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Mi pasado con Aomine por Fullbuster

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Aomine Daiki POV


 


Entré por el hospital corriendo seguido de cerca por Kagami, de hecho… íbamos a empujones y es que había venido en cuanto había podido, aún llevaba puesta la chaqueta de mi equipo y Kagami y yo habíamos llegado a empujones al hospital y es que no podía perdonarle que le hubiera hecho jugar hasta el final, Kuroko no podía esforzarse tanto por un partido, no debían haberle dejado jugar más después de aquel golpe, pero lo habían sacado olvidándose de que él no tenía resistencia. Realmente no creo que se les olvidase, pero todos querían ganar y le habían llevado a su límite. Era culpa de ese maldito equipo que Kuroko hubiera acabado en esa ambulancia sin poder respirar.


- Lárgate de aquí – le dije a Kagami.


- Vete tú – me dijo él – Kuroko es de mi equipo y me quedaré aquí.


- ¿De tu equipo? No me hagas reír, lo habéis utilizado para ganarnos, mira como le habéis dejado, no tenéis miramiento por él.


- No tiene valor tus palabras sabiendo que tú fuiste el primero en despreciarle, nosotros no lo hemos despreciado jamás.


- No lo despreciáis pero lo utilizáis para ganar, eso es aún peor, yo jamás le llevé al límite para ganar.


- ¿Crees que no me preocupa su estado de salud? – me gritó Kagami – le amo, preferiría mil veces estar yo en su lugar, tú también podrías haberte dado cuenta de lo mucho que significaba para él este partido y haberle dejado por una vez en tu maldita vida dejarle ganar, pero tienes un ego enorme y le has llevado al límite, eres tú el culpable.


- No está en mi equipo, si lo hubiera estado jamás le habría dejado salir en esas condiciones, ya estaba exhausto de ayer.


- También fue tu culpa – me dijo – tú le humillaste, le destrozaste y ni siquiera escuchaste lo que tenía que decirte.


- No entiendes nada, él nunca quiere contarme las cosas, siempre me dice que no tiene nada que decirme cuando se supone que quería hablar conmigo.


- Eres idiota – me gritó – metes la pata una y otra vez con él y lo único que Kuroko quiere es que tengas cinco malditos minutos para escuchar lo que te tiene que decir, pero cuando no desapareces te vas besando con otras por ahí ¿Qué quieres que te cuente cuando te ve tan ocupado? Piensa que nunca tienes tiempo para él y empiezo a pensar que tiene razón.


- Siempre tengo tiempo para él, hasta le enseñé a lanzar y mírame… he perdido por sus malditos tiros y sus pases.


- Tenía razón Kuroko, eres imposible.


- ¿Cómo que tenía razón? ¿Qué te dijo de mí?


- Que no se podía hablar contigo y veo que era cierto, tu mente es de lo más cerrada, no hay forma de que entiendas las cosas, así jamás podrás comprender a Kuroko, así que aléjate de él y deja de hacerle daño.


- Cállate – le dije – tú no eres nadie para darme órdenes a mí. Me acercaré a Kuroko todo lo que quiera, es mi amigo.


- Es el chico al que amo – me declaró frente a todos – no vas a hacerle más daño del que ya le has hecho.


Kagami pasó de mí y preguntó a la enfermera donde habían llevado a Kuroko y tras contestarle, se marchó por el pasillo hacia la habitación que le dijeron. Le seguí a cierta distancia y es que tampoco podía dejar de sentirme culpable, lo más fácil era echarles las culpas a ellos, al equipo del Seirin por lo que habían hecho a Kuroko, pero también yo tenía la culpa, anoche metí la pata con él, le grité y le insulté por celos, porque creía que me sustituía por Kagami y ahora estaba en el hospital por haberse forzado demasiado, todo porque quería ganarme y es que yo le empujé a esta situación, le había dicho que era débil y que su juego no ganaría, le había estado retando una y otra vez, estaba así por mi culpa.


Llegué hasta el pasillo donde debía estar la habitación de Kuroko y vi como el médico salía sin explicarnos nada y es que iba a llamar a la familia de Tetsu, supongo que le explicaría el pronóstico a su madre, nosotros al fin y al cabo no éramos nada de Kuroko, al menos no familia, así que prefería hablar con el responsable del menor, aún así nos comentó que no nos preocupásemos, en unas horas estaría recuperado. Aquello me calmó un poco pero aún así, no pude evitar mirar por la puerta abierta y ver como la enfermera le administraba algo. Kuroko aún estaba con la mascarilla de oxígeno puesta, tumbado en esa cama e inmóvil mientras miraba por la ventana.


La enfermera salió comentándonos que ya podíamos entrar a verle y Kagami y yo nos miramos atentamente para ver quien de los dos entraría primero, al final Kagami con pocas ganas dijo que “los perdedores primero” y yo cabreado entré, no pensaba discutir con él sobre esto y menos ahora que podía ver a Kuroko.


- Ey – le dije llamando su atención mientras sonreía y es que ahora parecía un poco estúpido haber comenzado así, él me miraba extrañado, pero no sabía como empezar a hablarle realmente después de todo lo que había ocurrido - ¿Qué tal te encuentras? – pregunté tratando de corregir mi primer error al comenzar la conversación.


Kuroko me miraba y cuando vi como llevaba su mano hacia la mascarilla de oxígeno me di cuenta de mi error, no estaba para hablar así que le impedí que se la quitara cogiendo su muñeca con suavidad y apartándola con dulzura de la mascarilla.


- Los siento – le dije – no te la quites, tranquilo. Sólo descansa un rato y escucha lo que tengo que decirte – le comenté y respiré hondo sin saber muy bien por dónde comenzar – lo lamento mucho Tetsu, no quise decir todas aquellas cosas de ti anoche pero… pensé que Kagami estaba ocupando mi sitio y yo no quiero perder tu amistad, te veo tan bien con él que me entraron un poco de celos y lo pagué contigo y por eso lo lamento pero aún así, no tenías que esforzarte tanto por ganar, yo sé que eres bueno, siempre lo has sido y quería darte la enhorabuena por ganar el partido, te felicito.


Tetsu trató de quitarse la mascarilla de nuevo para hablar pero yo le sonreí y le volví a quitar la mano agarrándola esta vez con fuerza entre mis manos y él se sonrojó levemente.


- No te fuerces Tetsu, estaré aquí para hablar contigo cuando te recuperes ¿Vale? Ahora sólo respira y mejórate, no te la quites. Dios… me has dado un susto de muerte. No vuelvas a hacerme algo así, no sabes lo que mal que lo he pasado al verte desplomarte en la cancha.


No quería soltar su mano aunque la notaba áspera y sé que estaba llena de cayos por el duro entrenamiento al que había estado sometido estas semanas, tenía tanto empeño en vencerme que se había esforzado demasiado, sus manos demostraban cuánto esfuerzo había tras él. Al sentir sus heridas en las palmas de la mano, sabía que yo era el culpable de haberle llevado a esta situación, era a mí a quien quería vencer y se había estado sacrificando por su equipo solo para vencerme, para llevarles a la final y no soportaba el dolor que me provocaba saber que estaba aquí por mi culpa.


- Lo siento Tetsu – le dije agarrando con más fuerza su mano mientras la acariciaba – lo siento.


Sentí como la otra mano de Kuroko se elevaba y me tocaba el rostro tratando de calmarme. Creo que incluso a través de la mascarilla le vi sonreírme y es que él era así, siempre preocupado por los demás, era un chico asombroso. Creo que me estaba mintiendo a mí mismo… no eran celos por perder su amistad, eran celos por perder su amor, su cariño, su afecto, siempre habíamos estado juntos desde pequeños, él era lo más importante en mi vida y no quería perderle, no podía permitírmelo. Un carraspeo me sacó de mis pensamientos y vi a Kagami tras de mí, supongo que él también venía a disculparse con Kuroko, así que le comenté a Tetsu que pasaría más tarde y me marché de la habitación dejando a Kagami que entrase.


Salí de la habitación dejando entrar a Kagami y de verdad que quería marcharme y darles su momento de intimidad, pero no podía, mis piernas no se movían y me quedé allí cerca de la puerta observándoles, viendo como Kagami se sentaba en el borde de la cama y como le felicitaba por la victoria mientras le acariciaba el cabello con dulzura. Supongo que ahora me daba cuenta de lo que estaba perdiendo, él siempre había estado conmigo y yo no le había apreciado lo suficiente, si hubiera cuidado un poco más nuestra amistad quizá podría haber sido yo el que estuviera como ahora Kagami estaba con él, así de unidos, pero no… nosotros estábamos cada vez más distanciados y anoche lo distancié aún más con mis insultos, me sentía idiota.


Kagami también le impidió quitarse la mascarilla de oxígeno y hablaba con él, pero yo ya no podía oírles, caminé hacia el fondo del pasillo y es que no quería saber la cantidad de cosas románticas que se dirían, me dolía incluso saber que lo harían. Hacia la salida del hospital me encontré a la madre de Tetsu que venía acalorada y discutía con un enfermero porque no le dejaban meter perros en el hospital y al verme, vino corriendo hacia mí dejándome al perro en brazos.


- Aomine… Por favor cuídamelo un momento – me pidió su madre.


- Claro, está en la sala 202 – le dije cogiendo al perro y mirándolo mientras su madre se iba hacia dentro para ver a su hijo agradeciéndome la información - ¿Y qué voy a hacer yo contigo? – pregunté hacia el perro que me miraba con esos ojos idénticos a los de Tetsu y sonreí – de verdad que sois iguales vosotros dos, ven… ya sé dónde podemos ir.


Volví hacia dentro del hospital y aunque el enfermero me indicó que no se podían entrar perros en el recinto, al ver mi mirada inquisitoria acabó quedándose paralizado y no volvió a decirme nada. Entré en el hospital y llamé al ascensor para ir a la azotea. Varias enfermeras se acercaron a saludar al perro y cuando el ascensor llegó, entré en él y le di al último botón.


La azotea estaba completamente libre, no había nadie y la brisa corría fresca como en ningún otro lado, me encantaba estar aquí, me encantaban las azoteas al aire libre y respiré hondo inundándome con ese aroma fresco mientras el perro me miraba y alzaba las orejas.


- Se está bien aquí ¿Verdad? – le pregunté y él me miró dando un par de ladridos.



Me tumbé en uno de los lugares más elevados dejando el perro a mi lado y nos quedamos dormidos al momento viendo como pasaban las nubes sobre nuestra cabeza. Estaba muy cansado después del partido y de aquí a que le quitasen esa mascarilla a Kuroko pasarían horas, así que no tenía nada mejor que hacer, le había prometido que podríamos hablar cuando se la quitasen y no me movería del hospital hasta que hablásemos, no volvería a desaparecer como hice las otras veces, esta vez no, me quedaría aquí a escuchar todo lo que tenía que contarme.


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