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Cuando amas a alguien por unluckycat

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Notas del capitulo:

Woooow!!

Muchisimas gracias a todos por la gran aceptación a este fanfic todos sus comentarios y lecturas me hicieron muy feliz (enserio), les prometo dar lo mejor para que tengan una grata y divertida lectura~!

 

Cap. No.1: “De vuelta”

 

Marcaban casi las 10 de la mañana y el sol resplandecía en lo alto del cielo, el clima era agradable y la brisa marina se podía sentir un par de kilómetros atrás. La camionera se movía veloz entre las curvas de la carretera, ya faltaba menos un par de minutos y llegarían a la gran Konoha, una hermosa y extraña ciudad costera escondida tras un enorme bosque al norte y sur. Konoha era famosa por ser una comunidad tranquila,  una hermosa metrópolis moderna que prospera gracias a los bancos y diferentes comercios que atraían a los inversionistas y extranjeros a pasearse por la zona. Un lugar cuyos habitantes bromeaban diciendo que se escondían entre las hojas o donde las luches de la noche acariciaba el cielo. Esa ciudad de la cual su familia había “escapado” y que ahora regresaban como si nada, o esa era la impresión que se había llevado el menor de la familia.

 

Para los Namizake-Uzumaki no había sido fácil tener que mudarse a Suna, los padres nunca les explicaron el verdadero motivo de su repentina huida un par de años atrás. Los mayores trataron de encubrir su engaño como una “aventura” nueva sin darse cuenta de que el cambio afecto a todos sus hijos, especialmente al menor de los gemelos quien permaneció varias semanas ausente. Ni siquiera  un buen tazón de ramen casero parecía motivarlo a sonreír nuevamente. Paso un día, otro, una semana tras otra hasta Menma lo regreso a la realidad de una forma poco amable. Tardó en recuperarse, en volver a sonreír de forma sincera y a sus padres les preocupaba que algo así volviera a ocurrirle.

 

Minato miro por el retrovisor a sus hijos que se notaban impacientes por llegar, en especial Deidada y Menma quienes no paraban de reñir como niños. Él hombre sonreía ante el divertido cuadro familiar que tenía, adoraba a su familia, sus hijos eran siempre la luz vida, Minato siempre era un padre cariñoso, calmado y confiable, un esposo devotó a su amada Kushima. Ella a diferencia de su esposo tenía un carácter impulsivo y energético, siempre se encargaba de poner orden sin tener miedo de sus palabras. Ambos se complementaban perfectamente y fruto de su amor tenían una hermosa y gran familia.

 

El viaje continuaba, Naruto comenzaba a impacientarse pero el ver como su gemelo molestaba al pobre Deidara, uno de sus hermanos mayores le entretenía un poco, aunque él preferiría bajar un poco el tono de Dei, sus gritos y amenazas que le lanzaba con Menma alteraba sus nervios.

 

Menma pasaba de largo los insultos del mayor y continuaba sonriendo de forma triunfal tras su broma, llevar puesto uno de los suéteres favorito de su hermano mayor, el gemelo mayor detestaba ese color, pero ver a Deidara al borde de un ataque de histeria le encantaba. Lo irónico para la familia era que el joven artista tenía un carácter explosivo, impulsivo igual que su madre y a veces intolerante frente a otros, pero contrarío a su mal carácter podía moldear pequeñísimas figuras de arcilla durante horas y hacer perfectos detalles en cada una de ellas sin perder la cabeza, creaba desde pequeños animales hasta extrañas criaturas de una manera exquisita. Definitivamente un misterio para la familia.

 

-Menma, juro que si le haces algo te explotaré en mil pedazos- gritaba de nuevo Deidara dejando que su larga cabellera de moviera de un lado a otro

 

-Dei… tienes como 10 iguales- reía el gemelo

 

-¡NO! Ese es mi favorito. Menma deja de jalarle las mangas idiota- aun llevando el cinturón puesto se abalanzo contra el menor tratando de quitarle la prenda. Aunque Deidara si exageraba, porque realmente tenía otros pares parecidos, el mayor odiaba que tomaran sus cosas sin su permiso y encima de eso las maltratasen.

 

La mujer giró sobre su asiento advirtiendo a sus hijos que dejaran de molestarse, o se enfadaría, y nadie quería ver al habanero sangriento entrando en acción. Su madre Kushima era una mujer de aspecto hermoso, tenía una hermosa figura bien cuidada, su piel era blanca y tersa, además poseía su larga y sedosa cabellera rojiza conjunto a un par de enormes ojos verdes. Un aspecto delicado contrario a su carácter fuerte y dominante con todo el mundo, excepto por Minato, era la dosis perfecta entre amor y agresión. Ambos chicos asintieron volviendo a sus asientos correctamente, incluso Menma devolvió el suéter a Deidara en cuestión de segundos sin decir un “pero”, la mirada de su madre le decía todo y su nuevo juego para la play corría peligro. Kushima asintió feliz y les sonrió de manera dulce, aunque ellos sabían el doble sentido tras aquella mueca.

 

El silencio reino un par de segundos, ya ninguno de los rubios se arriesgaría a decir una palabra por temor a su madre. Naruto comenzó a aburrirse y volvió la mirada a la ventana. Podía recorrer con la vista el enorme mar de la ciudad, faltaba cada vez menos para estar en su nueva casa, tendría que volver a recorrer todo el vecindario, encontrar nuevos atajos, nuevos escondites y sobre todo volver a hacer amigos. Suspiro, un doncel de su edad debería estarse preocupando por otras cosas, su aspecto,  salidas, peleas inútiles con sus padres, sus aficiones y porque no… varones. Aunque del último desistía un poco.

 

-Naruto, amor- le llamó su padre con cariño, le preocupaba tanto que su pequeño estuviera sufriendo y volviera encerrarse en sí mismo por culpa de su egoísmo. Se sentía como un mal padre al arrebatarte parte de su vida a sus hijos, pero eran muy jóvenes para comprender sus motivos, incluso Deidara con su gran inteligente no lo entendería. Todo lo que hacía era por protegerlos, aunque ellos no lo miraran así. Volvió a llamar a Naruto, y es que al observarlo era como ver una copia de sí mismo para más joven, incluso cuando Menma era su gemelo, Naruto tenía un azul igual de intenso que los de él –¿No estás contento de vivir cerca del mar? -

 

-Claro -dattebayo- respondió con una enorme sonrisa falsa para tranquilizar a su padre. Aun no sabía si estaba feliz o no. Volver a Konoha había sido su sueño de niño, cuando se intentaba convencer que Sasuke podría cambiar de opinión y retractarse de  hirientes palabras. Él también le pediría perdón por ser tan encimoso, pero estaba muy enamorado y le daba miedo que alguien más tomara su lugar. Naruto había odiado la mudanza más que él rechazo del moreno, porque en su pequeña mente inocente aun soñaba con arreglar esa pelea, que ambos olvidaran ese pequeño error y que su príncipe volvería, hasta se casarían cuando fueran grandes, definitivamente era un romántico y cursi, aun a la fecha seguía siendo igual pero menos fantasioso. Si lo pensaba ahora,  toda esa situación sonaba tonto, considerando que había sido rechazado de forma cruel frente a todo el patio, se avergonzaba de sí mismo por sus pensamientos cuando niño. Volver a esa ciudad significaba enfrentar los recuerdos de su primer amor, si corría con suerte seguramente Sasuke ya lo habría olvidado, era lo más lógico que el moreno olvidara a su “acosador” o pasara a ser mencionado como “el rubio loco”. Negó un poco con la cabeza alejando todos esos pensamientos y maldijo al Uchiha por arribarle su primer amor. –Creo que no debería pensar- se dijo así mismo revisando su celular, una pequeña y nostálgica sonrisa se formó en sus labios, Naruto no estaba sabía de lo que sentía al volver a esa ciudad, pero de algo si estaba seguro… extrañaría a un par de personas en Suna.

 

-Llegamos- anunció Minato aparcando el auto frente a un enorme portón con una fachada tradicional japonesa por fuera, con tejas que parecían antiguas y acabados de robre en las puertas. Al entrar uno podía admirar primero el enorme patio con un par de árboles de cerezo, un pequeño estanque con peces koi, los menores sonrieron al instante que lo divisaron, si jugaban bien sus cartas podrían tener un perro. La casa también era enorme de 2 pisos, la mudanza ya había llevado la mayoría las pertenencias de los familiares al lugar, sólo faltaba que los chicos escogieran sus habitaciones y los empleados subirían las cajas.

 

Todos, menos el mayor, entraron admirando lo hermosa que era la casa, mesclada un estilo moderno y tradicional que les encantaba con habitaciones eran amplias y sofisticadas. Kushima abrazó a esposo agradeciéndole la hermosa casa, había pensado en todo, el espacio, el diseño y además el ambiente se sentía cálido. Los padres les dieron permiso a sus hijos de ir a buscar la habitación que quisieran, y sin meditarlo salieron corriendo al segundo piso para elegir su favorita; los mayores subieron con calma, ya que su habitación se encontraba al fondo.

 

Menma y Naruto eligieron las siguientes quedando uno frente al otro, Deidara quedo al lado del menor de los gemelos, no se arriesgaría a tener a su “enemigo” en el cuarto de alado. Una vez que eligieron se dedicaron a desempacar. Menma se apresuró a tapizar sus nuevas paredes de posters de bandas de rock y videojuegos, la ropa la metía sin “clasificar” quizá los empleados le ayudarían después a hacerlo mejor, la prioridad para él era asignar un espacio espacial a sus consolas y videojuegos. Deidara comenzó por registrar su ropa, no quería que alguien más volviera a robarle algo, guardaba todo con mucho orden y cuidado en cada cajón mientras que en las paredes colgaba un par de cuadros y premios que había ganado.

 

Naruto entró a su habitación, los empleados ya habían llevado algunas de sus pertenencias, miró desganado la pila de cajas frente a él. - Ahora la parte divertida- se dijo a si mismo con sarcasmo abriendo la primera, libros. A pesar de su bajo rendimiento académico él leía mucho, sobre todo novelas románticas con mucha fantasía, a veces donde los protagonistas estaban predestinados a conocerse desde hace siglos. Comenzó a preguntarse porque él no tenía una vida así, porque no descubría que de pronto era la rencarnación de un dios y que un guardián debía protegerlo y ambos terminarían enamorados, Menma siempre le decía que era una mala idea porque muchas veces sus historias terminaban en tragedias o mucha gente moría a su alrededor, y Naruto no quería que nadie a su alrededor perdiera la vida. Paso el resto de la tarde acomodando sus libros y mangas favoritos, incluso aún conservaba libros que su madre les leía a él y su hermano antes de dormir. Río un poco ante el recuerdo de un par de niños pidiendo de nuevo la historia antes de caer dormidos, ahora eran tan diferentes aun cuando físicamente eran iguales y Naruto apostaba que si iba al cuarto de su hermano encontraría su estante lleno de videojuegos, anime, mangas de acción y una que otra figura de colección.

 

-Oiii Naru…- llamo su gemelo entrando –¿Aun no acabas? Yo termine desde hace rato-

 

Naruto rodo los ojos imaginando la razón –En fin… -continuó hablando el mayor –Oto-san va a ordenar pizza para cenar, que si quieres algo ma…-

 

-¡Ramen!- interrumpió el menor un pequeño brillo en los ojos - Clásico y que mejor sean dos… quizá con una porción extra de cerdo-  completo antes de que su hermano abriera la boca para preguntar.

 

-Te mataría esperar a que acabara mi frase- dijo Menma fingiendo indignación y saliendo con una dramática mucha que dejó a su hermano riendo un rato.

 

-Avísenme cuando deba bajar- le gritó desde su puerta mientras y volvió a sus labores que le tomarían un largo tiempo.

 

Más tarde su hermano lo llamó a cenar. La familia se reunida en el comedor  ya los empleados se habían retirado mientras que la familia disfrutaba de una divertida cena entre un par de bromas. Minato aprovechó el momento para agradecer a su familia por seguir a su lado y les prometió que el volver a la ciudad sería un gran cambio positivo. Todos continuaron riendo un rato sobre todo con las peleas de Menma y Deidara, Naruto por su parte solo sonreía y hablaba muy poco.

 

-Papá… -llamó a su Minato con su voz de niño bueno -¿Puedo salir a dar una vuelta?-  preguntó ante la mirada del resto –Quiero comprar algo dulce- fue su pretexto para salir.

 

Su padre lo miró no muy seguro pero Kushima se adelantó dándole el permiso, con la condición de que le les comprara a todos algo también, debía compartir según la mujer. Le entregaron el dinero para que se marchara un rato, sabían cómo era el menor de sus hijos y quizá un tiempo a solas le vendría bien.

 

Naruto caminaba lentamente conociendo el vecindario, la excusa había sido ir a comprar bocadillos para todos y a la vez familiarizarse mejor en la zona. La verdad era que necesitaba tiempo a solas de su querida y escandalosa familia. No iba a negar que ll lugar era muy bonito, un área tranquila donde los niños andaban corriendo, el clima era mucho menos agresivo a comparación de Suna. Tuvo que darle un punto a favor de volver a esa ciudad pero por eso aceptaba totalmente el cambio, al igual que sus protagonistas favoritas debía encontrar algo en contra del lugar.

 

Llego al parque donde los niños se juntaban a jugar en la caja de arena o con la pelota, al fondo miro como nadie subía a los columpios, esos eran sus favoritos cuando niño, aun cuando en un accidente Menma le tumbo un diente de leche, el rubio recordaba el juego con tanto cariño que no se resistió a subirse un momento, no le importaba lo raro que de viera tenia años de no subirse a uno. Sus pies ya no flotaban como antes, y si se mecía no encontraría esa sanción de estar despegando del suelo que tenía cuando niño.

 

Lentamente el parque se iba vaciando sin que se diera cuenta, él continuaba columpiándose lentamente perdido en sus pensamientos hasta que la alarma de su celular lo regreso a la realidad. Un mensaje de su hermano que decía “Sino vuelves mamá va a llamar a la guardia nacional”, de Menma.

 

-¿Guardia nacional?- Naruto no comprendió, sólo habían pasado unos 5 minutos, 20 a lo mucho por estar jugando en el parque. Su cara de espanto se formó que no habían sido un par de minutos  o una hora sino más de 2 horas desde que salió de casa. ¿Qué tanto hacia para quedarse tan ausente? Por suerte su casa no estaba muy lejos, olvido por completo el encargo y corrió a casa antes de que su madre colapsara de nervios.

 

Las calles ya estaban vacías y obscuras con una tenue luz que iluminaba las aceras. Naruto se confía de la falta de movimiento y se apresuraba al cruzar las calles. Lo único que tenía en mente era la imagen de su madre quien lo estaría esperando con un gran castigo. “Felicidades Naruto, tu primer día en la ciudad y ya tendrás tu primer castigo”, se decía a si mismo antes de cruzar la última calle ni se molestó en asegurarse de que no viniera alguien, grave error.  

 

La luz golpeo su rostro lo aturdió y el sonido de las llantas derrapándose contra la acera lo asustaron tanto que cayó de espaldas contra el piso. Su corazón comenzó a latir rápidamente al ver la moto tan cerca de él, mantenía la mente en blanco sin poder moverse un centímetro, tampoco escuchaba al chico que se había bajado de la moto molesto.

 

-¡¡Oye, que diablos te pasa idiota!! – le grito el conductor –Si quieres quitarte la vida lánzate de un edificio o vete a atravesarte a un camión, te funcionan mejor imbécil-

 

Aquel vocabulario del varón, como supuso Naruto, le sorprendió e intimido mucho, él no era un suicida su vida iba a volverse complicada pero no era razón para morir. El rubio comenzó a temblar víctima de los nervio y de aquel muchacho que parecía levantarle la voz cada vez más ante su silencio.

 

-Lo… lo siento – apenas murmuro el doncel.

 

El chico reparó en su error, se tranquilizó un poco e imagino que había sido un descuido por parte del otro, para suerte de ambos nadie salió herido. El mayor reacciono y se inclinó sobre el doncel  ofreciéndole su mano, no por un acto de gentileza sino porque debía asegurarse que no tuviera alguna lesión menor.

 

-Gracias… -habló dudando un poco en tomar su ayuda, no debía confiar en extraños pero él era de esas personas que veían bondad hasta en un asesino.

 

-¿Naruto? – dijo más para sí mismo y sin percatarse soltó la mano del menor dejando caer nuevamente,  sin pensarlo dos veces lo levantó nuevamente ignorando los quejidos del menor.

 

-Sé que estás enojado pero no tenías que tirarme otra vez- Naruto  se separó rápidamente del otro  alejándose, no estaba lastimado, el otro estaba perfecto y no debía perder más tiempo.

 

-Espera- el chico sostuvo a Naruto por el brazo obligándolo a girarse –Tú…. ¿Eres Naruto? ¿Namikaze Uzumaki? -

 

En ese momento Naruto se tensó, ¿quién era esa persona que aparentemente lo conocía?, ¿un acosador o secuestrador? Se veía bastante joven para ser conocido de su padre. Negó rápidamente con la cabeza, con la esperanza de que el otro creyera que era una confusión y lo dejará ir.

 

-Espera soy yo Sasuke…- reacciono recordando que aun llevaba el casco puesto y pasó a retirárselo –Íbamos juntos en la clase- 

 

Naruto se estremeció un poco, ¿qué si recordaba a Sasuke? La respuesta era obvia, lo que nunca espero era que el moreno lo recordará, incluso que lo reconociera después de tanto tiempo. Su pulso se aceleró rápidamente y sus mejillas se tiñeron de un suave carmín al observar mejor el rostro del varón, Sasuke siempre había sido un niño guapo pero ahora se estaba convirtiendo en un apuesto joven, alto y varonil, con su cabello obscuro y sus ojos que parecieran atraparlo en alguna ilusión; seguramente tendría un montón de donceles y doncellas tras de él, o quizá ya tenía una pareja. Ese último pensamiento lo desanimo un poco y negó la cabeza alejando todas esas ideas.

 

-Supongo que no…- por un segundo creyó que la voz de Sasuke sonaba decepcionada y volvió a colocarse su casco –Sonará raro, pero podría lle…-

 

La voz de Sasuke fue interrumpida nuevamente por el celular del rubio quien rápidamente reviso la pantalla. Basto con leer el nombre para salir corriendo sin decir más que un “Lo siento, debo irme”, corrió hasta su casa esperando que su cara y corazón volvieran a su estado normal.

 

-Demonios, demonios-  maldijo el rubio frente a su puerta, se preguntaba porque su corazón latía tan fuerte, porque su reacción tan torpe, comenzó a hacerse tantas preguntas que no vio cuando su madre abrió el portón con esa mirada llena de ira. Paso de largo a la sala sin darle importancia a sus comentarios y dijo haberse perdido y confundido entre las calles, nadie refuto su argumentación y olvidaron el asunto. Al finalizar, y aceptando su “castigo”, Naruto se retiró hasta su habitación. Se tiró sobre su cama y abrazo su almohada, todos sus recuerdos lo asaltaron nuevamente, tantos sentimientos en un mismo momento que él no comprendía y no sabía manejar.

 

–Sasuke… teme-  murmuro aguantando un poco las lágrimas antes de quedarse dormido.

 

 

Sasuke observó al menor alejarse con rapidez, no había sido lo suficientemente rápido para ofrecer llevarlo, tampoco parecía que el rubio quisiera algo de él ni lo recordaba. Suspiro con desgano y subió hasta la moto y sólo arranco cuando la figura del doncel desapareció de s vista. Se sentía un gran idiota por quedar cautivado por Naruto, no lo recordaba tan lindo en mente siempre venía la imagen de ese niño gritón y empalagoso.

 

–Naruto…-  murmuro alejándose del lugar lo más pronto posible.

Notas finales:

Espero que el capitulo haya sido de su agrado :,3

Recuerden dejar su amor, quejas, sugerencias, amenazas y almas en los reviews!

 

Los quiero mucho!! *les deja galletitas en forma de gato a todos* 

 

Hasta la proxima actualización! 

 

<3


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