¿como definiría a ese conde? Tan pequeño, indefenso, insoportablemente orgulloso, sus ojos reflejan lo horrido de su pasado, es suculento y arrogante, conoce la sangre y la oscuridad, pero no deja de ser puro... Simplemente me encanta, sólo quiero deborar su alma... Pero ¿cómo? Un demonio no puede tomar un alma sólo así, debe de tener ordenes o el consentimiento de alguien más.
Seguramente tras nuestro primer encuentro, él se irá y ya no regresara, a menos que se enamoré de mi, los humanos tienden a seguir, cual ovejas, a aquellos de los cuales están enamorados, aquellos dueños de su corazón, eso era, tenía que apoderarme de su corazón.
Tras nuestro avivado juego, el cual Ciel domina de maravilla, me veo ganador y reclamó mi esperado premio, por acciones de la apuesta que llevamos a cabo, sólo una muestra de afecto era lo que se necesitaba, sus labios, eran los más apetecibles que jamás vi, su sabor por otro lado me ofusco por completo de la realidad, esos carnosos labios, su saliva, su boca entera, sabían a deseo, miel, carmín y tristesa, combinación que a nosotros los demonios nos volvía locos.
Sebastian Michaelis, era un nombre digno, él me lo puso, se le debe obediencia a un alma que vas a deborar, pero más allá de eso, debía pensar ¿como lograría que firmase un contrato conmigo?
Tras un par de besos apasionados más, de esos que son capaces de dejar sin aliento hasta a alguien como yo, un hilo delgado de saliva unía nuestras bocas, pero este se rompió cuando cayendo dormido, apoyo su cabeza en mi hombro, sería mejor sí lo dejaba en su casa, por lo que me introduje por la ventana de la habitación del menor, lo recoste en su cama, me le que viendo, se me ocurrió una idea, sonreí.
-¿no sería conveniente que le pusiera el pijama? Tal vez... Deberia ponérselo- susurre para no despertarlo, estaba profundamente dormido, busque en los cajones de su habitación y allí estaba la prenda.
Me acerque para desvestirlo, primero el abrigo verde oscuro que llevaba, luego el suéter café claro, la camisa blanca, estando con el torso desnudo, me acerque para apreciar el perfume de la piel lechosa de su cuello, rosas... Percibía ese aroma debilmente, tal vez sería mejor sí lo probaba, paseé mi lengua lentamente por el largo de su cuello hasta su mandivula, inale la esencia de su pelo azul oscuro, mordí con la delicadeza de no despertarlo, el lobulo de su oreja, me quedé contemplando su hermoso rostro, de un recipiente así, me esperaba un alma exquisita, de repente, noté un creciente sonrrojo en sus mejillas, su respiración se agitada, al igual que sus latidos, mientras algo se ponía duro en su entrepierna.
-¿un sueño húmedo, señorito? No me imagino quién será él afortunado que saborea su ser, en esas ensoñaciones suyas... Esperemos que sea... Yo- reí por lo bajo, algo complacido, tal vez demasiado complacido.
bajé por su cuerpo, a sacarle los zapatos y las medias largas, negras, hasta la rodilla, volví a subir acarisiando sus muslos, llegué al botón de sus pantaloncillos cortos del mismo color que su suéter, desabroche este y se lo saqué, me acomodé mejor sobre mi preciosa presa, para besarlo y lamer sus labios, ensalivandolos, con una mano acarisiaba sobre su ropa interior el miembro ya duro de Ciel, quién aún dormido, se retórica un poco del placer en mis brazos.
Entre besos, decendí a sus pezones, lamiendo, succionando y mordiendo muy levemente.
-Ah...- un gemido casi inaudible se escapó de su boca, de no tener mejores sentidos que un humano me lo hubiera perdido, pero él no despertaba, se aferraba a su sueño, con uñas y dientes.
Estando ya cansado de juegos, además de demasiado exitado para resistirme, me deshice de la última prenda de mi conde, luego me bajé la ropa que me molestaba hasta las rodillas, coloque sus piernas sobre mis hombros y ensalive tres de mis dedos, primero estimule y dilate su entrada, sí llegaba a dolerle despertaría, pero con mi tacto pude impedirlo, estando el listo, me introduje con extrema paciencia, aunque yo ya quería envestirlo con todo y de una vez, luego de ver que se movía, en sueños aún, me moví despacio, pero con cada penetración aumentaba el ritmo, se me escaparon un par de gemidos y sentía algo de saliva desender sin control por las comisuras de mi boca, con cada estocada profunda, llegamos a un ritmo acelerado, cuando estaba a punto de terminar, los brazos de Ciel me rodearon el cuello, había despertado, pero no me resisti y el tampoco, había que llegar hasta el final, tras unas estocadas más, el grito, pero ahogo su voz mordiendo la base de mi cuello, se corrió entre ambos, la estreches de su interior y la cálida sensación de mi sangre empapado mis ropas, fue lo suficiente para que me corriera, recuperabamos el aliento, no nos movimos ni un centímetro.
-¿que crees que haces Sebastian?- se oía tanto molesto, indignado y confundido, como cansado y sobnoliento.
-shh... Señorito, sólo vuelva a dormir- use mis poderes infernales para que cayera en los brazos de morfeo una vez más.
salí de su interior y nos limpie a ambos, le puse el pijama y me acomodé las ropas, puede que los demonios no podamos amar ni sentir cariño, pero vaya que disfrutamos haciendo esto.
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español