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Disenchanted por Chronophobia

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Lo que inició como un bonito romance terminó en una dolorosa ruptura.

Nos conocimos en una exposición en la que se podían apreciar hermosas fotografías de diferentes estilos, aunque lo que más abundaba era el paisajismo. Sin duda me encantaban ese tipo de exposiciones, tanto de fotografías como de cuadros, el arte era algo que me apasionaba.

Él era un fotógrafo y yo un diseñador gráfico. Cruzamos palabras en aquel lugar tras haber terminado el evento. Me había acercado para observar un cuadro que me había llamado mucho la atención cuando su voz resonó detrás de mí.

— ¿Te gusta?

Era más alto que yo, aunque era claro que muchas personas eran más altas que yo. Su cabello era un rubio teñido que comenzaba a caerse y dejaba ver sus raíces oscuras.

Asentí ante su interrogativa con una sonrisa que él correspondió inmediatamente. La foto consistía en una perspectiva de Tokio en la noche. Las luces coloridas de los restaurantes que se veían diminutas, como los carteles luminosos y los altos edificios hacían una combinación perfecta con la luna que en ese momento se hallaba regordeta y brillante.

Platicamos un poco acerca de sus fotografías durante un buen rato. En ese mismo día descubrí que se llamaba Akira Suzuki y me dio su número por si quería ir a tomar un café algún día de esos. Era más que claro que eso se interpreta como que estaba interesado en mí, aunque realmente no sentía ni siquiera atracción física correspondí al acto dándole también mi número.

Después de ese incidente la semana pasó fugaz y llegó la noche del viernes. Recibí un mensaje de Akira pidiéndome que nos viéramos al día siguiente, a lo cual no me negué.

El sábado nos encontramos en una cafetería en la cual estuvimos horas conversando y al final quedamos en continuar hablando en otra ocasión.

Me di cuenta que teníamos varias cosas en común, como la música, el amor por el arte y algunos programas de televisión.

Nuestro segundo encuentro fue después de tres días, puesto que había salido temprano del trabajo y él no tenía ninguna sesión de fotos que llevar acabo. Paseamos por la ciudad, estuvimos en el centro comercial durante un buen rato, entrando en tiendas de instrumentos pues me había contado que quería comprarse un bajo. También fuimos a algunas tiendas de ropa, aunque eso fue más por mí que por él.

Después de esa salida comenzamos a mandarnos mensajes de texto seguidos, y con ellos comenzamos a conocernos más, a frecuentarnos más y a pasar más tiempo juntos.

Después de un tiempo creí conocerlo a la perfección, sabía cuando algo lo tenía mal, o cuando ocultaba algo. Inevitablemente comencé a sentir una atracción hacia él, y a pesar de saber que le gustaba los chicos decidí mantenerlo en secreto.

Después de año y medio me confesó que le gustaba, en una de nuestras tantas salidas por la noche. Habíamos subido a un mirador en el cual se podía ver la ciudad y el montón de luces que la alumbraban. Inmediatamente reconocí ese lugar, era el cual estaba capturado en la fotografía que más me había gustado de él.

— ¿Sabes…? Hace tiempo que quería decirte algo… —Murmuró antes de tomar mi mano. — Me gustas… desde el primer momento que te vi sentí una fuerte atracción hacia ti.

Aquello sin duda me había hecho terriblemente feliz, y tuve la esperanza de que sería una hermosa relación llena de amor y pequeños detalles cursi. Tal vez no debí pensar de esa forma.

La relación comenzó como si fuera sacada de un libro. Mensajes de texto antes de dormir y al despertar, caminatas tomados de la mano, cenas, risas, besos, caricias, amor. Sin embargo después de aproximadamente cinco meses comenzó a cambiar. Los mensajes comenzaron a desaparecer poco a poco, los besos ya no eran iguales, eran tan vacíos, palabras sin sentido, cada vez menos tiempo juntos y el tiempo que pasábamos él era distante. Al principio creí que era mi imaginación, pero tras hacer el año juntos entendí que no era algo momentáneo. Aun así intenté convencerme de que tendría solución.

Decidí tomar una oportunidad y le sugerí un viaje a Estados Unidos, puesto que sabía que siempre había querido ir ahí y no se negaría. Efectivamente no se negó, con los ahorros que tenía logré realizar un viaje de unos cuantos días a Estados Unidos y por un momento creí ver mi victoria.

Al estar en el país gringo todo parecía marchar bien, de nuevo las palabras bonitas regresaban, mas al segundo día de estar ahí todo volvió a la triste y sofocante realidad, aunque esta vez un poco peor. Me ignoraba, él fingía no hacerlo y de muy crédulo pensó que no me di cuenta, pero lo hacía. Lo único que hacíamos era visitar lugares sin descanso, cualquiera diría que así es un viaje de turismo, pero no, ni siquiera me dirigía la palabra, eran escasas las veces en las que lo hacía.

Después de ese abominable viaje regresé a Japón más deprimido de lo que había salido. Dejé de esforzarme por mantener estable la relación, al punto de que apenas nos veíamos tres veces por mes. Llegamos a los dos años juntos casi arrastrándonos, pues eso no podía llamarse relación.

Al parecer se había dado cuenta que había dejado de insistir pues un día llegó a mi casa con una perfecta actuación que en aquel entonces me creí.

—Taka… algo ha cambiado en ti por mí —Murmuró con lágrimas surcando sus ojos. —Estás distante… frío. Y no sé qué he hecho… pero te dejaré solo por ahora si eso es lo que quieres.

El pecho me oprimió, verlo de esa forma me hacía sentir culpable, me hacía creer que yo había causado todo aquello.

—¿Eso es lo que quieres…? —Continuó. —¿Sabes por qué te dejaré solo…? Porque me importan tus sentimientos más que los míos.

Me eché a llorar en ese momento, no soportaba aquellas palabras que parecían incrustarse en mi corazón. Nos abrazamos, nos besamos, hicimos el amor como no lo habíamos hecho en mucho tiempo… caí en su trampa justo como lo hice desde el inicio.

Como si de una droga se tratase sentí como mi vida volvía a tener sentido. Volvía a tener una sonrisa boba en la cara y todo lo que hacía con mis amigos era hablar de él, a pesar de que para ese entonces Yuu, mi mejor amigo, ya lo odiaba.

Llegó el aniversario de dos años y medio, entonces volvieron a decaer las cosas. De nuevo palabras vacías, besos secos y las lágrimas regresaron junto con las ojeras, sin embargo ésta vez fue peor pues las veces en las que se quedaba a dormir en mi casa terminaban en una pelea hasta altas horas de la madrugada.

De nuevo nuestra relación era un desastre, y me sentía tan estúpido ya que muchas veces él tenía lágrimas falsas en sus ojos que yo me tragaba tan fácilmente.

Durante la secundaria me la pasaba deseando una relación hermosa y duradera, una como lo fue el inicio de la nuestra, y si mi yo de hace varios años atrás me viera probablemente estaría decepcionado de mí.

Durante un tiempo descuidé mi aspecto. Grandes bolsas debajo de mis ojos aparecían con un marcado color morado, por lo que comencé a usar gafas de sol que me tapaban gran parte del rostro. Mi cabello se volvió un desastre, bajé de peso debido a que dejé de alimentarme correctamente, nuevamente él me estaba matando. Incluso las peleas ya eran sin ganas, parecía más una rutina necesaria.

Simplemente no podía continuar, así que en una de nuestras tantas peleas decidí terminar con eso.

—Vete… —Dije sin ánimos. —Sólo vete.

—¿Qué?

—Lárgate —Las lágrimas comenzaron a nublar mi vista una vez más. —¡Vamos, huye! ¡No te quiero ver más!

—¿De qué estás hablando? Taka…

Se acercó a mí con intención de abrazarme, sin embargo retrocedí y le di la espalda.

—Vete… —Repetí entre sollozos.

Era claro lo que intentaba explicar, no tardó más en entenderlo y se fue dando un portazo.

Debo decir que esa noche lloré tanto que sentí que no volvería a llorar nunca más. Aquella relación me había afectado tanto, me había demacrado y me había matado por dentro. Huí de Japón, decidí irme a vivir a Inglaterra con una pequeña pero significativa ayuda de mi mejor amigo para conseguir un lugar dónde quedarme y un trabajo.

Y sin embargo nada importó después de haberme ido, ese había sido un adiós.

Notas finales:

Lo siento por esto, quedó medio caca, pero bueno, tenía ganas de escribir algo así y pues ñeh :'v.


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