Capítulo II
Un simple detalle puede empeorar la situación
Terminó levantándose de la cama, poco después de haber oído los insistentes golpes contra el cristal de su ventana. Naruto se veía ansioso y sabía que si no actuaba en los próximos segundos, el rubio se atrevería a reventar el material con el puño, dispuesto a ingresar.
Nuevamente, odio el hecho de haberle sugerido esa manera de reunirse, cuando todavía eran unos niños. Brevemente, recordó esa época, cuando el revoltoso jovencito exigía constantemente su atención, y él, encantado por aquella resplandeciente sonrisa, cedía a cualquier exigencia del mencionado.
— ¡Teme! —Chilló Naruto, pegando su mejilla contra el cristal, sin despegar su mirada de la inexpresiva faz del moreno. Sasuke suspiró derrotado y finalmente abrió la dichosa ventana, invitándolo a pasar.
El rubio atravesó la abertura y aterrizó de un salto sobre el suelo, sonriendo triunfal al conseguir la atención del azabache. Sin poderlo evitar, Sasuke esbozó una encantadora sonrisa. Una pequeña parte de él, pequeñísima, adoraba ver aquellas actitudes en el rubio. Le encantaba ser la razón principal de esos gestos.
Fue durante ese momento efímero, cuando consiguió olvidar sus preocupaciones y la traición que acababa de cometer. Sin embargo, el molesto vibrar de su celular interrumpió su tranquilidad, trayéndole de vuelta a la realidad e incluso haciéndole recordar el punzante dolor en sus dedos. Naruto, curioso, volteó para contemplar el aparato y Sasuke, en un repentino arranque de desesperación, se lanzó sobre el móvil y lo ocultó entre sus manos.
—Es mamá...—Aclaró, notablemente agitado.
Naruto parpadeó sorprendido, sin poder digerir la idea que una simple llamada pudiera afectar a ese nivel a su querido e imperturbable amigo.
— ¿Ah, sí? —Preguntó, arqueando una ceja, sin creer realmente lo que el otro le decía. Sasuke supo que había cometido un grave error, cuando los ojos del rubio brillaron emocionados y hambrientos por conocer a la persona al otro lado de la línea.
— Sí...—Susurró, ocultando tras su espalda el aparato, tanteando con sus dedos sobre la pantalla, ahogando uno que otro quejido, debido al malestar en sus falanges, hasta que consiguió cortar la llamada.—... ¿Qué querías, Usuratonkashi?
Naruto había comenzado a acercarse lentamente al moreno, sin embargo, tras la pregunta del mencionado, el menor detuvo completamente sus acciones y desvió la mirada. Inmediatamente, Sasuke arqueó una ceja, recordando la manera en que el muchacho había irrumpido en su casa.
— Kiba me ha dicho que Sakura-Chan está en una relación.— Soltó las palabras con agonía, retrocediendo unos pasos, para recargarse sobre el escritorio del moreno. Sasuke dejó caer su mandíbula, obviamente sorprendido, sin poder asimilar la información. ¿La muchacha había conseguido un nuevo hombre dentro de las pocas horas que se separaron?, ¿O acaso lo había tenido desde un principio, antes de haberle abierto las piernas a él?
Una serie de preguntas se agolparon en su cabeza y por un instante, se permitió fantasear con la esperanza que la jovencita hubiera encontrado otro prospecto de pareja o mejor aún, un amante.
— ¿Cómo...?, ¿Cómo estás tan seguro?— Se atrevió a cuestionar, tomando la silla de su escritorio, para sentarse en ella, mientras el rubio se subía a la mesa y se acomodaba sobre la firme superficie, haciendo a un lado unos papeles.
— Kiba lo leyó en su página.
— ¿Y publicó abiertamente que tenía pareja?
—No... —Suspiró, dejando caer su cabeza hacia adelante.— Dijo... Que le entregó algo muy preciado y que... La forma en que se complementaron había sido... — Naturo cayó abruptamente y hurgó dentro del bolsillo de sus vaqueros. Poco después, sacó su teléfono celular y presionó la pantalla con rápidos movimientos y finalmente, le enseñó el cristal. Entonces, pudo contemplar una fotografía de la página de la fémina, en ella, efectivamente, se leía uno de sus estados.
"He confirmado sus sentimientos, me corresponde totalmente, por ello, he decidido entregarle algo muy preciado. La forma en que nos compenetramos, nadie podrá igualarla jamás, sé que nuestras vidas estuvieron destinadas desde el primer instante... Lo lamento, muchachos, creo que estoy fuera de su alcance, finalmente tengo dueño".
Cuando Sasuke terminó de leer, levantó su mirada y se vio reflejado en los afligidos ojos de su amigo. Las palabras de la muchacha eran claras, al menos, había sido sensata y no publicó abiertamente quién era el individuo del que hablaba. Sin embargo, el moreno lo sabía, claramente se refería a él. Naruto ni siquiera era consciente de que ese muchacho que había tomado a Sakura era nada más y nada menos que el egoísta que lo acompañó durante toda su infancia.
Por primera vez sintió asco de sí mismo, sin saber la identidad del sujeto, Naruto estaba destrozado, si llegaba a enterarse que el tipo era él... Lo perdería para siempre.
La sola idea lo desesperó.
— No puedes rendirte ahora.—Susurró, levantando una extremidad, para acariciar la mejilla del menor.— Conseguiré su correo y podrás enviarle mensajes... Podrás enamorarla y quitársela a ese sujeto.
Naruto esbozó una débil sonrisa y bajó de un salto de la mesa, para enrollar sus brazos alrededor del cuello del mayor. Sasuke aspiró la dulce esencia que emanaba de esa piel cremosa. Siempre había sido consciente de su amigo, pero por primera vez, comenzaba a cuestionarse sus verdaderos sentimientos por él.
—Gracias, Sasuke...—Lo escuchó decir, mientras intentaba ahogar un sollozo en vano.— ... Eres mi mejor amigo...
Sasuke apretó la mandíbula y cerró los ojos, confirmando sus sospechas, cuando su pecho se estrujó dolorosamente tras esas palabras.
Durante esa noche, Naruto sollozo y lloriqueó mil cosas incomprensibles, mientras se acurrucaba contra el pecho de Sasuke y humedecía su playera con las lágrimas, babas e incluso mucosidad que emanaban de él. Luego de unas horas, cayó dormido. El moreno se preocupó de enviar un mensaje a Kushina y después rodeó la cálida figura del rubio, para finalmente, quedarse dormido.
Continuará...