Si el tiempo me lo permitiera no dejaría de observarte. Estás ahí, dormido, suspirando, tus ojos cerrados y una expresión tan pacifica que lograría calmar a quien sea. Estos momentos podrían ser los unicos que tengo en los cuales puedo ser libre de mi orgullo. Nunca te lo diría, nunca lo sabrías. Con solo mirarte mi mente encuentra la manera posible de recordar todas y cada una de tus sonrisas alguna vez registradas.
Te mueves en ese incomodo sillón largando otro suspiro dejándome completamente duro, sin mover ni una pestaña, petrificado. No importa que hagas, esa sensación de sorpresa y plenitud puedo sentirla hasta con la mas mínima acción. Tu blanco cabello descansa cómodamente sobre tu frente pálida. Vuelves a moverte girando tu cuerpo de costado. ¿Acaso estás despierto? ¿Acaso mi fija mirada sobre ti ha interrumpido tu sueño? Sin embargo sigues durmiendo tan plácidamente que hasta pareciera sentirme cansado con solo verte. Cierro los ojos aliviado al mismo tiempo que me levanto de mi cama para agacharme junto al sillón y observarte mas de cerca, tan cerca como sea posible. Tu respiración chocado sutilmente contra mi rostro genera una sensación de cosquilleo sublime. ¿Qué me has hecho, Shion? ¿En qué parte decía que yo estaría haciendo estas cosas por alguien tan débil e inmaduro como tú? Pero la pregunta principal es, de haber sido así, de haber estado escrito y yo haberlo sabido. ¿Lo hubiera evitado? Y la verdad es que no lo sé.
Me levanto silenciosamente ayudándome con las manos y me siento con cuidado en el borde del sillón. Deben ser cerca de las 4:00 a.m. Eres como un ángel cuando estas dormido, no sabes lo que me cuesta despertarte por las mañanas, siempre acabo contemplándote mas de lo que debería y luego echándote la culpa de no levantarte cuando te llamo. Generas tantas tantas confusiones, mocoso estúpido. No puedo evitar soltar una pequeña risa al darme cuenta nuevamente de lo que provocas en mi, pero es interrumpida por un trueno. He olvidado la tormenta completamente, me has hecho olvidarla, Shion. No es mi risa la única que ha sido interrumpida por aquel ruido, el sueño de esa persona también. Te remueves incómodamente entre tus mantas, con una mueca de disgusto y enojo en tu rostro, frotándolo con tus torpes manos. Es imposible detenerme ahora, es imposible que pueda levantarme y solo volver a mi cama por si llegaras a despertarte y verme ahí mismo observándote fijamente.
Corro con un dedo una de las manos que tocan tus ojos cansadamente y entrelazo con delicadeza mis dedos en ella, recibiendo esa calidez tan única tuya que me hace sentir tan protegido, pese a tu debilidad. Apretó con un poco mas de fuerza tu mano, te mueves una vez mas dejando apoyada tu mejilla sobre nuestras manos entrelazadas. ¿Es que no te das cuenta que estoy aquí? Suspiro profundamente dándome ánimos a mi mismo y me atrevo a levantar tus mantas para meterme debajo de ellas contigo aun sin soltar tu mano. Es bastante incomodo para ser sincero, pero no podría perderme esta vista. Tú ahí, volviendo a caer profundamente dormido sin siquiera notar mi presencia, tu boca entreabierta, tu cabello decorando ese rostro aniñado que me tiene tan atrapado. Tanta inocencia expresada simplemente en ti. Tu cuerpo inconsciente reflejando la máxima debilidad, y a pesar de todo, incluso siendo alguien tan débil, mocoso e inútil, todo este tiempo siempre has sido la persona que mas protejo y mas temo a perder.
Rompo el entrelazo de nuestros dedos para acariciar tus mejillas con ambas manos, la suavidad de tu piel me tranquiliza. Sin poder evitarlo rodeo bruscamente tu cintura, hundiendo mi rostro en tu cuello para aspirar ese aroma que tanto anhelo cada minuto que no lo siento. Pero incluso asi no despiertas, solo vuelves a removerte acomodando tu cuerpo a mi agarre. Quién diría que bañar perros seria tan cansador. Pongo mi rostro frente al tuyo sintiendo tan embriagante cercanía y beso tu nariz, tus ojos, tus mejillas, tu mentón. Mi corazón se acelera mas de lo esperado y me animo a rozar apenas tus labios, puedo sentir un molesto calor en mi cuello. "¿Y tú qué estarás sintiendo, Shion?" dejo escapar en un despreocupado susurro seguido de un cansado y agotador suspiro, es demasiado tarde, pero no quiero volver a mi cama, solo espero despertar antes que tú. Arriesgadamente me limito a pegar tu cuerpo al mio y caer en un profundo sueño por las pocas horas de descanso que quedan, no seria capaz de deshacerme de la calidez de tu cuerpo justo ahora.