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Mi pasado con Aomine por Fullbuster

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Kuroko Tetsuya POV


 


Me había despertado en el hospital y aún no respiraba bien, sé que tenía una mascarilla de oxígeno y de vez en cuando entraban enfermeros a verme, supongo que no debí de esforzarme tanto, sabía que esto me podía pasar, pero quería vencer a Aomine a como diera lugar, quería ganarle para poder confesarle todo lo que sentía por él, para mí era importante, ese partido era lo más importante en mi vida en este momento, era el que me acercaría o me alejaría definitivamente de Aomine.


Cuando caí en la cancha, en parte me alegré cuando escuché la voz de Aomine y le vi venir corriendo hacia mí con esa cara de preocupación. Me habría encantado decirle en aquel momento que le amaba, decirle que le quería, que no podía estar sin él pero no podía hablar, me ahogaba, necesitaba coger aire pero por mucho que lo intentaba, no podía respirar y menos… hablar.


Sé que Aomine estaba preocupado y me pedía una y otra vez que respirase, eso intentaba, lo intentaba con todas mis fuerzas pero no había forma. Podía ver a Kagami tras él preocupado también, sé que se sentía culpable pero no era su culpa, yo había querido jugar hasta el final sabiendo lo que me podía ocurrir, era únicamente culpa mía por haber forzado más de la cuenta, por haberme arriesgado con tal de ganar a Aomine, por haber puesto mi débil cuerpo al límite.


Lo único que pude hacer, fue alzar mi puño buscando el de Aomine, mirándole fijamente mientras trataba de respirar rezando para que se diera cuenta de lo que quería y menos mal que lo hizo, alzó su puño y chocó el mío como hacíamos antes, como hacíamos hace años cuando trabajábamos en equipo, para mí él siempre sería importante, seguía aquí a su espalda, a su sombra buscando su aprobación, intentando que me viera y me reconociera y por fin… había chocado mi puño como cuando éramos amigos, sabía que mi Aomine estaba volviendo y eso me alegraba.


Los sanitarios me recogieron del suelo y me metieron en la ambulancia, pero no recuerdo nada del trayecto excepto esa molesta sirena que no dejó de sonar. Mis ojos no podían permanecer abiertos, se me encharcaban en lágrimas por el miedo y la angustia de no poder respirar, de estar ahogándome.


Abrí los ojos finalmente una vez mi respiración empezaba a acompasarse de nuevo pero al tocarme el rostro con mi mano, aún podía sentir la mascarilla de oxígeno. La enfermera que estaba por la habitación me apartó la mano con una agradable sonrisa y me indicó que dejase la mascarilla unas horas más, la necesitaría, así que aparté mi mano de ella y esperé, sólo tenía que esperar pero era el momento más angustioso de mi vida, porque deseaba quitármela, salir corriendo y buscar a Aomine para decirme todos mis sentimientos por él. Supongo que yo no podía hacerlo, pero me sorprendió cuando él entró y se disculpó conmigo, no era propio de Aomine disculparse, él jamás lo hacía, pero estaba aquí, frente a mí pidiéndome perdón por su comportamiento y me sonrojé cuando sentí su mano agarrar la mía.


Quería hablar con él, decirle todo pero no podía, ni siquiera él me dejaba quitarme la mascarilla para poder hablar y me estaba muriendo de ganas de hacerlo. Sé que era complicado hablar con él, se marcharía y yo me quedaría aquí como las últimas veces, esperando a que tuviera un mínimo hueco para hablar conmigo, pero él me prometió que no se iba a marchar, que se quedaría a esperarme y en parte, me calmé. Supongo que podía esperar un par de horas más para contarle todo.


Kagami carraspeó desde la puerta indicándole a Aomine que saliera y es que él también estaba preocupado por mí y aunque traté de hablar también con él, tampoco me dejó quitarme la mascarilla de oxígeno. Tenía razón y es que cuando vi su mirada en la cancha, supe que se sentía culpable de esto, ahora me lo confesaba y yo acerqué mi mano a su mejilla tocándola con suavidad y tratando de sonreír para calmarle, pareció funcionar.


Kagami me besó en la frente con suavidad y dulzura antes de marcharse de la habitación y es que mi madre entraba preocupada. Este para mí era el peor momento, porque sé lo que había sufrido mi madre con la muerte de mi padre y ahora era yo quien estaba en esta camilla postrado y conectado a una máquina de oxígeno. No debía ser fácil para ella y es que ahora pensaba que si me hubiera pasado algo a mí, no sé si mi madre habría podido soportarlo. Se lanzó a mi cuello abrazándome y desde luego… insultándome por el poco cuidado que había tenido al hacer deporte, pero era algo normal y comprensible, la entendía.


Mi madre se quedó allí conmigo unas horas y me explicó que había dejado a Tetsuya con Aomine, no sé si eso era una buena idea… Aomine era un vago, le gustaba irse a alguna azotea a dormir y tener un perro a su cuidado… podía llegar a ser un problema, pero tampoco le di mucha importancia. A las dos horas entró la enfermera a quitarme la mascarilla de oxígeno y respiré por fin con normalidad. Tosí un par de veces pero enseguida me acostumbré de nuevo a respirar este aire normal y no el de la máquina.


- Ten más cuidado la próxima vez – me comentó la enfermera con una sonrisa.


- Si, gracias – le agradecí y ella se marchó sonriendo.


- ¿Estás mejor cielo? – me preguntó mi madre.


- Sí, pero quiero ir a ver a Aomine – le dije - ¿Puedo ir?


- No es conveniente que salgas aún.


- Por favor – le dije – estoy mejor, te lo prometo, no haré esfuerzos.


- Esta bien, ve a verle, pero ten cuidado.


Bajé de la camilla dándome cuenta de que aún estaba con la ropa del equipo de baloncesto, ni siquiera me habían cambiado pero era algo normal, tampoco iba a estar mucho tiempo. Me coloqué las zapatillas y salí por el pasillo intentando averiguar dónde estaría Aomine… seguramente en la azotea durmiendo, como era su costumbre.


Cogí el ascensor hasta la última planta y subí los últimos peldaños hacia la puerta metálica que daba acceso a la terraza de arriba. Allí estaba, tumbado y dormido como un tronco en un lateral con Tetsuya a su lado. Cerré la puerta con cuidado para evitar que golpease y pudiera despertarlo, pero Tetsuya salió corriendo hacia mí en cuanto me vio y yo sonriendo lo cogí en brazos saludándolo. Me llenó la mejilla de besos y es que yo le había echado también mucho de menos.


Me acerqué a Aomine que seguía dormido y me senté de rodillas a su lado observando cómo dormía, me encantaba verle así de relajado y acabé tumbándome a su lado colocando mi cabeza encima de su brazo. Miré su rostro tan tranquilo ahora, sin ese semblante duro que solía tener y me gustaba, me hacía sonrojarme tenerle tan cerca pero yo no me moví, me quedé allí a su lado y al final, acabé durmiéndome también.


- Ey, Tetsu – escuchaba que me llamaban y al abrir con pesadez los ojos, me encontré frente a la cara de Aomine.


- ¿Aomine? – susurré.


- Te has quedado dormido – me dijo sonriendo.


- Lo siento – le comenté – venía a despertarte y al final… el que me dormí fui yo.


- No te preocupes, estabas agotado, es normal que necesitases dormir un poco.


- Aomine… yo… - intenté decirle mis sentimientos pero me sonrojé y se me quedaron las palabras atascadas en la garganta – yo…


- Tenías que hablar conmigo, sí lo sé, te he estado esperando. Dime Tetsu ¿Qué querías decirme?


- Yo… - intenté volver a empezar pero nada me salía.


Cerré los ojos por la frustración ¿Cómo era posible que no me salieran las palabras? Yo nunca había tenido reparos en decir las cosas, solía soltar todo lo que pensaba como si nada y ahora mismo… estaba aquí frente a la persona a la que más amaba y no era capaz de decirle las cosas con claridad. Abrí los ojos de golpe armándome de valor y de un impulso me acerqué a él uniendo mis labios a los suyos.


Sé que se había quedado sorprendido, tanto… que ni siquiera estaba reaccionando, yo trataba de besarle pero él no me correspondía, estaba en shock por el gesto que había hecho y es que… ¿Se podía ser más bruto? Creo que no ¿Cómo se me había ocurrido decir algo tan serio de esta forma tan brusca? No podía entenderme a mi mismo.


Me separé de él con lentitud pero no me atrevía a abrir los ojos por temor a que se lo hubiera tomado mal y es que después de verle besar a Momoi sabía que Aomine siempre estaría lejos de mí, le gustaban las chicas y yo no podía hacer nada para cambiar eso, era mi culpa haberme enamorado de mi mejor amigo, del chico por el que empecé a jugar a este deporte, él fue quien consiguió hacerme ver lo que era el amor aunque ni él mismo lo supiera.


- Lo siento – le dije de repente sin abrir los ojos – lo siento mucho, no quería decirte las cosas de esta forma, tenía todo un diálogo preparado pero… lo siento – le repetí levantándome para irme.


Abrí los ojos para verle allí confundido y sin saber qué hacer o qué decirme, supongo que le había cogido demasiado por sorpresa, así que cogí a Tetsuya y me marché de la azotea. Al menos me había atrevido a demostrarle lo que sentía por él, al menos aunque no se lo hubiera podido decir con palabras, se lo había demostrado con hechos pero aún así… aunque él no dijo absolutamente nada, me sentía rechazado y hundido ¿Por qué me sentía así?


Bajé las escaleras y llamé al ascensor. Pulsé el botón de la segunda planta para volver a mi habitación cuando el ascensor se detuvo en la quinta dejando entrar a Momoi que había venido a ver a su padre que había sufrido un accidente en el trabajo. Le pregunté por él con preocupación pero ella me dijo que estaba bien, que no le había pasado nada grave y respiré aliviado.


No podía evitar ver el sonrojo de Momoi y es que sabía que ella siempre estuvo enamorada de mí pero… aún así yo no sentía lo mismo, no podía sentir nada por ella, mi corazón hacía demasiado tiempo que me lo había robado Aomine.


- Ey Tetsu – me dijo sonrojándose y sin mirarme – el otro día… lo lamento, yo creía que podría tener una posibilidad de que te fijases en mí.


- Lo lamento Momoi – le dije – pero me gusta otra persona


- Si, Kagami, lo sé, Aomine me contó que os vio besándoos.


Aquello me pilló de sorpresa, creía que Momoi era la que me había visto y le había contado todo a Aomine, pero era precisamente a la inversa, por eso se puso tan nervioso Aomine, creía que perdía a su amigo, que le abandonaba por Kagami, ahora empezaba a entender las cosas.


- A Aomine le gusta alguien – me dijo de golpe – he intentado adivinar quien es esa chica pero… él nunca me responde, es muy reservado.


¿Una chica? A Aomine le gustaba una chica… aquello me deprimió un poco, pero no quise demostrárselo a Momoi.


- Sólo quería decirte eso Tetsu, no volveré a meterme en tu relación con Kagami, me ha quedado claro que le quieres, sólo había que veros en el partido. Felicidades por vuestra victoria, la merecíais – me comentó con una sonrisa justo cuando el ascensor marcaba el número dos y se abrían las puertas - ¿Tu planta, verdad? – me preguntó.


- Sí – le dije – nos vemos Momoi.


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