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La luz en mi oscuridad. {Wigetta} por PinketDiana

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Preparativos.

 

Guillermo.

 

“Siempre he odiado los bailes de graduacion, bueno, mejor dicho las fiestas en general. No por el acontecimiento en si, sino porque es algo donde se supone que debes disfrutar, algo con lo que tus padres se sientan orgullosos porque te gracias un año más y pasas a un curso superiror. Yo nunca tuve eso, porque esta estúpida tradición se hace a partir de los 14 años y mk vida cayo sin tocar fondo a los 5."- Quería responder Guillermo cuando Samuel le preguntó que por qué puso mala cara cuando la señorita Fest empezó a asignar las tareas para el baile de estación, a pesar de que quedaba cerca de un mes y medio para este. Si bien no era el típico baile de graduación, en el Instituto de ambos chicos había un baile cada tres meses, en esté último año, cada uno con la tematica de dicha época del año.

 

-Porque..- Sus palabras se negaron a salir, porque aunque tenía claro lo que deseaba decir no sabía si era lo que debía.

 

-A mi tampoco me gustan mucho, en realidad...- Se anticipó el mayor, y Guillermo agradeció mentalmente.

 

-Me estresan y me parecen que sobran- Se decidió a hablar, y por una vez estuvo contento con su respuesta.

 

-Si, aunque...- Samuel mira a Guillermo por un segundo y niega con la cabeza. Este está mirando de nuevo al suelo, preguntándose si sería tan malo desear que su madre estuviese corretando por su casa preguntándole mil cosas como: con quién iría, qué se pondría, y todas esas típicas cosas de madre; desear que su padre se sintiese un poco orgulloso de él. ¿Es tan malo desear ser normal?.- ¿Guille?- Este sale de sus pensamientos y mira a Samuel confundido.

 

-¿Si?- Pregunta, aun con el deseo anterior en su mente y un nudo en su garganta.

 

-¿Tú iras con alguien?- Quiere soltar una carcajada, totalmente irónica por supuesto, y gritarle que quién podría fijarse en él: un chico gordo que se corta, se odia y con una vida miserable donde no es querido ni pos su padre, pero no dice nada, solo baja la cabeza, cohibido por la situación. ¿Samuel quería burlarse de él con esa pregunta?. No. En el ultimo tiempo Samuel le ha demostrado que es diferente a los demás, por eso ya no le da tanto miedo tocarlo ni se estremece -al menos no de terror- bajo sus caricias o abrazos. 

 

-No- Responde escueta y simplemente, mirando el reloj que hay encima de la gran pizarra, deseando que llegue de una buena vez el descanso.

 

-Yo tampoco Responde el otro, a pesar de que nadie le ha preguntado. Guillermo se sorprende. ¿¡Nadie le ha pedido ir al baile con Samuel?!

 

-Estás bromeando, chaval- Susurra de nuevo, ahora mas bajito porque es la tercera vez que la señorita Fest los mira y saben que no habrá una cuarta.

 

-Es verdad, yo no miento.- “Y menos a ti" quiere completar pero eso estaría fuera de lugar. Además ver a Guille tan roto y esos ojos achibados tan triste que le da miedo romperlo más, por lo que no continua.

 

-¿Nadie te lo ha pedido?- Samuel mira a Guillermo con asombro. El tono de voz del menor suena incrédulo, y el moreno se siente alagado. ¿Guillermo esta insinuando que...? 

 

-Si, pero no la persona que quiero que lo haga...- El menor siente un pinchazo en la parte baja de su estomago y niega ante esto.

 

“No. Esto no está bien. No debo sentir estas cosas. Samuel no sentirá jamas nada por mi, y yo no puedo arrastrarlo a mi vida"- Mil y una cosas pasan por la cabeza de este ultimo camino a la cafetería.

 

(...)

 

-Come- Exige Samuel tendiendole una magdalena que el otro rechaza por tercera vez.

 

-No tengo hambre- Repite, e intenta mostrar una sonrisa, pero como es de esperar sale una mueca y no hay brillo alguno en sus ojos.

 

“Y si la tuviese no comería porque ya estoy demasiado obeso"

 

-Desayuné en casa- Miente, aunque no técnicamente. Casi desayuna, pero un plato en la cara porque su padre había gritado que ya si tan siquiera servía para cocinar y le había lanzado el plato con el desayuno a la cara, marchándose después con paso apresurado.

 

Samuel intenta creerlo, pero algo dentro de si grita que no lo haga e insista más. Ignora dicho pensamiento.

 

(...)

 

-¿Quién quieres que te pida ir al baile?- Pregunta Guillermo 5 minutos antes de que suene la sirena en señal de vuelta clases.

 

-Se.cre.to- Es lo único que responde Samuel.

 

Ambos se levantan y caminan hacia su clase para volver a empezar con el ciclo de horas antes.

 

-¿Sabes, Guille, si tú no tienes a nadie y la persona que yo quiero que me lo pida no lo hará, podíamos ir juntos...?- Hace una pausa, eligiendo las palabras- Como amigos- Intenta no arrepentirse de sus palabras nada mas decirlas, pero es que Samuel siempre fue así de lanzado.

 

'En la vida o te lanzas o té atrapan'- Era su lema.

 

El menor no sabe que contestar, por lo que se sienta en su lugar, totalmente callado y acariciandose la muñeca por encima de la manga de su sudadera. Fácilmente nota las varias capas que esconden sus heridas, la mayoría recientes.

 

-¿Willy?- Por primera vez en el día, Guillermo muestra una pequeña aunque sincera sonrisa, y esta por unos segundo si llega a sus ojos, a causa del hermoso apodo que Samuel le puso unas semanas antes alegando que “Guillermo" era muy formal, y él quería llamarlo de forma especial, algo que solo él pudiera hacer.

 

-Esta bien, Samuel...- Accede finalmente, intentando ignorar sus pensamientos por unos segundos.

 

“Quizá, a pesar de todo, este si sea un baile que merezca la pena... Aunque Samuel tenga que ir conmigo como su segundo plato, porque la chica de sus sueños no caiga a sus pies"

 

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