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Voy a hacer que ames. por Duquesa del Pan

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Notas del capitulo:

Feliz miércoles, me encanta poder actualizar a tiempo.

Ya tengo escrito el primer capítulo sobre William, espero poder subirlo mañana.

Espero que les guste este capítulo.

Faltaba tan solo 3 semanas para las vacaciones de verano, Mateo terminaría de cursar su primer semestre de 4 en total en la  Universidad mientras que Esteban pasaría al sexto semestre de su carrera, ambos estaban bastante ocupados entre exámenes y trabajos de último momento, era tan poco el tiempo que podían pasar juntos que decidieron que ciertos días a la semana uno se quedaría en la casa del otro y viceversa.

El día de hoy era el turno de Esteban de pasar el día en la casa de Mateo, después de estudiar por un largo rato y sin tener ganas de cocinar absolutamente nada, ambos decidieron pedir algo de comer a domicilio, al cabo de unos 30 minutos tocaron la puerta, Esteban energéticamente y a la vez por su hambre voraz se dirigió inmediatamente a esta para abrirla de inmediato, su sorpresa fue ver a una mujer que no parecía de más de 40 años de edad parada al otro lado con algunas maletas.

-¿Quién es usted? –Pregunto la misteriosa mujer- ¿Qué hace aquí?

-Lo mismo debería estarme preguntando yo.

Ambos se quedaron completamente callados, observándose el uno al otro, tratando de obtener pistas para descubrir quién era el otro.

-¿Ya llego la comida? –Mateo grito desde su habitación mientras se dirigía hacia la puerta, apenas vio a aquella mujer su expresión cambio por completo -¡Mamá! ¿Qué haces aquí?

-¿Cómo? Te dije que vendría a pasar un tiempo aquí, casi nunca me llamas Mateo.

-¿Mamá? –La frente se Esteban se agrieto por completo- Esta mujer se ve demasiado joven para ser tu madre.

-¿Quién es tu amigo? Parece que quiere algo conmigo…

-¡Mamá! No digas ese tipo de cosas.

-Disculpen, ¿Alguien ordeno pollo? –Un joven con una camisa y una gorra roja estaba parado al lado de la madre de Mateo, las cosas ya estaban muy revueltas para que ahora también llegara el repartidor.

-Claro, nosotros…

-No, aquí no han ordenada nada, por favor puede retirarse –El hombre de la camisa y la gorra roja se retiró con una mirada de incredibilidad en su rostro.

-¿Por qué hizo eso? –Pregunto Esteban algo enojado- Tengo bastante hambre.

-¿Esto es lo que haces todos los días? Ordenar comida chatarra que solo le hace mal a tu cuerpo.

Esteban intento hablar pero sabía que sería callado pro aquella mujer, quien en otros términos es su suegra, Mateo siempre le había hablado mucho sobre su madre pero nunca le había enseñado una fotografía ni nada por el estilo.

-Y bueno, ¿No me invitaras a pasar?

-Claro –Mateo tomo el equipaje- por favor, siéntete como en casa.

Aunque fuera raro, la situación actualmente era de completa tensión por parte de las 3 personas que estaban en el pequeño aparta-estudio de Mateo, madre e hijo estaban ocupando las sillas del comedor, mientras Esteban.

El estómago de Mateo gruño un poco, aun así produjo un ruido tan fuerte que pareciera que nunca antes lo hubieran alimentado.

-¿Entonces te la pasas comiendo esa cosas chatarra? Mejor te preparo algo…

La madre de Mateo se levantó y se dirigió a la cocina, Esteban aprovecho esto para acercarse a su novio, tenía muchas preguntas por hacerle.

-¿Por qué no me dijiste que tu madre vendría a visitarte? –Esteban hablaba con un tono de voz muy suave para que solo Mateo pudiera escucharlo.

-Eso es porque yo tampoco lo sabía, el hecho de verla en la puerta hace un rato fue una gran sorpresa para mí.

-Trae un gran equipaje, seguro se piensa quedar aquí por mucho tiempo.

-Sin comentarios…

-Y dígame joven –Mencionó la madre de Mateo desde la cocina- ¿Cuál es su nombre?

-Me llamo Esteban y soy un muy buen amigo de su hijo.

-Bueno señor Esteban, hace mucho que no veo a mi hijo así que le agradecería mucho que se retirara.

Hace tan solo 20 minutos que conocía a aquella mujer pero ya sabía que sería una completa piedra en su zapato, su querida suegra, de la cual ni recordaba su nombre lo estaba sacando de la casa de su novio, bien, tenía mucho más derecho que él, resignado, con hambre y cargando 2 morrales Esteban se preparaba para salir del lugar, Mateo estaba muy incómodo con la situación ya que su madre como solía comportarse así, tampoco podía negar que estaba realmente feliz por poder verla.

Una vez que Esteban estaba parado en el marco de la puerta de salida le hizo una seña a Mateo para que se acercara a él.

-Lamento que tengas que irte de esta manera.

-No hay problema, buscare un lugar en donde comer y luego regresare a mi apartamento, te llamo en la noche, ¿Te parece bien?

-Claro que sí, ¿Estas molesto?

-Por supuesto que lo estoy, es solo que realmente no tiene caso, ella es tu madre y se sobrentiende que quiere pasar un poco de tiempo contigo.

Esteban se fue, Mateo sintió una fuerte punzada en su pecho, estaba algo triste por esa manera tan brusca en la que se fue pero al mismo tiempo estaba supremamente feliz de que su madre estuviera en su apartamento, le hacía mucha falta.

-Mamá, ¿Por qué no me dijiste que venias?

-Casi nunca llamas, de hacerlo más seguido te habría contado todos mis planes.

-¿Cuánto tiempo te piensas quedar?

-Me dieron una semana libre en el trabajo antes del verano, ya que dijiste que serias tu quien me visitaría durante el verano creí que sería bueno pasar un poco de tiempo madre e hijo.

Mateo se acercó a su madre y la abrazo, no menciono ni una sola palabra, simplemente se quedó allí por un largo tiempo.

Al otro día estando ambos chicos en la universidad decidieron almorzar juntos.

-Hola Mateo, ¿Cómo te fue ayer con tu madre?

-Dijiste que me llamarías –Mateo estaba algo molesto- Muy bien, extrañaba comer su comida, será bueno para mi que se quede durante la próxima semana.

-No te llame, estaba muy ocupado, lo siento.

-No te preocupes, por cierto mamá dice que lamenta haberte tratado de esa manera ayer.

-Tú… ¿No le dijiste nada sobre lo nuestro?

-No pude hacerlo, no iba a decirle de la nada “Mira mamá, este es mi novio Mateo, de la nada me dejaron de atraer las chicas”.

-¿Por qué no? Mis padres saben que salgo contigo, aunque no te conozcan incluso les mostré una fotografía.

-Es diferente, ellos ya saben que tú eres gay.

-Por todo lo que me has dicho de tu madre te aceptara tal y como eres, no deberías tener miedo de decirle, en general no deberías avergonzarte de salir conmigo.

-¿Crees que me avergüenzo de salir contigo?

-Lo siento, mi respuesta fue un poco…

-¿Exagerada? Crees que no me gustaría poder gritarle a todo el mundo lo mucho que te quiero, pero para mí no es tan fácil Esteban, eso es algo que deberías entender.

El resto del tiempo que ambos permanecieron juntos no se dirigieron más de dos o tres frases, por un lado Esteban estaba molesto ya que Mateo insistía en seguir ocultando su relación a tal punto de no decírselo a su propia madre, pero si pensamos en Mateo el a su vez estaba molesto ya que no era fácil de un momento a otro aceptar que eres gay, mucho menos cuando toda su vida había estado saliendo constantemente con muchas chicas.

Las cosas siguieron así hasta el jueves, la madre de Mateo se quedaría hasta el domingo y Esteban quería hacer todo lo posible para hacerle saber que estaba saliendo con su hijo.

A eso de las 3 de la tarde, ambos chicos salieron de la universidad y se dirigieron a la casa de Mateo, su madre quería ir de comprar y Esteban lo vio como una perfecta oportunidad para intentar acercarse a ella.

-¿Qué estudias Esteban?

-Después de vacaciones entrare a sexto semestre de ingeniería química.

-Eres bastante diferente a los amigos de Mateo.

-¿Cómo son los amigos de Mateo?

Mateo estaba incomodo, sabía que una de las intenciones de Esteban eran sacarle información a su madre mientras la tenía a su lado ya que él no hablaba mucho de cómo eran las cosas en su ciudad, pensándolo bien en sus años de instituto Mateo no había sido la mejor influencia.

-Bueno, como podría decirlo… ellos eran unos vándalos.

-¡MAMÁ!

-Por favor, sabes que ellos no eran los mejores tipos del mundo, parece ser que ahora que estas en la universidad estas tomando un buen rumbo.

Así concluyo la mayor parte del “día de compras” de la madre de Mateo, Esteban realmente lo había disfrutado y se había acercado a ella, aun así no perdía la oportunidad de que Mateo se lo dijera todo, aprovechando que ella había tenido que ir al baño tomo a Mateo del brazo y le susurro.

-No crees que sería un buen momento para decírselo todo…

-Yo, lo he estado pensando últimamente y realmente quiero decírselo pero no lo sé.

-No te pido que se lo digas a todo el mundo, pero es muy importante para mí que se lo digas a ella.

-¿De qué hablan chicos? –La madre de Mateo a había salido de baño.

-De nada, de nada.

-En realidad, si estábamos hablando de algo.

El cielo se nublo por completo, el día no había sido el más soleado del mundo, algunas gotas empezaron a caer, Esteban estaba realmente serio, Mateo pudo notarlo pero aun así no se sentía preparado del todo para contárselo todo a su madre.

-¿Pasa algo malo? –Pregunto asustada.

-No pasa nada –Mateo estaba nervioso- ¿Por qué no vamos a otro lugar a resguardarnos de la lluvia?

-Realmente si pasa algo.

-No, realmente no pasa nada.

-Bien, ya que “realmente no pasa nada” lo mejor será que me vaya.

-Por favor no te vayas.

La madre de Mateo miraba detenidamente la escena que veía delante de sus ojos, no entendía muy bien la actitud de Esteban ni la de su propio hijo, quizás esos meses alejada de el hacía que lo desconociera un poco, quería saberlo todo, y solo había una cosa que pudiera hacer.

-Mateo, sabes que puedes confiar en mí, soy tu madre y realmente no estoy entendiendo lo que sucede entre ustedes dos, puedes decírmelo sin ningún problema.

-Esteban, por favor dame 5 minutos a solas con mi madre.

Esteban sonrió pero al mismo tiempo se sintió algo culpable, sentía que estaba obligando a Mateo a hacer algo que no quería realmente; sin decir nada se alejó de ambos.

-Ahora que estamos solos… ¿Qué es lo que quieres decirme?

-Mamá, realmente me alegro de que estés aquí conmigo, estos últimos meses han sido algo completamente nuevo para mí, aun así estoy bastante feliz por todo, es solo que hay algo que quiero que sepas.

-Espera, no me digas que ¿Tienes una enfermedad de transmisión sexual?

-¡Mama! Por supuesto que no.

-¿Entonces?

-Bueno, siempre que salía con alguna chica sabes que nunca me lo tomaba enserio y mis relaciones nunca duraban lo suficiente para llamarlo un noviazgo, ahora creo que las cosas son completamente diferentes, encontré a una persona con la que quiero estar por mucho tiempo, no es algo pasajero.

-¿Cuál es el lio de todo eso?

-El lio es que esa persona especial para mi es Esteban, yo nunca pensé que me podría sentir así al lado de alguien y obviamente menos si se trataba de un chico, yo lo quiero, y lo quiero muchísimo.

-Te lo pregunto de nuevo ¿Cuál es el lio? Eres mi hijo Mateo, te amo más que a nada y a nadie en este mundo, hagas lo que hagas no te dejare de querer y si lo que quieres hacer ahora es estar al lado de aquel chico me parece muy bien, parece ser una buena persona y lo importante es que la ames de verdad.

Mateo quería llorar por todas aquellas hermosas palabras que le había dicho su madre, sin pensarlo 2 veces se abalanzo sobre ella para abrazarla y ella no dudo en devolverle el abrazo.

-Ahora creo que la persona con la deberías estar es con Esteban y no conmigo, estaré bien.

-¿Segura?

-Completamente.

El día estaba cada vez más gris, las gotas de lluvia eran bastante grandes y rebotaban en el piso, los charcos de agua se formaron por todos lados pero eso no impidió que Mateo corriera a toda velocidad en busca de Esteban; al poco tiempo pudo divisar si figura, después de pasar tanto tiempo a su lado era imposible no reconocerlo a lo lejos, cuando se acerco tenía una expresión de felicidad en su rostro, al ver esto Esteban lo tomo de la mano y ambos se dirigieron hacia la lluvia.

-Se lo dijiste ¿cierto?

-Sí, ella, ella me dijo que no importaba, que me quería sin importar lo que pasa, yo realmente estoy feliz por su actitud.

-Eso me hace a mi muy feliz, saber que almenos ella lo sabe, bueno diste un gran paso.

Esteban se acercó a Mateo para besarlo, él se resistió un poco.

-Vamos, aquí con toda esta lluvia nadie nos vera.

-Tu lógica es innegable.

Mateo no se resistió esta vez, simplemente dejo que los brazos de Esteban le rodearan la cintura, era un día frio y el cuerpo de ambos estaba totalmente lleno de agua de lluvia, aun así Mateo sentía una gran calidez en todo su cuerpo, una calidez especial que nunca había sentido antes.

-Vamos a mi apartamento Mateo.

-Por supuesto que no, mamá está aquí.

-Lo sé pero, ahora se quedara hasta el domingo y en las próximas 2 semanas no creo que podamos vernos durante mucho tiempo, solo por hoy ¿Si?

Mateo no se podía negar, era cierto todo lo que Esteban decía, simplemente le envió un mensaje de texto indicándole a su madre que volviera a casa sin él, tenía las llaves así que no habría problema por eso.

El viaje hasta la casa de Esteban fue insoportable, ambos querían besarse ya abrazarse pero ese no era el mejor lugar para hacerlo, la lluvia hacia que el transito fuera lento, apenas llegaron bajaron del autobús y corrieron hasta llegar al apartamento, una vez dentro pareciera que no se hubieran visto en muchos años.

-Mierda, está sonando mi teléfono.

-Solo ignóralo.

-No puedo, es mi madre.

-Entonces yo contestare –Esteban tomo el teléfono- ¿Hablo con la madre de Mateo?

-¿Eres tu Esteban?

-Si señora.

-¿Estas con mi hijo?

-Si señora, y lamento decirle que por el momento no está disponible, pero no se preocupe, lo enviare sano y salvo a casa –Dicho esto, Esteban colgó- ¿En qué íbamos?

-¡Que acabas de hacer! No puedes simplemente decir ese tipo de cosas y ya.

-Pero ya lo hice, y no hay nada que podamos hacer para cambiarlo.

-Eres un completo idiota.

-Sabes que me gustaría en este momento.

-¿Qué?

-Acércate –Una vez que Mateo se acercó Esteban le susurro algo- Quiero que me la chupes.

El rostro, las orejas y el cuello de Mateo tomaron un delicado color rojo, ciertamente hacía mucho tiempo que no se sonrojaba de esa manera.

-¿Qué estás diciendo?

-Vaya, hace mucho tiempo que no te veía tan rojo, y sé que me iste bien por la expresión en tu rostro.

-No voy a hacer esas cosas, es asqueroso.

-Bien, si tu no quieres hacerlo, entonces yo lo hare.

 

Notas finales:

 Bueno, me imagino que ya saben cómo iniciara el capítulo de la otra semana *Cara pervertida*

Espero que les haya gustado este capítulo.

¡Nos leemos... quizás mañana!


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