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Perfume del alma por Sapphire69

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Notas del capitulo:

Hola a todos n.n/

Gracias por sus leídas. Sé que el principio de este fic estuvo un tanto aburrido, pero solo es porque es el prólogo. Aquí traigo el segundo capítulo n.n , espero que les guste.

¡A leer!

La densa neblina lo cubría todo. Al remar por la barca, solo se escuchaba el rumor de las aguas. Se sentía tan tranquilo, ¿pero qué era este lugar? No lo sabía. Apenas se veía unas cuantas rocas inmensas y uno que otro árbol ginkgo.

A lo lejos vio que unas linternas de papel lilas y turquesas flotaban en contra de su dirección. Ahora que continuaba avanzando, ya no sentía la misma sensación de calma. Sentía un miedo de caer por un abismo. Como si lo que pensaba se hiciera realidad, estaba al borde de una catarata.

-¡No! –trato de retroceder, sin embargo fue inútil. Cayó por la catarata. -¡Aaaaaaahhhhh!

El viento se sentía en todas partes. Trato de sostenerse de algo: no pudo.

“¿Moriré? ¿Dolerá? No lo sé… Me da igual”

Cerró sus ojos y simplemente de dejo llevar. Al principio con un poco de temor, pero luego se relajó. Sonrió mientras sentía que su cuerpo se sentía ligero.

-No te rindas. Si lo haces, serás un cobarde.

“No me importa, solo quiero ser libre. Ya no quiero estar atrapado en esa jaula.”

-No lo hagas. Puedes ser libre sin tener que rendirte. Vive.

Cuando iba a caer, alguien lo cogió del brazo. Abrió sus ojos. La persona, o mejor dicho, el ser que estaba enfrente de sus ojos lo miraba con una cara seria. Aquellos ojos avellanas no dejaron de mirarlo.

-¿Quién eres tú?

-¿No te acuerdas? –el hombre sonrió, sus orejas azabaches de zorro se movieron en la misma dirección de su cabeza. –Bueno, ya no importa.

Sintió que el hombre lo tomaba en brazos y lo cargaba con gentileza. Él no pudo sentirse más que avergonzado. Además, ¿qué tipo de situación era esta? ¿Un hombre con orejas de zorro?

-¡Oye, bájame!

-Tranquilo. Casi llegamos a la orilla.

El hombre lo llevó hasta el mencionado lugar. Cuando lo depositó en el suelo, su kimono empezó a brillar como si se pudiera ver en ella las miles de estrellas que hay en el firmamento.

-Tienes que ser cuidadoso, Ritsu. –el hombre se alejó caminando encima del agua. –Sabes que tu familia tiene muchos enemigos.

-¿Eh?

-Sé que estarás bien. –el hombre sonrió y se acomodó su larga coleta azabache. –Eres una persona fuerte. 

-¡Oi! ¡Espera! ¡¿Quién eres tú?!

Corrió tratando de alcanzarlo, pero fue en vano. El hombre desapareció sin dejar rastro.

 

Apoyo su cabeza en su brazo. Miraba por la ventana del bus. No faltaba mucho para que oscureciera por completo. ¿Volvería a tener un sueño raro? Trato de no pensar en el raro sueño que ya tenía desde hace dos semanas. Hoy sería otro día igual al de ayer. Solo que estaba vez no se quejaría.

“Otro día más en mi aburrida vida”

Ritsu bajo del bus al llegar a su paradero. El lugar era hermoso. Los árboles eran grandes y frondosos. Le hacían recordar a una imagen que vio en un libro sobre paisajes naturales de mundo. Era como ver árboles Wisteria*. Solo que a diferencia de estos, los árboles que veía solo eran molles.

Iba a comenzar el verano. Podía ver a la gente andar con sus kimonos de verano. Ahora que lo pensaba, él no tenía uno… daba igual. Él solo quería comprar un nuevo libro de Usami Akihiko. Si no recordaba mal, el título del libro era Eternidad. Él ya tenía una colección casi completa de los libros de Usami-sensei.

 

Entro en la tienda y se comportó como habitualmente lo hacía. Reviso en los estantes. Aun no lo hallaba. Continúo buscando. Hasta que por fin lo encontró. Solo había un pequeñín problema… Ritsu era muy bajito y aunque se empinara no lograba alcanzar el libro.

-Mejor traigo una silla… –se resignó el castaño claro. -¿Dónde habrá una silla?

Mientras buscaba con la mirada. Encontró una silla. Se emocionó. Ya no podía esperar para leer el libro. Estaba subiéndose a la silla cuando vio a un chico alto, de cabellera castaña oscura. Cogió como si nada el libro que él quería. Ritsu quedo lelo.

–Etto, ese libro lo iba a coger yo… ¿me lo podrías dar? –Ritsu trato de sonar educado.

El chico solo lo ignoró.

-Etto… Disculpe, ese libro lo voy a comprar yo. –Ritsu hablo más fuerte.

-¿Mmm? Escuche una pequeña voz pero no sé de donde viene. ¿Será de un duende?

-¡Oye!

-¡Ah! Con que de aquí provenía la voz.

-¡Ya le he dicho que ese libro lo voy a comprar yo!

-Qué lástima, yo también lo quiero. Y como yo lo cogí primero…

-No es justo, yo solo me demoré en traer la silla, además yo lo vi primero.

El chico empezó a carcajear. A Ritsu no le pareció nada divertido.

-Así que tengo que darte el libro, porque lo viste primero. Pero, ¿si no quiero hacerlo?

-… -Ritsu estaba perdiendo la paciencia. –Yo llamare a…

-¡Ah, ya sé! ¡El bocchan llamará a su papito! ¿No?

Ritsu no dijo nada. No pelearía con ese chico. No sabía quién era el muchacho, pero no iba a discutir. Además, ¿cómo se atrevía a llamarlo “duende” o “bocchan”? Se aguantó las ganas de tirarle un buen puñetazo.

-Quédatelo, no me importa.

Ritsu se alejó cubriéndose el rostro con una expresión de indiferencia. Después de todo, si le afectaba el que le dijeran “bocchan”.

-¡Oye, espera!

Ritsu agarro bien su maleta y salió corriendo de la librería.

-¡Onodera Ritsu!

 

Ritsu corrió lo más que pudo. Sabía que se estaba comportando como un niño, pero no podía evitarlo. Mirando hacia atrás, por el camino por donde vino, se dio cuenta de que estaba solo.

-¿Quién rayos será ese chico? ¿Cómo se atreve a decirme ese tipo de cosas sin siquiera conocerme?

-Eso es lo que crees.

-¡…!

El chico que vio antes en la librería estaba sentado en una de las ramas de los árboles. Tenía una sonrisa socarrona. Ritsu trató de no demostrar tanto asombro, así que solo lo miró seriamente.

-¿Qué es lo que quieres?

-¿Yo? –el chico se señaló. –Nada de ti, pero quiero algo de “él”. Estoy seguro de que si hago esto...

El chico se lanzó para atacarlo. Ritsu adoptó una pose de defensa, pero el chico saco algo brillante de su chaqueta. Una daga con adornos hermosos de rubíes y esmeraldas.

-¡…!

-Estoy seguro de que si mueres, “el” vendrá a mí.

El chico tenía una sonrisa de psicópata. Y eso no era todo. El chico parecía que nunca se cansaba de atacar. El castaño hacía todo lo posible para defenderse, aunque estaba siendo arrinconado poco a poco. En un intento desesperado, Ritsu trató de hacer una barrida. No funcionó como quería. Fue golpeado en el abdomen.

-¡Arrgh!

Ritsu salió disparado hacia los arbustos. Se cogió la zona afectada. El dolor recorría todo su cuerpo. Ahora sentía el sabor de la sangre en su boca. El chico se acercó lentamente a Ritsu. Lo levanto como si fuera un trapo.

-¡Oi! ¡Sé que estás ahí! –el chico espero alguna respuesta, pero esta nunca se hizo escuchar. –¡Sal de una maldita vez, zorro bastardo!

-“¿Zorro?” –Ritsu también miro a todos lados, tratando de ver en la oscuridad algo o a alguien. –“Aquí no hay nadie…”

-¿Así que no quieres salir? –el chico soltó bruscamente al castaño. –No te importa tu sacrificio, ¿no es así?

-¿“Sacrificio”? ¿De qué está hablando este tipo? –pensó Ritsu mientras su consciencia se mantenía solo por un hilo.

De repente, el chico fue repelido por una ráfaga de viento. Ritsu también salió, prácticamente, volando; sin embargo, el mismo hombre de sus sueños apareció y lo tomo entre sus brazos. El castaño no podía creerlo.

-No puede ser…

-Disculpa por la demora.

-No. No. No. –Ritsu abrió sus ojos como platos, incrédulo ante la presencia. –Tienes orejas de zorro. ¿Eres un kitsune*?

-¡Maldito zorro! –el chico de cabellera castaño oscuro se levantó sacudiéndose el polvo. –Te hare pagar por estafarme.

-¿Estafa? Yo no hice trampa, él que cometió una falta al acuerdo fuiste tú. Atacaste a mi familiar.

-“¿Qué rayos está pasando aquí?” –Ritsu trató de acomodarse en los brazos del kitsune. –Oye, ¿quiénes son ustedes?

Vio que el kitsune suspiró pesadamente mientras sacudía su cabeza. En cambio, el otro tipo permaneció callado como si pensara en algún plan.

-Sabía que algo así ocurriría. –El chico se reía histéricamente. –Por eso…

El chico sacudió su daga y la dejo caer enfrente de él. Esta se quedó clavada de punta en el suelo. Mientras hablaba de una manera rara, las piedras preciosas empezaron a brillar.

-¡Atácalos, Nakhla!

Una serpiente de colosal tamaño se deslizó por la tierra. En un momento era visible y por otros se volvía casi invisible. Más aun en la noche, impedía verlo con claridad.

-¡Tsk! –Ritsu sintió que el kitsune lo estrujaba un poco. –Maldita serpiente…

-¡Estas herido!

-Shhh… Cállate. –el kitsune trato de quitar la expresión de dolor en su rostro.

-¡P-pero…!

-Estoy bien, esto no es nada.

El kitsune dio unos cuantos pasos y cayó junto con Ritsu. El castaño se levantó y permaneció cerca del kitsune herido. Miró sus heridas. Había una estaca, parecida a una flecha y eso no era todo: la zona en donde estaba la estaca se volvía negra. Su haori* también estaba manchado.

-¡…! –el castaño ya no entendía nada, pero sabía que ahora corría más peligro. -¿puedes levantarte?

El chico que los ataco, se acercó a ellos. Ritsu trató de levantar como pudo al kitsune.

-¡Vamos, levántate!

-Eso es lo que estoy haciendo. –el hombre jadeaba mientras intentaba levantarse. –Huye. Yo me encargaré de esto.

-¿Eh? Pero, ¿qué estás diciendo?

-¡Vete!

El kitsune se levantó y empujó a Ritsu. Este cayó pesadamente a unos cuantos metros. Se reincorporó lentamente solo para ver que el kitsune había recibido un ataque directo del chico.

-¡…! –el hombre sangraba por la boca. –Acabemos con esto de una vez, pero no lo metas a él en esto.

-Owww, echándote faroles para que no lo dañe. Es tan conmovedor.

El chico volvió a hacer unas cuantas señas y la serpiente apareció otra vez. Esta siseó avanzando con una velocidad increíble para embestir al kitsune.

-¡Nooo! –Ritsu trató de acercarse nuevamente al hombre, pero el tipo psicópata lo interceptó antes. -¡Suéltame!

Ritsu forcejeó por liberarse. Pero el chico le cogió las dos muñecas y con una fuerza antinatural lo alzó con una sola mano.

–Devóralo, Nakhla.

–¡Ritsu!

El castaño cerró sus ojos esperando algún tipo de dolor. Sin embargo, sintió que era jalado con fuerza.

“¿Qué rayos esta pasando aquí? Ya no entiendo nada.”

-Lo siento, Ritsu. –el kitsune lo volvía a cargar. –No quería que nos encontráramos así.

-¿Qué sucede aquí? ¿Te conozco? ¿Por qué nos atacan?

-Haces muchas preguntas, ¿lo sabías?

Ritsu se sonrojo. –Lo siento.

-No, yo lo siento. Te metí en este problema y para poder salir de esta necesitaré algo de ti.

-¿Qué?

El kitsune lo acercó y rasgó su ropa, dejando descubierta su níveo cuello. Ritsu no podía estar más que desconcertado.

-¿Qué ha-?

El castaño no pudo terminar la frase. El kitsune lo mordió en el cuello son sus afilados caninos.

-¡Aaah!

Sintió que sus fuerzas se desvanecían. Luego su cuerpo cayó hacia un costado. Su último recuerdo fue ver el gran resplandor entre los ataques del kitsune y la gran serpiente. Parecía que el kitsune estaba curado, pues se movía con gran agilidad.

-Al menos esta bien…

Ya no podía permanecer despierto. Dejo la oscuridad nublara su mente.

“Esto es solo un sueño. Si eso debe de ser. Solo estoy teniendo un sueño raro.”

Notas finales:

*Kitsune: Ser mitológico del folklore japonés. Llamado también “espíritu zorro”. Dependiendo de los siglos que haya vivido tienen más colas. 

*Haori: Parte del atuendo masculino japonés. Es una especie de abrigo.

*Wisteria: árbol de frondosas hojas.

*Ginkgo: también conocido como “el árbol de la larga vida”.

¿Qué les pareció?

Si desea pueden dejarme algunas ideas suyas, toda idea o crítica es bien recibida n.n

Cuídense mucho. Nos leemos pronto n.n/


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