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La luz en mi oscuridad. {Wigetta} por PinketDiana

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Curiosidad

 

Guillermo

 

Está deseando que las clases terminen porque las manos le tiemblan, el suelo parece dar vueltas a su alrededor y por su cabeza solo pasa una cosa: cortarse. Hacer que su piel se deslice aquella puntiaguda y punzante cuchilla que tanto le ha ayudado en momentos críticos, que le hace sentirse vivo cuando nada más, aparte de la compañía de Samuel últimamente, como cuando necesitaba aliviar un poco el dolor, sacar toda la culpabilidad que lo consumía... etc. La cuchilla era su amiga, y es lo que necesitaba ahora. 

 

"Es que me la debería haber traído, chaval..."- Grita para si mismo. Esto solo hace que se sienta un total y completo idiota, porque se la ha dejado en casa, en aquella cajita morada que esconde, aunque no sabe para qué si su padre prácticamente estaría saltando de felicidad al saber que se intenta quitar la vida, si es que a eso que él vive se le puede llamar así, bajo la almohada.- "Soy tan idiota..."- Continua. 

 

-Y recordad, está tarde, a las 7 deben venir los padres para la reunión mensual.- Guillermo suspira tan sonoramente que Samuel no evita girarse para mirarlo atentamente. Este chico lo tiene verdaderamente intrigado y... preocupado. 

 

-¿Qué pasa, pequeño?- Ahí está esa maldita calidez que Guillermo tanto detesta pero que tanto anhela sentir.

 

"No quiero"- Grita una y otra vez esa parte del menor que tan culpable se siente al ver como roza por unos efímeros segundos una pequeña luz que ilumina tenuemente su oscuridad en la que vive.- "No quiero ni debo sentir eso"

 

-¿Guille?- Y sin más, Guillermo explota. 

 

-¿Qué quieres, Samuel?. ¿Qué maldita mierda quieres?- Una punzada intensa cruza su pecho, pero niega que sea por haberle dicho esas palabras tan dolorosamente secas a Samuel. ¿Por qué debería importarle, al fin y al cabo?. 

 

-Yo...- Mira atentamente a Samuel, quien baja la cabeza sin pronunciar palabra alguna.- Nada, solo quería saber si estabas bien. 

 

-No.- Responde seco.- No estoy bien.- Y de pronto, está a punto de levantarse las mangas para desvelarle uno de los tantos secretos que esconde tanto en el exterior de si mismo, en su cuerpo, como en su interior, tan destrozado que se siente. 

 

-Lo siento.- Samuel suspira, para después levantarse de su lugar y salir por la puerta de clase. Gracias a Dios ha sonado el timbre, porque las palabras de Guillermo han sido tan duras que ahora mismo se siente totalmente atontado. 

 

Guillermo sigue allí, intentando procesar todo lo que ha pasado en tan solo unos segundos y es que se sentía bastante molesto porque Samuel se ha mostrado particularmente pesado con preguntas como: '¿Qué te pasa?', '¿Te encuentras bien?', '¿Todo va bien?', '¿Tus padres vendrán a lo de esta tarde?'; una y otra vez, y se ha sentido tan agobiado al ver como alguien se preocupaba de él, que no ha podido asumirlo sin relacionarlo a algo como que Samuel quería reírse de él, o que solo siente curiosidad por la vida que lleva él, un estúpido chico suicida que se odia y que tiene una vida de mierda. 

 

"Solo es eso, curiosidad. Porque visto de negro y siempre llevo manga larga, porque tengo profundas ojeras y normalmente suelo venir a la escuela con los ojos hinchados de llorar, porque... simplemente porque soy yo. Él no está preocupado por mi ni nada de eso, solo siente maldita curiosidad"- Sacude la cabeza y niega ante este pensamiento. ¿Por qué debía alguien sentirse preocupado por él?. Era solo un idiota, un inutil, una persona muerta en vida, que no sirve para nada, era... Guillermo. 

 

Corre a casa, prácticamente, y cuando llega se siente ahogado y cree que algún corte se le habrá abierto de la pierna izquierda porque duele mucho. Pero no le importa. Desea llegar a la habitación y coger ese objeto punzante que le ayuda a rellenar el vacío que tiene en su interior, a despejar su mente, a... sentir, y eso es más que suficiente. 

 

Acerca la cuchilla a su muñeca y... no puede hacerlo. Las lágrimas empiezan a aparecer. Vuelve a intentarlo pero no puede. ¿¡Por qué no puede?!. Se frustra. 

 

Las palabras de Samuel llegan a su mente, y algo en él le dice que si, que estaba preocupado porque algo brillaba en los ojos del mayor cuando le pasaba el brazo por los hombros y le preguntaba dulcemente. La voz de Samuel sigue en su cabeza, y no puede más que soltar la cuchilla. 

 

"No"- Se grita, presa del pánico. ¡¡Nadie se ha preocupado por él jamás, y no iban a hacerlo ahora!!. Coge la cuchilla y grita, no puede hacer más que gritar. 

 

-Solo es curiosidad.- Y hunde la cuchilla en su piel, para segundos después ve como aquel espeso líquido color cobre surge de esa herida. Pero esta vez hay algo nuevo en esta acción, él no se siente tan vivo como las otras veces, y se pregunta porqué ya no es así. Las lágrimas continúan por su mejilla, pero no deja de repetir ese gesto una y otra vez hasta que cuenta 10. Mira su muñeca. 13 cortes nuevos, pero ninguno lo hace sentir tan completo como cuando ve a Samuel sonreír y él lo acompaña. 

 

"Para con esta mierda, chaval."- Se ordena.

 

Y no sabe qué hacer, por lo que se deja arrastrar por su débil cuerpo, no sin antes limpiar toda la sangre de la pilita y curarse sutilmente sus nuevas heridas, y se echa en la cama, mientras se auto-convence de que es solo eso, curiosidad, lo que Samuel siente cuando le pregunta mil y una mil cosas. 

 

"Nadie se preocupó por mi, nadie lo hará"- Vuelve a repetirse. 

 

 

Notas finales:

¡Chan, cha, chan! Nuevo capítulo.

 

Me dio tanta pena escribir esto ;--; Me dan ganas de abrazar a nuestro chinito z4


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