutar de este pecado, quiero gozar palabra a palabra, si es mentira y falsedad todo cuanto sale de sus hermosos labios, entonces las tomaré y las convertiré en mi placer, será mi anestesia.


—Koujaku… —me apetece pronunciar su nombre.


—Estoy aquí, Aoba, solo para ti —responde mientras entrelaza su mano a la mía.


—¿De verdad?


—Sí.


Te has vuelto tan bueno, sabes todo de mí, entiendes con qué palabras destrozarme y con qué palabras enamorarme, es mi culpa que lo sepas, te he dejado ver mi corazón, te he dejado que tomes cuanto te apetece y place. Soy tan ingenuo.


No tengo opción, soy un incrédulo y le creo una vez más, aun sabiendo que a la mañana siguiente él no estará ahí, aun sabiendo que fuera de estas paredes solo parecemos amigos que de vez en cuando hablan, somos extraños el uno para el otro como si no reconociésemos nuestras pieles como cuando lo hacemos aquí. Entiendo que será doloroso, eso siempre lo he atendido, siempre he comprendido las consecuencias de mis actos. Pero, cuando él me dice que está aquí, solo por mí y para mí,  es entonces cuando mi alma de niño grita, mi corazón se acelera y no puedo evitar ilusionarme con aquellas dulzonas fantasías.


Eres el demonio, te vistes de ángel, me encantas y luego me dejas, la maldita cadena se ha repetido tantas veces ¿para qué mantener una cuenta de todas aquellas torturas?


Koujaku ya no dijo nada luego de ello, solo me besó. Posó sus labios contra los míos, tan dulces, tan irresistibles. Tengo el capricho de probarlos, de hacerlos míos, me apetece ser travieso, tengo el deseo de sentirle, de besarle, de compensar los pedazos rotos de mi corazón bajo la alfombra, y así sentir cariño y amor, quiero ser amado por él, por él y nadie más.  Ambos nos besamos, sin prisa u ansiedad, es un beso tan lento y apasionado, parece que nuestros labios se funden lentamente. La delicia que experimento es tal que me cuesta compararla, esto está mal, pero ya no puedo resistirme o arrepentirme. Mi cuerpo es más sincero que mis palabras.


Tú me hiciste esto…


Mientras él comienza a desvestirme la vergüenza se apoderó de mí y me arrastra para que vea la realidad, para que sienta pena de mí y me riña a mí mismo. Ya no lo soporto, mi conciencia, mente y corazón no ha parado esta terrible pelea, quiero que pare, quiero encontrar mi cordura de nuevo.


Escucho la lluvia, cada vez llueve con mayor fuerza, la tormenta allá afuera es similar a la catástrofe dentro de mí, un huracán de emociones que chocan entre sí.  Las gotas golpean la ventana y el viento arrasa con todo.


La tormenta en mi corazón es peor que un huracán. Odio, miedo, pasión, amor, deseo, desesperanza, ira y cariño, todo mesclado, todo hecho un caos flotando de aquí para allá, vuelva y hace resonar mi pecho.


Me pregunto si alguna vez volveré a vivir, me pregunto si alguna vez volveré a pertenecerme a mí mismo.


Koujaku me mira con fijeza, siempre lo hace, por poco podría decirse que él está leyendo mi mente y mi corazón. Luego sonríe y me besa nuevamente. Me he vuelto adicto a ese tipo de acciones, tan efímeras como sensuales.  Como sea, quiero tener este momento, de retenerlo en mis manos, se grabarlo en mi piel.


Destrozaste todo de mí. Estoy acostumbrado a ser usado por ti, es un hábito, es natural ahora, me he adaptado, me he acostumbrado a vivir quebrado, cual ventana sin vidrio. Lo has roto todo de mí. Mi confianza, mis anhelos y sueños, mis metas, todos se ha vuelto trizas en tus manos al punto en el que me convertí en tu títere.


—Aoba… déjame hacerte el amor.


¿De verdad hacemos el amor?


—Koujaku… —mis ojos se llenaron de lágrimas, como me lastimaba ese amor, como me destrozaba su mirada tierna y su tono suplicante—. Solo hazlo… Koujaku.


Él asiente suavemente y ahora deja una línea de besos que va de mi cuello hasta mi pecho. Las caricias de él envuelven mi cuerpo, lentamente las llamas queman mi piel. Entiendo perfectamente cómo terminará esto, y lo ansío, ansío sentir su pasión, su cariño, por este momento él es mío, por este momento él solo me mira a mí. En este momento es nuestro mundo, nuestra galaxia, nuestro romance de ensueño.


Ahora solo puedo añorarte a ti, ahora solo dependo de ti, me he vuelto loco, has matado lentamente cada parte de lo que yo alguna vez fui. ¿Estas feliz mi dulcemente cruel asesino?  Tú apuñalaste mi corazón una y otra vez. Colocaste cadenas en mis pies y esposaste mis muñecas.  Asfixiaste mis suspiros y me robaste el aliento.


La cama cruje y nuestras respiraciones ya están hechas un caos. Trato de llorar en silencio, me siento desprotegido, me siento expuesto como un niño pequeño. Tengo miedo a lo que desconozco y el mañana me aterra, necesito aferrarme al momento, necesito entender que en el ‘ahora’  él está conmigo.  Mientras él se hunde en mi interior en todas las formas posibles, grito con todas mis fuerzas, ya no lo aguanto más, necesito gritar y dejar salir todo el dolor en mi pecho.


¿Quién eres tú para mí?


El gime y gruñe, jadea y exhala con fuerza cada vez que se mueve. Mi visión se ha vuelto borrosa, las lágrimas empañan mi visión y el placer se impregna una vez más en mi ser, apartando mis pensamientos lastimeros, ahuyentando mis demonios, mis miedos  y mis incertidumbres.  Mi abracé a Koujaku, tanto que me era difícil respirar, sentir su piel húmeda frotándose contra la mía me llenó de mayor placer. Besé su cuello, me sentí débil bajo él, deseaba que el placer fuese eterno.


—Koujaku… ¿M-Me amas? —pregunté llorando.


Esto es lo único que me queda…


—Claro —responde sonriente—. Solo a ti.


Besa mi cuello y luego mis mejillas. Acaricia mi  cabello mientras sigue embistiendo contra mí.


—Te ves hermoso… ya quiero que vuelva a crecer tu cabello —susurra seductor, lamiendo mi oreja y jugando con esa área, me enloquece y me hace gemir, ¿Qué vergüenza puedo sentir ahora? Él lo tiene todo de mí, lo ha visto todo de mí, mi alma desnuda ha sido expuesta tantas veces que ya no temo expresar mis inhibiciones con él.


Cortaste más que mi cabello, tal vez sea algo simbólico, has cortado mi alma, mi corazón. Pero estoy tan loco por ti, estoy enamorado con locura, mis sentimientos superan la lujuria. ¿Cuándo me dirás la verdad? ¿Cuándo dejaras de engañarme y utilizarme?  Soy un tonto, un tonto tan locamente enamorado que es capaz de permitir que su alma muera, que su espíritu se pudra y su corazón se torne negro y amargo.


Llegamos al orgasmo. Él exhausto susurra palabras tiernas y amables, me besa nuevamente, rozamos nuestros labios y saciamos nuestros apetitos, permitimos que nuestras pieles hablen ese lenguaje sordo a los oídos pero audible al corazón, el cansancio, la liberación, la relajación, una pequeña paz mental invade mi cuerpo y adormece hasta la última fibra de mis cabellos.  Correspondo sus besos, pese a que mi respiración errática limita el tiempo de nuestra unión, seguimos rozando nuestros labios, juntando nuestras respiraciones y dejando que nuestras respiraciones se combinen. Mi mirada se siente tan perdida, apenas y puedo verlo a él, pero puedo sentirlo.


—Te amo —me dice al final.


—… yo te amo a ti, Koujaku —susurro agotado.


Nos acurrucamos juntos, ahora que lo veo ya ha anochecido, no sé cuánto tiempo estuvimos teniendo sexo. La lluvia sigue acariciando suavemente la ventana, la tormenta afuera ha cesado como la tormenta en mi pecho. Koujaku se duerme abrazándome y yo me duermo igual acurrucándome con él, su aroma me llena y puedo dormir en paz.


Eres un asesino, mataste todo lo que me interesaba y apasionaba, eres el homicida de mi corazón. Me matas con tus besos, me asesinas con tus caricias y me acabas con tus palabras. No puedo perdonar este crimen, eres un criminal y no necesito más que decir. Pero aun así, te amo, te amo como jamás amaré a nadie. Mis sueños están llenos de ti como la sabanas de mi cama, todo eres tú no hay nadie más, mi mundo se ha vuelto pequeño y tú eres la llave que lo hace caminar. El mundo no se detiene por mí, pero yo me detengo por ti.


Abrí los ojos, tenía frio, la habitación estaba helada producto de la noche lluviosa. La mañana era gris. Koujaku no estaba ya a mi lado, en la cama solo había una rosa, una rosa que simbolizaba algo especial, era mi consuelo, era la anestesia para mi dolor y decepción. Las lágrimas de mi impotencia surgen ¿Cuándo podré despertar con él a mi lado? ¿Cuándo podré retenerlo como él hiso conmigo? Me cuesta entenderlo.


Algún día las piezas se moverán.


Suspiro mientras mi cuerpo se remueve en la cama, me abrazo de la almohada que ha usado Koujaku, está impregnada con su aroma. La esencia a sexo aún permanece en las sabanas, el veneno fluye por mi cuerpo. Las imágenes pasan una y otra vez por mi mente, como una suave tortura. Dormí un poco más después de eso.


Koujaku… oh, mi cruel, dulce Koujaku.


Mientras sostengo un cigarro en mis dedos me doy cuenta de dos cosas. La primera es que he adquirido el mar hábito de fumar, Koujaku siempre huele a tabaco, es tan triste que me obligo a mí mismo a recordarlo por medio de este vicio, y ese vicio me matara algún día, si es que él no me asesina por desamor.


La otra es que mi mundo se ha vuelto a detener, una vez más todo me parece gris, no tengo ganas de comer, hablar o cantar, no quiero nada o nadie, mi corazón sangra adolorido y mis pensamientos se llenan con desasosiego.  De nuevo la espera se vuelve eterna. Lo  necesito a él pero sé que él no me necesita, ya no le ruego que se quede conmigo, eso dañaba aún más el poco orgullo que me quedaba. Ya no sé qué hacer con mi vida, si no estoy con él nada tiene sentido alguno.


Doy unas caladas al cigarro, el aroma a tabaco se mescla con el de Koujaku. Exhalo suavemente, hay una sola cosa que tengo en claro. Una sola cosa que tiene sentido en todo este mar de confusión, la única cosa que es segura.


—Tú eres mi asesino.


Kill my dreams, kill my soul. Oh my love, You’re my killer.


 


 

Notas finales:

:3 Eso es todo por esta vez. Es mi primer fic KouAo así que >u< me hace doki doki escribirilo(?) xD Tengan un bello día del amor y amistad.

Nos leemos luego.


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