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Mi pasado con Aomine por Fullbuster

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Aomine Daiki POV


 


Que Kuroko se me lanzase a besarme como lo hizo en la azotea, me descuadró por completo, yo jamás había besado a un chico y no creí jamás que lo haría, siempre me había definido y sabía que me gustaban las chicas pero cuando él me besó… unido a los celos que había estado sintiendo últimamente por todo el tema de Kagami, supe que sentía algo por este chico dulce y tierno que siempre había estado a mi lado. Amaba a Kuroko Tetsuya.


Se notaba a la legua que era inexperto besando, sus labios temblaban, supongo que debido a los nervios que llevaba por dentro por estar haciendo esto, por estar besándome sin avisarme, por estar declarándose y es que sabía que por muy inexpresivo que él fuera, ese síntoma de que le costase hablar, eran puros nervios. Mientras me besaba no podía apartar de mi mente todos esos recuerdos que me llegaban de nosotros, cuando nos conocimos, cuando empezamos a jugar al baloncesto, cuando nos hicimos grandes amigos, no podía evitar ver sus sonrisas cruzar mi mente y es que Kuroko siempre había estado conmigo, siempre a mi lado incluso cuando yo le había hecho daño, él seguía aquí.


¿Cuánto tiempo hacía que él quería decirme todo esto? Debía de ser mucho tiempo, desde aquel partido en el que intentó hablar conmigo y yo me marché con prisa porque mis padres venían, desde aquel momento en que le dije que hablaríamos al día siguiente y luego no aparecí por querer estar más tiempo con mis padres, por no querer asistir a un entrenamiento, yo le había retrasado su declaración y me sentía mal, le había hecho sufrir tanto tiempo…


No podía apartar de mi mente el día en que le insulté cuando le vi besarse con Kagami, me dejé llevar por mis celos cuando al que de verdad amaba Kuroko era a mí. Me sentía idiota. El beso que ahora me estaba dando, me había dejado paralizado, movía todos mis sentimientos por él y me gustaba aunque sus labios temblasen. Esa inocencia suya, esa dulzura, ese tacto suave que sólo él tenía me enloquecía y quería corresponderle, de verdad que quería, pero no pude, me había quedado paralizado y cuando se separó de mi, supe que debí hacerlo, porque sus ojos se entristecieron de golpe al sentirse rechazado, cogió al perro y se marchó de la azotea.


Cuando me recuperé de aquella impresión, decidí buscarle para aclarar las cosas pero ya no estaba por el hospital, las enfermeras me dijeron que había firmado el alta médica y se había marchado. De verdad que este chico era un cabezón, debería haberse quedado hasta estar completamente recuperado, pero no, él prefirió marcharse como era su costumbre.


Salí a buscarle y tras todo el día intentando encontrarle, por fin di con él, se iba hacia su casa y estaba cruzando el puente mientras todo los de su alrededor corrían intentando encontrar un lugar seguro para refugiarse de la lluvia, pero él seguía allí parado en el medio de todos y le llamé pero ni siquiera pareció escucharme. Quería decirle mil cosas, quería decirle que le amaba, que no podía concebir mi mundo sin él, lo era todo para mí y sé que era lento para darme cuenta, yo siempre era lento para ver más allá de mis propias narices, pero le amaba y lo importante es que ahora lo sabía y no dejaría que siguiera sufriendo por mi, yo era el idiota que no se había dado cuenta de lo que había sufrido sin poder hablar conmigo, sin poder contarme lo que le ocurría. Subí las escaleras corriendo de dos en dos y cuando llegué arriba continué mi carrera hasta el centro del puente donde estaba él y le cogí de la muñeca girándole hacia mí para apoderarme de sus labios.


Sí él me había besado antes sin previo aviso, yo le enseñaría lo que era un beso de verdad, sin labios que temblasen porque quería hacerlo, yo no tenía miedo de besarle, no temía su reacción, le amaba y sabía que él también me amaba a mí. Kuroko abrió los ojos para asegurarse de que era yo de verdad y cuando se cercioró, continuó mi beso, me dejó invadir su boca con mi lengua y es que no aguantaba más sin hacerlo. Le cogí de la cintura elevándolo un poco para poder besarle mejor y sentí como sus brazos rodeaban mi cuello agarrándose mejor sin soltar mis labios.


Tuve que disculparme con él, era mi deber por haber sido tan idiota y al final, cuando conseguí que me sonriera, le acompañé hasta su casa. No pude despedirme como había pensando en un principio dándole otro beso, porque su madre salió preocupada de lo empapado que estaba y es que recién salido del hospital como estaba… sólo le faltaba ahora coger una pulmonía y por mi culpa, porque me sentiría muy culpable si le ocurría algo, ya que se había deprimido tanto por mí, creyendo que no le quería cuando le amaba.


Le dije que mañana vendría a buscarle si se encontraba bien y daríamos una vuelta, sería mi primera cita con él y es que me moría de ganas de volver a estar un día entero con él a solas, no podía esperar a volver a tener sus labios entre los míos, a ver sus sonrisas, a estar juntos como antes cuando sólo era mi mejor amigo, nos lo pasábamos en grande y ahora… sería mucho mejor, no dejaría que volviera a llorar, le haría feliz y me lo había propuesto.


Aquella noche me costó mucho dormirme, estaba nervioso por la cita de mañana con Kuroko y sólo hacía que moverme de un lado a otro de la cama. Cómo me habría gustado tenerle ahora mismo aquí a mi lado, no habría dejado de besarle en toda la noche, no le habría soltado ni un segundo, lo habría abrazado contra mi pecho sintiéndole hasta el alba, pero no lo tenía, por primera vez… empecé a tener envidia de aquellas noches en las que se quedaba en mi casa, porque si aquellas veces lo hubiera sabido, habría aprovechado mejor el tiempo juntos.


Desayuné y tras ducharme, no supe ni siquiera qué ponerme, tampoco tenía una idea clara de dónde ir pero es que a Kuroko le gustaban las cosas simples, los helados, los paseos por el parque, jugar a baloncesto, nunca pedía cosas extrañas ni costosas, él siempre era de cosas simples. Tras cambiarme salí a buscarle y sólo tenía una cosa clara… nada de ir al cine, porque lo que quería era pasar tiempo con él, no estar entretenido viendo una película, quería pasar todo el tiempo posible con él.


Kuroko salió de su casa cuando yo ya me acercaba hacia la puerta y es que supuse que me estaba esperando ya. Me sonrió al verme y yo sonreí también como un tonto, pero no podía evitarlo, sentía felicidad, una felicidad enorme por dentro.


- ¿Dónde vamos? – me preguntó sonriendo.


- Había pensado en ir a comer un helado – le dije sonriendo y Kuroko sonrió de golpe


- ¿A mi sitio favorito?


- Sí – le dije – dónde tú quieras Kuroko.


Compré dos helados en el puesto frente al parque y es que Kuroko siempre decía que estos eran sus favoritos, yo jamás le llevaría la contraria en estas cosas, si él lo decía debía de ser así, él era el experto en helados, le encantaban. Paseamos por el parque y no sabía si cogerle la mano o no, ahora el que estaba nervioso era yo y mientras yo dudaba, fue Kuroko quien rozó su delicada mano con la mía cogiéndola con suavidad y sonrojándose al hacerlo. ¿Ahora resultaba que él iba a ser más valiente que yo? eso no podía permitirlo.


El parque estaba lleno de parejas y me costaba mucho no mirar a todas ellas y pensar en mi chico. Realmente aunque yo había tenido algún que otro romance por ahí esporádico, tampoco había salido enserio con nadie y menos… con mi mejor amigo, esto era tan nuevo para mí como lo era para él. Llegamos hasta el estanque donde los niños se reunían a darles de comer a los patos y se divertían, pero nosotros continuamos hacia uno pequeño túnel entre las rocas que iba a otro lugar del parque y cuando estuve fuera de la vista de la gente, detuve a Kuroko aprovechando a besarle con dulzura. Él se sonrojó de inmediato.


- Tardabas mucho.


- Lo siento – le dije – no estoy acostumbrado a estar con alguien, pero mejoraré, te lo prometo.


- Echaba de menos tus labios – me dijo Kuroko.


- Yo te extrañaba a ti – le dije sonriendo - ¿Qué te apetece hacer? – le pregunté dudando.


- Hay algo que quiero hacer… quería hacerlo desde hace mucho tiempo pero no me atreví a pedírtelo.


- ¿Qué es? – pregunté.


- Quiero volver a jugar contigo al baloncesto – yo dudé unos segundos sobre su petición – no en tu equipo – me aclaró – sólo jugar un rato de nuevo contigo.


- Entonces tengo el lugar perfecto donde podemos ir – le dije sonriendo y cogiéndole de la mano para llevarlo a la cancha del parque.


Cuando llegamos, observé como Kise ya estaba allí y es que solía quedar muchas tardes a jugar con él o eso antes de que empezase a quedar más seguido con Kagami y es que me daba la ligera impresión, de que esos dos tenían algo entre manos que no nos habían contado a los demás, pero estaba convencido de que estaban saliendo.


- ¿Crees que están saliendo? – me preguntó Kuroko como si me leyese la mente.


- Casi seguro.


- ¿Y por qué crees que no han dicho nada? yo creo... que sólo se están conociendo.


- Por las fans de Kise, seguro. Todas querrían matar a Kagami si se enteran de esto


- Es muy posible. Esas fans que tiene están locas – me dijo Kuroko y los dos nos reímos con ganas.


- Venga vamos… jugaremos contra ellos.


- ¿Nosotros dos contra ellos? – preguntó sorprendido.


- Claro… tú y yo juntos les machacaremos, somos un buen equipo Kuroko.


- Sí – me dijo más animado.


Cuando no vieron llegar se sorprendieron un poco, pero aceptaron encantados a jugar contra nosotros y es que todo lo que fuera jugar a baloncesto y pasarlo bien un rato, todos nos apuntábamos sin perder tiempo. Con Kuroko de mi parte, pese a que Kise intentaba copiar mis movimientos, yo estaba convencido de que les ganaríamos y enseguida empecé a marcar puntos gracias a sus pases. Kagami trataba de bloquearme igual que Kise, pero ya había jugado contra los dos, les había vencido a ambos y cada vez estaba más convencido de mi potencial y más aún… si Kuroko estaba a mi sombra ofreciéndome los pases del triunfo. Volvíamos a jugar juntos y esta vez, me aseguré de chocar todos y cada uno de sus puños, porque no volvería a ver llorar a Kuroko, no volvería a hacerle daño ni a despreciarle como lo hice, estaría atento a él y empezaría a dejar mi ego a un lado, él merecía esto y mucho más.


- ¿Contento ahora Kuroko? – le pregunté sonriendo al pasar a su lado.


- Sí – me dijo con una gran sonrisa – me apetecía mucho volver a jugar contigo.


- Y a mí – le dije acercándome hacia él y besándole frente a todos los que allí estábamos.


- Ey parejita… ¿Seguís jugando o preferís iros a casa a terminar lo que habéis empezado? – preguntó Kise con una gran sonrisa.


- Primero barraré el suelo con vosotros dos y luego… Kuroko y yo seguiremos con nuestra cita – le dije guiñando un ojo a Kuroko.


Continuamos el juego y cual fue mi sorpresa cuando en una de las veces que driblé a ambos jugadores, los dos se chocaron y Kagami tiró al suelo al pobre Kise que se sonrojó al momento.


- Lo siento – dijo Kagami sonrojado completamente mientras Kuroko y yo les mirábamos.


- No pasa nada – contestó Kise.


- Ey parejita – les llamé sonriendo - ¿Nos contáis que ocurre? – pregunté por saber qué tenían estos dos.


- Nada – dijo Kagami levantándose rápido y ayudando a Kise y yo supuse… que estos dos querrían estar a solas un rato.


- Kuroko… creo que se hace un poco tarde, volvamos a casa – le dije y él entendiéndome, se despidió de aquellos dos para irnos por donde habíamos venido.


Ya salíamos de la cancha cuando escuchamos como Kagami hablaba con Kise de algo, no entendimos el qué, pero cuando vi a Kagami besarle con pasión, entendí claramente que estaban empezando una relación o puede… que ya la tuvieran de antes y la llevaban en secreto por las fans de Kise y es que los pobres… tuvieron que salir corriendo cogiendo las cosas en cuanto escucharon los gritos de sus fans que llegaban hacia la cancha. De verdad que me divertía mucho con esos dos y sus juegos a las escondidas con todo ese grupo de fans locas.


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