Parte III: Miedo.
Guillermo.
El miedo es algo con lo que todos debemos vivir en específicos momentos de nuestra vida. Pero,
…
¿vivir con miedo noche y día es verdaderamente vivir?.
Eso se pregunta el menor, escuchando aterrado como la puerta de su casa se abre, aunque a decir verdad está bastante sorprendido porque su padre no suele llegar a esa hora.
Tiembla. Siente un escalofrío que le congela el cuerpo. Vuelve a temblar.
Sabe que debería esconderse o por lo menos, levantarse del suelo, donde está hecho una bolita, pero no tiene las suficientes fuerzas. Así que se queda allí, tumbado, mirando como la sangre fluye de los nuevos cortes de su muñeca, y vuelve a tener miedo.
“¿Por qué a mi?”- Y la puerta se abre, lentamente, lo que le sorprende aún más. ¿Dónde está el salvajismo que su padre siempre tiene con él?
-¿Guille?- No se mueve, por mucho que quisiese hacerlo, no puede. Su cuerpo se siente tan pesado...
Su padre se acerca al ver que no contesta, pero no con la suavidad de antes, sino con pasos sonoros.
-Me han llamado de la escuela....- El peso en el pecho de Guillermo aumenta.- Te has saltado clases- Se agacha para intentar estar a la altura de su hijo, quien sigue tumbado en el suelo. Casi puede jurar que ha escuchado un sollozo, pero... ¿su hijo, no tendrá el valor para llorar delante de él, verdad?. Quizá no le ha enseñado lo suficiente - Me has dejado en evidencia...- Susurra.
Y entonces, algo hace 'clic' en la mente del menor. El porqué su padre está aquí antes, la amabilidad del principio... Y el miedo vuelve a él como un bumerang, mucho más intenso que antes.
-Yo...- Quiere justificarse, decirle que hoy se sentía tan mal que casi ha tenido que salir de clase corriendo. Por un segundo piensa en Samuel, en lo preocupado que se veía, aunque solo llevaban un mes de conocerse y hablar -bueno, en realidad Samuel hablaba y hablaba, sonreía y hacía tonterías, mientras Guillermo se mostraba algo distante y serio, aunque a veces sonreía e intentaba ser cálido-, en la expreción angustiosa que tenía en su rostro, en como intentó escaparse con él para acompañarlo y que no le pasase nada... y también recuerda como dijo que no le hacía falta su maldita ayuda, que no quería su compañía y como corrió dejándolo atrás.
Todo por miedo.
Miedo a sonreir.
Miedo a sentirse feliz.
Miedo a... sentir.
Miedo a vivir.
Miedo a estar cerca de Samuel, que se preocupa por él, que siempre lo hace reir...
Simplemente Guillermo tiene miedo.
No sabe cuanto tiempo ha transcurrido desde que está perdido en sus pensamientos, pero siente un fuerte golpe con algo de goma en su hombro derecho y quiere gritar, pero los agudos sonidos no parecen desear salir de entre sus labios, por lo que solo abre la boca y silencio sale de esta.
“Tranquilo”- Escucha la voz de Samuel en su cabeza y tiembla, tiembla porque se pregunta qué pasaría si Samuel se entera de lo que tiene que vivir él en su casa. Seguramente... corra cuando se entere, si es que se entera, aunque el menor no tiene ninguna, pero ninguna, intención de decirselo, o puede que se aleje de él cuando le tenga que contar mentira tras mentira.
“¿Por qué siento un vacío aún mayor al pensar que él pueda dejarme?”- Se pregunta antes de volver a sentir un nuevo correazo en la parte inferior de su estómago.
Al final, tras un largo, realmente largo, tiempo, Guillermo se siente muerto e inmóvil en el suelo, mientras siente intenso dolor en múltiples zonas de su cuerpo, desde la cabeza hasta la punta de los píes, y se dice a si mismo que seguramente mañana no se pueda mover por lo que no irá a la escuela.
“Entonces... no veré a Samuel”- Y vuelve a tener miedo, porque ante dicho pensamiento parece que todo se ha vuelto un poco más negro ante sus ojos...
“Odio vivir con miedo...”
Allí, tumbado en mitad de su habitación, casi inconciente, escucha una voz proveniente del fondo del subconciente que está gritando varias cosas a la vez; cosas como: 'Debes alejarte de Samuel'. 'Tienees miedo de perderlo'. 'Te hará daño'. 'Solo te tiene lástima'. 'Eres un cobarde'. 'Puede que creas que confiar en él está bien, pero solo huirá de ti y te dejará solo, como siempre has estado al fin y al cabo'. 'Tienes miedo, mucho miedo y este ha aumentado desde que viste a Samuel'.
“Samuel”- Susurró cerrando los ojos.
Si es verdad que entre Samuel y Guillermo el tiempo juntos y por ende las conversaciones, se han hecho más frecuentes, aunque normalmente es Samuel, con sus tonterías, sus bromas y sus comentarios sarcásticos y con doble sentido, quien habla, mientras Guillermo solo escucha y asiente. De vez en cuando se permite a si mismo sonreir, y sigue sorprendido porque solo puede sonreir si Samuel está frente a él, contando alguna tontería o simplemente mirándolo y mostrando aquella sonrisa, aquella que a veces era perlada y brillante, otras seductora, otras burlonas, otras orgullosas... realmente Samuel sabía mostrarse de muchos modos, pero todos hacían que a Guillermo se le agitase el corazón y no pudiese evitar sentirse cálido, seguro y... quizá, solo quizás, algo feliz.
Ahora sus noches no son tan malas, porque piensa que por la mañana volverá a ver a Samuel y a su enorme y perlada sonrisa.
Guillermo piensa por un segundo, que quizás Samuel sea su paz.
Pero sigue teniendo miedo..., y es que dentro de unas horas volverá su padre.
Pero con Samuel en su mente, sin saber el motivo, se siente seguro.
Mas el miedo no desaparece.
“Siento miedo... miedo a vivir...”- Piensa antes de caer en el mundo de los sueños, o quizá solo se acabó desmayando.