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Casa de mi demonio por ALICE15

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Notas del fanfic:

que les digo, primero los personajes no me pertenesen, son de su creadora a la que le agradecemos mucho, realmente me moria de escribir algo con ellos es que son tan... ya sabes ustedes jajaja, en fin, gracias por la oportunidad y espero que les guste

lo que este entre parentecis son comenterios mios

Notas del capitulo:

primer cap, primer fic de esta categoria, espero que les guste, stuve realmente esforsandome por encontrar una trama original (?) jajaja bueno sin mas a leer.

Capítulo 1

Casita de los horrores

___narración de Ciel___

Hoy por fin se termina, ese maldito ruido que no me permite concentrarme en mis estudios de las tardes, ese ruido de construcción, pero ¿a quién en su sano juicio se le ocurre mudarse por acá? Es más, gastar tanto dinero para vivir en la nada, mis padres necesitan estar aislados por su trabajo y contactos en el bajo mundo, pero el sujeto que se está mudando frente nuestro es un político, ¿no sabe que está mal visto hacer estas cosas? Nosotros ya tenemos una reputación debido a esto.

Aunque eso ya no importa, eso termino, seguramente el nuevo vecino no sea muy ruidoso, vive solo en una casa apenas más pequeña que la nuestra, por lo que ahora puedo gozar de mi tranquilidad de ahora en adelante, pronto será navidad y mi cumpleaños, lo espero ansioso, diez años… una década entera, eso debe ser algo especial.

Eran las seis de la tarde y yo intentaba hacer los deberes, ya que estudio en casa, mis padres trabajan mucho, pero siempre me dedican toda su atención cuando están en casa, jamás me sentí solo gracias a eso, mejor acabo pronto, para poder distraerme con cualquier otra cosa, antes de que de la hora de dormir.

___horas más tarde___

Cuando el reloj marco las once de la noche, ya muy agotado me fui a mi habitación, los sirvientes nuevos me prepararon para dormir, Maylene, Bardroy  y Finian (no sabía cómo escribir sus nombres, así que busque en la madre sabia Wikipedia y me salieron así, no se enojen conmigo si está mal) me dormí muy poco tiempo después de que me acosté, durante la noche y no sé a qué horas de la madrugada un desagradable olor me despertó, era humo, algo se quemaba, cunado salí de la habitación no era algo, era todo, la casa entere era devorada por las llamas, corrí por instinto a buscar a mis padres, pero no los encontré en su habitación, corrí al despacho de papá y allí estaban, muertos, lagrimas salían de mis mejillas sin control, no podía ver bien a donde escapaba, baje las escaleras a tropezones y finalmente creo que atravesé una ventana, luego volví a despertar, nada quedaba, pero era la madrugada del día de mi cumpleaños, diez años, una década, vaya que fue especial, pero no la manera en que quería.

___tres años después___

Lo que se perdió una vez ya jamás se podrá recuperar, es un hecho, ya ni me pregunto el porque de mi perdida, ya no me quedo pensando que hubiese sido de haber sido distinto, ya no creo que haya una razón distinta a un frio “porque si” para su muerte, para la muerte de papá y mamá.

Ahora, ya con mis trece años, soy el cabecilla de mi estirpe, Phantomhive, cargo con las responsabilidades que eso conlleva, pero suelo aburrirme con facilidad y no estoy muy seguro si ya he superado mi depresión, o si siquiera he empezado a hacerlo.

Tanaka, quien ahora se encarga de cuidarme y de servirme, como favor especial hoy se encarga de la empresa que mis padres dejaron, realmente este tiempo me he sentido menos motivado para hacer de lado mi mal humor y hacer mi trabajo.

Por hoy me dedico a deambular por la mansión sin un rumbo, recorriéndola de arriba abajo, memorizándola, cada esquina, cada detalle, vale recordar que esta no es sino una copia precisa de la que se quemó ya hace años, por suerte he tenido la capacidad de pagar una construcción de esta magnitud.

Al cabo de un rato de recorrer cada salón de bailes, cada sala de reuniones, cada comedor, las millones de habitaciones para huéspedes, mis aposentos, que son la habitación más grande de toda a casa, incluso más grandes del que fue el cuarto de mis padres, los despachos, la biblioteca, incluso los almacenes, la cocina, no se salvaron de mi ojos curiosos, tan poco los jardines, desde donde podía divisar la casona del vecino, un ya olvidado político del cual no recuerdo el nombre y no he sabido de el en siglos, esa casa fue lo único que sobrevivió al incendio, puesto que esta reconstrucción está hecha sobre los escombros, sobre las sobras que yacen carbonizadas debajo de los cimientos de mi actual vivienda.

Recordar la realización de ese estructura, era bastante desagradable, su dueño por otra parte debe vivir una fiesta eterna en algún ligar como la india o que se yo, dejando que la mansión se deteriore hasta este punto, vieja, descuidada, aterradora, llamaba mi atención a decir verdad… ¿sería una buena idea ir a explorar dentro? Al fin que nadie me extrañaría en un par de horas.

Dicho y hecho, camine disimuladamente hasta mi cuarto, sin levantar sospechas entre los sirvientes que me saludaban con una sonrisa a mi paso, cuando estuve allí tome un abrigo, una mochila y guarde un botellón con agua, algunas golosinas que ocultaba en mi habitación, algunas vendas por si me lastimaba, un arma, por si había algo que me causara problemas, y por ultimo me cambie de ropa a lago más cómodo con lo que tuviera la libertad de correr y trepar por si era necesario, sin más me escabullí entre la servidumbre para que no me vieran irme, llegando sin ser detectado a mi objetivo, al cual ingrese por una ventana que no tenía cristal, lo primero que me tope al entrar fue un amplio salón de bailes, pero en lugar de tener una amplia escalera que ascendiera al segundo piso había una minúscula escalera de caracol muy estrecha, de metal pintado de negro, de esas que se usan en las cárceles y almacenes, dando todo el espacio a dos puertas de madera oscura, todo el entorno de mármol y metal hacían de la estancia allí fría incomoda y algo desagradable, la poca luz que entraba por las ventanas, algunas rotas y otras bloqueadas por cortinajes gruesos de color verde oliva, en las paredes estaban los candelabros apagados que debían iluminar la estancia, mientras en el tejado estaba una araña de luces de cristales negros, mientras en las paredes color blanco marfil, yacía un único cuadro, un cuervo en una retorcida rama de madera negra petrificada, con los ojos bermellón brillante.

Camine a la primera puerta, al atravesarla me topé con la cocina, espaciosa y vacía, camine entre los mesones y hornos, llegando a una puerta que al pasarla daba a un pasillo de paredes de roca con tres rejas metálicas, en la primera solo habían un montón de puertas más pequeñas de madera sin barnizar, seguramente los cuartos de la servidumbre, luego estaba la segunda que serraba el almacén, lleno de barriles y cajas, con algunas estanterías vacías, la tercera cerraba un cuarto del todo sumergido en tinieblas, no se podía ver nada en su interior, primero entre al almacén, viendo en el interior de las cajas, pero solo encontré aserrín y algunas latas viejas, en los cuartos solo habían catres de malla y muebles destartalados, al entrar en el último cuarto, me sentí algo aterrado y nervioso, el aire era más pesado, cuando mis ojos se acostumbraron a la oscuridad me di cuenta de que la habitación de piedra en totalidad, estaba absolutamente vacía, pero había una estrella de cinco puntas dentro de un circulo pintada con pintura banca en el suelo de la misma, eso me extraño mucho, pero lo ignore y salí de ahí, bastante decepcionado, regresando al salón recibidor de la casa, me adentre por la otra puerta grande, cando a ver una sala de reuniones amplia con una enorme chimenea, una pared forrada de estantería que cargaban mucho libros, una última puerta también, esta daba un comedor gigante, con el techo sobre el creando una cúpula, habían miradores rodeando la habitación desde las alturas y escaleras de acceso a estos a los lados, arriba una puerta más, detrás de esta un despacho, con otro ingreso que seguramente daba a el piso de arriba o ser, el lugar al que te conducía la escalera de caracol.

Cuando me decidí a subir por esta última, note en el suelo una trampilla, pero la ignore, en el piso superior había un descanso con tres grandes puertas más, tras la primera, una sala, tras la segunda una pequeña biblioteca y tras la tercera un cuarto que parecía una mini comedor para la hora del té, en cada habitación habían más accesos, seguro llevaban a los pasillos que deban a las habitaciones y dormitorios, en el mini comedor, a un lado, había un tablero de ajedrez, me acerque a él, viendo con interés las desgastadas piezas, amaba ese juego en particular sobre los otros que también me gustaba jugar, antes jugaba con mi padre, han pasado tres años desde la última vez que lo jugué, pero no perdía la práctica, aun me consideraba un maestro en ese juego.

Me senté en la silla que acompañaba las piezas negras, imaginando un divertido encuentro con alguien al otro lado del tablero, paso un rato y me disponía a continuar con mi exploración, pero sentí una mirada sobre mí, voltee a ver que era, y en la puerta por la que había ingresado ahora había un hombre de cabellos negros, ojos bermellón brillante, agraciadas facciones, alto, delgado, de unos 20 o 23 años a lo mucho, luciendo un elegante traje de gala (no es el típico traje de mayordomo, es uno de los que usa la elite en sus bailes) sonreía sanguinamente mientras me escaneaba con la mirada.

-no es de muy buenas costumbres meterse en casa ajenas, señorito- me dijo con una voz amenazante, yo saque apresuradamente mi arma de la mochila y le apunte a la cabeza, justo entre los ojos.

-¿Quién eres?- pregunte con autoridad.

-¿yo? No poseo un nombre por el cual pueda ser llamado, pero me conocen como el cuervo- su tono cambio a una amabilidad asombrosa, me indicaba que le gustaba hablar de sí mismo.

-¿Qué haces acá? Se supone que esta casa está deshabitada-

-perdóneme, pero yo soy dueño de este lugar desde que el político necio termino de construirá y muy amablemente me la dio, luego huyo con la cola entre las patas-

-¿Qué? Entonces ¿por qué no hay servidumbre y todo está hecho un desastre?-

-yo habito de una manera más allá de la física, realmente no me interesa el estado de la casa en si mismo-

-¿Qué eres?-

-un demonio, señorito- baje el arma, las balas de nada servirían contra él, retrocedí un paso, pero tropecé con la silla en la que estaba sentado previamente, caía asía atrás, pero unos brazos pararon mi caída, sosteniéndome estilo princesa, era “el cuervo” que en un parpadeo me sujeto, evitando que me golease la cabeza con la silla, ahora su agraciado rostro estaba a centímetros del mío –señorito, tenga cuidado por favor, no vaya a ser que se lastime- dijo, claramente burlándose de mí, puede que sea el dueño mismo del infierno, pero ¡nadie se burla del conde Phantomhive! Y aunque me costase la vida se lo iba a hacer saber.

-¡bájame enseguida!- grite con el ceño fruncido y retorciéndome para que me dejara tranquilo, el me dejo en el suelo, mirándome extrañado -¿Quién te creer que eres? ¡Jamás vuelvas  burlarte de mí!- le agarre la solapa de la camisa, estaba demasiado sorprendido para detenerme, aproveche para asestarle una bofetada, me acomode la ropa, que se había zafado de lugar y tome mis cosas ara irme de allí de una vez, pero el tomo mi brazo y re agacho, parado detrás mío se agacho para susurrarme al oído.

-¿acaso tienes una idea de con quien hablas niño?- jamás oí una voz tan molesta y amenazante, pero yo estaba lo suficientemente indignado como para que no me afectara en lo absoluto, mi orgullo le ganaba a mi instinto de supervivencia.

-¡me vale un sorete seas quien seas! Suéltame, maldito demonio, yo soy el conde Phantomhive y nadie está a la altura de tratarme como le dé la gana, primero muerto que tolerar tus tonterías- me voltee para decirle esas palabras y lo mire seriamente, sin retroceder ni un paso, el me miro anonadado, luego puso una cara indescifrable y retomo su expresión más amable, pero sus ojos brillaban y tenía una sonrisa seductora, posiblemente una chica estaría babeando ante tal expresión.

-discúlpeme entonces, conde- se puso la mano derecha al nivel del corazón e hizo una ligera reverencia –puede sentirse seguro de que no volverá a pasar- lo analice por un momento, pero luego suspire calmando mi enojo.

-y más vale que así sea, pero ahora debo retirarme- aun dispuesto a irme, me gire y camine decidido, la presencia del sujeto aun me era molesta.

-por favor, señorito Phantomhive, no es necesario, note que le gusto el tablero de ajedrez ¿sabe jugarlo?-

-¿saber? Lo domino- cuando me hablaban de juegos mis ojos se iluminaban me era imposible decir que no, estaba en mis genes.

-entonces, ¿le gustaría dignarse a jugar una partida con este demonio?-

-sabes… está bien, siempre y cuando cumplas con mis expectativas- mi primera partida seria en tres años, realmente me era imposible negarme ahora, especialmente con un demonio, nadie más digno de probar mi talento.

-pero debo avisarle antes de que acepte, que siempre que se juega ocn un demonio se debe apostar algo, esas son las reglas-

-¿Qué quieres de mí?- realmente me intriga, que tenía yo que a un demonio podría intensar ¿dinero? Ralamente no tenía mucho sentido.

-será lago sencillo, si usted gana, se queda con esta mansión, pero si yo gano quiero a cambio… su corazón-

-¿quieres matarme?-

-no, para nada, nadie morirá, pero usted ya se imaginara por donde van mis exigencias- ¿a qué se refería con mi corazón? Este estaba vacío, maltrecho, endurecido, aparte de roto y enfermo, pero también podía referirse a mis sentimientos, puede que sí, puede que desee devorarse todo lo que me envenenaba y me volvía tan arrogante como soy, el dolor, el odio, todo, una vida sin emociones, eso era el mayor trofeo para mí.

-en ese caso, acepto, que empiece el juego, tu comenzaras con las blancas- ambos nos sentamos a lados opuestos del tablero, las piezas ya estaban acomodadas para el juego, el inicio con el peón del rey, como todo jugador que tenga algo de experiencia, le respondí y el a mí, sucesivamente, ambos no s bloqueamos demasiado bien, logrando que la partida se estanque de vez en cuando, pero tras eliminar algunas piezas y veinte minutos de duro combate, con uso total de sus facultades demoniacas me gano, yo no sentí la frustración que sentía al perder habitualmente, me sentía bien, como si hubiese ganado, pensé por un momento que me había dejado ganar, es que una vida vacía de emociones era más tentadora que esa horrible casucha.

-vaya señorito, me ha dado un duro combate, estoy impresionado por su intelecto, pero al final, he ganado yo, de manera y si no le molesta, cobrare lo que acordamos-

-es lo justo, fue divertido reñirme contigo, ahora toma lo que te corresponde- se paró de su silla, camino hacia mí, se arrodillo a un lado de mi asiento, no me moví de allí, él estaba a mi altura, de repente mi visión empezó a nublarse, solo podía distinguir ese atractivo rostro frente mío, esa hipnotizante sonrisa… esperen ¿Qué? ¿Atractivo? ¿Por qué? ¿Por qué de la nada me parecía atractivo? No lo sabía, pero lucia tan hermoso, tan atrayente, tan perfecto, que solo tenía unas enormes ganas de besarlo, el acerco su rostro más a mí, yo no pude entonces resistirme, lo bese, me colgué de su cuello, el me tomo en brazos, abrazándome con fuera contra su pecho y poniéndose de pie, me correspondía y profundizaba el beso, solo quería sentir su cuerpo lo más cerca del mío posible, lo quería todo, su lengua entraba en mi boca, la monopolizaba, jamás me había sentido tan bien, pero como patético humano que soy tuve parar por aire. –desearía tener un nombre por el cual llamarte…- dije entre jadeos.

-póngame uno, ahora estamos conectados, pues tu corazón es mío, solo mío, de nadie más de acá hasta la eternidad-

-será Sebastian, MI sebastian Michaelis-

Notas finales:

¿que tal? bueno, realmente ahora da para dejarlo asi, pero un comentario y sigo, prometo de antemano mucha accion jajaja

en fin, se cuidan un monton, comenten es gratis, los quiero a todos y nos leemos muy pronto!!!!


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