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Amor Eterno por William Michaelis

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Notas del fanfic:

Pues, bienvenidas al one-shot, drama, tragedía y romantico.

Sebastian x Ciel.

El link del corto cinematográfico es este, espero que les agrade porque esto es mas una adaptación:

Amor Entre Hermanos

Notas del capitulo:

Espero les guste, sin mas, es una adaptación les recuerdo, y algo dferente a lo que suelo escribir

Un día soleado en  la carismática Inglaterra.

Un adulto de no más de treinta años observaba como sus dos "amados" hijos practicaban con la música, el hombre músico de la escuela participe de ambos niños.

-¡Ya ha sido suficiente! - Por error el joven de menor tamaño y seis años menor erro una nota en su violín. El chico de pelo negro y ojos de un color carmín hermoso, hipnotizante. El joven hablado de nombre Sebastian y su hermano Ciel, jovencito menor que él en varios aspectos, en los cuales destacaba en el momento haber fallado aquella nota. Inmediato el adulto corrió con el arco de su violín golpeando al menor.

-¡Para! - Le suplico Sebastian y dejo fuera al hombre, viendo el deplorable estado de su hermano menor, ¿porque era así de cruel con este?

-¡El tiene que aprender Sebastian! - Dijo el hombre, para después irse enfurecido de la escena.

Sebastian corrió dentro junto con Ciel a detener el sangrado, así era requerido por su exigente padre para que pudieran encontrar una mujer.

Preocupado pudo ver la marca roja en su traje.

-Soy un asco...- Ambos eran simples niños jugando a ser adultos como prefería su padre.

-El no quiere hacerte sentir así... - Le trato de subir lo ánimos, tomando el botiquín de lejos, le había dejado una marca en el cuello y otra en el brazo, el pequeño hilo del arco le corto.

-¡Nunca podemos hacer nada por nosotros mismos Sebastian! - Le reprendió en esa infantil vocecilla. Pero bastante tierna que derretía al mayor. Ciel tenía doce años y Sebastian dieciocho.

-Bueno jovencito, siempre cuentas conmigo y lo sabes... - Le dedico una de las más sinceras sonrisas a su hermanito menor y se retiro dejando ese vendaje pulcro y sin dolor al que estaba ahí.

Años más tarde el joven Ciel de dieciocho entraba por la puerta principal azotando esta en el suceso, si bien se sentía fatal por los acontecimientos de las semanas pasadas. Corrió a su habitación cerrando la puerta enfurecido, nuevamente no era suficiente para su padre, le exigía demasiado, y al final ambos habían acabado peleados. Ya era usual.

Al borde del llanto su hermano entro en la habitación encontrándolo en esa estúpida posición fetal, ¿por qué no podía ser mas como él?

-Ciel, sabes que él no quiso decir eso... El... no entiende como te sientes... - Sebastian se sentó en la cama mirando a su hermano menor llorar de impotencia. Ambos eran sumisos ante las órdenes de su padre.

-¡No voy a ser lo que él quiere que yo sea! El... - Rompió a llorar y Sebastian lo abrazo.

-El solo lo dice para triunfes algún día como tú quieras...- Le dijo abrazándolo mas de cerca mientras el joven peligris apoyaba su cabeza en su hombro. Miraba con aquellos tristes zafiros a su hermano.

-Yo siempre he querido ser como tu... - Le dijo pero Sebastian lo callo de manera abrupta.

-Tú y yo somos iguales, somos hermanos...- Cambió por completo el semblante del joven y sonrió. Paso su dedo pulgar por aquellas mojadas mejillas de su hermano quitando rastro de lloriqueo alguno.

Este reposaba ahí, mirando a la nada, mientras que en un instante, todo su mundo se derrumbo. Ciel le beso con avidez, esperando ser correspondido por Sebastian. Pero en lugar de eso, el mayor le empujo a la cama poniéndose de pie.

-¡¿Qué rayos fue eso Ciel?! - Ciel sintió su pecho oprimirse por completo, esa era la realidad. Eran hermanos.

-Nada... - Logró pronunciar frunciendo el ceño y temiendo haber perdido a su único ser querido.

-¿Qué diablos fue eso? - Le pregunto limpiando sus labios con el dorso de su mano, aún no creía lo que acababa de pasar.

-Estaba bromeando, ha sido sin querer...- Lo miraba con miedo, no sabía de que era capaz su hermano. -No te lo tomes tan enserio Sebastian... Ha sido una broma...- Trataba de salvar su pellejo, hasta que miro a Sebastian suspirar y seguido seguir limpiando sus labios.

-Bueno... No importa... vamos... Vamos a ir con las chicas...- Dijo para salir rápidamente de la habitación de su hermano, Ciel solo asintió y se recostó en su cama, se había sentido bastante bien los labios de aquel hombre...

Más tarde ese día, el conjunto de hermanos y sus novias se hallaban en un centro comercial, Sebastian y Ciel se sentían incómodos por lo que habían pasado hace unas horas. Sebastian miro de reojo a su hermano mientras descansaban en una mesa del comedor del centro comercial, las chicas habían ido a pedir la comida rápida. Ambos se habían quedado solos. Sebastian sostenía el celular en la mano, tratando de no prestar atención alguna a su hermano, que leía un libro.

Pero le era imposible, por encima de la mesa dejo su mano extendida Ciel mientras que con el brazo detenía el libro. Ligeramente roso con sus dedos los de su hermano, lo miro y sostuvo una encantadora sonrisa en sus labios, discretamente ambos fueron entrelazando sus manos, sentían cada segundo eterno, hasta que ambas novias llegaron con los platos de comida, separándolos abruptamente.

-¿Sebastian estas bien? - Le pregunto la chica, una mujer de cabello negro y tez blanca, mientras este se mostraba nervioso pasando su mano por su barbilla.

-Si, no es nada...- Soltó para suspirar y mirar a su hermano, que se mostraba angustiado por todo lo que sucedía.

Cuando la noche cayó en todo Inglaterra, ambos jóvenes miraban el cielo nocturno al encontrarse solos.

-¿Ciel? - Llamo el mayor mientras que el más joven le acariciaba el pelo en la escena más relajante posible.

-Si, Sebastian...- Dijo con una voz adormilada.

-¿Que nos pasa?

-¿A nosotros? - Se atrevió a preguntar el menor dirigiendo su mirada al otro.

-Si...- Respondió secamente.

-No tengo idea...- Dijo al fin con una sonrisa, esa sonrisa tan pura que adoraba su hermano.

-No digo que tenga que pasarnos algo, pero... no todo es... amor, en esta vida, me gusta... me gusta estar contigo, pero... mil cosas pueden salir mal... - Dijo reprendiéndose mentalmente y mirando a otro lado.

-¿Tienes miedo? - Le pregunto Ciel afirmando que ambas manos estuvieran juntas.

-De perderte...- Le susurro el mayor al oído y frunció el ceño.

En la alcoba del hijo menor de la familia al amanecer se podían observar dos cuerpos, ambos desnudos abrazando al otro. Nada como la gloriosa primera vez de ambos, pasaron noches y días donde se encontraban junto al otro al despertar. Sebastian llenaba de caricias al más joven mientras sus labios le recorrían el cuello.

A veces uno observaba al otro dormir, o viceversa.

Un día en la escuela mientras los alumnos terminaban su clase de música, Sebastian se encontró con su novia dejando a Ciel pasar.

-Sebastian, tenemos que hablar...- Dijo la pelinegra para mirar los rubís del más alto.

-Escucha, cariño, estoy muy ocupado... No...Puedo... tengo que ir con mi padre... - Dijo tratando de sacársela de encima, con una excusa creíble.

-No es eso, no me evites, Sebastian, ¿qué te pasa?

-Mi padre es lo que pasa, quiere que practique más tiempo el violín.

-No respondes a mis llamadas... - Dijo para luego detener su caminar.

-Te juro, te juro que esta noche si te llamo... - Sebastian suspiro con cansancio temiendo que la pelinegra descubriera el "pecado" que estaba cometiendo con su hermano.

Se escapo del lugar al fin, dejando a la pelinegra con duda e intrigada.

Nuevamente en una noche estrellada los hermanos se hallaban en la habitación del menor, tras haber practicado un acto tan puro de amor.

-Sebastian... - Llamo el joven viendo al otro perdido en sus pensamientos. -¿En qué piensas? - Dijo para después llevar su cuerpo arriba del de su hermano.

-¿hasta cuándo durara lo nuestro, corazón? - Le pregunto el pelinegro a su hermano, acariciando sus caderas de manera suave.

-No lo se... ¿pero quien impedirá que nos amemos? -  Lo beso profundamente, sus labios eran hechos, uno para el otro.

Así un amor frustrado por la sociedad, por más puro que fuese, era escondido en aquella alcoba de tonos azules.

En el alba la madre de ambos chicos llego al cuarto, preguntando por el joven Ciel, que se hallase desnudo y cubierto por las sábanas al lado de su pareja. La madre azoto la puerta y rompió a llorar, despertando a ambos jóvenes, que alarmados su única acción fue vestirse.

Dentro de todo el día no volvieron a verse ambos amantes, Ciel estaba en el comedor, escuchando atentamente a sus padres que hablaban sobre ellos dos en la cocina.

-No se tienen que ver nunca mas... - Dijo el padre de ambos a la madre que estaba inconsolable.

La siguiente escena es bastante básica, ambos amantes huyendo de un cruel destino, en que hubiera sido mejor estar.

Tomaba lugar en un hotel barato, la camioneta del padre aparcada fuera y una patrulla inspeccionando esta, sin embargo ambos amantes no estaban ahí. En el puente de Londres, ambos amantes estaban esposados, unidos el uno al otro para siempre, por no querer separarse. Asegurando una muerte para seguir en otra vida.

Notas finales:

Muchas gracias por leer, y dedicarle su tiempo.


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