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Voy a hacer que ames. por Duquesa del Pan

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Notas del capitulo:

 ¡Duquesa del pan reportándose!

Nuevo capítulo y esta vez es sobre Mateo.

Lamento la tardanza u.u la universidad no ha estado de mi lado últimamente.

Curiosamente no tengo mucho que decir así que… nos leemos abajo.

Eran aproximadamente las 4:30 am, Esteban y Mateo se encontraban en el terminal, para ahorrar un poco de dinero no viajaron en avión lo cual significo estar algunas sentados en unas sillas bastante incomodas, todo para poder llegar a la ciudad natal de Mateo a pasar las vacaciones de verano, a decir verdad el verano se encontraba oculto ya que los últimos días habían sido bastante fríos y llenos de impredecibles lluvias.

Era demasiado temprano para intentar tomar un autobús así que tomaron un taxi, no sin antes tomar algunas bebidas calientes para intentar calentar un poco sus cuerpos.

El viaje fue corto, el tráfico a tan altas horas de la madrugada era ligero, Esteban solo quería tumbarse sobre lo que fuera a dormir un rato, no había disfrutado para nada el viaje y tenía tanto frio que apenas podía intentar cerrar el puño; una vez frente a la casa de Mateo ambos salieron del taxi, increíblemente el aún tenía un juego de llaves por lo que entraron sin hacer ningún ruido, estaban tratando de no despertar a su madre.

Ambos chicos caminaron por un largo pasillo hasta llegar a la única puerta de madera que tenía la casa, correspondiente a la habitación de Mateo, entraron, Esteban no lo pensó 2 veces y retirándose los zapatos lo más rápido que pudo se adentró inmediatamente en la pequeña cama; por el contrario Mateo se quedó parado al lado de la puerta, un increíble sentimiento de nostalgia le invadió la cabeza, todo estaba exactamente igual que hace seis meses cuando había partido para ir a la universidad, si se lo miraba de cerca incluso se podía notar unos ojos ligeramente rojos, parecía que estuviera a punto de llorar.

-Vas a quedarte allí parado o vendrás a la cama y dormirás un rato –Menciono Esteban mientras bostezaba.

-Te recuerdo que es mi habitación, no tienes el permiso de hacer ese tipo de cosas tan a la ligera.

-Solo ven aquí, me muero de frio.

Mateo se quitó los zapatos, tenía que reconocer que la temperatura era más baja de lo normal, antes de entrar a la cama vio por la ventana los débiles rayos del sol que entraban en la habitación y sonrió, estaba con una de las personas que más quería y en su casa.

No sabía cuánto había dormido, abriendo débilmente los ojos y estirando un poco su brazo se dio cuenta de que se encontraba solo en la cama, a juzgar por la iluminación del cuarto proveniente de los rayos del sol creyó que eran pasadas las 10 de la mañana, sus dudas fueron acertadas cuando tomo su teléfono celular del bolsillo; levantándose lentamente escucho unos ruidos que provenían fuera de lo que era su antiguo cuarto, al salir se dio cuenta de que estos ruidos eran voces y provenían de la cocina.

-Buenos días Mateo, ¿Dormiste bien?

-Buenos días mamá…

-Ya estaba pensando en levantarte, las vacaciones se pasan volando y tienes que aprovechar el tiempo al máximo.

-Lo se mamá, es solo que el viaje fue realmente agotador.

-¿No me piensas saludar a mí?

-No me molestes –Menciono entre bostezos- Pudiste levantarme cuando tú te levantaste.

-Es solo que parecía que realmente estabas cansado, dormir un poco más no te mataría.

-¿Qué piensan hacer esta tarde chicos?

-Bueno mamá, hace 6 meses que no me veo a los idiotas con los que me gradué, Ricardo me dijo que esta tarde se reunirían a jugar un poco ¡No me lo puedo perder!

-¿Iras con Esteban?

-Pues no pienso dejarlo aquí contigo, eso sería raro.

-¿Qué les piensas decir a ellos?

-¿De qué hablas?

-Sobre él.

-Les diré que es mi nuevo amigo.

-Seré un gran artista –Dijo Esteban- hare un papel perfecto de mejor amigo.

Las cosas se pusieron algo tensas en la cocina, Mateo no había pensado en eso ¿Qué le diría a los demás? Muy pocas personas sabían sobre su relación y no quería que más personas se enteraran, aunque el tiempo pasara tan rápidamente para el aún era difícil aceptar el hecho de que su nueva pareja era un hombre, solo quería darle tiempo al tiempo y por ahora las cosas se quedarían así, Esteban y Mateo serian vistos como amigos ante los ojos de cualquier persona pero solo ellos sabrían la verdad detrás de esa imagen.

Después de la hora del almuerzo, ambos  salieron a recorrer aquellas calles que vieron crecer a Mateo desde que era tan solo un niño detrás de un balón de juguete, lo habían visto en su adolescencia y como lentamente se convertiría en un hombre, habían tantos lugares que guardaban tantos recuerdos que mil años no sería suficiente para poder escucharlos todos, al cabo de unos minutos ambos llegaron hasta el parque principal de aquel barrio ubicado en los suburbios, Mateo diviso a lo lejos aquellas personas con las que más momentos importantes había compartido, sus antiguos compañeros de clase jugando futbol, la sangre de sus venas hervía de la felicidad y rápidamente se acercó a ellos mientras una sonrisa llenaba su cara.

Sin mencionar una sola palabra se acerco a la cancha sintiéndose impulsado por una fuerza misteriosa, una chica que tenía el cabello recogido en una cola de caballo fue la primera en darse cuenta de su presencia.

-¡Mateo! –Grito, para Esteban todos se veían iguales pero en realidad todos eran personas realmente diferentes unidas por esos lazos sentimentales.

Lo único que se divisaba era un montón de personas rodeando a un chico, sin saber por qué Esteban sonrió, en si era una escena linda de ver; pasados unos minutos todos se estaban alejando y tomando el lugar que estaban ocupando antes de que Mateo llegara, Esteban había pasado totalmente desapercibido, simplemente se había sentado en las gradas como un simple observador, de la nada todos siguieron con el juego incluido su novio, todo fue tan espontaneo y el no quería molestar.

-Tu… ¿Venias con Mateo? –Menciono la chica con la cola de caballo.

-Eso es correcto.

-Perdóname el atrevimiento pero ¿Quién eres?

-Un amigo de la universidad de Mateo, no tenía planes para estas vacaciones así que decidí venir aquí.

-Yo soy Cristina, me gradué con él.

-Un placer conocerte Cristina.

-Y tu… ¿Cómo te llamas? Cuéntame sobre ti.

-Bien, me llamo Esteban, pasare a sexto semestre de ingeniería química.

-¿Éstas soltero? –Las intenciones de Cristina eran claras, era una cómica situación, Esteban sonrió un poco pero aquella chica no lograba entenderlo- ¿Qué es tan gracioso?

-No, no estoy soltero y aunque lo estuviera no me fijaría en ti –Cristina hizo una mueca- Ni en ninguna otra chica.

-Oh, ya veo.

La conversación se tornó aburrida y monótona, Cristina había perdido todo el tipo de interés que le había despertado hacia tan solo unos minutos la presencia de Esteban, el simplemente se concentró en ver jugar a Mateo y el resto de sus compañeros, su rostro lucia feliz, el estar con sus amigos y jugando era algo que no pasaba muy a menudo, no almenos desde que había tenido que dejar su ciudad para seguir su sueño.

Al cabo de una hora todos los jugadora ya estaban agotados, el juego se detuvo, Mateo hablo un poco con un chico moreno bastante bajito y luego corrió hacia donde Esteban.

-Lamento la tardanza, es solo que…

-Solo que nada, hace mucho tiempo que no los veías es comprensible, además me gusta verte jugar.

-Tonto –Las mejillas de Mateo no podrían estar más rojas, todo esto debido al partido, de no ser así se hubiera podido notar un ligero sonrojo- Hable con uno de mis amigos y le dije que reuniera a los chicos para beber un rato.

-No puedes pensar en nada más que no sea alcohol.

-Claro que sí, también puedo pensar en ti.

 -Entonces nos vemos esta noche –Cristina salió de la nada, Mateo se encontraba algo agitado por la situación.

-¡Por supuesto que sí!

Con la misma alegría con la que llegaron a aquel parque aquella pareja salió, sin rumbo alguno simplemente esperando que la luz del día desapareciera. Cada lugar que recorrían era completamente nuevo para Esteban, mientras esto ocurría Mateo intentaba contarle todas las hazañas ocurridas por aquellas calles, esos recuerdos parecían ser divertidos, llenos de audacia, romane y grandes batallas, por lo menos esas eran las imágenes en la cabeza de Esteban, realmente solo eran historias de la vida de un adolecente del común, no tenía nada que lo hiciera especial a nadie más pero sin importar esto lo quería más que a ninguno.

Antes de la hora dicha para el encuentro ambos decidieron ir a comer algo, entraron a un pequeño puesto de comidas rápidas y salieron con unas hamburguesas en sus manos.

-Has estado bastante callado desde que llegamos.

-No han pasado 24 horas desde que llegamos.

-Lo sé, lo se… es solo que no es normal en ti.

-Supongo que tan solo no quiero echarlo a perder.

-¿De qué hablas?

-Hoy una chica se acercó a mí mientras jugabas, le dije que no me gustaban las chicas y de inmediato cambio su forma de ser hacia a mí, no quiero echar nada a perder, no quiero que los demás se enteren de todo esto, es decir me gustaría que lo supieran pero sé que todo esto es nuevo para ti y, bueno pocas veces me quedo sin que decir como ahora.

-Lo siento.

-¿Por qué te disculpas?

-Es triste que aunque seamos novios no puedo tomarte de la mano ya que solo pensare en lo que las demás personas digan o piensen de mí, me molesta pero aún es demasiado pronto.

-Y no te pido que lo hagas, por el momento estoy feliz de conocer a tus compañeros, me hacen sentir más cercano de ti.

-Bien pues siéntete todo lo feliz del mundo, hemos llegado.

Allí frente a ellos había pequeña casa, de tan solo un piso, la pintura se veía verde aunque por su aspecto se podría decir que anteriormente era azul; ambos tocaron y aquel moreno bajito de nombre desconocido para Esteban abrió la puerta

-Creí que nunca vendrían –Menciono el chico.

-Estábamos comiendo –Dijo Mateo- Los presento, Ricardo él es Esteban, Esteban él es Ricardo.

-Lo sé, Cristina se ha encargado de decírselo a todo el mundo, de todos modos me mencionaste que vendrías con él hace unas semanas.

-Oh ¿De verdad lo hice?

-Claro que lo hiciste.

Esteban quedo sorprendido, no creyó que Mateo pudiera mencionarlo con sus compañeros, a veces podía llegar a ser bastante raro y misterioso.

-Pero bueno, no se queden aquí que ya muchos están dentro.

Ricardo siguió por un largo pasillo, la casa por dentro parecía ser mucho más grande que la pequeña fachada que se veía al exterior, antes de seguirlo Esteban tomo el brazo de Mateo para acercarlo a su cuerpo, lo tomo con sus brazos y posteriormente lo beso, uno de esos besos cortos pero que quitan el aliento.

-No hagas este tipo de cosas.

-No pude resistirme

-Que no pase de nuevo.

-Entiendo, entiendo.

Siguiendo a Ricardo por ese largo pasillo ambos entraron a una habitación que parecía ser la sala pero en ella habían 2 camas, dentro rebozada de personas conocidas y desconocidas para Esteban quien posteriormente serian presentadas por Mateo, las bebidas no tardaron en llegar acompañadas de más y más personas, aquella habitación contenía a unas 20 personas, parecía increíble pero cada una de ellas encajaban a la perfección, las risas le daban un toque alegre al lugar, nada podía ser mejor, todos eran jóvenes y cosas como estas les encantaban.

-Y bien Esteban –Dijo Ricardo- ¿Alguna de estas bellas señoritas te llama la atención?

-Esteban no tiene ese tipo de gustos –Menciono Cristina.

-¿De qué hablas? –Alguno de los presentes hablo- No entiendo a lo que te refieres.

-Es simple, Esteban prefiere a los hombres.

La habitación entro en un silencio total, Mateo estaba molesto con Cristina por ser tan imprudente, por el contrario a Esteban le daba igual, hacía ya mucho tiempo le dejo de importarle las opiniones de los demás, estaba seguro de sí mismo y eso era lo único que le importaba.

-Bueno –Dijo Ricardo- No le veo nada de malo a eso, cada quien con lo suyo.

-O no, eso es algo bastante asqueroso –Quien hablo esta vez fue un chico que había intrigado a Esteban desde que lo vio, no había estado presente durante el partido así que no había podido observar muy bien su forma de ser, si mal no recordaba su nombre era Erick.

Nuevamente el silencio reino la habitación, la mirada de Esteban no se alejaba de ese tal Erick, como le había dicho a Mateo no quería echar nada a perder, debía ser prudente y aunque estaba algo molesto por esas palabras simplemente lo dejaría pasar.

-No es así… -Dijo Mateo como si fuera un susurro- ¡No es así!

Normalmente Mateo era una persona muy impulsiva y no solía pensar muy bien las cosas que decía o hacia generando que tiempo después se arrepintiera, este momento era importante, a su alrededor habían personas muy importantes para él, las quería y las estimaba y le dolía ocultarles la verdad, por un momento, aunque fuera por un momento Mateo pensó que sucedería si todos se enteraran de que Esteban era más que solo su amigo, era su novio y con él se sentía bien, a su lado encontraba un sentimiento de calor y comodidad que nunca nadie pudo darle antes, ¿Qué podría pasar? Una parte de si le dijo “Cuéntalo” mientras que otra intentaba callarlo desesperadamente, era una lucha interna que nadie podría notar, una lucha más difícil que cualquier otra que hubiera luchado en el pasado, la decisión estaba tomada y esa parte cobarde dentro de si se ocultó tan profundamente que no se podía notar.

-¿Y qué? –Menciono Mateo mientras miraba a Erick.

-¿De qué hablas? –Dijo Erick algo molesto.

-¿Y que si es gay? ¿Tienes algún problema con eso?

-Es solo que… es algo asqueroso, como puedes preferir un pene antes que un lindo par de pechos.

-¡Erick! –Mencionaron varias personas al tiempo.

-No tiene nada de asquerosa, después de todo tu no, no decides de la persona de la cual te enamoras –La voz de Mateo sonaba algo quebrada, cuando volteo a mirar a Esteban esto le dio más coraje al verlo sonreír, sabía que estaba feliz por todo lo que estaba diciendo.

-Por favor Mateo, eso es lo más gay que he escuchado en toda mi maldita vida.

-Somos buenos amigos ¿No es así? Qué pasaría si te dijera que soy gay ¿Dejarías de hablarme por eso?

-Antes que nada te golpearía, todas esas veces que me quede en tu casa, de tan solo pensar en todas las cosas que pudiste hacerme mientras dormía me produce asco.

-¿Realmente crees que si fuera gay haría ese tipo de cosas? –Menciono mateo con un tono bastante burlesco- Eres la última persona en la faz de la tierra en la que me fijaría maldito imbécil.

-Mateo, no entiendo por qué estás tan molesto, no es como si fuera gay, solo ofendí a tu amigo.

-Me ofende, ¿Sabes la razón? Esteban no es mi amigo, ¡Esteban es mi novio!

Como un chicle, nuevamente aquella habitación quedo invadida por un silencio infernal, nadie se atrevía a decir nada; Mateo estaba tan furioso que sus manos comenzaron a temblar y su temperatura corporal comenzó a subir, era una de esas pocas ocasiones en que sus acciones habían dejado tan atónito a Esteban, si seguían así las cosas se iban a poner feas, nadie más que Esteban se atrevió a sacarlos del silencio.

-Oye tú, no sé qué cosas malas te haya hecho algún homosexual en tu vida y la verdad es que no me importa pero ¿Cuál es tu maldito problema? No es tu vida y no debería molestarte  en lo absoluto que dos personas del mismo sexo salgan a menos claro que seas de ese tipo… ya sabes de los que realmente son gays pero no tienen el suficiente coraje para admitirlo y se refugian de esto con una actitud homofóbica como la tuya, no lo sé, las posibilidades son infinitas.

Se oyeron algunas risas pero algo era seguro, ahora Erick estaba mucho más molesto que Mateo, se levantó rápidamente en dirección a Esteban, sus manos empuñadas y una mirada mortal lo acompañaban hasta que  Ricardo lo detuvo y le susurro algo que ninguno de los presentes pudo entender.

-Eso es todo lo que tengo que decir sobre eso –Concluyo Mateo- si tienen algún maldito problema con eso háganmelo saber antes de irme.

-No es necesario que te vayas, no nos has hecho nada malo y creí que después de estos 6 meses sería divertido pasar un tiempo todos juntos –Una chica de lentes hablaba al fondo de la habitación- Sabes que todos te queremos y…

-No es necesario que digas más.

Mateo salió disparado por aquel largo pasillo que habían atravesado hacia tan solo unos minutos, Esteban se limitó a agradecer por la bebida y se disculpó por las molestias de la noche mientras sonreía irónicamente.

Una vez afuera y lo suficientemente lejos de la casa de pintura verde que pudo haber sido azul Mateo de desplomo, no de una manera física si no de una manera emocional, habían tantas cosas en su cabeza que no sabía por dónde comenzar a ordenarlas todas, había dejado que todos esos sentimientos y emociones se desbordaran sin ningún tipo de restricción, pocas veces actuaba de esa manera lo cual lo hacía sentir raro e inseguro.

-¿Estas bien?

-Solo dame un momento.

-Gracias Mateo, de verdad muchas gracias.

-¿Por qué me agradeces?

-Te agradezco que me recordaras que siempre creí que eras una persona muy valiente, todo lo eso que acabas de decir fue realmente increíble, cada palabra que salió de tu boca la pude sentir realmente Mateo eso me recordó lo mucho que te quiero.

-¿Crees que los demás me sigan tratando de la misma manera?

-Si sacamos al idiota de Erick tus amigos te trataran de la misma manera, los que no te traten igual es que realmente nunca fueron tus amigos.

-Bien –Mateo sonrió- Parece que siempre sabes que decir.

-No solo sé que decir, también se lo que deberíamos hacer.

-¿Qué sugieres?

-Sígueme.

-¿A dónde vamos?

-Ven, solo sígueme.

 

                                                                                                                                                                                                   

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

¿Cómo han estado? ¿Cómo la han pasado? Yo espero que muy bien.

Espero que este capítulo les haya gustado, creo que es el capítulo que más tiempo me tomo escribir ya que desde hace bastante tenía casi la mitad pero no estaba segura de que desenlace debería llevar, al final creo y espero que todo haya salido bien.

Gracias por todas las visitas y comentarios hacen que esta escritora aficionada se sienta bien :3

Nos leemos después, ya sea en un comentario o en un próximo capítulo.


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