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Mi pasado con Aomine por Fullbuster

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Kuroko Tetsuya POV

 

 

 

Volví a mi habitación pensativo sobre la chica de la que Aomine podría estar enamorada, sabía que yo nunca tuve posibilidades, él siempre fue tan especial y yo me enamoré de un imposible. Ahora lo tenía claro, al ver lo estático que se había quedado, supe que su amor no era para mí. Sonreí con una gran tristeza en mi interior y miré a Tetsuya, pero mi pequeño amigo me miraba con los mismos ojos tristes con los que yo le miraba a él, a mi perro sólo le faltaba poder hablar, él era el único que me entendía, el único que me quería sin pedir nada a cambio, sin querer absolutamente nada, me quería como era, siempre tenía ese amor incondicional y cuando pensaba cómo hubo personas capaces de abandonar a un animal así, me entristecía y sentía que los humanos éramos de lo peor que habíamos pisado este planeta, no teníamos corazón o al menos algunos de ellos.

 

Creo que Tetsuya estaba tan solo como yo, a él le habían abandonado y yo sentía que mi padre también me había abandonado, no volvería a verle y ahora Aomine… todo me estaba saliendo mal. Quizá es que tenía que quedarme solo. Dejé a Tetsuya encima de una silla mientras recogía las pocas cosas que tenía aquí y ya iba a marcharme cuando una enfermera me dijo que aquí no se podían tener animales.

 

- Ya nos vamos – le dije y ella se extrañó.

 

- Pero no le han dado el alta aún – me dijo.

 

- ¿Qué papel tengo que firmar para irme? – le pregunté y ella me indicó la recepción – gracias.

 

Me marché hacia la recepción, firmé los papeles y salí del edificio, aunque alguna enfermera de las que me había tratado intentaban pararme por los pasillos para decirme que sería más conveniente quedarme un tiempo más en la cama, pero no quería quedarme más, quería marcharme.

 

Caminé sin rumbo alguno, no sabía dónde ir o qué hacer, no tenía nada claro excepto el dolor que sentía ahora mismo al saber que Aomine estaba enamorado de otra persona no podía soportarlo. Había sido muy lento para mostrarle mis sentimientos, sabía que no me aceptaría y ahora no sabía qué hacer ¿Debía intentar olvidarle y darle la oportunidad a Kagami? No tenía ni idea, porque salir con Kagami quería decir que le estaba engañando y traicionando, mi corazón le pertenecía a Aomine. Yo no quería hacerle daño, no lo soportaría y sentía que no podía darle mi corazón a Kagami, no podía sentir por él lo que ya sentía por otra persona, sólo me quedaba sufrir en silencio.

 

Caminando sin parar llegué hasta el paso a distinto nivel que antiguamente cruzaba siguiendo a Aomine cuando jugábamos en el mismo equipo. Justo aquí es dónde me dijo la primera vez que se aburría con el deporte y fue el momento en que yo le metí el helado bajo su camiseta enfadándole, pero Aomine jamás terminaba de enfadarse enserio conmigo, él siempre fue dulce y tierno conmigo, quizá es porque me veía y me consideraba débil, yo no servía para mucho.

 

En este mismo paso, es donde tenía los mejores recuerdos con él, había vivido lo mejor de mi vida, había corrido tras él, me había quedado casi sin respiración agotado, pero también me cargó hasta su casa, habíamos reído y llorado juntos en este puente, por un momento… sentía que este puente tenía toda mi vida con Aomine recogida en sus recuerdos, en mis recuerdos. Era un lugar importante para mí.

 

Crucé el puente marchándome hacia el río, justo en dirección contraria a mi casa y es que no quería ir aún. En casa no me esperaba nada ni nadie, mi padre había fallecido… mi madre trabajaba demasiado para mantener ahora a la familia y Tetsuya estaba conmigo, lo llevaba en brazos agarrado como si fuera un peluche y es que sólo me miraba con esos ojos tristes, me observaba caminar cabizbajo, a paso lento y es que no quería tener más problemas por mi salud, ya había salido antes de hora del hospital, era mejor ir lento y seguro.

 

Llegué al río y me senté en la hierba a ver el agua correr, a esperar que las horas pasaran y es que no tenía nada que hacer ni ningún lugar al que ir. Me tumbé en la hierba mirando el cielo, viendo las nubes surcar ese cielo azul y es que se veía la tormenta que iba a caer. Aún estaba con la camiseta del equipo puesta, no había tenido tiempo de cambiarme, lo único que Kagami me había podido traer al hospital, era mi chaqueta de deporte y aunque era fina, era mejor que no tener nada y es que empezaba a hacer frío. Quizá debería volver a casa pero… ¿Para qué? ¿Qué haría en casa? ¿Tumbarme en la cama y mirar el techo? Prefería estar aquí y creo que era porque ya nada me importaba, no tenía sentido nada sin Aomine.

 

- Kuroko – escuché que alguien me llamaba y abrí los ojos incorporándome levemente para ver a Kagami en la cima del terraplén.

 

Le vi bajar y traía mi bolsa de deporte, estaba seguro de que había ido adrede a por ella al pabellón de deporte y no tenía por qué haberse molestado, pero aún así, se lo agradecía enormemente.

 

- ¿Qué haces aquí a estas horas? Deberías estar en el hospital.

 

- No quería estar más rato, estoy bien – le dije con mi seriedad habitual.

 

- Aomine te estuvo esperando para hablar contigo.

 

- Lo sé – le dije – por primera vez esperó a que terminase de hablar con él – le dije.

 

- Y… ¿Conseguiste contarle todo lo que querías decirle?

 

- Más o menos, pero…

 

- ¿Te ha rechazado?

 

- Se quedó paralizado – le dije – fue como si hubiera visto a un fantasma, no reaccionó en absoluto, ni siquiera dijo nada. He sido un idiota, no debí haberle dicho nada.

 

- Lo intentaste Kuroko – me dijo Kagami – te armaste de valor y lo hiciste, para mí, ya has ganado, te has quitado un gran miedo de encima.

 

- Gracias, Kagami, pero tus palabras amables no hacen que este dolor desaparezca, siento un vacío en mi pecho y no sé si alguna vez podré cubrirlo.

 

- Lo harás Kuroko, déjame curarte el corazón, puedo darte todo el amor que necesites – me dijo acercándose y besándome con dulzura.

 

Sus labios eran cálidos y firmes, sabía lo que quería y lo conseguía, Kagami era de ese tipo de personas que nunca se rendían, que daban todo por ti, que luchaban hasta el final por lo que deseaban conseguir pero aún así… yo no podía quitarme de la cabeza los labios de Aomine. Sólo una vez los besé y él ni siquiera estaba consciente, fue un desastre, supongo que jamás sabría como besaba Aomine, sería una gran duda que me llevaría a la tumba, pero ya nada podía hacer. Ahora tenía a Kagami aquí, junto a mí atrapando mis labios entre los suyos y pidiendome permiso para meter su lengua en mi boca y se lo concedí ¿Por qué? No lo sabía, despecho tal vez. Estaba en mi momento más débil, con el corazón roto y hundido, hecho añicos y necesitaba cariño, necesitaba ese amor que Kagami me estaba dando, quizá era por eso por lo que le había dejado, pero entonces me di cuenta de algo… le haría daño, porque mi momento de debilidad pasaría, llegaría un momento en que mi corazón cicatrizaría y me daba miedo que cuando no necesitase a Kagami, yo le hiciera daño a él.

 

Una lágrima resbaló por mi mejilla en el preciso momento en que comprendí aquello y ante mi leve sollozo, Kagami se apartó de mí mirándome con dudas y limpiándome aquella lágrima rebelde con su dedo.

 

- No puedes curar mi corazón – le dije al final.

 

- Si puedo hacerlo.

 

- No – le repetí – porque curar mi corazón supone romper el tuyo, no me hagas esto, deja que mi corazón se termine de romper y cicatrice. No podré amarte Kagami y lo sabes tan bien como yo lo sé ahora mismo.

 

- Sé que Aomine fue algo muy importante para ti, pero yo puedo intentarlo.

 

- No Kagami, nos haremos daño. Yo no soy el chico para ti y sé que eres perfecto, me habría encantado poder corresponderte pero…

 

- No se manda en los sentimientos.

 

- Lo siento – le dije.

 

Me levanté para irme cogiendo a Tetsuya en brazos de nuevo. Lo sentía mucho por Kagami, me dolía aún más el corazón tener que hacer esto pero sabía que complicaría cada vez más las cosas si no sentía nada por él. Esto era lo más doloroso que había hecho en mi vida, pero era necesario. Caminé apenas un par de pasos cuando me crucé con Kise que venía con una pelota de baloncesto bajo el brazo y me detuvo con una gran sonrisa preguntando por Kagami. De verdad que estos dos llevaban una gran pelea desde que Kagami le venció.

 

- Está allí – le dije señalando hacia el río - ¿Dónde está tu club de fans? – le pregunté por todas las chicas que siempre le seguían.

 

- Ni las nombres, hace apenas unos segundos que he conseguido librarme de ellas, son agobiantes – me dijo – Yo sólo quiero jugar un rato contra Kagami, esta vez le venceré – me dijo ilusionado – y tras él… puede prepararse Aomine, porque también le derrotaré a él.

 

- Me voy a casa –le dije con poco ánimo pasando de su conversación y no había dado ni dos pasos, cuando todas esas chicas locas que le perseguían, aparecieron señalándole y saliendo corriendo tras él.

 

Vi a Kise poner cara de asustado y salir corriendo en dirección a Kagami que al verle llegar con todo ese séquito de chicas le gritó que se las llevase a otro lado, pero ese rubio jamás hacía caso y al final… vi como tanto Kise como Kagami acababan corriendo calle abajo tratando de huir de esas locas.

 

Yo volví hacia mi casa, pasé por el centro de la ciudad y me paré frente al local donde antiguamente comprábamos los helado Aomine y yo. Mi casa aún estaba lejos y se estaba haciendo de noche muy rápido. Una gota cayó sobre mi cabeza y cuando miré al cielo, observé con detenimiento como empezaba a caer con mayor intensidad la lluvia. Me quedé uno momento allí parado, creía que si no me movía, la lluvia arrastraría mi dolor, pero no lo hacía, seguía sintiéndome triste, decepcionado, hundido y empecé a caminar hacia el puente para ir a la colina que subía a mi casa.

 

Al llegar al puente me detuve en la mitad cerrando los ojos mientras Tetsuya aullaba ligeramente y lo cogí escondiéndolo bajo mi chaqueta para evitar que se mojase. Lloré, me permití llorar por primera vez desde que Aomine me había rechazado y solamente porque la gente corría desesperada a buscar refugio, nadie se fijaba en mí, yo siempre sería el chico invisible, nadie se daría cuenta de mi dolor ni de mis lágrimas y menos aún con esta lluvia que borraba su rastro en mi cara.

 

- Tetsu – escuché que me gritaba alguien y sé que eran mis propios recuerdos.

 

Aún tenía los ojos cerrados y recordaba como Aomine en este mismo puente me llamaba con aquellas sonrisas que él solo me ofrecía a mí. Lloré aún más, las lágrimas no paraban de salir y entonces sentí como alguien tiraba de mi brazo provocando que abriera los ojos por el susto, pero cuando me giraron con brusquedad, sólo sentí unos labios sobre los míos y vi a Aomine con los ojos cerrados besándome bajo la lluvia en este mismo puente donde él y yo… tantos recuerdos habíamos formado.

 

Por primera vez me dejé llevar por sus labios, cerré los ojos y me perdí en su beso, lo disfruté y sé que yo era un inexperto en esto, que mi primer beso fue con un Aomine dormido pero ahora mismo me daba igual lo que pensase de mí, sólo quería que siguiera besándome con esta pasión con que lo estaba haciendo. Me estaba empapando, la gente corría a nuestro alrededor buscando el refugio y nos dio igual, Aomine no detuvo su beso, lo profundizó aún más metiendo su lengua a jugar con la mía y cuando acabó de besarme, la lluvia estaba parando.

 

- Yo… - intenté hablar pero las palabras no me salieron.

 

- Shh – me mandó callar – lo siento Kuroko, he sido muy lento en darme cuenta de que tú eras el único que me importaba, no puedo ver mi vida sin ti, por favor… perdona mi arrogancia, perdona que sea tan lento en darme cuenta de las cosas, perdona el daño que te he podido hacer, perdona mis celos y mis formas crueles de comportarme contigo, por favor… sigue amándome como lo hacías, porque no puedo estar sin ti, te necesito.

 

- No tengo nada que perdonarte Aomine, siempre te he amado y seguiré haciéndolo. Me robaste el corazón y ahora te pertenece solo a ti, no puedo querer a nadie más.

 

- Me alegra saberlo – me dijo sonriendo antes de volver a atrapar mis labios entre los suyos… este recuerdo seguiría guardándose en nuestro puente y es que Aomine podía llegar a ser romántico cuando se lo proponía.

 

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